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Romance entre Palabras por Chena_echelon

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Notas del fanfic:

Bueno, Hola soy nueva y les traigo un fic que no sé que tan largo va a ser, pero espero que menos de diez capítulos, y es de mi pareja favorita SasuNaru! Sin más a leer! Disfruten, además Feliz Día de los Enamorados! 

Notas del capitulo:

 

 

Nota: Los personajes son de la obra de Masashi Kishimoto y sólo los utilizo para fines macabros XD

Romance entre palabras.

“No será el miedo a las opiniones ajenas, el que impida que este loco amor se consuma en poemas prohibidos, prefiero la insurrección antes que el silencio.” – Víctor de la Hoz

 

x10;Jessica corrió rápidamente a detener todo aquel espectáculo. ¿Acaso nadie entendía que se amaban? ¿Por qué nadie toleraba su amor?  La carroza siguió sus pasos, pero aquello no la amedrentó.  Si querían podían decirle que le quitaban la herencia, la riqueza y su pronombre real. No le importaba. Sólo eran palabras. Y el sentimiento que ella sentía hacía Edward era mucho más fuerte que todo aquello. Si lograba impedir que su padre le hiciera algo, huirían. Claro que sí, su amor era demasiado fuerte como para olvidarlo. Estaban hechos el uno para el otro. No se arrepentía de que se hubieran conocido en aquella mascarada, que él, por curiosidad se hubiera colado a aquella fiesta para conocer al dueño de la mansión.  Pero que se hubiera distraído con ella y hubieran bailado toda la noche al ritmo de los vals. Lo necesitaba, necesitaba estar con él. ¡Por Dios!

Corrió más veloz, tenía que detener el degollamiento, o lo que fuera que su padre hubiera elegido para castigarlo. Los había descubierto. Ella ya sabía que él era menos que servidumbre, pero nadie más. Y cuando su padre se enteró, actúo cruelmente. A ella la mandó a un monasterio. A  él, lo castigaría de por vida por mentirle al Duque.  No le importó lo que sentían, Edward se interpuso y resultó herido, ella se deshizo en lágrimas al ver aquella escena. No supo que más ocurrió, se la llevaron apresuradamente para que nadie se enterara de aquel horrible delito.

Llegó a su casa, mansión, lo que sea como le llamaran, no le importaba. Era capaz de botar todo aquello por Edward. Sabía que él haría lo mismo en su lugar. Se detuvo al ver un folleto que indicaba que esa tarde se ahorcaría a un ladrón, y con horror vio la foto de Edward…x11;

 

Un rayo de luz se cruzó en su rostro provocando que parpadeara entreabriendo de a poco los ojos que ocultaban un azul intenso, bostezó y observó dónde se encontraba. Aquella no era su cómoda cama. Estaba en su escritorio. Se intentó desperezar, pero pasmado miro la hora del reloj. ¡Las siete y media! No alcanzaría a llegar al instituto. Se paró tan abruptamente que todo su cuerpo crujió. Al dormir sentado en su silla y apoyado en el escritorio toda la  noche quedo todo agarrotado. Maldijo que la inspiración le llegará como un rayo tan tarde. Corriendo fue al baño a asearse.

Era miércoles por la mañana, no sabía si estar feliz de que faltaba poco para el viernes, o entristecerse por sólo llevar dos días en aquella semana infernal del instituto.

Se adentró tan rápido en la ducha, que no noto que no había dado el agua caliente. Casi se resbala de la sorpresa. Gruño por lo bajo. Ese día no estaba siendo el mejor.

La casa se encontraba en silencio, excepto por el rubio que maldecía cada vez que el agua fría lo sorprendía.

Desde hace unos meses vivía solo, ya que sus padres viajarían casi por todo el mundo dando charlas intensivas sobre cómo mejorar las diferentes cadenas de hoteles Namikaze, de las que eran dueños, si bien decían que era para “aconsejar” a los diferentes empresarios, según el rubio, simplemente era para asegurar que toda la inversión estuviera en buen estado.

