un alma sola dividida en dos,
la orilla de ese mar los encantaba
quedaba todo quieto alrededor.
Siempre la gente, amigos, familiares o conocidos decían que sentían envidia sana de de la relación de ellos dos. Cosas como “Vomito arcoíris de solo verles” Era normal en la mis mejores amigos. Cuando se tomaban de las manos parecía como si el mundo entero sonriera de solo sentir el tacto de su piel. Debo reconocer que también sentía celos, pero no en una mala intención, solo que yo también quería alguien a mi lado.
Recuerdo aquel día cuando fuimos a la playa, ellos dos iluminaban más que el mismo potente sol del aquel día, lo digo que siempre compartí con ese par.
Los rayos iluminaban de tal manera tallaban sus cuerpos dando una sombra perfecta, así como esa de parejas en calendarios caminando por el mar, aquel día tome una fotografía y cada vez que la miro recuerdo la felicidad que desbordaban, ahora que ya no están juntos, el mundo está oscuro.
Hermosa fue la vida que llevaron
la suerte no les quiso dar un sol,
curioso es que su risa iluminaba
hasta el día que ese mal se la llevo.
Dicen que a veces las cosas que más iluminan son las que de un solo golpe se apagan, estos dos; Minho y Onew me enseñaron que no es así. Aquel día que Onew le diagnosticaron esa fatídica enfermedad pensé que una especia de nube se colocaría sobre ellos, mas fue todo lo contrario.
—Es solo algo pequeño, no te pongas triste.- Muy naturalmente menciono mi amigo amante del pollo, como si se tratara de un juego el cáncer.
En ese momento que tomo las manos de Minho y le beso dulcemente comprendí que eso era amor, algo mas allá de lo que se puede explicar. Pese a su enfermedad estar avanzada él buscaba darle la calma a su novio.
—Jonghyun.- Me hablo y sentí que mi garganta se hacía chiquita. Camino hasta mi y me dijo al oído que colocara una canción romántica.
Encendí el mini componente y él se acerco hasta Minho tomándole de la mano como si lo invitara a bailar. Vi en sus ojos un dolor, algo como tristeza, nunca pensé que a las dos semanas de eso el ya no estaría junto a nosotros.
Se queda con su foto en un rincón
y sueña encontrarla arriba,
escucha susurrar un disco viejo
que su Clara una vez le regaló.
Yo sentí que la vida se detuvo, el tiempo se agoto por primera vez en lo que para se llama mundo. A veces trato de imaginar el dolor de Minho pero no puedo hacerlo. El no fue al funeral de Onew, se negó a ir. La idea de que él estaba vivo escondido en algún lugar de la casa está en su mente.
Lo visito a diario, siempre después del trabajo paso a verlo y es encontrarse con la rutina. Apenas abro la puerta de la casa está sonando la melodía, aquella música tan romántica que Onew le dedico, desde que este falleció debo decir que dicha canción me provoca una nostalgia en el corazón.
Algunas veces está en la habitación que compartían, otras en la sala pero lo más común es encontrarlo en la escalera que lleva hasta el sótano. No hay momento en el día en que no se le vea con una foto retrato de Onew, la pone contra su pecho y piensa en volverlo a ver.
—Sentí pasos aquí abajo. — Me dijo antes de que pudiera tocar su hombro. — Debe andar jugando a las escondidas.
No le dije nada, solamente lo abrace por la espalda y sentí como una lagrima rodo por mi mejilla, mi alma se parte al verlo así.
El sigue con su vida recortada
sin Onew fue una vida sin color,
la imagen de sus ratos más felices,
hasta ahora siguen siendo su motor.
Ya han pasado seis meses desde el infortunado día, las cosas siguen igual. La vida de mi amigo Choi Minho se detuvo por completo, lo del ya no es vivir, es sobrevivir esperando a alguien que nunca llegara. Su rostro lo es igual al de antes, ojeras y pómulos huesudos son algo que el lleva ahora.
El nunca llora, se guarda su dolor en una coraza de mostrarle al mundo que están equivocados, que su Onew no ha muerto entonces no hay razón para llorar. Un día que llegue temprano del trabajo la misma melodía me recibió, pero él no se encontraba en ninguna parte de las que por lo general esta. Lo divise por la ventana y estaba en aquel columpio del sauce en el patio, llevaba las ropas de su dubu. Se veía gracioso por que le quedaban pequeñas. Yo siempre que le observo derramo un par de lágrimas, más nunca dejo que él me vea ya que soy Kim Jonghyun, su fuerte amigo Kim Jonghyun.
Salí hasta el patio y me gane tras del para darle fuerza y balancearlo, me percate que en sus manos tenía un álbum con viejas fotografías.
—Yo tengo una que nunca has visto. — Se paro rápidamente del columpio con una leve luz en sus ojos, algo que hace mucho tiempo no veía.
—Déjame verla. — Me pidió ansiosamente.
