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Espada y Rosas por KaritoYuu

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Espada y Rosas:

-Te eh dicho que no! No Hakua…vete con nuestra madre de una vez…-dijo tajante el mayor de los hermanos.
-Pero onisan…-negó dolida- por favor…-la hermosa mujer de cabello castaño le tomo las manos a su hermano pidiendo clemencia- por favor…-

El mayor de los dos dio un suspiro y la miro a los ojos, como si se viera a si mismo, ya que ambos eran mellizos.

-No…cuando nuestro padre se fue de este mundo yo prometí protección a esta familia y lo cumpliré…ahora, hazme caso y vete…-callo al oír los galopes de muchos caballos a lo lejos- ahora.. –la jalo del brazo y la subió al caballo donde ya estaba su madre.

-onisan!!! –grito la mujer antes de salir como alma que lleva el diablo hacia las afueras del pueblo- Kaiii!!!-

El castaño entro denuevo a la casa y tomo una de sus katanas listo para empezar una batalla, pero luego recapacito en que el era uno solo y ellos eran la guardia del rey…Miro a todos lados buscando alguna respuesta y la encontró en una silla junto a la cama de la pequeña casa.

-Es aquí…-dijo el líder de la guardia, bajando de su corcel blanco. Sin mediar palabra dio un golpe a la puerta y entro.- Hakua….-dijo y miro a la única persona que estaba allí.

Un kimono dorado y rojo adornaba un cuerpo tembloroso y débil, como el de una mujer. Una coleta alta y castaña junto con un ligero maquillaje, aunque oculto por un pañuelo, hacia de ese ser algo misterioso. El líder la miro como si fuera un espejismo, tan hermosa era? Para ser la primera vez que la veía podría decirse que si.
Volvió a llamarla y…el joven ahora convertido en mujer, se levanto eh hizo una reverencia sin cruzar palabra alguna.

-Me es extraño que una joven tan delicada, se haya negado a las peticiones de su rey…serás llevada al palacio por tu desacato…y contraerás matrimonio con su majestad en una semana…esas son tus obligaciones de ahora en mas, comprendido?...-la voz tajante y autoritaria del general hacia ecos en los oídos de Kai que solo atino a asentir y salir de la casa hacia un pequeño carruaje donde seria trasladado al palacio.

Siendo custodiado por la guardia no podía hacer mucho solo maldecir internamente a su hermana por no haber cumplido, y a el mismo por no tener otra idea más brillante que hacerse pasar por ella. Si bien había sido una bendición que sea casi iguales, sacando la obviedad de los sexos, todo esto terminaría muy mal seguramente. El no sabia como actuar como una mujer, además que lo del casamiento seria un problema mayor, que pasaría cuando el rey lo descubra, y …la noche de bodas?....sus ojos se abrieron grandes como platos y entro en un estado desesperado, tenia que escapar.

Abrió la pequeña cortina negra del carruaje y vio que, al lado de este, había un guardia vestido de la misma manera que el general pero menos lujoso, tenia el pelo castaño y suelto, largo hasta la cintura. Abrió la otra cortina, del lado contrario a esta y vio al general, el imponente hombre de cabellera oscura con algunas trenzas en el.
Alzo una ceja ante tanto lujo sobre su vestidura, tal vez sea un rango más, o el superior, aunque eso no importaba, no tenia escapatoria del carruaje.

No paso mucho rato hasta que llegaron al palacio, donde nuevamente tuvo que hacer el papel de su hermana. Bajo del carruaje y subió como pudo las escaleras hasta la entrada del palacio, ante la atenta mirada de todos los presentes.
Cuando las puertas principales se abrieron, pudo ver el lujo del lugar con cierto asco, el rey no era mucho de su agrado, pero aun así se dirigió hacia el.
El general lo siguió en todo momento y al llegar a los pies del rey se inclino.

-Buenas noches su majestad…-alzo denuevo la vista- aquí traigo a la doncella…-

Doncella?... negó y se inclino hacia el rey, como lo hacen todo el mundo.