Salió del baño casi jadeando. Fue a su habitación y se vistió raudo, tomó su bolso y de lleno echó todo lo que tenía en el escritorio, si no se apresuraba en desayunar, lo más probable es que llegase tarde, y sus “tolerantes” profesores no le creerían esta vez que la locomoción no pasó, una excusa barata. Bajó las escaleras con la corbata al revés y  rápidamente tomó un vaso con leche con chocolate,  una tostada, y las comió presurosamente, atragantándose dos veces, lo cual era un record. Salió de su casa casi corriendo. Si todos los semáforos le jugaban una buena pasada lo más probable es que llegara a la hora justo. Su bolso se balanceaba en su hombro al estar trotando, además de que el rubio se iba arreglando el uniforme, lo que conllevaba a que todas sus pertenencias se balancearan de un lado para otro, dejando caer un cuaderno. El rubio se percató de inmediato,  se dispuso a recogerlo con una sonrisa, no se dio cuenta cuando lo guardo.

  – Oh, no. Tú no te me pierdes. –  Dijo sonriente hacia el cuaderno de portada azul. Nunca le rebelaría a nadie este secreto realmente a nadie, pero él se quería volverse un exitoso escritor. Desde pequeño esta habilidad se le presentó en su clase favorita sobre narración, siempre destacaba. Según su profesora de ese año, su narración era increíble para su edad, además de crear historias muy “tiernas”.

Dio un respingo al recordar esto. No le gustaba ese apelativo, si bien cuando pequeño se ruborizó de alegría, ahora aquello le producía una verdadera molestia. Le gustaba escribir historias románticas, pero no cualquiera ni estúpidas y cursis historias sin nada de contenido. Si no donde el amor resultaba ser invencible, donde todo era posible si aquellas dos almas estaban predestinadas a estar juntas. Donde la vida podía llevarte al límite de la miseria, pero la luz del amor desalojara todo aquello con su sola presencia, y claro, la del amado.

Y bueno, aquel cuaderno portaba casi todas sus obras. Mucha gente no le gusta el género, además que lo dominaban las féminas. Pero él, se sentía el más capacitado para demostrar que los hombres también podían escribir bien sobre el amor sin ser terriblemente cursi. No le había mostrado a nadie ninguna historia, y si lo hizo, fue anónimamente con su sobrenombre: “Kyuubi”.

Con un suspiro, el rubio cerró bien su bolso y guardo en lo más profundo su libreta de historias. Sus ojos azules brillaron con determinación, su sonrisa zorruna se posó en sus labios, su piel color canela brilló a causa del sudor que le perlaba el rostro, y sus mejillas con tres “bigotes” se elevaron.

“Algún día, algún día todos lo sabrán y verán lo bueno que soy. Nadie se podrá burlar del género, y menos de mí. Naruto Uzumaki.”

 

 

Sasuke Uchiha, ¿Qué se podía decir de él? ¿Qué era la perfección en persona? Tal vez, su tez clara contrastaba con sus ojos oscuros, casi negros y rasgados, su cabello negro azulado en la parte de atrás se curvaba de una forma que nadie lograría ni con todo el gel del mundo. Sus labios finos y con un leve rosado atraía las miradas y secaba bocas. Su porte era bastante alto para tener diecisiete años, un cuerpo atlético que informaba desde lejos lo bueno que era en deportes. Sus calificaciones no bajaban de las mejores, su forma de hablar clara y precisa hacía sentir en menos hasta los mismos profesores. Se preguntaran por qué no es la perfección en persona, simple. El chico tenía un carácter del demonio.

