Corriendo una vez más, pero esta vez en la dirección opuesta de hace solo unos minutos, después de leer esa carta Sasuke no dudó salir corriendo de ahí para ir a buscar a Naruto a su hogar. Con los cabellos alborotados por el viento invernal y también por la velocidad en la que corría, además que con el corazón acelerado por su actividad física y por tantos sentimientos y emociones. Sasuke Uchiha llegó a la casa de Naruto después de esa carrera, con la carta que leyó en su mano derecha, se detuvo justo en frente a la casa del rubio, tratando de calmar su respiración y lo agitado que estaba. Caminó lentamente hacia la puerta suspirando lentamente para calmarse. Tocó el botón del timbre, ahora sintiendo nervios casi inexplicables… ¿Qué palabras usaría cuando viera al rubio? El azabache tragó saliva, solo podía esperar que le abrieran la puerta…
Nada… ya había tocado el timbre una decena de veces y no había respuesta ni nadie le abría la puerta… ¿Acaso Naruto habría salido a algún lado? ¿O era que el de ojos azules no le quería abrir la puerta? Nada era seguro… El ojinegro desistió de tocar la puerta y se sentó en el pórtico de la casa, volvió a leer la carta que Naruto le había escrito con su propia letra, era… una carta tan bonita. Una pequeña pero sincera sonrisa se formó en los labios del azabache, guardó la carta dentro del sobre color amarillo donde la encontró y la guardó el bolsillo de su chaqueta que por suerte era lo suficientemente grande. Dio un suspiro viendo su aliento formarse en el aire como pequeña nieva blanca y se dio cuenta de una cosa: “El invierno sin Naruto… sinceramente es mucho más frio sin él” pensó para sí mismo. Minutos después de seguir esperando a que el rubio apareciera se le prendió el foquito, tomó su celular entre sus manos que suerte no haber borrado el número de Naruto! Por alguna razón no se atrevía a hacerlo… ahora estaba contento de no haberlo hecho.
Dos veces, dos llamadas en las que Naruto no contestaba, el celular timbraba pero luego entraba al buzón de voz, ahí era donde el pelinegro colgaba y volvía a marcar. Cuatro fueron las llamadas sin contestar, al final de la cuarta llamada Sasuke se puso de pie y caminó hasta el patio delantero de la casa, espero ahí otros cinco minutos y luego ya se fue a su propio hogar, mientras caminaba por las blancas calles de los suburbios tocaba la carta en su bolsillo de vez en cuando para asegurarse que nunca más se le pierda. “Si no es hoy, entonces mañana Naru…” dijo al viento antes de entrar a su hogar.
Más o menos una hora y media después de haber salido de su casa o mejor dicho, después de que su madre lo llevara a la clínica, cuando vio que no podía caminar bien… Naruto ya por fin entraba a la comodidad de su habitación, con una venda en su pie, debajo del calcetín y también con un embase de crema para el dolor en su mano, la verdad no era para tanto… solo era una pequeña torcedura de tobillo, no era tan grave como la de los futbolistas ¿no? Como sea… igualmente ahora se sentía mejor y ya no le molestaba caminar, el rubio puso la crema en su velador al lado de su cama y luego fue por su mochila, no había tenido tiempo ni de sacar su teléfono celular ya que ni bien su madre lo vio caminando algo torcido se lo llevó en el auto hacia rumbos médicos. “Bueno, así son las madres…creo” pensó para sí mismo sonriendo. Sacó todos sus libros y cuadernos, finalmente su celular cayó rebotando sobre la cama, el rubio lo tomó en sus manos y vio que tenía varias llamadas perdidas… “Son… son de Sasuke” dijo para sí mismo, sonrojándose de inmediato, el recuerdo del beso que le robó estaba intacto en su mente. No pudo evitar besarlo, tenía ganas tremendas de hacerlo y se dejó llevar… y ahora tenía llamadas de Sasuke… Sasuke quería hablar con él, eso era obvio.
