El inicio del fin (parte I)
Tan obscuro se veía, tan horrible se sentía en aquella habitación que habían compartido hace 6 años, que ni podía escuchar las gotas de la lluvia que caían golpeaban contra los vidrios. No sabía que podía hacer estaba cansado, tenía unas grandes ojeras por tanto trabajo hecho, que como agradecimiento de la editorial le dieron una semana de descanso. En realidad a él no le importaba prefería estar trabajando en aquellos manuscritos de aquellos mangakas.
Ya habían pasado 2 años desde su muerte.
Uso lo que le quedaba de fuerza y sin ganas se levantó de aquella cama que había compartido, y con pocos ánimos se adentró al baño, se desvistió y se adentró a la ducha abrió la llave de agua caliente no más, quería sentir algo cálido que tocara su frio y blanco cuerpo, siete minutos pasaron y salió de la ducha se empezó a secar su cabello negro para luego seguir con su cuerpo. Hoy saldría, se había decidido necesitaba comprar comida ya hacía unos dos días que no había querido probar bocado, puesto que cada vez que metía algo en su estómago este lo rechazaba, por lo que se mantenía con las pastillas que el doctor le había dado, recomendándolo tomar 3 al día.
Mientras se vestía pudo escuchar el timbre. Fue a abrir para encontrarse con su ex amigo.
-que haces aquí?- dijo molesto
-aquí es donde vives, no?- le dijo serio
-largo- decía, mientras cerraba la puerta
-oi, si no recuerdas fue el quien se suicidó por estar loco!!-
De pronto se abre la puerta dejando mostrar unos ojos ámbar molestos -PERO POR QUE CREES QUE LO HISO LE HICITE PERDER A NUESTRO BEBE??
-…-
Que acaso tengo que recordarte quien fue el culpable de hacer que ritsu se hundiera en tal depresión, sino fuera por ti y tus estupideces él y mi hijo estaría aquí conmigo- decía - ahora vete -cerro la puerta.
Takano se había metido dentro de la cama. Mientras lloraba desconsoladamente, aun no lograba entender como ese hermoso día había terminado horrible. Sin darse cuenta se durmió.
Recuerdos de Takano:
Era un día precioso, no perfecto- pensaba Takano, mientras esperaba a que cierto castaño se terminara de arreglar, al parecer parecía querer lucir bien ante él, aunque lo negara con timidez. Pero para él siempre se veía bien, bueno salvo cuando estaba despeinado tenía cierta manía con eso.
-listo Takano-san como me veo?- la vos de ritsu lo hiso salir de sus pensamientos, quedando asombrado por como lucia su hermoso Onodera. Dejándolo hasta sonrojado ante la imagen de una castaño, que vestía unos jeans algo ajustados de color negro y calzado del mismo color, que combinaba con una camisa que parecía hecha de diseñador verde que resaltaban con esos ojos verdes con los que lo caracterizaba.
Por un momento le entraron ganas de alzarlo y llevarlo directamente a la cama para hacerlo suyo, sin embargo eso haría enojar al castaño, y además este era un día especial él le había prometido una cita, pues necesitaba hablar con él, por lo que se auto controló.
Takano-san!- la voz de Onodera le hiso venir
Ah, a s-si muy bien, vamos- decía mientras se daba vuelta dejando al otro confundido y algo afligido, le había costado mucho decidirse para que le dijera eso.
Iban caminando por la calle con destino a un restaurante romántico para almorzar que según decían era para cualquier tipo de pareja, al entrar Onodera diviso una mesa que se encontraba apartada por lo que le dijo a Takano donde iría, este sintió y le siguió. A los pocos minutos vino un mozo elegante.
-que desean pedir? - les pregunto esbozando una sonrisa
- yo quiero lasaña- dijo el castaño
- desea alguna salsa en especial?-
-blanca-
-okey, y usted señor?-
-lo mismo- dijo, dejando asombrado al castaño
- algún postre en especial? - dijo el mozo
- hmm… que hay de nuevo?- dijo el pelinegro
-tarta de fresa o tiramisú- respondió el mozo
-eh tiramisú- decía Onodera mientras sonreía. Acto que fue notado por su pareja.
-que sea tiramisú-dijo Takano dejando a su novio sorprendido y algo sonrojado.
-bien, en minutos su orden vendrá- mientras se marchaba quedo un silencioso algo incómodo.
-y bien?-pregunto serio
-e-eh?-
-me querías decir algo importante, que es?- tenía una intriga e pelinegro por lo que le diría.
-ah s-si bueno, eto…- el castaño se estaba poniendo nervioso y más Takano
-vamos ritsu hace ya dos años que salimos como pareja o mejor dicho esposos–recalco mientras que con su mano acariciaba la del otro- no debes temerme-
-bueno, por eso mismo no te temo, es decir, eto eh…-se le estaba complicando hablar- recuerdas lo que hicimos la noche de año nuevo- Takano abrió los ojos con sorpresa ante el recordatorio de este- no bueno, quiero decir, que yo es..- no pudo terminar de decirlo pues el mozo había llegado con la orden.
- gracias- dijeron
-buen provecho- dijo el mozo dejándolos solos
-que yo..?- takano repetía para que este terminara de hablar, ya que la intriga lo estaba matando.
-bueno como te decía- se encontraba nervioso, por lo que dio un sorbo a su bebida para aclarar la garganta y prosiguió- y-yo yo-o-
Takano ya no aguantaba – yo que? Ritsu- dijo algo molesto mientras se metía un pedazo de lasaña en la boca
-yo estoy EMBARAZADO – dijo ritsu
El pelinegro se asombró tanto ante aquella confesión, que olvido que tenía que tragar, por lo que se atraganto. Onodera al verlo así se asustó e intento socorrerlo, takano al lograr estabilizarse trago un poco de agua para poder tranquilizarse. Quedaron en un silencio incomodo por unos minutos hasta que…
-confirmaste?-pregunto takano
-s-si el doctor dijo que era raro en un hombre pero que si estaba en cinta- Onodera estaba cabizbajo no quería mirar hacia arriba y encontrarse con una mirada de decepción.
- cuanto tienes?-
-dos meses-
Pasaron 10 minutos incomodos los más incomodos para el hasta que se decidió levantar la cabeza. Se sorprendió al encontrar aun takano feliz sus ojos su boca mostraban felicidad- estas feliz?- el otro arquea una ceja portal pregunta- como no voy a estar feliz – agarra la mano de Onodera y lo levanta de su silla – la cuenta – deja yo lo pago- saca de su billetera la plata y lo deja en la mesa.
A Onodera le empieza a doler el brazo y lo deja en evidencia por su gemido de dolor, puesto que takano lo llevaba a rastra, este al notarlo deja de forcejearlo le agarra la mano dulcemente y lo lleva al parque.
Ya en el parque- que hacemos a…- no termina de hablar ya que lo detiene la boca del otro, lo abraza y lo junta con beso apasionado y tierno, se separan por un momento por la falta de aire aunque eso no evita que Masamune lo vuelva a besar. Ya son las 6 de la tarde, ambos se van de la mano no importa quién los vea ambos están felices, alegres, o como llamen a ese sentimiento. El camino a casa se les hacer rápido ya están abriendo la puerta takano la cierra, y sin espera alza a su uke y lo lleva a la recamara lo recuesta en aquella cama que han compartido desde el momento en que Onodera se confesó y desde entonces han estado viviendo juntos.