No toleraba a la gente torpe, ni indecisa. No podía estar en la misma habitación con una persona muy habladora y expresiva. A todos los miraba en menos, ya que nadie, pero nadie se podía comparar con él. Tenía tres amigos que eran los únicos que habían visto a Sasuke sonreír por lo menos una vez. Tal vez de superioridad, o porque sintió que lo que habían dicho era demasiado estúpido para el raciocinio de la perfección.

Como era obvio, era la persona más popular y deseada del instituto, pero nadie se le acercaba. “Si no eres uno de sus amigos, no esperes que te hablé y te miré como persona”, ese es el consejo que circula por todo el instituto. Además el Uchiha no era de muchas palabras, su personalidad silenciosa e indiferente atraía más de lo que pensara él mismo.

Pero como no todo pasaba de resbalón al Uchiha, tenía un pequeño – muy pequeño – Talón de Aquiles. Este era un chico con el que nunca había hablado. (Sí, contra todo pronóstico era un homosexual, casi asumido). Le avergonzaba acercarse a este chico, ya que un segundo que hablara con él, sería incluido en su categoría. “Perdedor”. Por lo que había renunciado a hablarle, aún cuando la curiosidad le provocaba cosquillas en la nuca. Nunca se había enamorado, y esta no era la excepción, pero el chico, tenía algo. Sus ojos, su cabello, su tez, aquellas marcas tan extrañas y peculiares en cada mejilla. Tal vez su forma de expresarse, de sonreír todo el día, de concentrarse en los demás, entrecerrando ese exquisito lugar donde sus cejas se separaban. Sí, lo trastornaba más de lo que quería admitir. Pero ya llegaría el día que hablará con Naruto Uzumaki.

 

Llegó en el momento preciso que cerraron las puertas. Sonrió hacia sí mismo y paso glorioso. Fue directamente a su salón, sin pasar por los lockers (lugar dónde en diferentes institutos, colegios, etc. se guardan las cosas. Casilleros) al pasar el umbral de la puerta del aula, se encontró con sus amigos que tenían un bullicio en un rincón. No eran nada de populares, ninguno de los cinco, pero se conformaban con tenerse entre ellos. Y aquello hacía que el rubio los quisiera más. Fue en dirección, donde Kiba discutía acaloradamente con Sakura, reclamándole el por qué las mujeres eran tan quisquillosas, Shikamaru sólo suspiraba mirando hacia otro lado. Ino hablaba con Sai, de algo que era totalmente ignorado por el de pelo oscuro que sólo sonreía con aquella sonrisa cínica y falsa.  

– Hola chicos. – Saludo el rubio con una gran sonrisa. Los demás miraron aterrorizados al de ojos azules.

– ¡Naruto acabas de llegar temprano! – Exclamó pasmado Kiba acercándose a Naruto y sacudiéndolo por los hombros. El rubio se soltó riéndose de la exageración de sus amigos.

–   Estos momentos son en los que creo en Dios. – Declaró Sai con tono burlón. Todos rieron, incluido el chico que lo había dicho.

– A veces puedo ser responsable. ¡Me indigna si piensan tan mal de mí! – Dijo de forma teatral. Los demás iban a comenzar a reír y seguir con su momento de “comedia”, pero llegó el profesor al aula pidiendo atención.

- Bien, buenos días chicos, como sabrán se acercan los exámenes del final del primer período (puede llamarse pruebas finales del primer semestre, dependiendo del país). Por lo que repasaremos todo lo que hemos pasado hasta hora. – Fue tan directo el profesor Kasuma, que muchos se sorprendieron de su falta de tacto al hablar de algo tan horrible. Sonriendo el rubio se dirigió a su asiento que estaba junto a la ventana. Miró hacia el cielo y sonrió. Esperaba que ese día por lo menos mejorara un poco.

