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Ese chico... llamado Sasuke por Bad boy x3

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Notas del capitulo:

Y entonces, después de casi dos meses estoy de regreso >w< en serio, fuera de estar triste o algo por el estilo estoy muy contento de haber regresado con un nuevo capítulo, un capítulo que disfruté mucho haciendolo y que necesitaba escribir :D

Las heridas del corazón fueron las más dificiles de curar, pero ya se me sanaron :3 solo espero no volver a estar triste, cuando estoy así me cuesta demasiado escribir u.u

En fin! :D como seguia diciendo, estoy feliz de haber regresado, dije que estaría con este fic hasta el final y eso haré. Gracias infinitas a todos mis lectores que me han insistido a que continue :3 A leer amigos!!

Ambos chicos recostados en la cama del menor, besándose con tantas ganas y dejando los libros a un lado. Sai que estaba debajo del pelirrojo, acariciaba el cabello de su novio mientras movía su tierna lengüita a la hora de besar, mientras que Gaara ya se había convencido que estaba cayendo en la “trampa” de su travieso gatito a la hora de “enseñarle” sobre educación sexual, pero a la vez eso le gustaba, si Sai quería aprender sobre el sexo, entonces él como su responsable novio tenía el deber de enseñarle de manera personal y en que ambos lo disfruten, además… Gaara debía aceptarlo, le tenía muchas ganas a su sexy gatito… ganas que la mayoría de las veces reprimía pensado que su noviecito era solo un niño, pero… el gatito ya había comenzado a crecer, no todos los niños con doce años recién cumplidos besaban tan rico usando la lengua… Si Sai quiere que le enseñen sobre sexo… Gaara estaría dispuesto a hacerlo.


-      Ahh Gaara… -dijo el pequeño luego de separarse de ese intenso beso.


-      ¿Quieres saber que es el sexo gatito? -dijo Gaara antes de empezar a besar el delicado cuello de Sai, succionando y lamiendo esa suave piel.


-      Ahh… sí, sí quiero… quiero saber qué es el sexo.


-      Entonces yo te voy a enseñar lo que sé sobre eso.


-      Sí por favor… cerecita te quiero mucho.


-      Y yo a ti, mucho más.


-      No, yo más a ti -le respondió sonriendo.


-      Jaja, que yo te quiero más.


-      No es cierto, yo te amo mucho más.


Era divertido, como de un momento algo caliente, Sai lo había convertido en un juego, esa era una de las características que más le gustaban al pelirrojo, que Sai podía ser un pequeño curioso y adelantado para su edad… pero aún así conservaba la inocencia y picardía que lo caracterizan.


-      ¿Y entonces vamos a leer juntos? -preguntó el menor.


-      Oh, no vamos a necesitar los libros, puedes guardarlos mejor.


-      ¿En serio?


-      Sí… quiero enseñarte en la misma práctica… a menos que tú no quieras -dijo nervioso el mayor.


-      ¿Estás loco? ¡Claro que quiero! Yo tenía miedo de que me dijeras que solo leeríamos.


-      Oh… Jajaja.


Sai con una gran sonrisa en su carita, tomó los libros y los guardó todos en su mochila, luego para dejarla a un lado y sin menor importancia, regresó a la cama para sentarse con su cerecita, nuevamente juntos, se tomaron de las manos, pero el menor por la emoción y sin poder contenerse se lanzó a besar a su novio, por la rapidez de la intrépida acción, Gaara perdió el equilibrio y ambos cayeron sobre el piso alfombrado de la habitación, por unos segundos se rieron de la caída, Sai había aterrizado sobre Gaara, pero luego las risitas se silenciaron por más besos, los dos se dejaban llevar por las ganas que se tenían y por el amor que sentían uno por el otro, inconscientemente, se encontraban en una posición bastante comprometedora, el culito firme de Sai rosaba con el miembro del pelirrojo, el cual despertaba más a cada segundo.


-      Ahhh, cerecita… quiero que me toques -le pidió el pequeño con las mejillas muy rojitas.


-      ¿Quieres que toque tu cuerpecito?


-      Sí… me hace sentir cosquillas por todos lados y… hace que mi pilín se ponga duro.


-      Está bien -Gaara le dio un piquito a su peque.


