Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Quiero estar contigo. por DramaticMelody

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola a todos.

Bien, este es el resultado de un momento depresivo curiosamente lleno de inspiración. Recuerden que soy novata así que no esperen el mejor fan fiction del universo, pero me esforcé. Espero sus comentarios y críticas.

Notas del capitulo:

Si pueden dejarme un review les agradeceré eternamente, no importa si son críticas buenas o malas, todo ayuda a mejorar y aprender.

Solamente dos capítulos algo cortitos. Ruki es el narrador.

Recuerdo cuando lo conocí, era sábado por la tarde y como tenía ya por costumbre, estuve solo en casa. Me gustaba sentarme justo afuera del edificio donde vivíamos, algunos árboles eran mi refugio durante los días que no había nadie con quien hablar. Tomaba asiento bajo el más grande y frondoso de todos, me colocaba audífonos y escuchaba música sin prestarle atención a nada, a veces, si mi estado de ánimo me lo permitía, cogía una pequeña libreta y me dedicaba a escribir. Desde algunos cuentos improvisados, hasta canciones. Todo servía para pasar el tiempo pero sobre todo, desahogarme. Desahogar todo el enojo y frustración que tenía dentro de mí desde que era un niño pequeño.

Mis padres me amaban, podía confiar en ello de una u otra forma, pero su exagerada y rígida educación me asfixiaba; eran estrictos y poco tolerantes, además recientemente, problemas entre ellos mismos colocaban a los gritos e insultos como pan de cada día. En la escuela tenía calificaciones buenas, no eran perfectas pero me daban la oportunidad de un futuro más o menos prometedor. Me ganaba la simpatía y apoyo de los maestros pese a mis momentos de loca rebeldía. Tenía pocos amigos, pero eran los mejores, así los veía al menos. Pero también era víctima de bromas e insultos por parte de alumnos de grados superiores con peores problemas de autoestima que yo. Ya saben lo que dicen, quien crítica o molesta a alguien más, refleja lo miserable que es su vida y lo mucho que desearían destruirse a si mismos; en ocasiones, por culpa de los mismos “errores o diferencias” por las cuales le hacen la vida “de cuadritos” a los demás.

El edificio era grande, nosotros vivíamos en el piso 15, los departamentos eran bastante buenos no puedo quejarme en ese aspecto. Pero la mayoría eran habitados por personas que trabajaban prácticamente todo el día, en pocas palabras, rara vez era el momento en que no fuese la única persona en todo un piso completo. Aún así, encontraba cosas que hacer. Recostarme bajo la sombra de un árbol a las afueras, era mi favorita.

Justo frente al nuestro había un edificio de iguales dimensiones, supongo eran de la misma empresa o dueño, quien sabe. Ese día, ese sábado, un camión de mudanzas se estacionó. Alguien se mudaba a uno de los departamentos del otro edificio, no presté atención, seguí en mis asuntos despreocupadamente. Tras varios minutos, algo me hizo levantar la mirada dirigiéndola a las personas nuevas que bajaban casi ansiosas de su auto. Fue entonces que lo vi por primera vez, llevaba puesto unos pantalones oscuros un poco ajustados, una elegante camisa negra y zapatos que brillaban, algunos mechones de cabello castaño revoloteaban por algo de viento que comenzaba a soplar, se llevó uno de ellos colocándolo tras su oreja, para después, quitarse los lentes de sol que traía encima. Era realmente apuesto, sus rasgos eran finos y delicados, su piel parecía muy suave, y sus labios eran bastante singulares pero muy bonitos. Me quedé boquiabierto. Por mi mente pasó la idea de ser la criatura más hermosa que hubiese visto en la vida. Agaché la mirada completamente avergonzado cuando el desconocido, giró a verme.