 

Estaban en pleno receso (recreo, intervalo de descanso), los cinco estaban sentados  a la sombra de un árbol escondiéndose del sol, ya que aquellos días había hecho un calor infernal. De repente al rubio le dieron ganas de tomar mucha agua, no se había percatado pero estaba sediento. Y no se iba a negar aquel placer, le dijo a sus amigos si necesitaban algo de paso para traerlo, se negaron. Encogiéndose de hombros fue al baño, portaba su bolso que se tambaleaba a cada lado cada vez que caminaba.

Se percató que su camisa tenía una pequeña manchita. Comenzó casi con frenesí a refregarla con la uña, por lo que no vio a la persona que venía al frente de él, caminando casi igual de distraído.

Estaba por llegar al baño cuando chocó con una persona, el hombro de la otra persona le pegó en la nariz al tener el rostro inclinado. Su mano se dirigió de inmediato a la zona adolorida, levanto la vista para disculparse. Pero no pensó que iba a chocar con la persona que más detestaba en el instituto. Sasuke Uchiha.

 

 

Sasuke estaba en las bancas del casino, comiendo con Suigetsu, Juugo y Gaara. Sus tres amigos que lo toleraban. El moreno estaba distraído mirando su gaseosa que tenía entre las manos. Suigetsu hablaba de deporte con Juugo y Gaara simplemente leía. Era normal aquella situación, si bien Suigetsu era el que más hablaba, se las arreglaba para tener la atención de Juugo a como fuera lugar, ya que con Gaara o Sasuke no podía hablar tranquilamente sin que uno de estos le preguntara por lo menos tres veces de qué hablaban o el por qué llegaron a ese tema.

Así que Sasuke aburrido de todo, se levantó y fue a refrescarse el rostro en el baño. Ese día su padre iba a dar una charla en el hospital general, y él quería asistir. Pero Fugaku dijo estrictamente “Llevaré a uno de ustedes, claramente el que sea el mejor de heredar el trabajo.” Le quería ganar a Itachi, si bien quería a su hermano, detestaba que este le superara en todo. A cómo fuera lugar quería estar ahí, al lado de su padre escuchando aquella conferencia, con el orgullo más inflado de lo normal, mirando a todos aquellos que luego iban a ser sus empleados.

Casi de reojo vio un brillo rubio, pero ya era tarde cuando intentó esquivarlo. A su pesar, lo golpeó. “Maldita sea, ahora voy a tener que disculparme con el estúpido que no se fijó”. Hizo que su mirada se congelará al límite, del mismo modo que hacía con todos los que realmente no le importará hablar. Se torno totalmente altanero para enfrentar al susodicho.

Pero gran fue su impresión, al ver que aquel rubio era Naruto. Se sorprendió de ver al de ojos azules solo. Casi siempre andaba en grupo, por lo que él lo miraba disimuladamente a una distancia prudente. Pero claro, el rubio como despistado que era, va y lo choca. Trató de sonar lo menos frío y cruel, pero estaban en público, no podía rebajarse al nivel del chico, aunque quisiera. Si lo hacía lo más probable que corriera el rumor, de que con el rubio era sólo un poco más “simpático”, iban a difundir tal vez qué cosa. Tal vez que los rubios eran su debilidad, que los de ojos azules era su potencial perfecto, o que simplemente si le pegas se le quita la cara de estreñido. Por lo que simplemente no podía dejar que aquello circulara y  llegara a los oídos de su padre.

Con un suspiro dirigió su atención al moreno que estaba frente a él. Realmente iba a hablar con él, bueno quizás no hablar, pero era algo ¿No?

Vio como el de ojos azules se frotaba su nariz y una pequeña lagrimita se asomó a sus ojos. ¡Santo cielo! ¿Cómo iba a ser “cruel” si la persona que más le interesaba hablar en todo el mundo – Tal vez exageraba un poco. -  estaba casi llorando frente a él? Intentó relajarse, sólo era un pequeño golpe. Debía relajarse, por algo lo llamaban “El príncipe de hielo”, aunque a él no le gustará el sobrenombre, tenía algo de autenticidad.