Por casi diez minutos el pequeño rubio se quedó sentado mirando el celular con el típico “Lo llamo o no lo llamo” era algo clásico sí, pero era justo así como se encontraba nuestro protagonista, no sabía exactamente si llamar a Sasuke o dejar pasar otro oportunidad de hablar con él… “No… no sería justo que desaproveche otra oportunidad y es él quien me llamó entonces…” pensaba el de ojos azules apretando el celular con sus manitos, al final no se atrevió a llamar, se sentía muy tímido para hacerlo, sin embargo si le envió un mensaje, por lo menos así Sasuke no escucharía su voz tímida y entrecortada.
En la habitación de Sasuke Uchiha, este se encontraba haciendo sus tareas escolares sentado en el escritorio, mientras que su primo menor estaba recostado en la cama usando la laptop, chateando con sus amigos y también con su cerecita, como le encantaba decirle. De pronto el timbre de mensaje entrante sonó e hiso que Sasuke se desconcentrara, cuando vio que era un mensaje de Naruto soltó el lápiz que tenía en la mano y agarró el aparato con las dos manos para leer mayor con atención. “Hola, me llamaste algunas veces hoy… acabo de llegar a casa por eso no te contesté ¿pasó algo?” ni bien el de ojos negros terminó de leer el mensaje le contestó.
S: Hola, quería verte ahora en la tarde, pero veo que no pudimos… en fin, quisiera que habláramos mañana después de la escuela ¿te parece bien?
N: ¿Hablar sobre qué?
S: Mañana te cuento, es algo importante Naru, dime que sí, por favor.
N: Bueno, está bien. Mañana después de la escuela hablamos, solo dime en donde.
S: ¿Te parece si nos encontramos en el parque?
N: ¿Ese parque Sasuke?
S: Sí, en ese parque. Cerca a los columpios ¿bien? A las 4 y media.
N: Mmmm, bueno ya. Nos vemos ahí mañana.
S: Sí, hasta mañana Naruto… cuídate.
N: Hasta mañana Sasuke.
Cuando el azabache leyó el “hasta mañana” de Naruto, ya sentía como su corazón corría emocionado, no había dudas… aún estaba enamorado de Naruto, nunca dejó de estarlo. Sin poder evitarlo buscó una foto de Naruto que tenía guardada en la galería de su celular. La sonrisa de niño bueno… esas mejillas sonrojadas… y esos ojos azules como el cielo. Todo en Naruto era hermoso… Sasuke hiso algo que antes le hubiera parecido muy tonto: embelesado mirando la foto de Naruto, le dio un beso a la foto, aunque sus labios solo tocaron la pantalla. Y hablando de cosas tontas y cursis…
- Oye Sai ¿me dejas usar la laptop?
- Espera un rato primo, estoy en la mejor parte.
- Pero necesito usar el GPS, tengo que buscar una… tengo que encontrar algo importante.
- Pues usa el GPS de tu Smartphone, tontito.
- Oh es cierto, a veces se me olvida que lo tiene.
- Jaja ¿acaso saldrás ahora? Ya va a oscurecer.
- Mmmm… no creo que salga ahora, si no se va a marchitar…
- ¿Qué dijiste?
- Ah… nada, que voy a salir mañana después de la escuela.
- ¿Entonces no vas a estar en casa hasta la tarde?
- Aja… ¿por qué?
- Mmm… por nada.
Sasuke no quiso insistirle a su primo y se dedicó en encontrar lo que buscaba, afortunadamente una de esas tiendas no estaba lejos de la escuela, así que ahí iría mañana antes de encontrarse con Naruto en el parque. Aunque era cursi… el azabache esperaba que fuera un bonito detalle y que a Naruto le gustara.