Las manos suaves del pelirrojo empezaron a recorrer lentamente el cuerpo del menor, empezando por la espalda, la cintura y luego las nalguitas y las piernas. El gatito suspiraba por aquellas sensaciones que tanto le gustaban, mientras sentía que su penecito crecía y se le ponía durito. Gaara lamía y mordía la oreja derecha de su minino, mientras que metió sus manos por debajo de la camiseta de este, solo para sentir esa piel tan delicada y fina, manoseó toda su espalda y luego fue por su vientre y pecho, encontrando dos botoncitos suaves, los cuales empezó a piñizcar suavemente.


-      C-Cerecita… ahhh… eso se siente tan raro…


-      ¿Pero te gusta?


-      Sí… se siente raro pero… ahhh…


-      Quítate la camiseta -el pelirrojo le quitó la prenda superior rápidamente, ahora sí teniendo el torso desnudo del menor a plena vista.


-      Ahhh… mientras juegas con mis pezones… mi pilín se pone más duro…


-      Lo sé, el mío también está muy duro.


-      ¿Puedo verlo?


-      Sí… solo dame un minuto más.


En esa posición de semi-recostados en la alfombra, Gaara comenzó a darle punteadas por sobre la ropa al culito de Sai, ya que lo tenía tan pegadito a su pene, queriendo imitar una penetración, el pequeño se estremecía, no estaba seguro de por qué estaba tan excitado, pero le gustaba… todas esas sensaciones eran placenteras y quería continuar sintiéndolas. Luego de terminar de jugar con los sensibles pequenes de Sai, Gaara no se reprimió al deseo de chuparlos, así que abrazó a su pequeño y empezó a chupar uno de los pezones de esté. Sai empezó a gemir… ya no eran solo suspiros, ahora eran gemidos, eso solo le daba más deseos al mayor de seguir con su labor de excitar a su noviecito, así que no paró de chupar los pezones tan delicados y rosaditos de Sai.


-      Gaara, espera… yo… tengo ganas de ir al baño.


-      Tranquilo, déjalo salir, no va a pasar nada malo.


-      Pero… me voy a orinar… -dijo el pequeño, preocupado.


-      Relájate, no es orina, te lo prometo.


-      Yo… ¡Ahhh! ¡no puedo parar! ¡Lo siento!


Sai se abrazó con fuerza a su novio y empezó a gemir más fuerte mientras sentía como latidos en su pilín. Gaara se dio cuenta de los espasmos de su gatito y le dio un besito en la mejilla, eso era lindo… lo había hecho llegar al orgasmo. El pequeño se dejó caer en los brazos de su cerecita, se sentía algo más cansado ahora.


-      ¿No me hice pipí? -preguntó casi susurrando.


-      No, lo que acabas de hacer es eyacular.


-      ¿Eyacular?


-      Sí… ¿recuerdas cuando a mí me salió lechita del pene ese día?


-      Sí me acuerdo.


-      Pues eso es eyacular, a esa lechita se le llama semen y sale cuando uno está muy excitado.


-      Ósea ¿cuando uno se siente tan pero tan bien que te dan ganas de ir al baño?


-      Jaja, pues sí… se podría decir que sí.


-      ¿Entonces a mí también me salió lechita?


-      Semen, su nombre es semen.


-      Pero lechita suena más bonito -le sonrió.


-      Bueno, entonces vamos a ver si te salió lechita.


Gaara le indicó a Sai que se pusiera de pie, mientras que el pelirrojo se arrodilló delante de los pantalones del pelinegro, desabrochó el botón y lo bajó todo y con ropa interior, viendo el pene del menor ahora dormido, pero sin ningún rastro de semen.


-      Pues no, no te ha salido… creo que aún no te sale semen.


-      ¡¿Y eso es malo?!


-      No, no te asustes gatito, te va a salir cuando crezcas un poquito más.


-      Ahh… bueno, entonces ya no me asusto.


-      Entonces tuviste un orgasmo seco -le sonrió enternecido.


-      ¿Qué es eso?


-      Cuando eyaculas pero sin que te salga el semen.


-      Orgas… Orgasmo… que palabras tan raras y la otra con E, también es rara.


-      Jaja, no te preocupes por eso, son solo palabras.


