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¿Un cumpleaños más? por Julie_chawn

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Notas del fanfic:

One piece y todos sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda-sama

Este fic solo tiene la finalidad de entretener. De fans para fans.

Notas del capitulo:

Aquí estoy con un one-shot por el cumple de Sanji~ 

Espero que os guste y nos vemos abajo :3

El rubio despertó antes que cualquiera de sus nakamas. Era dos de marzo, su cumpleaños, pero aun así él sabía que iba a ser un día como cualquier otro. No esperaba ninguna fiesta, ningún regalo, tal vez una felicitación pero nada más. Ni siquiera Zoro, su novio desde hacía algunos meses, le regalaría algo. Sanji sabía que el peliverde no era muy dado a los regalos y esas cosas.

Tras arreglarse y asearse como cada día se fue directamente a su amada cocina y comenzó a preparar el desayuno para sus nakamas. El primero en llegar exigiendo comida como de costumbre fue Luffy, y así poco a poco fueron llegando los demás. Nadie le dijo nada, tal y como había supuesto.

El resto de la mañana trascurrió como cualquier otro día. Nadie se había acordado de que era su cumpleaños, pero lo entendía seguramente todos tenían cosas mejores en las que pensar. Se quedo en la cocina bebiendo vino algo desanimado hasta que una de sus damas entró.

- ¿Qué haces aquí? –preguntó la pelinaranja con cierto tono de enfado.

- Bebo… –ni siquiera tenía ganas de dedicarle a su Nami-swan palabras bonitas. Aquello no pasó desapercibido para la navegante.

- ¡Deja eso y ven conmigo! –cogiéndolo del brazo tiró de él para que la siguiera fuera y el rubio no pudo hacer otra cosa que seguirla.

- ¡Felicidades! –gritaron todos al unísono al ver al cocinero llegar. Sanji abrió los ojos sorprendido.

- Pensé… que lo habíais olvidado –dijo con un hilo de voz.

- ¿Cómo íbamos a olvidar el cumpleaños de nuestro cocinero? –el pelinegro frunció el ceño molesto.

- ¡Eso no sería nada SUPER! –añadió Franky negando con la cabeza.

Sanji rió feliz de tener aquella familia y sin más demora una gran fiesta dio comienzo en el barco de los Mugiwaras. El alcohol y la comida no tardaron en aparecer y cada uno de los presentes le entrego al cumpleañero su regalo, todos menos cierto espadachín peliverde. A pesar de ese detalle la sonrisa del cocinero no se esfumó y disfruto de la fiesta como nunca.

Las horas pasaron, ya había anochecido y ellos seguían de fiesta. Poco a poco fueron cayendo vencidos por el alcohol o el sueño. Sanji como caballero que es llevó a Nami a su cuarto acompañado por Robin.

- Ya me encargo yo de ella –dijo la morena con una sonrisa.- Hay alguien que te espera fuera… –añadió con tono divertido.

El rubio no pudo añadir nada ante eso ya que la arqueóloga le cerró la puerta en las narices. Aun algo sorprendido se dirigió a la cubierta y comprobó que uno de sus nakamas faltaba. El peliverde. Su mirada se dirigió directamente a la torre de vigía y efectivamente la luz estaba encendida. Sin pensárselo dos veces casi corrió hasta allí.

El peliverde lo esperaba sentado en el sofá, nervioso con el regalo a su espalda. No era muy dado a estas cosas y maldecía por lo bajo cada vez que se acercaba a una fiesta. Pero por su rubio haría lo que fuese necesario. Y eso había hecho, en la anterior isla tras perderse incontables veces, aunque jamás lo admitiera, había conseguido encontrar el regalo perfecto para su amado.

Sanji sonrió al verlo allí sentado y nada más cruzar su mirada con él, recibió una de las sonrisas más bonitas que jamás había visto. Lentamente se acercó al peliverde y sintió como sus brazos lo rodeaban por la cintura y lo sentaban en su regazo.

