Por RsMoony.
La noche aún era joven cuando gemiste dulcemente y dejamos de ser uno. Me recosté entonces en la mullida cama de seda blanca y te observé hacer lo mismo acercándote automáticamente a mi.
Sonreí.
Suspiraste suavemente enterrando tu rostro en mi pecho, como siempre lo haces. Al sentir tu suave fragancia me doy cuenta de lo importante que eres en mi vida y lo mucho que he cambiado gracias a ti. Me permito entonces un momento de debilidad y te rodeo con mis brazos, aferrándome a tu cintura y acercándote más a mi si eso era todavía posible.
Sentí tu cuerpo estremecer y levantaste la vista, observándome sorprendido y yo sólo te miro impávido, sonriendo suavemente como me haz enseñado. Entonces sonríes tu también y en tus ojos purpúreos veo un dejo de ternura del que sé soy el causante, y un tenue sonrojo cubre mis mejillas, pálidas hasta entonces.
Me miras confuso y tus labios rojos se abren para preguntarme inseguro; la voz temblorosa.
“¿Yuki...?”
Y no resistiendo la tentación besé tus labios, acallando tus palabras y probando reiteradamente tu sabor, poseyendo tú esencia, todo tú.
Nuestros labios danzan lentamente, con calma, respondiendo tu inquietud en silencio.
Tu aliento cálido roza mi piel, provocando un estremecimiento sutil y un asombro inmenso ante la calidez que tu cuerpo siempre posee.
Emanas tranquilidad. Emanas paz.
Miro con adoración como el sueño te vence repentinamente y tus párpados se cierran, privándome de admirar los bellos luceros de los que eres poseedor.
Tus ojos son una de las partes que más adoro de ti: expresivos, infinitamente inocentes. Irradian tal pureza que siento lo inmundo que he llegado a ser. Y aunque se que no me juzgarás, he llegado a tener miedo de corromperte con mi alma obscena. ¿Te imaginas lo duro que sería para mí? Tus ojos serían iguales a lo míos: Fríos, inexpresivos. Asesinos.
Mentiría si no admitiese lo mucho que me aterra que me apartes de tu lado, porque en ti es donde encuentro la seguridad que tanto añoro. Mi concepto de felicidad eres tú: tu ser y tu delicado cuerpo.
Tu voz.
Esa melodiosa voz que hechiza mis sentidos hasta el punto de desear escucharla por siempre. Tu voz cuando lloras es el detonante de mi culpabilidad porque sé que de tu tristeza soy el causante y me duele pensar que en medio de mi estupidez pueda llegar a dañarte gravemente.
Incluso cuando lloras eres bello. Las lágrimas cristalinas caen, apenas rozando tus mejillas tersas y tu cuerpo convulso resulta francamente encantador: un ángel triste.
Hundiendo el rostro en tu cabello, cierro los ojos. La noche está por terminar y tu respiración pausada me adormece, al igual que el latir de tu corazón. Rezando por encontrarte por la mañana, caigo en un sueño intranquilo y duermo al fin, acurrucado en tu cuerpo y tu calidez, y protegido porque sé que dentro de tus brazos no hay dolor.
Emanas paz.
o.o.o.o.o.o
RsMoony’s notes:
Lo sé, fue terriblemente romántico. Mi nivel de azúcar se encuentra al tope, pero quería probar que tal se me daban el romance.¿Opiniones? ¡Bienvenidas¿La historia resultó romántica o cursi¿Melosa? Perdonen, es mi primer intento de romance y primer fict de Gravitation. ¡Gracias por leer!