Bueno… Cerecita, ahora… yo quiero ver cómo te sale lechita a ti -le pidió de manera picara. Gaara tragó un poco de saliva y le acarició el cabello a su novio, para luego ponerse de pie e ir a sentarse al borde de la cama del menor. El pelirrojo de piel clara se quitó la camiseta y luego los pantalones y calcetines, quedándose solo en sus bóxer color azul oscuro, “Ven gatito, ya puedes pedir tu lechita” le dijo de forma tranquila pero por dentro de una forma también algo pervertida. El más pequeño le sonrió, se puso en cuatro patas sobre la alfombra y se puso a gatear hasta llegar donde su novio, poniéndose entre las piernas del que estaba sentado en el borde de la cama. Sai arqueó su espalda, ahora estaba frente los bóxer de Gaara y con una sonrisa de niño bueno empezó a frotar ese bulto bien marcado con sus manitas.


-      Ahh… ahh… -gemía despacio el mayor.


-      ¿Te gusta así cerecita?


-      Sí…


-      Ahora quiero que te quedes desnudo, por favor.


-      Dale, puedes quitarme la ropa interior –le dijo acariciándole el cabello.


Sai no perdió el tiempo, tomó los bordes de la ropa interior y los bajó, hasta dejar completamente desnudo a su novio, viendo lo hermoso que era estando así. A Sai se le pusieron las mejillas rojas, volvió a tomar el pene de Gaara con su mano derecha y comenzó a masturbarlo directamente, de arriba hacia abajo y lentamente. Mientras los minutos pasaban, el pequeño miraba las expresiones de su novio, a veces parecía que le dolía, pero Gaara ya le había explicado que esas muecas no eran de dolor, eran porque le gustaba y sentía placer. Entonces al gatito se le prendió el foquito, relamió sus labios para dejarlos húmedos y luego le dio un besito a la punta del pene de Gaara, el cual dio un pequeño salto por tal sensación.


-      Jaja, diste un salto ¿Te gustó?


-      Sí… podrías…


-      ¿Qué? Dímelo Gaara –el más peque sentía mucha curiosidad.


-      ¿Podrías lamerlo… y chuparlo como si fuera una paleta?


-      Mmmm… ¿No te daría asco?


-      Claro que no. A mí me encantaría si lo haces.


-      ¿Eso se siente rico?


-      No lo sé… nunca me han hecho eso.


-      Dale, vamos a descubrirlo.


Luego de decir eso último mientras sonreía, el pequeño le dio una rápida lamida al pene de Gaara, luego le dio otra y otra más. Sai se acordó de como comía los helados, tal vez chupar el pilín de su cerecita sería algo parecido a eso, así que el pelinegro empezó a chupar como si estuviera comiendo un como de helado, metiéndose la cabecita del pene entero en su boca y usando su lengua, lo que hiso que Gaara se retorciera de placer. Su pequeño estaba haciendo un trabajo excelente para ser su primera vez, además sentía que el orgasmo le llegaría muy pronto.


-      Sai… me va a salir leche…


-      Entonces no me detendré, quiero saber cómo sabe tu lechita.


-      Ahhh –gimió sonrojado- ¿El gatito quiere su lechita?


-      Sí quiero, dámela.


Sai volvió a meterse el pene de Gaara en la boca y a lamer con su lengua, intentó meterlo más adentro para que la leche no se le escapara, tenía toda la curiosidad de saber que sabor tenía. Gaara miraba a Sai desde arriba, acariciaba su cabeza mientras el pequeño seguía con su labor, el pelirrojo estaba tan excitado, era una de las escenas más importantes de su vida, sus primeras experiencias sexuales y lo estaba haciendo con el niño quien amaba, se sentía realmente afortunado. Cuando sintió que ya no podía aguantar más se tapó la boca con una mano para no gemir muy fuerte y eyaculó en la boquita de su pequeño Sai. Luego, Sai sacó el pene de Gaara de su boca y por instinto tragó ese líquido espeso, tenía un sabor demasiado extraño y peculiar, nunca había saboreado algo como eso. Gaara se dejó caer de espaldas contra la cama, ese había sido uno de los mejores orgasmos de toda su adolescencia.


-      Ahhh… sabe muy raro… y medio salado –dijo el menor limpiándose los labios con la mano.


-      Ahh… ¿en serio? –preguntó aun viendo estrellitas.