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El día de clases había llegado a su fin, el día había pasado prácticamente normal. Claro, lo normal desde que Naruto y Sasuke ya no eran novios. Excepto que un par de veces que se encontraron en la cafetería o en el pasillo de la escuela, ahora si intercambiaron miradas el uno al otro y hasta se dijeron un pequeño hola cada uno, tratando de sonreír sin parecer bobos. Pero como habían quedado se encontrarían a las 4 y media en el parque donde se habían declarado hace tiempo y donde fue su primer beso. En la salida de la escuela, Naruto vio a lo lejos a Sasuke, estaba yendo hacia una dirección opuesta a su casa… ¿Qué estará tramando? Se preguntó, pero sus preguntas se quedaron ahí ya que las voces de Kiba y Neji lo interrumpieron. Ambos castaños querían que el rubio los acompañara a comer unas donas con ellos y luego ir a jugar hockey sobre hielo. Pero Naruto amablemente les dijo que no, si los acompañaba estaría ocupado hasta la noche. Los castaños también le preguntaron a Gaara, pero el pelirrojo también rechazó su oferta amablemente, ya tenía planes para esa tarde. Ante el rechazo de sus amigos, decidieron posponer el juego para otro día, pero sí fueron a comer donas de todas formas y se llevaron a Hinata con ellos. Mientras que Naruto y Gaara regresaban a casa por el mismo camino y caminando juntos, no intercambiaron muchas palabras, cada uno estaba concentrado en sus propios pensamientos, así que no se sintieron incómodos durante esa silenciosa caminata.
Ya al fin, las 4 y media de la tarde. Naruto había llegado temprano y caminaba tranquilo e impaciente a la vez por el parque, esperando ver a Sasuke en cualquier momento. Se sentó en una banca cerca a los columpios que en esos momentos estaba lleno de niños jugando, mientras los minutos pasaban Naruto intentaba calmarse ¿de qué quería hablar Sasuke esta vez? ¿Le reclamaría del besó que le robó el día anterior? Pensar en eso lo hiso sonrojarse. No habían pasado ni diez minutos desde que Naruto había llegado, pero le pareció un poco extraño que Sasuke no estuviera ahí temprano, él que era puntual la mayoría del tiempo.
- Naruto… -escuchó la voz de Sasuke desde atrás.
- H-Hola Sasuke… ya me preguntaba si vendrías.
- Claro que sí, disculpa la demora.
- Bueno… ¿de qué quieres hablar?
- Mmm… ¿te gustaría que fuéramos a otro lugar?
- Aquí está bien -dijo de nuevo inocente el rubio.
- Me refiero a un lugar con menos gente Naru… quiero hablarte de algo importante.
- Ehhh… yo creo que está bien… vamos.
Naruto se puso de pie y se dio cuenta que el azabache aun tenia puesta su mochila, ósea que no la había dejado en su casa, el rubio siguió al pelinegro hasta un lugar del parque que no estaba muy poblado, debajo de un árbol… de una forma ese lugar le parecía familiar, como si ya antes hubiera estado sentado ahí. Se sentaron en la nieve uno al lado del otro.
- Mmm… aquí está un poco frio ¿tenemos que sentarnos en la nieve Sasuke?
- Pero es que es muy bonito este lugar.
- Bueno, ya dime, hay que conversar.
- Está bien… ¿por dónde empiezo? -se preguntó para sí mismo en voz alta.
- Puedes comenzar por el principio.
- Sí… lo siento, en serio lo siento Naruto.
- ¿Por qué?
- Tú y yo sabemos por qué -le dijo mirándolo a los ojos.
- Primero no te conté lo del beso de Sai y luego te grité sin pedirte explicaciones, me encerré en una burbuja.
- …Yo… yo también tuve la culpa de algunas cosas…
- Pero yo fui quien no te dejó hablar ese día… y también me porté muy frio antes de contarte del beso, tú te diste cuenta ¿verdad?
- Claro que me di cuenta… no eras el mismo Sasuke que me abrasaba y me daba todo su calor… -dijo bajando la mirada.