Se la di y fue caminando como autista hasta la misma escalera del sótano, sus ojos miraban con tanta alegría la foto de su sombra en la arena.
—¿Habías visto alguna pareja así de hermosa Jonghyun? — Me pregunto y por primera vez vi bordear lágrimas en sus ojos.
—Ninguna. — Respondí sentándome en la escala a su lado. — Nunca va haber una igual. — Quize seguir hablando pero él se paro rápidamente dándome la espalda.
—¿Piensas igual que los demás verdad? Crees que estoy loco como lo demás, piensas que él no volverá por eso hablas en pasado.
—No. — Nuevamente me volvió a interrumpir.
—Ándate Jonghyun, vete y busca una vida.
Me fui sin decirle nada, sabía que necesitaba su tiempo, mas nunca lo iba a dejar solo.
La lleva bien pegada al corazón,
se alegra de nunca despedirla.
Al día siguiente volví, claro está que nunca iba a dejar de ir. Algo en mi llamo mucho la atención, la melodía, aquella música que de solo oírla sentías ganas de llorar ya no estaba sonando.
—Minho. — Musite esperando respuesta, mas no la encontré.
Camine lentamente, tenía miedo de encontrarlo de la manera en que menos quería hacerlo. Llegue hasta la sala y de entrada estaba la foto retrato de Onew quebrada en el suelo y a su alrededor una gotas de sangre. Lo mire por toda la sala mas él no estaba ahí.
—Minho. — Grite esta vez pero él seguía sin responder.
Comencé a correr por las escaleras, algo me decía que estaba en la habitación, no me equivocaba y ahí estaba cuando abrí la puerta, se encontraba en posición de yoga dándome la espalda. Llegue hasta él y tenía sus manos cortadas, de seguro con los vidrios de la foto. Le iba a preguntar qué había pasado, pero antes de todo el me hablo.
—El no va a volver. — Musito muy despacio con su mirada fija en la pared.
—Yo no sé qué decirte Minho. — Después de lo sucedido ayer realmente temía por su reacción.
—La verdad, por favor. — Parecía un niño desprotegido, tenía tanta pena de lo que estaba sucediendo.
—No es que el no vuelva, el te está esperando en un lugar mejor. — Dije Abrazándolo.
—Es como cuando chico perdíamos un globo y llorábamos, entonces Omma iba por otro y nos hacia sonreír nuevamente…Quieres decir que mi Onew es mi globo perdido pero que algún día estaremos juntos nuevamente. — Sus ojitos votaron la primera lágrima.
—Sí, ustedes algún día se reunirán.- Podrán pensar que miento, pero la fuerza de su amor se que los unirá.
Pero no va bajo la orilla caminando,
por que sabe que era hermoso entre los dos.
Por que sabe que era hermoso entre los dos.
Sabe que era hermoso.
El tiempo ha pasado, no mucho pero si lo suficiente para que Minho aceptara ir a ver la tumba de mi amigo y su novio. Fue un día muy especial donde realmente derrame muchas lágrimas, esos dos aun separados logran conmover mi corazón.
Llegamos hasta el lugar y mi alto amigo se hinco a un lado de la tumba dejando en su centro un peluche en forma de pollo, era de esos que graban lo que dices.
—¿Dubu, tú te encuentras bien?. — Pregunto esperando respuestas. —¿ Me has extrañado? — Continuaba con sus preguntas.
Me miro y sonrió, hace meses no lo veía reír, el estaba contento en ese momento.
—Yo te he extrañado tanto, me has hecho tanta falta. — Las lagrimas en el habían aparecido, en mi hace mucho rato. — Hecho de menos cuando te levantabas por las noches sigilosamente para no despertarme, pero torpemente enredabas con algo y caías despertándome de todos modos. — Una risa con llanto se dibujo en su rostro.
Me pare y le di la espalda, no quería que me viera llorar, yo no puedo ser débil, soy su gran amigo Kim Jonghyun, el fuerte Kim Jonghyun.
—Siento cada noche como si me arrancaran el corazón, como si el aire me entrara con agujas que rompen mi venas…yo así siento desde que no te tengo. — Continuaba con sus palabras que tenía acongojadas desde hace muchos meses. — Pero vez al baboo que está allí de pies. — Se refería a mí. — Si, ese que se cree fuerte y llora cada vez que me ve mal, ese que ha sido mi único apoyo…él dice que me estas esperando en un lugar mejor y yo esperare a ese momento para llevarte los mejores platillos de pollo.
Camino hasta a mí y me abrazo fuertemente, pude oír como entre un susurro me dijo gracias.
—Ya no necesitas ser el fuerte, nunca has sido el fuerte, eres el bajo y tierno Kim Jonghyun al que le debo una vida entera. — Nunca lo había visto tan sensible. — Ahora vamos a comer algo, que necesito alimentarme para llegar a mi pollo amado.
Comenzamos a correr por el cementerio, pude oír su grito que decía “Lo sabes bien Onew, Te amo y amare por siempre. Espérame donde dios te tenga”