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Espada y Rosas por KaritoYuu

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Espada y Rosas 2:

Su cuerpo temblaba ligeramente, primero por el miedo y luego por el frío de la noche, el general lo había descubierto, genial.

-Acaso no desistes de huir verdad?...-extrañamente pregunto eso con tranquilidad y sin sonar autoritario- yo se que no te agrada la idea de ser su esposa..Pero considéralo un honor…-negó y le tendió la mano al otro para que saliera.

Se intimido un poco al ver que el otro miraba su cuerpo, principalmente los cortes en el. Pero más grande fue su sorpresa cuando el general lo tomo en brazos y, como si fueran una pareja de recién casados lo llevo hacia la enfermería.

-te curare las heridas…pero no quiero que vuelvas a irte deacuerdo?...-Kai era un tomate de lo rojo que estaba, acaso creía que lo tocaría, estaba loco.

Lo dejo recostado en la camilla y vio como buscaba algodón y algún alcohol o lo que sea para curar las heridas, ante la atenta mirada de Kai, el general tomo una de las piernas del otro y empezó a pasar el algodón.
Pero rápidamente el otro lo alejo de el y lo miro con enojo.

-oye…no te are daño…-negó- nunca tocaría a la futura esposa de mi rey…-lo miro a los ojos transmitiéndole..Confianza?.
-Y yo como voy a saber eso…me traes aquí…y me tocas la pierna…-negó- déjame así…-sintió como una débil risa se escapo de los labios ajenos.
-Te diré por que no debes temer…ami las mujeres no me atraen…-

En ese momento un sentimiento de alivio pero de terror se instalo en Kai, ya que por un lado no le haría nada pero por el otro…si.
Lentamente se dejo curar mientras que miraba las acciones del mayor como si fuera lo más importante del mundo. Su delicadeza al tratarlo y como ante el ardor de los raspones, soplaba ligeramente sobre la herida haciendo que su piel se estremezca.
Luego de terminar con una, pasó a la otra haciendo eterno el tiempo allí, pero ya se sentía un tanto mas relajado, en verdad le agradaba el trato recibido.

Cuando se vio libre de sus heridas, sonrío al general y le agradeció, pero sentía la terrible necesidad de irse. Como lo aria si el…demonios.
Al ver como el general se retiraba lo tomo del brazo eh hizo que lo mire.

-Hiroki-sama…por favor…déjeme ir..-lo miro a los ojos transmitiéndole una piedad indescriptible.
-Hakua..No puedo…obedezco ordenes de mi rey…-
-Por favor…-agacho la cabeza y se miro, tenia que hacerlo- yo…-suspiro y se abrió la bata dejando ver su vestido el cual bajo también y quedo expuesto ante el general- no soy Hakua…soy su hermano Kai…-

La mirada del general se fijo en el cuerpo del joven como si estuviera endemoniado, lo miro tan detalladamente que casi se muere de una cólera.

-Que dices?...-lo tomo de los hombros- eres hombre…y te has hecho pasar por mujer!?..Eres una deshonra! –casi le grito pero cayo al ver que el joven bajaba la vista y asienta.
-Yo le prometí a mi padre hacer todo lo que sea por mi familia…y si esto es lo que puedo hacer…lo are…-

El general lo soltó y suspiro negando.

-esto es un problema muy grave…-
-por eso, déjeme ir…-se acerco a el y le hablo casi frente a frente- se lo ruego…-

El general solo atino a darle la bata y espero a que el otro se vistiera, lo jalo a la salida de regreso al palacio. Kai no dijo nada, se imaginaba una entrega ante el rey y luego la decapitación en la plaza central, estaba todo escrito en su mente.
Pero no fue así, el general lo llevo por un pasillo secreto hacia la habitación de “la esposa del rey” y entraron juntos.

-Vístete…como mujer, luego te explico. –volvió a salir dejando a un Kai muy confundido.

Obedeció a sus palabras y se vistió con un Kimono negro y plateado, nada de colores llamativos. Se sentó en la cama y espero alguna señal del otro hasta que por fin la puerta se abrió dejando ver al general vestido…normal, sin el uniforme.
Le tendió la mano y salieron por la parte de atrás del palacio hasta el corcel blanco de Hiroki, lo ayudo a subir y se alejaron rápidamente del reino.

Se detuvieron en un lago para que el animal tomara un descanso y ellos también.

-Hiroki-sama…a donde me lleva?..-pregunto Kai.
-No pediste mi ayuda?...-le sonrío- te llevo al pueblo donde nací…es mejor que te alejes un tiempo de aquí…por lo menos hasta que el rey sepa que te perdió.-

El joven solo asintió y saco de su bolso algunas frutas que había guardado dándole una al general. Se sentía muy a gusto con ese hombre, tanto así que no hizo falta fingir ser mujer, ecepto por la ropa.
Nuevamente tomaron el camino hasta que anocheció llegando al pueblo, tan lindo y pintoresco. Se detuvieron en una posada donde Hiroki pidió un cuarto para el y …su esposa.
Al entrar vieron que, efectivamente, solo había una cama. Hiroki río ante la expresión del joven y solo tomo una almohada y una de las mantas.

-No dormiré contigo…el suelo siempre me ah sido cómodo…-comento con una sonrisa y se fue a la pequeña sala cerrando la puerta de la habitación.
Kai ya no sabia si sorprenderse o confundirse mas, hasta ahora había sido toda una aventura, pero esto estaba pasando a peores.
Estaba sintiendo cosas muy fuertes por ese hombre? Tal vez si.

Ya entrada la madrugada y sin poder dormir, Kai, se levanto y fue por un vaso de agua a la pequeña cocina encontrándose con Hiroki despierto y mirando hacia el ventanal. Parecía pensativo o reflexivo.
Frunció un poco el seño ante la imagen y se acerco a el. Sin mediar palabra se sentó a su lado y lo miro encontrándose luego con la mirada del otro y una débil sonrisa.
Ninguno dijo nada, simplemente una mirada vasto para que el menor tomara valor y le diera un beso.
Un beso que se alargo haciéndolo mas tierno, largo y apasionado, buscando el contacto por mas y mas, sumando las caricias a los cuerpos ya débiles ante el deseo contrario y finalmente, la cama.

Dos cuerpos encontrados en la desnudez, solo iluminados por la luz de la luna que entraba por el ventanal de la habitación, enredados en las sabanas como dos amantes enloquecidos. Suspiros, jadeos, gemidos entrecortados, el nombre de uno y el otro siendo tan sensualmente pronunciados por los labios contrarios que hasta los latidos de los fuertes corazones se escuchaban.
Entregados, complacidos, eternamente unidos por el otro….
Hasta que la luz del sol los devolvió a la realidad, pero no era una tan mala.
Hiroki acariciaba el suave cabello castaño del menor que dormía a su lado, mientras una sonrisa se asomaba a sus labios. Era muy hermoso en verdad.

Pero ese momento tan hermoso se vio interrumpido por una vos familiar seguida de muchos galopes de corceles….

Los habían encontrado…

Continuara…

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