 

 

Naruto se refregó su ojo, si bien el golpe le dolió por lo violento y sorpresivo que fue, no podía permitirse andar llorando por los pasillos, cual damisela. Levantó la mirada para enfocarla en Sasuke Uchiha. No le agradaba. Una vez, sólo una vio como rechazaba a una chica, - Que además era su amiga Sakura. – para tacharlo completamente como una persona cruel, malvada y que le gusta ver en los demás reflejado el dolor. Sólo con eso le bastó para saber que era de esas personas que miraba en menos a los demás y que no necesitaba ni acercársele.

- Lo siento, no me fijé que venías de frente. – Se disculpó con frialdad, el azabache lo miró divertido. Algo no le gustó a Naruto por cómo lo miraba, era casi con un anhelo prohibido. Lo dejo pasar, y mantuvo la mirada con aquel chico de ojos oscuros. Vio como el otro iba a hablar ya que entreabrió sus labios. “Lindos labios”, pensó el rubio. Luego desechó aquel pensamiento.

- ¿Qué esperas entonces? ¿Quieres que me disculpe también? Yo no fui el torpe que no se fijo, como ya dijiste fuiste tú. – Informó, reiterando  lo dicho por el rubio. “Justo y preciso”, pensó el de ojos azules. Pero se molestó. ¡Claro que esperaba una disculpa! Lo golpeó en plena cara, y quería dejar aquello de lado.

­­­­r09;  Claro que espero una disculpa, tú fuiste el que tampoco se fijo. No hubiéramos chocado sino te hubieras dado cuenta bastardo. – Lo último lo dijo sin pensar, pero ya llevaba tiempo deseando decírselo. Tampoco es como si el Uchiha le hubiera hecho algo horrible, pero una parte de él lo instaba a hacerle en contra. No sabía la respuesta, él no destacaba por ser así.

- Bueno, te vas a quedar esperando porque no me voy a disculpar. – Dijo con indiferencia. El ojiazul no pudo creer que existiera una persona así, que no admitiera sus errores. Soltó un gruñido de exasperación y se revolvió el cabello. La mirada de Sasuke se oscureció un poco, en un acto tan sutil que nadie lo notaría a menos que lo conociera bien.

- Esta bien, entonces déjame pasar por lo menos ¿O también te crees dueño del pasillo? – Masculló con los dientes apretados el rubio, Sasuke lo dejo pasar. Y miró sobre su hombro como el moreno entraba al baño. Le sería tan fácil entrar igual al baño y… ¿Y qué? ¿Forzarlo? Sí era una buena opción, pero no lo haría. Claro que no, él no era gay, y tampoco quería abusar del pobre rubio que listo estaba con el golpe que le dio. Un Uchiha no actúa así. Si lo quisiera lo más mínimo lo conseguiría por sus propios métodos. Claro que se mentía, pero prefería aquello, que tener que hacerse cargo de algún sentimiento.

Iba a alejarse lo más posible del Uzumaki antes de entrar al baño y hacer tal vez qué cosa. Pero su caminar se detuvo al ver un pequeño cuaderno a sus pies. Era de tapa azul, y en la categoría nombre decía “Kyuubi”. ¿Kyuubi? ¿Qué era eso? Lo tomó y trato de buscar algún indicio para devolvérselo al dueño, tal vez una materia o una guía que le indicará algo. Pero es cuaderno no portaba aquello, eran ¿Historias? Sí eso parecía. Encogiéndose de hombros se lo llevó y lo guardo en su mochila. Lo más probable que algún idiota se le cayó y ahora que él lo tenía iba a tener que devolvérselo. Sería un acto de buena fe.

Sin más se devolvió al casino a buscar a Gaara y que se fueran de una maldita vez a sus clases. Ese rubio lo alteró demasiado, siendo que no hablaron casi nada.

