LO QUE DESEO ENCONTRAR EN SAN VALENTIN
Sería un día como cualquier otro según su propio concepto. ¡Solamente era 14 de Febrero!
A veces se preguntaba ¿por qué la gente se moría por celebrar esa dichosa fecha? Porque simplemente las parejas no se conformaban con el hecho de saber que estaban juntas y que no necesitan de un día en especial para disfrutar como se debe. Por otro lado, era el momento perfecto para que los pobres cobardes sacaran a relucir un poco de valentía y así confesar sus sentimientos a la persona amada. ¿Acaso era tan necesario que se creara ese día para darle un empujón a esos pobres incautos?
Al parecer sí.
Y para más tristeza, él mismo se encontraba en esos momentos recordando la mayor razón del porqué odiaba esa fecha. Usami Akihiko.
No es que no lo hubiera superado aun, es decir, Nowaki había llegado hacia más de 3 años a revolucionar su vida y aunque a veces le parecía que le faltaba madurar, había aprendido a amarlo así, sin embargo, odiaba esa fecha porque le recordaba que un día como ese, él fue un pobre incauto que decidió tomar la valentía suficiente para confesar sus sentimientos a su amigo, para finalmente terminar con el corazón destrozado.
Dio un largo suspiro y entró a un pequeño bar a unas cuantas calles de su apartamento, aquél que compartía con su pareja, pero al cual aun no quería llegar… no porque no quisiera verlo, sino porque al día siguiente sería San Valentín y de seguro su novio deseaba celebrarlo por adelantado como todos los años, y la verdad en ese momento no se sentía muy animado para eso.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
No recordaba exactamente cómo había salido del bar, solamente era consciente de que en esos momentos caminaba de manera cruzada por las calles apenas iluminadas. No se acordaba haber bebido así en toda su vida, de hecho no solía hacerlo.
Se sentó como pudo en una silla del parque, dispuesto a dormir la borrachera, cuando de repente sintió unos brazos que lo levantaban. Trató de enfocar su mirada para encontrar unos profundos ojos azules cargados de preocupación y tristeza. Trató de bajarse, odiaba que lo tratara así, pero la expresión del rostro de su novio simplemente lo hizo desistir.
Cuando llegaron a su hogar, le sorprendió que Nowaki no intentara tener nada con él en ese momento, cuando siempre buscaba la oportunidad perfecta para pasar un buen rato, pero a cambio de eso, simplemente le puso su pijama y le dio un beso en la frente antes de salir de la habitación.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Al día siguiente siente un dolor de cabeza monumental, por lo que llama a Nowaki, pero al sentir la cama fría y no escuchar ningún ruido, se da cuenta de que no está en el apartamento; solo encuentra un vaso con un liquido un tanto extraño y una pequeña nota que dice "bébelo, te ayudará a sentirte mejor… Nowaki", cosa que le extraña un poco, por lo general, las notas de su novio son más "sentimentalistas". Decide no darle más importancia, por lo que lo bebe, eso sí, sin dejar la cara de asco ante lo horrible que sabe, para después comenzar con su rutina, encaminándose hacia la universidad.
Cuando sale a la calle, se da cuenta del decorado que hay en las calles, corazones por donde va, chocolates en manos de chicas enamoradas que se sonrojan como estúpidas ante sus parejas que simplemente sonríen y sobre todo, el abundante color rosa que predomina en todas las calles.
Suspira con fastidio y trata de seguir su camino, pero algo lo detiene.
Nowaki. Se preguntaba si estaba molesto por lo sucedido la noche anterior, lo más probable es que si, por su forma tan impersonal de tratarlo cuando lo encontró y el hecho de que se haya ido, dejándole simplemente un remedio para la resaca.
Puede que su relación no sea la más normal del mundo, que su fuerte no fuera el sentimentalismo ni la pasión dentro de su relación, pero se preguntaba… ¿Qué tan importante podría ser esa fecha meramente comercial para él?
Quería encontrar una respuesta… saber que hacía tan especial esa fecha… que lograba hacer que ese día todo el mundo deseara celebrarlo… bueno la mayoría, a excepción de las personas como él.
Decidió continuar con sus pasos hacia su destino, pero sin ser consciente, su mente no dejaba de divagar en cuestionamientos que jamás se esperó llegar a hacer.
Si le doy flores será demasiado cursi y común, además de que ya le he regalado flores… si le doy chocolates, será demasiado empalagoso, si lo invito a cenar… demasiado formal…
Sacudió su cabeza tratando de mandar a volar esos pensamientos tan ridículos, pero por más de que lo intentaba, no podía de dejar de evocar la mirada preocupada y triste del menor.