Escondí el rostro tras la revista de música que había atinado a sacar ese día junto con mi libreta, subí el volumen de mi reproductor escudándome en estar en mis propios asuntos.  Mi respiración se detuvo por unos momentos cuando, sorpresivamente, el chico ya estaba de pie frente a mí, pude ver como sus labios se movían, me estaba diciendo algo. Me quité uno de los audífonos inmediatamente.

– ¿Disculpa?

Pero no obtuve respuesta, emitió una breve risa y se dio la media vuelta, alejándose. Respiré hondo. Tomé mis pertenencias sin mirar atrás, entré al edificio, ni siquiera le devolví el saludo al amable anciano que se tomó la molestia. Ingresé al elevador, sintiéndome extraño.  Esa noche, me encerré en mi habitación, no bajé a cenar, no hice otra cosa más que sentarme junto a la ventana, abrazando mis rodillas. Creo que me quedé dormido, comencé a sentir frío, me levanté algo adolorido tal vez por la posición en la que me encontraba, dispuesto a cerrar la ventana.

Entonces lo vi, salí al balcón creyendo que podría estar imaginándolo. Su departamento daba justo frente al nuestro, el balcón de su habitación, estaba frente al mío, exactamente, podía verlo perfectamente desde donde estaba. Aunque era tarde -alrededor de las 2:00 am- llevaba la misma ropa con la que llegó, sus brazos descansaban sobre el barandal, su mirada se perdía justo debajo. No notó mi presencia, eso me alegra. No transcurrió mucho tiempo, diez minutos al menos, sin hacer nada más entró a su propia habitación. Fue entonces que me di cuenta de algo, ese hermoso desconocido tenía una mirada triste, tanto o más que la mía. ¿Es lo que otros llaman "sentirse identificado"? Al día siguiente, no supe nada sobre esa persona aunque ciertamente traté de no pensar en ello. Fue una jornada ordinaria para mí. Hasta que la noche llegó, aburrido y sin poder dormir me dediqué a ver películas tan silenciosamente como era posible, no quería problemas con mis padres. Las 2:00 am, recordando el suceso anterior, me levanté dirigiéndome al balcón. Fuertemente motivado por la curiosidad lo busqué con la mirada, me sentí algo decepcionado al no encontrarse;  pero algo me impedía marcharme.

Minutos después apareció, como esa vez no hizo nada más, solamente recargaba los brazos sobre el barandal perdiéndose totalmente en lo que había bajo nosotros. Me agradaba su semblante pensativo y tranquilo; sentado abrazándome a mi propio barandal, lo observaba. Se transformó en una rutina diaria, cada noche me ocultaba observándolo en silencio, soñando en secreto con aquel sujeto del cual no conocía su nombre. En ocasiones me topaba con él en el camino de regreso a casa, no intercambiábamos palabras, a veces nos mirábamos y nada más. Me enamoré de un completo extraño. Nuestra cita especial era sin falta a las 2:00 am, jamás se enteró de mi presencia o si lo hizo, no le dio importancia. Fantaseaba sobre como olería su cabello o como se sentiría abrazarlo. Lo amaba.

Una noche él no apareció, me preocupé aunque me tranquilizaba a mi mismo pensando que tal vez se había quedado dormido. Me quedé esperándolo durante un rato, con la mirada fija en el balcón de enfrente. Casi me sentía como un acosador. Transcurrieron un par de horas, mis párpados se cerraban involuntariamente por causa del sueño, hacía frio. Decidí ir a dormir pensando que una simple  vez sin verlo no sería el fin del mundo. De pronto, percibí ruidos extraños reconocibles hasta donde me encontraba, era él, llegando al edificio en completo estado de ebriedad. Lo supe, se tambaleaba a cada paso, su ropa se veía desarreglada y gritaba cosas que no pude entender.

Después de eso, silencio. No se apareció en el balcón durante varios días. Algunas veces alcanzaba a verlo cuando salía del edificio durante las mañanas. O lo veía llegar por las tardes, junto con una chica rubia.