-Su majestad…-dijo con la voz mas fina que pudo obtener y volvió a incorporarse.

El rey los miro a ambos y sonrío de lado. Con toda su elegancia se levanto de su trono y camino hacia el general poniendo una mano en su hombro amistosamente.

-Bien hecho, amigo mío…puedes irte a descansar…-le sonrío y el otro hizo una reverencia de despedida. Cuando el general fue hacia su tropa, se saludaron con una reverencia y todos dijeron al unísono “nuestros respetos Hiroki-sama”.

Hiroki…

-Y tu…-la voz grave del rey había sacado de sus pensamientos al joven que aun estaba allí- a pesar de ser así de delicada, me resultaste un problema…-comento mientras caminaba alrededor de el- no me gustan los problemas…pero lo dejare pasar..Ahora mis ayudantes te guiaran a tu cuarto y no saldrás a menos que yo lo quiera…-dijo finalmente para luego con un movimiento de su mano indicar a sus sirvientes que lo saquen de allí.

Nuevamente a pasos torpes, debido a la incomodidad del vestido, subió las escaleras en compañía de dos doncellas, hasta su habitación, entro y parpadeo ante tanto lujo.
Sintió como las mujeres preparaban todo en el cuarto y como misteriosamente lo miraban.

-Te quitaremos el kimono…-dijo una a lo cual se alejo de ella como si fuera a matarlo.
-No…esta bien, yo puedo solo, sola…-dijo rápidamente a lo que las muchachas se sorprendían.
-Tranquila…nosotras también somos esposas del rey..-sonrío una- es así al principio..Pero luego te trata bien…-
-En verdad?...-pregunto Kai.
-Si…yo soy la quinta y ella la séptima, el rey tiene una esposa nueva cada año de su reinado…pero solo tiene hijos con la primera…-comento la otra.

Bueno, punto a favor, no querría hijos con el…pero que carajo!? Nada de eso! Tenia que huir.
Luego de una platica amena, las mujeres se retiraron y el se quito la ropa, poniéndose una mas ligera y viendo los alrededores de la habitación. Para su desgracia estaba en un quinto piso y difícilmente podría bajar, las escaleras principales tenían guardias y ni hablar las puertas de salida.
Empezaba a frustrarse como nunca antes, se había metido en un lío muy grande.


A la mañana siguiente, temprano, volvieron las mujeres de la noche anterior con ropa nueva y mas elegante que la que tenia el. Esperaron a que se vistiera y lo peinaron y maquillaron quedando en perfectas condiciones para un desayuno con el rey.
Bajo al jardín donde ya lo esperaba el nombrado junto con una mesa larga llena de comida, acaso no serian ellos dos? Vaya..Lo que hace un rey por un nuevo cuerpo en su cama.
Hizo una reverencia y tomo asiento frente a el, mientras que la mirada del otro se calaba en cada facción que podía.
Estuvo casi hora y media escuchando las babosadas que el rey decía con respecto a su belleza, soportando las indirectas y a los sirvientes que no dejaban ni siquiera que termine un bocado final para servirle más.
Cuando por fin se vio libre de todo eso, corrió a la habitación y se quito la ropa rasgándola un poco, ya no soportaba más y eso que había pasado un día.
Tenia que irse…de inmediato.

Espero a la noche y preparo algunas cosas en un pequeño bolso, se vistió como lo haría normalmente una mujer que va a dormir, una bata y un pequeño vestido, por si las dudas. Salio al pasillo y vio que no había nadie y al parecer nadie sintió el caer del bolso por la ventana. Camino rápidamente y salio por la puerta lindera a la principal, paso por los jardines corriendo a gran velocidad, cortándose las piernas y los brazos con los cientos de rosales, hasta que por fin dio con su bolso, lo tomo y cuando se dispuso a seguir una figura lo dejo helado.

-Que haces aquí…-trago saliva pesadamente y se giro, aun respirando agitado y viendo con terror al poseedor de esas palabras.

Continuara…

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