Finalmente su cuerpo llegó a su destino, pero desafortunadamente su mente se quedó a mitad de camino.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Cuando al fin estuvo libre, pensó en quedarse un poco más viendo algunos temas en la biblioteca, pero desafortunadamente, por más de que lo intentaba no podía concentrarse en nada, simplemente su cabeza no daba para más.
Decidió que lo mejor que podía hacer era regresar a su apartamento y esperar a Nowaki, quizás hablar con él y arreglar lo que probablemente causó su actuar.
Tomó su chaqueta y sin más salió. Eran cerca de las 5 de la tarde, por lo que empezó a hacer algo de frio, pero todo se detuvo en cuanto lo vio.
Akihiko se encontraba con el chico que recordaba como su pareja, aquel chiquillo que se notaba sonrojado y tímido, ante los probables acosos que le daba el mayor. Se quedó a observarlos mejor y se dio cuenta de que definitivamente él nunca se hubiera visto tan bien a su lado.
Sonrió y decidió buscar algo para su novio, puede que no fuera el hombre más romántico del mundo, pero definitivamente eso no sería el causante de una probable decepción de su pareja, quien siempre se esmeraba en darle lo mejor de sí mismo.
Él lo merecía, su dulce Nowaki merecía el mayor esfuerzo de su parte, con tal de que su preciosa sonrisa jamás desapareciera.
Caminó durante dos horas, todas las tiendas mostraban siempre lo mismo, flores, chocolates y peluches… ¿es que acaso a la gente le faltaba imaginación para crear algo diferente para esa fecha?
Al parecer sí.
Y regresó al mismo punto. No había nada que pudiera regalarle ese día a su pareja que le demostrara lo que sentía sin llegar a ser cursi.
Totalmente decepcionado consigo mismo y esperando la probable mueca de tristeza oculta tras una sonrisa de su Nowaki, regresó a su apartamento.
Cuando entró encontró todo totalmente a oscuras; ahora si estaba completamente preocupado, él no solía desaparecer así y mucho menos en una fecha como esa.
Sin pensarlo mucho, entró a buscarlo en la cocina, el baño, entre su arrume de libros, hasta que llegó a la habitación.
No lo podía creer, su Nowaki, ese chico que siempre hacia cosas extrañas por él, había vuelto a sorprenderlo; ésta vez de una manera que no sabía cómo manejar.
Toda la habitación se encontraba iluminadas con velas aromáticas, las sabanas ahora eran de seda negras y un ramo de rosas enorme sobre la cama, junto a unos chocolates bastante finos por lo que sabía. No entendía de donde había sacado eso, cuando conocía la economía de su novio, la cual apenas se ajustaba para que viviera y pudiera pagar lo necesario de la universidad.
- Bienvenido Hiro-san - dice el menor abrazándolo por la espalda, lo cual toma a Hiroki desprevenido - espero te guste - finaliza para girarlo y darle un profundo beso en los labios.
- ¿De dónde sacaste todo esto? - pregunta el mayor aun un poco desconcertado después de finalizar el beso.
- Eso no importa, solo quería compartir éste día con Hiro-san - comenta con una sonrisa en sus labios, aquella sonrisa que siempre lo estremece y lo hace olvidar de todo lo que hay a su alrededor.
- No era necesario - dice siendo guiado por el peliazul hacia la cama.
- Claro que lo es, así le demuestro a Hiro-san cuanto lo quiero - finaliza para tomar los chocolates y extenderlos hacia el castaño - toma - dice mientras incrementa su sonrisa y lo mira de esa manera tan especial que él tiene.
- No tengo nada para darte - susurra el castaño un poco apenado, agachando la mirada.
- Eso no importa, lo importante es que tú estés conmigo y me quieras como soy - dice el menor levantando su rostro, cosa que logra conmoverlo, aunque trate de ocultarlo.
- Lamento lo de anoche - dice arrepentido por haber dejado que un recuerdo lo hiciera actuar de esa manera tan estúpida.
- No tienes porque lamentarlo, solo espero que Hiro-san haya logrado encontrar las respuestas que buscaba - dice el menor robándole un beso y evitando así cualquier replica.
Sin pensarlo mucho, Hiroki recibe los chocolates sin saber que más decir y ve la pequeña nota "Feliz San Valentín, Te Amo Hiro-san". Eso era… eso era lo que quería encontrar… el amor que solo Nowaki podía darle con sus sentimentalismos… la esencia de un amor puro e incondicional.
Solo decidió entregarse esa noche a aquel chico que con su impertinencia y forma tan directa de ser, había llegado a su vida para revolucionarla y hacerle conocer lo que realmente representa esa fecha… lo que significa entregarse a otro sin esperar nada a cambio… lo que significar amar y ser amado.
FIN