 

 

Naruto refunfuñando para sí mismo se bebió toda el agua que pudo, hasta que sintió que su estómago estaba más pesado de lo habitual y se encaminó para volver con sus amigos. No les iba a contar nada de lo que pasó con el molesto Uchiha, sabía que si dijera sólo una palabra Ino y Sakura lo ahorcarían por estrellar su patosa nariz con el deslumbrante hombro del Uchiha.  Con un suspiro se dirigió al patio, pero un sonido lo frenó de cualquier acción. El timbre anunciaba el fin del receso. Todo fue culpa de Sasuke por tardar tanto en contestarle. Fue a su casillero e intercambió con los cuadernos que ahora usaría, Sai llegó a su lado sonriéndole casi con cariño. El Uzumaki devolvió la sonrisa, pero de pronto palideció. Su mano estaba en su bolso y sentía la ausencia  de algo que no podía faltar. ¡Su cuaderno! No estaba, no estaba y no estaba. Rebuscó hasta el punto que su cerebro se venció de ordenar algo que no llegaba a los resultados esperados. Toda la sangre se le desplazo a los pies, su corazón comenzó a detener el bombeo de sangre ante el nulo oxígeno que ingresaba al organismo, y su mente se volvió un caos. Lo había perdido. Todas sus obras estaban en manos de algún loco estudiante, que si no se burlaba de cada una de ellas, las llevaría a una editorial y se apoderaría de sus esfuerzos. No sabía cual alternativa era peor.

Todo era un desastre. Sin darse cuenta Sai lo estaba sacudiendo para que volviera a tierra, ya que de hace bastante se percató que el rubio casi no respiraba. Naruto gimió una pequeña exclamación. x10;Estoy perdidox11;. Antes de sumirse en la inconsciencia.

 

 

Sasuke avanzaba a paso lento con Gaara, pero algo lo detuvo. Nadie lo miraba, ni buscaba llamar su atención, todos miraban un espectáculo que pudo inferir por los gritos de chicas sobre que alguien se había desmayado. “Pobre idiota”, fue lo primero que se dirigió a su mente. Gaara también noto que el bullicio se dirigía a otra persona que no era su taimado amigo, intentó observar y lo único que consiguió descifrar por los murmullos de los demás se lo musitó a Sasuke.

- Un chico rubio se desmayo porque parece que se perdió algo. – Con eso dicho y ya informado el pelirrojo siguió con su camino hacia su salón sin importarle el destino de ese pobre chico, pero noto la ausencia del moreno que miraba la multitud con el ceño fruncido “¿Ahora qué?”, se dijo para volver a dónde estaba el Uchiha. - ¿Qué sucede? ¿No eras tú el apurado para volver a clases? – Preguntó casi molesto de la acción controversial del moreno.

- Sí, lo sé… Sólo que. – No dijo más, para la consternación de Gaara. Pero el pelirrojo lo vio que frunció aún más el ceño al ver cómo cargaban al rubio en estilo princesa por un castaño de rasgos casi “grotescos” de lo masculino que eran. El chico casi corriendo y gritándole a los cuatro vientos a sus amigos que lo siguieran se llevo al rubio. Al chico castaño le sobresalían los colmillos casi como vampiro, pero a él se le parecían casi como un canino. Sasuke siguió con la mirada al castaño para inferir que lo llevaban a la enfermería con la loca de Tsunade. Volvió la vista a su amigo que lo miraba boquiabierto.

- No puede ser, Sasuke Uchiha se ha interesado en alguien más que él mismo. – Dijo burlón el pelirrojo de ojos de color verde claro. Sasuke gruño y paso de largo de su amigo ¿Qué se le habría perdido tan importante al rubio cómo para que se desmayara? No lo sabía, debía de ser algo importante. Ya le preguntaría luego a Tsunade si supo algo relacionado, por ahora volvería a actuar indiferente para no despistar, además para que su amigo no sacara conclusiones precipitadas. Las cuales no eran del todo erróneas. 