- Feliz cumpleaños ero-cook

Sus labios se juntaron en un tierno beso que poco a poco se fue transformando en uno demandante. Las manos del espadachín arrancaron prácticamente las prendas superiores del rubio, y este tampoco se quedo atrás quitándole al marimo aquel abrigo que tanto le gustaba por lo que dejaba enseñar.

Se separaron cuando sus pulmones demandaron oxígeno, se miraron a los ojos con intensidad unos segundos y una sonrisa traviesa se dibujo en los labios del rubio que no tardo en besar y lamer el cuello del moreno.  

Zoro no pudo evitar suspirar de placer al notar la lengua del cocinero bajando por su pecho y mordiendo uno de sus pezones. Sanji siguió con su tarea bajando hasta llegar donde comenzaban los pantalones. De un tirón los bajó junto a los bóxers y los tiró en algún lugar de la habitación.

El peliverde lo miró con curiosidad y cuando iba a hablar un gemido escapo de sus labios. Sin esperar ni un segundo el rubio había introducido su miembro en su boca y no dejaba de chupar y succionar. El espadachín hundió una de sus manos en el sedoso cabello rubio y ejerció una ligera presión. Poco después la semilla de Zoro llenaba la boca del rubio, que trago cada gota saboreando la esencia de su amado.

- Delicioso… –susurró en un tono muy sensual.

Zoro se deshizo de las últimas prendas que cubrían el cuerpo de su amado olvidándolas en alguna parte de la estancia. Saboreó de nuevo aquellos labios que se habían convertido en droga para él y tras eso se dedicó a marcar la blanca piel del rubio que no podía hacer otra cosa que no fuera gemir.

Sanji envolvió la cintura del peliverde con sus largas piernas, incitándolo a entrar en él. Zoro ante aquella provocación no aguanto mucho más y se introdujo en él de una sola estocada arrebatándole un potente gemido al rubio.

Las penetraciones del peliverde eran tortuosamente lentas. El cocinero abrazo el cuello de su amado y se movió él también.

- Más… aah… –pidió entre gemidos.

Sin hacerse de rogar el marimo aumento el ritmo de sus penetraciones, dando justo en ese punto que enloquecía al rubio.  Poco después ambos llegaron al climax, Sanji derramándose entre ambos vientres y Zoro en el interior del otro.

Jadeando ambos se miraron y volvieron a besarse con pasión y urgencia. Solo se separaron unos centímetros cuando el oxígeno fue necesario, juntaron sus frentes y se sonrieron con cariño.

- Gracias –susurró Sanji dándole un casto beso a su amado.

- Aun no ha terminado, cejas de molinillo –respondió con una sonrisa. El rubio lo miró con curiosidad cuando se separó de él para coger algo del sofá. No se había fijado en que allí había algo.

Zoro le entregó la cajita envuelta en papel de regalo y sin esperar un segundo Sanji lo abrió intentando destrozar lo menos posible el papel. En el interior de la caja había un pequeño reloj que reconoció al instante. Zeff se lo había entregado años atrás cuando aún trabaja en el Baratie, pero en una de sus batallas el reloj se había roto. Y ahí lo tenía otra vez, con las agujas en movimiento y el “tic tac” que lo acompañaba indicando que se encontraba perfectamente.

- ¿Lo has arreglado? –preguntó sorprendido el ero-cook.

- Recordé que era especial para ti así que lo lleve a arreglar –sonrió satisfecho Zoro al ver que había conseguido lo que quería con ese regalo.

Sanji aun sin salir de su asombro lo abrazo con cariño y lo volvió a besar. Al parecer aquel cumpleaños no iba a ser tan malo. 

Notas finales:

Y eso es todo :3 Felicidades también a DraculCobain que también cumple años el mismo día que el cocinero~ 

¿Reviews? :3


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