Canción para desterrar fantasmas
El cuerpo del niño se arremolino en el centro de su cama, tapándose por completo con las sabanas la cabeza. Podía sentir nuevamente la presencia de aquel ser extraño en su cuarto y aquello al contrario de alegrarlo como decían sus abuelos no hacía más que producirle temor y eso… lo sabía.
Deseaba tanto tocarle, besarle, abrazarle y decirle que todo estaría bien, mas no podía, su actual condición o más bien su ya conocida condición le impedían cualquier contacto físico con quien más amara en su vida después de su esposo.
Sabía que algo estaba por ocurrir, lo sentía en su interior si es que tenía algo en este y dolía, aun sabiendo que era necesario, que era por el bien de su mayor tesoro, dolia al igual que el verlo temblar bajo las sabanas.
“Fantasma desaparece…
Aléjate de la cabeza de Scorpius…
Llévate a tus amigos debajo de la cama….
Los armarios llenos están…
No hay sitio para ti…
Él no tiene orejas…
Para tu inquietante boo…
…duerme….duer…me…
No tengas miedo ya…
Que tu mama ha espantado…
a todos los fantasmas…
Lejos… de aquí.
Lalala..la..la..la, lala, lalala,…la…la, la, la, lalala……
mmmm…mmm…”
Una opresión en su pecho le hizo doblarse, un extraño dolor por todo su cuerpo estuvo a punto de hacerla gritar, más lo suprimió con esfuerzo, por él. Pensando que si estuviera viva en esos momentos su labio sangraría copiosamente por esto.
Un calor horrible se apodero de su entorno para luego dejarla helada, miro sus manos para ver como estas comenzaban a desvanecerse y supo que el final había llegado y por extraño que pareciese sonrió a la espera de que todo acabase pronto esbozando una cálida sonrisa como despedida para su pequeño.
El niño que por primera vez en meses se atrevía a sacar su cabecita de las sabanas miro curioso a su alrededor, su cuarto estaba oscuro, más el frio que siempre le acompañaba había desaparecido de repente y eso lo hacía sentir mejor ignorando lo que significa.
“El hechizo funciono” dice en voz baja el pequeño volviendo a acomodarse entre sus sabanas, mientras tatareara una canción que jura haber escuchado solo en sueños.
-Está hecho- dice el hombre mientras intenta acariciar en vano su acompañante que lo rehúye al instante.
-¿Estás seguro?-
-Si amor-
-No me llames asi por favor- pide casi suplicante el hombre que no hace más que sentirse culpable por lo que ha hecho.
-Has hecho lo correcto Draco, ella ya no pertenecía a este mundo-
-Lo sé, lo sé, solo que-
-Además ella estará bien-
-No lo sé Harry, si solo…-
-Esa es su decisión, no la nuestra- dicen el moreno intentando tocarle nuevamente para conseguirlo esa vez.
Las manos de su…¿Amigo?, están sobre sus hombros intentando relajarlo pero no sabe si eso esta vez hará alguna diferencia, se siente como una paria, despreciable por lo que ha hecho aun sabiendo que era lo mejor tanto para él, para ella como para su propio hijo, mas no puede dejar de sentirse culpable, porque aquel fantasma que han desterrado de su hogar no era cualquiera, porque aun sin poder tener una forma visible como el que tienen la mayoría de los del mundo mágico, aun asi se podía sentirle de tal manera que era como si nunca los hubiese dejado.
Una lagrima se deslizo por su mejilla, sintiendo como le daban vuelta para borrarla al instante con la palma de una mano que el bien conocía.
-¿Crees que se encuentre bien?- pregunto sintiendo un gran nudo en su garganta.
-Si am…si, quizás ella no consiguió descansar en paz pero definitivamente estará bien- dijo atrayéndole hasta su pecho en donde el rubio sollozaba involuntariamente.
-Si…tienes razón…estará…estará bien…estará con sus padres…-
-Aun no puedo creer que ellos aceptaran-
-Aun no sabes de lo que son capaces los padres Harry-
-Claro- respondio un poco dolido el moreno.
-Perdón, no quise, Harry- decía el rubio separándose del moreno que lo miraba con el semblante serio.
-No hay problema Draco, lo entiendo, el que no haya tenido Padres o no tenga hijos no significa que no pueda entenderlo-dijo el moreno tragándose la amargura que sentía por ello pero que no estaba dispuesto a mostrar enfrente de quien amaba.
Si, Astoria, su amada Astoria en esos precisos momentos debía estar materializándose en la Mansión Gengrass en compañía de sus padres quienes estaban realizando la otra parte del hechizo para desterrar fantasmas de una propiedad a otra. Aun le parecía increíble lo que había ocurrido en esos años como del infierno apareció un ángel que lo saco de este dándole no solo amor incondicional, sino un hijo que para él era mucho más que un heredero, como gracias a su ayuda recupero la familia que había perdido y como con su ayuda pudo salir adelante en un mundo en donde su sola presencia era vista con desprecio.
Necesitaba estar solo, lo necesitaba, simplemente…él no podía…no podía….
-Draco, ¿a dónde vas?-
-Necesito…necesito estar solo-dijo sin mirarle a los ojos.
-Pero Draco-
-Perdón,…yo solo,… necesito estar solo- dijo el rubio casi corriendo hasta el desván en donde bien sabia guardaba las pertenencias de su difunta esposa.
Le dolía el verlo asi, pero aún más el saber que quizás nunca le llegaría a amar como aquella mujer que por tanto tiempo fue un obstáculo entre ellos. Estaba de más decir que jamás sintió su muerte, como tampoco el haber desfigurado su forma fantasmal cuando por primera vez le vio. Porque Draco no necesitaba un recuerdo latente de quien amara, ya bastante tenía con sus fotografías, con sus pertenencias y con aquel cuadro que le veía acusadoramente cada vez que tenía la desgracia de atravesarse en su camino como para tener que soportar ahora a su fantasma. No, él había hecho bien desde el principio hasta el final, sobre todo al alimentar los temores del pequeño que ya había aprendido a amar como el hijo que jamás tendría gracias a los múltiples hechizos recibidos durante la guerra.
Tiempo, solo eso necesitaba Draco para recuperarse de ese nuevo golpe, después de todo solo se trataba de un fantasma y él ya había superado cosas aún peores en su vida. Aun asi no podía dejar de pensar en cuanto tiempo le tomaría a su amante para retomar su relación y por fin consolidar un simple rumor como algo más sólido.
“Tranquilo Harry, tranquilo, pronto, muy pronto serás la pareja oficial de Draco Malfoy, luego te vendrás a vivir con él y después” pensó sonriendo. -Después nos casaremos y por fin, por fin tendré la familia con la que tanto he soñado- se dijo dirigiéndose hasta el cuarto del pequeño Scorpius para cerciorarse como siempre que estuviera bien.
Draco sostenía un par de fotografías de su boda derramando amargas lágrimas sobre estas al recordar cuan feliz había sido aquel dia, aun con los incidentes previos de esta y los posteriores y todo gracias a ella, solo a ella. Sintió algo removérsele por dentro, su corazón a punto de explotar y no pudo más, se levantó de golpe tomando una vieja capa de viaje de Astoria, levanto su varita y se desapareció.
Debía verla, solo una vez más, solo una, una y nada más, solo una vez más para volver a sentirse vivo… otra vez…solo para eso…y nada más.
Fin