 

 

El rubio despertó con un molesto dolor de cabeza y sin tener completa certeza de dónde se encontraba, pero al ver a Tsunade fumando por la ventana, - Llegándole al fin y al cabo todo el aroma a él – supo que estaba en la enfermería. Se había desmayado como una estúpida chica al ver a su estrella de Rock favorita. Se sentó en la mullida cama, y finalmente llamó la atención de la mujer que apagó el cigarrillo y se volteó hacia él.

- ¿Cómo te encuentras? – Preguntó mientras se acercaba para examinarlo. El rubio se masajeó las sienes.

- Como si me hubieran apaleado, pero supongo que no lo hiciste ¿No? – Le dijo sonriendo, la mujer de grandes pechos sonrió.

- Prefiero golpearte cuando estés en plena conciencia, si no, no tiene gracia. – Contestó mirando las pupilas del rubio bromeando, luego continuo. – Tal vez yo no te hice nada, pero tus amigos  se comportaron como si estuvieras en coma y te tironearon como si fueras un muñeco. – Informó recordando el alboroto que hicieron los cuatro chicos al pasar a la enfermería. El rubio sonrió imaginándolo, luego recordó el por qué se desmayó. La mujer se dio cuenta del cambio de actitud del rubio al tensarse, y se sentó frente a él. – Y bien ¿Qué ocurrió?

- Nada Tsunade, simplemente se me perdió algo importante. No debía perderlo. – Comentó al fin de un largo silencio. La mujer asintió entendiendo el problema del rubio. A nadie le gusta perder las cosas, menos importantes, pero ¿Desmayarse por eso? Si no era un riñón para un pariente que le necesitara urgente, no veía la importancia.

- Pero ¿Qué tan importante puede ser? – Cuestionó la mujer, el chico sonrió nostálgico. Era más importante que nada, pero no debía decir nada. Aún cuando ella fuera lo más testaruda del mundo.

- Un cuaderno, tiene cosas… que me importan demasiado y por error lo traje hoy. – Informó levantándose de la cama dando por finalizada la discusión. La rubia entendió el mensaje silencioso y no preguntó más.

- Bien, espero que lo encuentres, si tiene tu nombre alguien se dignará a devolverlo Naruto, o por lo menos si la persona que lo encuentra ve lo importante que es, intentará buscar a su dueño ¿No crees? – Dijo la mujer tratando de animar al pequeño rubio, este sonrió, pero no se engañaba. No había mucha gente que gastara su tiempo buscando los propietarios de las pertenencias perdidas. La humidad de hoy en día era casi nula y el rubio estaba al tanto. Se despidió de la mujer y salió cabizbajo, por ello no noto la sombra que estaba al lado de la puerta esperando.

Había escuchado casi toda la conversación, por lo que sabía que portaba algo muy personal. Sasuke sonrió, fingir estar con dolor de cabeza para escaparse de clases e intentar averiguar sobre la pertenencia perdida del rubio le trajo buenos resultados.

“Así que este es tú cuaderno, ¿No, Naruto?”

 

Sasuke se apresuró para llegar a su casa, debía ver si su padre lo llevaría a él a la conferencia o no. Pero su decepción fue enorme al no notar el auto de su padre. Corrió a preguntarle a su madre si  Fugaku había elegido a Itachi, pero su hermano estaba leyendo un libro en el sofá cuando pasó. ¿Qué ocurría allí? Fue directo a la cocina y vio a su madre leyendo una receta totalmente concentrada.

- Hola mamá. – Dijo a modo de saludo, tratando de entablar lo menos posible de conversación y saber qué diablos ocurría allí. Su madre Mikoto levantó la vista de la receta y le sonrió dulcemente.

- Hola Sasuke ¿Cómo te fue? – Preguntó acercándose al azabache para saludarlo como los modales ordenan. El chico correspondió  ansioso.