-      Sí… pensé que era más dulce… pero ya que importa.


Gaara estaba con los ojos cerrados y boca arriba, no quería dormirse, pero eyacular tan rico en serio que lo había dejado un poco agotado, descansaría un minuto más y luego volvería a la acción. De pronto sintió un cuerpecito recostarse sobre él, abrió los ojos y vio a Sai sonriéndole, completamente desnudo sobre él.


-      Cerecita… la maestra dijo que cuando dos personas que se aman y están desnudas es porque van a hacer el amor ¿Vamos a hacerlo ahora?


-      Hacer el amor… claro que me gustaría hacerlo contigo –le sonrió.


-      Yaaay –dijo animado el menor.


-      Pero… ¿no necesitaría un condón? –dijo Gaara pensando en voz alta.


-      ¿Un qué? ¿Para qué sirve eso?


-      Nada, ahora no tiene mucha importancia, te lo explicaré después.


-      ¿Pero para qué sirve esa cosa que dijiste?


-      Ehhh… es para que las chicas no salgan embarazadas y otras cosas.


-      Pero yo soy un chico, no una chica –dijo haciendo puchero y frunciendo el ceño.


-      Sí y eres el chico más lindo del mundo –le acarició la mejilla- no necesitamos un condón ahora, es nuestra primera vez de los dos.


-      Bueno, pero ya sabes que no puedo tener bebés… y tú tampoco.


-      Lo sé, lo sé –se rascó la cabeza de vergüenza- ya olvídate de eso. Hagamos el amor.


-      Sip –volvió a sonreír, abrasando a su pelirrojo.


Ambos se pusieron a darse piquitos y a rodar por la cama desnudos, sentían como un cosquilleo demasiado agradable les recorría y además que sus erecciones volvían muy fácilmente. Después de besarse y hacerse carias por un buen rato, Sai quedó abajo y Gaara arriba, estaba algo nervioso, pero se sentía listo.


-      ¿Y ya hicimos el amor? –preguntó con inocencia el pequeño.


-      Jaja, no… no hemos hecho el amor todavía.


-      ¿Entonces qué tenemos que hacer?


-      Mira, yo meteré mi pene aquí –Gaara llevo su mano hasta el culito rosadito de Sai- tiene que entrar en tu culito.


-      ¿Ahí? ¿Pero me va a doler?


-      No te mentiré, al principio le puede doler un poco, pero si lo hacemos bien luego solo sentirás placer, te lo prometo.


-      Dale… pero no lo hagas muy fuerte… ¿Estás seguro que se sentirá rico?


-      Sí, solo tenemos que hacerlo bien y con cuidado.


-      Y con amor, no te olvides del amo –le sonrió.


-      Sip, con mucho amor para mi hermoso Sai.


Ambos se dieron un húmedo beso en la boca, mientras Gaara acariciaba el precioso cuerpo de Sai, sentía su piel tan finita y suave y que decir de sus labios, eran tan tibios, dulces, tan infantiles… en serio que Sai volvía loquito de pasión al mayor. Al separarse de ese besito Gaara le indicó a su peque que se pusiera como la otra vez, arrodillado en la cama y enseñándole el culito. Sai le hiso caso y Gaara fue detrás de él, tomándolo de la cintura y mirando fijamente ese culito tan lindo… esas nalguitas perfectas, blanquitas y firmes, de solo pensar en hacerle el amor al pequeño Gaara sintió que se ponía muy duro otra vez.


De algunas cosas que Naruto le había contado sobre sus experiencias sexuales, decidió guiarse el pelirrojo, primero separó las nalguitas de Sai para ver esa tierna y rosada entradita, el mayor se puso rojo por milésima vez en el día y relamió sus labios, estaba algo ansioso por empezar.


-      ¿Y ahora qué hago Gaara?


-      Quédate quieto gatito… voy a lubricarte un poco primero.


-      ¿Y eso qué es? –era obvio que todo eso era nuevo para el lindo pelinegro.


-      Es para que no te duela tanto, no quiero lastimarte.


-      Creo que ya entiendo, bueno hazlo, quiero hacer el amor ya, no te demores mucho.


