Cuando comenzó a faltarles el aire a ambos, terminaron, aunque no con muchas ganas, su primer beso.
Ryuzaki soltó su rotro y abrazándolo por la cintura se acercó a su oído y preguntó de una forma tierna y cálida.
-¿Ahora si eres feliz?
Light se limitó a frotar su cabeza contra la del ojinegro, como si de un gato se tratara, en señal de afirmación.
Pasaron largo rato abrazados sin decir una sola palabra, no era necesario hablar; la forma en la que uno se acercaba al otro dejaba más que clara la situación.
El silencio fue roto por una dulce voz que preguntó.
-¿No es ya demasiado tarde Light?
El castaño miró su reloj y se dió cuenta de que efectivamente era muy tarde.
Se acercó a besar en la mejilla al ojinegro, como forma de despedirse, que lo recibió con un dulce beso en los labios.
Se dirigió a su casa mientras Ryuzaki lo miraba con una sonrisa en su rostro.
Cuando Light llegó a su casa su madre y hermana lo esperaban, al verlo Sayu muy sorprendida dijo.
-¿Y ahora qué te paso?
El castaño se hizo el desentendido y preguntó el motivo de tal sorpresa.
-Bueno hijo-dijo en tono calmado su madre-Ayer estabas muy triste y hoy tu semblante es totalmente distinto, te ves muy animado-concluyó con una sonrisa.
-Eso...-contestó un poco sonrojado-Es solo que estuve con alguien un rato-decía mientras los recuerdos volvían a su cabeza, una evidente sonrisase dibujaba en sus labios.
-Compañeros de la escuela, supongo-agregó su madre.
Light asintió con la cabeza, escondiendo su sonrisa y sonrojo.
-¿Y quién era?-preguntaba con mucha curiosidad su hermana.
El castaño se incorporó, no sabía como contestar esa pregunta; no creía que fuera conveniente contarles que la razón de su repentina alegría era un beso, y aún más difícil le era explicar que había sido con un hombre.
Su sonrisa se desvaneció y solo dijo rápidamente.
-Tengo muchos deberes, después continuamos con la conversación-gritaba subiendo las escaleras y se encerró en su cuarto.
-¡Light! ¡No seas cruel y cuentame que pasó!-suplicó su hermana.
-Vamos Sayu-decía su madre-Deja a tu hermano estudiar tranquilo, más tarde podrás preguntarle lo que quieras.
El castaño se tumbó en la cama algo preocupado, pero al descubrir que el aroma de Ryuzaki se había impregnado a su ropa por aquel largo y profundo abrazo, se abrazó a sí mismo mientras repetía una y otra vez el nombre de su amado ojinegro.
Pronto oscureció y Sayu llamó a su hermano.
-¡Light! La cena está lista.
El aludido bajó al comedor, saludó a su padre y se sentó frente a la mesa.
-¿Por qué ese cambio tan repentino?-dijo seriamente su padre.
-¿A qué te refieres?-contestó nervioso el castaño, temiendo que su padre estuviera enterado de la situación.
-Bueno-hizo una ligera pausa-Ayer te veías triste, ni siquera bajaste a cenar-dijo algo preocupado-En cambio tu alegría fue obvia-siguió con una sonrisa.
-¡Estuvo con alguien durante horas!-dijo Sayu muy emocionada-Pero no ha querido decirnos con quien-prosiguió con un tono que demostraba las ganas que tenía de saberlo.
-¡Sayu!-gritó Light algo sonrojado-No es para tanto-dijo muy bajo, dejando ver que no encontraba las palabras para expresarlo.
-¡Basta! ¡Basta!-dijo su padre-Estoy seguro de que en cuanto esté preparado él sólo nos lo dirá, solo tienes que esperar-sonrió.
Light estaba avergonzada, al parecer solo su padre pudo notar lo que sucedía, las palabras que dijo se repetían una y otra vez en su mente "En cuanto esté preparado él sólo nos lo dirá".
-¿En cuanto está preparado? ¿Cómo sabré que estoy listo para decirlo?-se preguntaba el confundido castaño.
-¿Acaso creen que ésto es fácil para mí? Ni yo mismo sé como tomar ese beso...
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-Fue solo un beso nada más. Lo hice solo para que no comenzara a llorar... No fueron sus ojos que me miraban con dulzura a cada momento, no fue esa sensación que solo él puede provocar; fue solo mi deseo de que dejara de seguirme y de decir cosas sin sentido-se dijo a sí mismo Ryuzaki que aún estaba algo confundido.
El ojinegro con los ojos fijos en la luna suspiraba repetidamente, intentando sacar todas sus emociones contenidas.
-Es solo otro más, alguien sin importancia para mí... ¿Pero por qué me tiene así?-meditó durante unos segundos sin dejar de ver la luna.
-Lo mejor será no acercarme a él durante algún tiempo, no quiero que malinterprete las cosas y se haga falsas iluciones. No quiero lastimarlo....-el ojinegro sacudió bruscamente la cabeza, intentando borrar ese pensamiento de su mente.
-Tendré que dejarle bien clara la situación, aunque nuevamente me mire con esa ternura tan característica de él y me demuestre el daño que le estoy haciendo... En verdad no quise decirle eso ayer, pero no quería enfrentarme a su rostro sonrojado que tanto me cautivo la primera vez...
-¡BASTA!-gritó a la nada bastante alterado mientras golpeaba con el puño la pared-Ya no puedo seguir así-se sentó en el suelo deslizando la espalda por la pared-Debo dejar de pensar en él-una pequeña lágrima rodó por su mejilla.