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Empezar de nuevo por MidorikoSakurada

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Notas del capitulo:

Holiiis, perdon x la tardanza, es que estoy con un bloqueo :( muy muy feo y wee, ademas, me desconecte del fic, asique no pude encontrar la inspiracion que me hubiera gustado para la segunda parte del tragico primer capitulo pero weno, :( here it is   xD

Capitulo 2: El reencuentro

Eran las tres en punto en la desierta plaza de lleno inundada por la luz del sol, una pacífica y hermosa brisa hacía ondear el cabello de mi amado Oriya…

Entonces sentí algo que nunca había sentido… contradicciones,… casi vi como mi corazón se ablandaba  y se entregaba por unos segundos a la dulce y nerviosa indecisión del amor…

Estaba feliz de verlo pero a la vez no quería encontrarlo, quería decirle tantas cosas pero en verdad no tenía nada que decirle, quería pasar el resto de mi vida con él pero…

… no sabía si decírselo…

Mientras internamente se desataba una guerra en mi corazón que no sabía se guiarse por lo que siempre quiso hacer o por lo que era costumbre el hombre de cabellos oscuros se acercaba lentamente hacia mi…

-Muraki… - dijo el hombre del kimono con una extraña mezcla de alegría, extrañeza y alivio en su grave  voz mientras se acercaba, cuando estuvo lo suficientemente cerca miró a su viejo amigo fija y duramente, alzó rápidamente una mano y le dio una fuerte cachetada en el rostro, luego suavizó su expresión y lo abrazó con toda la ternura y amor del mundo…

-Oriya… - el hombre de plateados cabellos de seda no estaba extrañado en absoluto de que su peli negro amigo fuera tan expresivo, después de todo, él era quien siempre había sido frio y nulamente expresivo, no su amigo, de hecho… ahora que se lo ponía a pensar… Oriya siempre había sido cariñoso con él, aun después de lo sucedido con Saki, seguramente fue porque siempre creyó que mi cura estaba en el amor, no en la venganza...

Después de todo… tenía razón…

El hombre del kimono quedo totalmente sorprendido cuando su amigo de blanco atuendo aceptó su abrazo con…

¿cariño?,... ¿amor?

-No ibas a venir, ¿verdad? – dijo el hombre de cabellos oscuros

-No-

-Maldito seas- dijo con aparente enojo el pelinegro –por qué eres tan desgraciado e ingrato, te recuerdo que me debes el agradecimiento del último favor que hice para ti- dijo Oriya quien verdaderamente tenía otros motivos para el reproche

-Gracias-

Su amigo lo miró con  sarcasmo y un poco de gracia

-Y perdón, por las molestias –

-Tú no me molestas, de hecho eres la única persona que me gustaría tenerte cerca siempre… solo que nunca te dignas en aparecer –

La calmada y pacifica expresión de Muraki se transformó en una de sorpresa que rápidamente volvió a cambiar convirtiéndose nuevamente en una serena expresión cuando se percató de la cruda sinceridad en las palabras de su amigo de negros cabellos la cual nunca había notado ya que estaba completa y totalmente negado y decidido a no sentir algo más de lo que aun al día de hoy no podía borrar de su corazón por aquella persona…

-Lo siento. –

 -Tampoco era para que te disculparas, se que tienes trabajo que hacer, además de tus… extraños hobbies –

-¿Un poco más de té? –

-Hum… - asintió Muraki acercando su tasa a la tetera

-Tú dime –

-Hasta la mitad –

Oriya terminó de servir el té y siguió charlando con su viejo amigo de nada en especial hasta que, sin que ninguno de los dos se diera cuenta, la sigilosa noche reemplazó la claridad del día.

El pelinegro de había dado cuenta de que su amigo estaba mucho más expresivo que de costumbre y menos frío y sarcástico que nunca y pensó que era una buena oportunidad…

-¿Te quedarás? –

-No, solo he venido de visita – contestó el hombre de cabellos plateados y suaves como la seda

-Es tarde, ¿a dónde irás? –

-A caminar –

-¿A esta hora? –

-Si –

-No. –

-¿Por qué no? -

-¿Me estás diciendo que pasarás la noche vagando por las calles y esperas que te deje ir? –

-Si – dijo Muraki con una leve sonrisa en sus labios, amaba que su amigo lo protegiera… lo hacía sentir tan bien

-Te equivocas mucho –

-¿Acaso vas a obligarme a quedarme aquí? –

-No si no quieres quedarte aquí conmigo, pero sí voy a obligarte a pasar la noche en un hotel – sentenció el pelinegro

-Considerando mis únicas dos opciones… me voy a un hotel –

Al oír a su amigo pronunciar estas palabras la expresión del rostro del hombre del kimono, antes tan alegre y divertida se ensombreció demostrando repentina tristeza

-Ajá… -

-¿Oriya?... – dijo el doctor de pelo plateado notando el cambio en el rostro de su enamorado viejo amigo -¿qué sucede? –

-No quieres quedarte conmigo… -

-No es eso… es que no quiero causarte más molestias –

-Ya deja de decir “molestia”!, tú no me molestas!!! Y me encantaría si te quedaras una noche conmigo, aunque sea solo una y después no te vea en años… - dijo el pelinegro con los ojos brillantes de repente – ¿me concederías ese favor? –

-Oriya… - el doctor sonrió con ternura – claro que si…–

-¿Y que vas a hacer ahora?- preguntó Oriya a su hermoso compañero de cabellos color plata mientras comenzaba a lavar los platos ya entrada la noche.

-No lo sé… -

-No quiero sonar egoísta pero… me gustaría que te quedaras cerca… de aquí –

-No olvides que trabajo en Tokio –

-Ya lo sé, solo pensaba –

-¿Y dónde está tu hermosa pareja? – preguntó irónico el doctor haciendo cambiar la expresión de su amigo a una tímida y llena de dudas

-No molestes, sabes que no tengo novia –

-Tienes 45 años… ¿no te parece que es hora de hacer un agradable y dulce hogar con alguien?  -

-Haber, el señor consejos y vida sana, ¿Dónde está tu hermosa y angelical novia?- El pelinegro no estaba totalmente seguro de que quería escuchar la respuesta…

Él quería que su viejo amigo de cabellos plateados fuera suyo para siempre…

Pero no se decidía a decírselo por miedo al rechazo. Su amigo era la clase de hombre totalmente apuesto que podría conseguir a cualquier mujer que quisiera,… entonces… ¿por qué iba a elegir de entre todas las mujeres de Japón a un hombre? y encima sin ningún atractivo sobrenatural o siquiera especial.

-No tengo, ni tendré – estocada al corazón

-Si no quieres pareja no tienes derecho a reprochármela –

-Yo no dije que no quería pareja –

-Entonces ¿qué?, ¿es un tema de tiempos? –

-No. – el corazón de Oriya se aceleraba cada vez más

-Entonces ¿qué? –

-Ahhh, creo que ya es tarde… vamos a dormir – dijo entre bostezos Muraki

El apuesto y angelical hombre de atuendo blanco como la nieve y cabellos plata se levantó y salió al patio a mirar la luna dejando a Oriya con las ganas de hacerlo confesar, el pelinegro juró que no se le iba a escapar de las manos otra vez, la próxima vez haría confesar a su amigo toda la verdad, le gustara o no lo que tuviera para decir.

La próxima vez…

… que no tardaría en llegar.

Notas finales:

Espero comentarios, criticas, lo que sea, todo sirve, besootes ! ¿]


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