Gaara volvió a sonreír, le regaló una sonrisa tierna a su gatito pensaba en lo lindo que sería tener su primera vez con él y el momento ya había llegado. Metió su dedo medio en su boca y lo chupó, tenía que dejarlo muy húmedo, así es como se lo había indicado Naruto y él tenía mucha más experiencia en esas cosas. Llevó el dedo húmedo hacia el culito de Sai y empezó haciendo círculos en su ano. “Ahh… eso se siente húmedo” dijo el pequeño cerrando los ojos. Gaara continúo por unos segundos más hasta que metió lentamente su dedo en el estrecho culito de Sai, quien dio un agudo gemido, el mayor tubo algo de miedo, no quería lastimarlo, pero también tenía que lubricarlo, si no sería más doloroso para el pequeño, Gaara empezó a meter lentamente su dedo hasta el fondo, mientras que Sai gemía con los ojos cerrados. Luego de unos momentos empezó con el movimiento de imitar una penetración. Se dio cuenta que el culito de Sai era muy estrecho y también se sentía muy caliente, ante esa sensación Gaara solo pensaba en lo delicioso que se sentiría penetrar a Sai directamente con su pene.


-      C-Cerecita ¿Aún no estoy listo?


-      Yo creo que ya –dijo para luego sacar el dedo lentamente.


-      Ahh… se siente raro…


-      ¿Te dolió?


-      Sí, pero no tanto y después de un rato como que me empezaba a dar cosquillas…


-      Entonces… ya quiero meter mi pene –Gaara ya no podía aguantar más, puso su pene entre las nalgas de su pequeño.


-      Ok, te amo Gaara.


“Y yo te amo también gatito” le dijo el pelirrojo un segundo antes de empujar su pene en la entradita del menor, quien se tapó la boquita con sus manos para no gritar tan fuerte, le pene de Gaara era mucho más grande que un dedo. El pelirrojo de solo meter la punta sintió que quería eyacular, era una sensación increíble, tuvo que aguantarse mucho para no acabar tan rápido, tomó de nuevo a Sai de la cintura y lo penetró más profundamente, sintiendo su pene apretadito y muy caliente, era un placer que apenas estaba explorando y ya le había encantado. Sigió penetrando a Sai, cuando ya tuvo su pene dentro por completo empezó a sacarlo y volverlo a meter, mientras escuchaba los agudos gemidos del niño. “G-Gaara, me está doliendo un poco” dijo de forma entrecortada el menor, con esa frase Gaara recordó de golpe algo importante: tenía que detenerse cuando el pene apenas está dentro, para que el “uke” se acostumbre primero.


-      Oh, lo siento mucho gatito, no quería lastimarte –dijo apenado y sacando su pene.


-      Ahh… -Sai se tumbó en la cama, un poco agotado.


-      En serio lo siento, si no te gustó entonces no seguiré –Gaara se sentía decepcionado de sí mismo, había olvidado de Sai solo por el placer.


-      No… No fue tu culpa, tú me dijiste que dolería un poco al principio, solo te estaba avisando, porque dijiste que después se sentiría rico. Yo quiero continuar.


-      ¿Lo dices enserio? –dijo acostándose al lado del pequeño.


-      Claro que sí ¿A ti te gustó? –le acarició el cabello pelirrojo con su manito izquierda.


-      Sai… me sentía genial, estaba tan lleno de placer… quiero que tú también te sientas así.


-      Bueno, entonces mételo de nuevo  -sonrió y se volvió a poner en cuatro patas.


-      Espera gatito, vamos a intentar otra posición está vez.


El pelirrojo le indicó a Sai que se recostara mirando hacia arriba y que luego abriera sus piernas también hacia arriba, al menor se le hiso divertido e hiso lo que le indicaron, abriendo sus piernecitas y dejando ver su rosadito culito. Gaara se arrodilló entre las piernas del peque y lo tomó de los muslos, Sai puso sus piecitos sobre el pecho de Gaara, le parecía gracioso. El mayor frotó su miembro con la entradita tibia del pequeño, sus ansias de estar de nuevo dentro de ese apretadito  y hermoso culito lo llenaban de nuevo, peor está vez sería más amable, haría disfrutar a su gatito hermoso.