- Lo siento Naru, en serio perdóname, hice cosas que un verdadero buen novio no haría.
- No… no eras un mal novio… solo te equivocaste, pero sé que me querías mucho ¿no? -preguntó muy tímido el más pequeño.
- Claro que te quiero, tanto que no me atreví a contarte el beso que Sai y yo nos dimos… no quería romperte el corazoncito, eres muy especial… pero igual al final terminamos mal…
- Yo también, yo fui quien te terminó a ti… no debimos hablar todo enojados esa vez…
- Es cierto… Naruto, sí me besé con Sai pero la verdad es que no fue lo mismo, contigo es totalmente diferente, yo a ti… yo a ti te amo.
- Yo… yo también te amo Sasuke, te amo mucho -dijo ya sin resistir a abrirse a sus sentimientos- Yo cuando besé a Gaara te prometo que solo fue para molestarlo, era solo un juego, pero no debí hacerlo.
- De acuerdo, ya pasó todo eso Naruto -le regalo media sonrisa, ya que también estaba muy conmovido.
- ¿Me perdonas? -pronunció con una vocecita irresistible e inocente.
- Tú perdóname a mí… te amo Naruto.
- ¡Sasuke! -sin más el rubio se lanzó a los brazos de Sasuke, sintiendo por fin el calor del azabache, ese calor tan único y placentero… tan pacifico.
- ¿Entonces ya nos perdonamos los dos?
- Sip, claro que sí.
Estuvieron abrasados por un buen rato, al fin después de tantos días se perdían en el contacto de dos enamorados, entregándose todo ese amor que tenían reservado uno al otro, todo ese amor escondido y reforzado que se tenían en esos días de silencio. El azabache besó en la mejilla a su lindo rubio y luego se separaron. Sasuke abrió su mochila de ahí sacó la carta de Naruto y también una caja algo larga.
- Ayer, después del beso que me diste fui corriendo a buscar tu carta, no la había leído antes.
- Entonces… no me dejaste plantado… ¿no la habías leído? -preguntó algo confundido.
- No, pasó algo antes que llegara yo a la casa y no encontré tu carta, ayer después de ese beso recién la encontré en la nieve.
- Qué vergüenza… perdón por acusarte mal, soy un impulsivo…
- No pasa nada Naru… ya te había perdonado cuando te cargué. Tu carta me gustó mucho, en serio que sí.
- ¿Te gustó? -sonrió emocionado.
- ¡Claro! Eres la única persona que ha despertado el amor en mí, solo te quiero a ti como mi novio…
- Que… que bonito hablas.
- Por eso… -el azabache le extendió la caja al rubio, entregándosela- te traje este regalo, porque te amo.
El rubio abrió la caja con cuidado, encontrando en su interior una rosa, una hermosa rosa roja, perfectamente cuidada y sin marchitar. Que lo hiso sonrojarse, solo había visto eso en las películas.
- Sasuke… es hermosa ¿Dónde la encontraste? ¡Es invierno!
- Fui a una florería y la compre… sé que es muy tonto y cursi pero…
- No me importa si es muy tonto, me encanta.
- Qué bueno -se sonrojó el azabache.
- La guardaré en mi habitación, tal vez se marchite en unos días, pero siempre me acordaré de este regalo, eres genial.
- ¿Puedo besarte? Me muero por hacerlo…
- Sasuke… ¿Qué te cuesta callarme con uno de tus besos? -se acercó, estando sus caras muy cerca.
- Es que no quiero interrumpirte, hablas muy bonito… ¿quieres volver a ser mi novio?
- Totalmente sí, te amo Teme -le dijo con una sonrisa muy alegre justo antes de besarse.
Los dos enamorados se besaron con mucho cariño, amor… el azabache con la carta en la mano y el rubio con la rosa en la suya, mientras que sus labios expresaban el amor que se sentían y también la alegría de al fin volver a estar juntos. Esa tarde de invierno fue una de las menos frías del año.