Lo extrañaba, pero después de todo no éramos amigos. Más de una ocasión llegó borracho en circunstancias parecidas. Deseaba tanto querer  ayudarlo, consolarlo o hacer algo por él, me sentía impotente e inútil. Pero ese soplo de pensamiento “no son nada, ni siquiera sabes su nombre” me atormentaba. Lo quería, quería a ese desconocido.

Pasó casi un año, el tiempo transcurría demasiado rápido, siempre es así. Estaban por comenzar las vacaciones de verano, no me alegraba del todo, en realidad me daba más o menos lo mismo, pero tal vez podíamos escapar a la playa durante el último fin de semana del descanso escolar. Eso me ayudaría a dejar de pensar en ese sujeto. Akira y Yuu eran mis mejores amigos, a veces peleábamos y les gustaba fastidiarme pero, eran buenas personas. Salimos de clases un viernes cualquiera, fuimos por unos helados así que tomamos un camino distinto al usual. Pasar tiempo con ellos era verdaderamente agradable.

Comenzaba a hacerse tarde así que me despedí, me gustaba caminar y pensar así que, a pesar de que insistieron en acompañarme, regresaría solo a casa. Mi vida no era perfecta pero tampoco era tan horrible si lo pensaba bien, al menos tenía familia, una casa, buenos amigos, ropa y comida diarias; existen personas que no saben si al menos despertarán al día siguiente. Me llevé las manos a los bolsillos del pantalón y emprendí el camino de regreso a mi hogar. Como si el destino se empeñara en torturarme, lo vi, estaba en una cafetería junto a la chica rubia de siempre, creo que era su novia. Me miró por unos segundos, para después seguir en la conversación que mantenía con la mujer. Parpadeo un poco y suspiro. Emprendo de nuevo mi marcha sin mirar atrás.

Metros adelante una persona desagradable para mí hace acto de presencia, un tipo de último año, va a la misma escuela que yo, es mucho más alto que mis propios amigos, su mirada es intimidante y es conocido por su mal genio. Siempre me molesta, no sé que pude haberle hecho en alguna  vida pasada pero parece que me odia. Su nombre es Yamazaki. Me mira y comienza a gritarme insultos. Aceleré el paso tanto como pude. Casi corrí pero debía guardar la calma.

De repente, sentí como me tomó del brazo, me había alcanzado. No dice nada, no gasta tiempo y saliva en más insultos, comienza a golpearme duro. Caí al suelo con las manos en el estómago tras tremendo golpe. Aprieto los labios, no debo llorar. Me patea un par de veces más mientras ríe animadamente, comienzo a sentir miedo de verdad, no hay nadie quien me ayude. Pero, para la sorpresa de ambos, ese sujeto aparece tomando ahora a Yamazaki del brazo, se gritan, no alcanzo a escucharlo, mis ojos se cierran, lo último que veo es al desconocido golpeando a mi abusador en la cara. Después, todo queda oscuro.

Desperté, minutos u horas después no lo recuerdo, pero jamás olvidaré el momento. Desperté en sus brazos. 

–Tranquilo, no debes moverte, te llevaré a tu casa.

–¿Pero como…?

–Regresaba a casa y los vi, ese tipo se mete en problemas muy seguido, no lo soporto. Tampoco iba a permitir que te golpeara.

Su voz, escuchar su voz. Asentí sintiéndome muy apenado, me llevaba como si no pesara nada; sentirlo tan cerca, podía escuchar su respiración, su cuerpo era cálido y fuerte. Me acurruqué en su pecho casi sin pensarlo, pude notar como reía por lo bajo.

–Soy Takashima por cierto.

–Mucho gusto, yo soy Ta-Takanori…

No hubo más conversación, pero no fue necesario. Al menos ahora sabía su nombre.

 

Notas finales:

¿Que les pareció?

Actualizo pronto, quizá mañana. Gracias a todos de antemano.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).