Lentamente Gaara empezó a penetrar a Sai, ahora el mayor podía ver la carita del pequeño con todas sus expresiones, metió más profundo su pene y vio como Sai se ponía cada vez más rojito y cerraba los ojos, era algo hermoso, Sai desnudito y rojito. Gaara se excitaba cada vez más, pero cuando ya tuvo su pene de nuevo dentro de Sai por completo se detuvo, mirando a Sai a la carita, esté aún estaba con los ojitos cerrados y respiraba lentamente, como intentando relajarse, a veces se le escapaba un gemido que a Gaara le parecía delicioso. El menor acomodó sus piernitas una a cada lado de Gaara, envolviéndolo por la cintura con ellas, de esa forma Gaara se sentía aún más apretado y con más ganas de empezar con las embestidas, pero debía esperar a su gatito. El pequeño dio un par de suspiros y luego se abrazó de la nuca de Gaara, plantándole un beso, un beso solo usando los labios, un beso que era tan delicioso para uno como para el otro. Al separarse Sai juntó su naricita con la de Gaara. “Ya no me duele cerecita, si quieres puedes moverte”.


El pelirrojo hiso lo que su pequeño novio le había permitido y comenzó con las embestidas, metiendo y sacando su pene de forma lenta, mientras lo hacía veía la carita de Sai, ya no se veía tanto con muecas de dolor… algunas veces hasta sonreía, así que, buscando un punto donde su pequeño solo sintiera placer, empezó a mover sus caderas, penetrándolo suavemente y entrando más profundo.


-      Ahhh… siento un cosquilleo… por todo mi cuerpo.


-      Yo me siento igual gatito bonito –le sonrió.


-      Ahhh ¿Sabes qué? –decía mientras suspiraba- tenías razón… sentir tu pene dentro de mí… se está empezando a sentir bien.


-      Sí, eso era lo que quería, que tú también lo gozaras.


-      Sigue haciéndolo así… suavecito… se siente caliente… me gusta.


-      Te amo gatito…


Los dos se fundieron en otro beso, Gaara no dejaba de penetrar a su minino, movia las caderas lentamente y luego más rápido, la entradita de Sai era tan suave y estrecha que lo volvía loco  de placer. A Gaara se le prendió el foquito de pronto y llevó una de sus manos hasta el penecito de Sai, comenzando a masturbarlo rápidamente. El gatito lanzó un gemido muy agudo ante ese placer, un gemido que hacia recordar a un gatito.


-      Awww… gemiste como gatito –dijo el amyor dándole un besito en la frente.


-      Es que… ahhh… yo soy tu gatito, hazme gemir así otra vez.


El mayor, totalmente complacido aumentó la velocidad de sus embestidas, buscando que su pequeño volviera a gemir como gatito de nuevo. Mientras no paraba de gemir como minino Sai estaba disfrutando de hacer el amor, era una sensación muy cálida en todo su cuerpo y ya le estaba encantando sentir el pene de su novio dentro de su culito, se estaba enamorando cada vez más de él, amaba hacer so con su cerecita. Y aunque al principio le dolía un poco, ahora solo se sentía bien, hasta le estaban dando ganas de hacer pipí otra vez, además de que Gaara acariciaba su pene también, eso se sentía tan rico… 


-      Gaara… q-quiero ir al baño de nuevo… ya no puedo aguantar más.


-      No te aguantes, ahhh… Sai puedes eyacular –dijo besándole en cuello.


-      Ahhh… ¡Ahhh!


Sai volvió a sentir esos latidos en su pene de nuevo, pero está vez sintió también algo húmedo y caliente salir de la punta de su pilín, sentía como una corriente eléctrica recorría todo su cuerpo mientras esos latidos en su pene continuaban, se sentía demasiado bien. Mientras que Sai eyaculaba, Gaara sintió una estrechez esplendida envolver su pene, no sabía que al eyacular podía apretar tan rico así el culito, el mayor gimió ante el placer y antes de descontrolarse y eyacular también, sacó rápida pero suavemente su pene del culito del pequeño, cerró los ojos con fuerza y llegó al clímax, manchando al pequeño  y también salpicando sobre sí mismo.


Ambos, cansados luego de eyacular cada uno, se tumbaron en la cama, uno al lado del otro, no les importó que estuvieran manchados con semen, lo más importante era la satisfacción que ahora sentían, se tomaron de las manos y se sonrieron mutuamente.


-      Entonces… ¿Ya hicimos el amor? –preguntó el menor.


-      Sí gatito… ahora sí ya hicimos el amor.