- Bien mamá ¿Qué paso con la conferencia de papá? – Cuestionó directo al grano. Su madre sonrió, sabía que eso era lo que al de ojos oscuros lo acomplejaba.

Mikoto aún no entendía la importancia de ser el mejor ante su padre, ella se sentía la más afortunada al tener dos hijos tan guapos e inteligentes, además de sanos. Pero Fugaku era otra historia. Él al parecer necesitaba que sus hijos fueran de los mejores, y les exigía en demasía. No veía cual era el propósito, ambos eran muy capacitados para administrar el hospital. No podía entender el por qué el siempre quería que estuvieran en batalla por ser el mejor. Un poco fastidiada por la actitud de su esposo se dirigió a su guapo hijo que tenía gran parecido a ella, sonrió con dulzura. Su hijo no respondió la ansiedad lo estaba matando y ella lo sabía.

- La cancelaron, hubo un accidente bastante grande y era necesario tener a todos los médicos ayudando. Por lo que en vez de estar discutiendo sobre las mejoras todos fueron a ayudar. Tal vez haga turno de noche y no vuelva hasta mañana. Así que la conferencia deberá esperar hasta dentro de una semana para que todo se aclare y tengan el suficiente tiempo para discutir y reanudar la conferencia. – Le informó observando atentamente la reacción de su hijo. Éste un poco decaído asintió. ¿Una semana? ¿Eso no era demasiado? Maldita sea,  él quería ser el mejor ahora, no dentro de una semana. Momento ¿Reanudar? Eso quería decir que ya la habían comenzado.

- Espera… ¿Eligió a Itachi? – Preguntó con un nudo en el pecho. Claro que no iba a llorar, era sólo rabia mal contenida que necesitaba expulsar, su madre se alteró un poco. Miro hacia la ventana de la cocina y sonrió.

- Algo así, no lo eligió, pero lo llevó a escuchar la charla. – Replicó sonando angustiosamente reservada. Sasuke no necesito saber más. Otra vez su hermano lo había superado. ¿Qué tenía que él no podía superar? No entendía nada. Maldita sea.

- Me voy a mi cuarto. – Le informó antes de dar media vuelta e irse a su cuarto, para llegar debía pasar donde estaba Itachi, el que levantó la mirada del libro y lo midió con la mirada. Sasuke pasó de largo sin dirigirle ni siquiera una palabra y fue directo a su cuarto.

Al pasar lanzó su mochila a un rincón de la habitación furioso. ¿Todo lo que hacía no valía nada? ¿Por qué siempre Itachi era el mejor? ¿En qué se equivocó para que su padre eligiera siempre a Itachi? Bufó molesto y se recostó en su cama mirando hacía la ventana. El atardecer revelaba un cielo de color anaranjado, en el que las nubes hacían su trabajo de crear una atmosfera relajante.

De repente al azabache se le conectaron las neuronas para otra cosa más que no fuera matar mentalmente a Itachi. Recordó que tenía el cuaderno del rubio, además era muy importante para éste.

Con una sonrisa un tanto macabra fue a dónde estrelló su mochila y tomó el cuaderno, notó que estaba un poco abultado y sonrió. Comenzó a leer desde el principio y no pudo reprimir una sonrisa. Así que Naruto era escritor.

Notas finales:

Woh! Me atreví, no puedo creerlo. Bueno espero sus comentarios, quejas, sugerencias. Y si hay algún estracto u otra cosa que se parezca a algún otro fic me avisan, lo leo y veo si es plagio xD debo admitir que no he leído toodos los fic de la página, pero ya que... espero que les guste y me dejen muuchos comentarios para continuar... o si no no lo hago y lo dejo así (parece amenaza porque lo es) Eso cuidense y...

 

Bye- byes~

 

PD: Una ayudita a una nueva xD, cómo se pone más de una genero? Eso! <3


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