Ambos se sentían muy alegres, Sai se acercó más a su novio y lo abrazó, acurrucándose con él, hacer el amor era algo genial, en eso pensaban los dos, en eso y en cuanto se amaban.


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Mientras que, en el baño de la habitación de cierto rubio, las ventanas y los espejos estaban empañados por el vapor. Dos adolescentes estaban metidos en una bañera, un azabache recostando su espalda contra la bañera y un rubio con tres marquitas en cada mejilla,  descansando su cabeza en el pecho del mayor, ambos chicos disfrutaban de un baño caliente, luego de una tarde haciendo travesuras de amor en la habitación del rubio.


-      Hoy te has portado muy bien Naruto –dijo Sasuke abrazando a Naruto por detrás.


-      Gracias Teme, sabes que me gusta mucho hacerlo contigo.


-      ¿Qué te dije de decirme Teme?


-      Pero yo te lo dijo de cariño –hiso un puchero- sabes que te amo mucho.


-      Lo sé, por eso te doy el privilegio de que tomes un baño caliente conmigo.


-      Ay sí, lo dice el señor “ego por los cielos”


-      Pero aun así me amas –sonrió victorioso.


Naruto estaba por contestarle, cuando escucharon pasos subiendo por la escalera, al principio Naruto pensó que era su madre, pero luego se dio cuenta que no era una persona, eran dos, por eso sí se alertó, eran pasos de dos personas. El rubio salió de la bañera para ponerse la bata e ir a investigar, mientras que Sasuke le insistía que no se preocupara y que sigan bañándose tranquilos, pero Naruto con su mirada de niño asustado convenció a Sasuke de que lo acompañara a investigar quienes habían subido la escalera. Naruto con una bata y Sasuke con una toalla cubiendole la cintura salieron silenciosamente del baño de la habitación del rubio, caminaron hasta la puerta de la habitación y pegaron sus orejas a la puerta, podían escuchar susurros pero no reconocían de quienes eran, Naruto ahora estaba más asustado que antes, cuando pensó en llamar a la policía, pensando que eran ladrones, volteó y vio que Sasuke tenía ahora un bate de baseball, que había sacado del armario del rubio, hacía años que Naruto no jugaba baseball, pero el bate no era para jugar, era para defenderse.


-      Bien, quédate aquí mientras yo los tomo por sorpresa –le susurró el pelinegro.


-      Pero Sasuke ¿estás loco? ¿Y si los ladrones te hacen daño?


-      Mi me hacen algo verán que yo les hare el doble de daño.


-      Mejor llamamos a la policía –Naruto seguía con el celular en sus manos.


-      Van a tardar mucho en llegar, no quiero que se roben tus cosas.


-      Pero…


Entonces sin previo aviso la puerta se abrió y por instinto Sasuke dio un golpe con el bate, golpe que fue detenido por alguien conocido. “Así le das la bienvenida a tu hermano ¿Sasuke?” le dijo de forma sarcástica Itachi, que había detenido el bate con su mano derecha.


-      ¡Idiota! ¡nos asustaste a Naruto y a mí! –dijo alterado el adolescente.


-      Jaja, pues tu eres el que quiso golpearme con un bate de baseball.


-      ¡Por qué pensaba que eras un ladrón!


-      ¿Qué hacen semidesnudos y con un bate encerrados en el cuarto? –dijo Deidara entrando en la escena.


-      H-Hermano mayor… -Naruto sí se había asustado cuando abrieron la puerta y estaba medio en shock.


-      Mira lo que le hicieron a Naruto –Sasuke tomo de las manos a su pequeño para tranquilizarlo.


-      Vaya que ustedes saben armas buenas escenas y nosotros que planeabos invitarlos al campamento –dijo Itachi cruzándose de brazos.


-      ¿Un campamento?


Sí hermanito, regresé para irme de campamento con Itachi y como no pueden estar sin nosotros queremos llevarlos a ustedes también.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, a mí me encantó volver a escribir un capí nuevo, me encantaría que me dejaran reviews si lo desean, saben que eso es muy importante para mí, especialmente si les gusta lo que escribo :D

Les digo un HASTA PRONTO! con una sonrisa gigante en mi carita :3 nos vemos en la actualización, que será más pronto de lo que parece >w<

Chauuu.


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