Esa mañana Light se despertó muy temprano y comenzó a cambiarse de ropa, probandose todo lo que tenía.
-Lo mejor será ir como de costumbre... No creo que a Ryuzaki le importe mucho como me vista-pensaba mientras se ponía lo primero que salía de la montaña de ropa.
Bajo a toda velocidad, tomó sus cosas y salió de la casa tan rápido como pudo mientras decía
-¡Nos vemos más tarde!
Corrió tan rápido como pudo hasta la puerta de la escuela donde estuvo un largo rato esperando que el ojinegro llegara, era lo más normal, el castaño estaba tan deseoso de ver a su amado que había salido con mucha anticipación de su casa.
Apenas apareció el ojinegro, Light corrió hacia él mientras gritaba lleno de emoción
-¡Ryuzakiiiiiiii...!-extendiendo los brazos para rodearlo con ellos.
-No te tomes tantas confianzas-decía el ojinegro mientras evitaba aquel abrazo.
-Em... Tienes razón, no creo que sea buena idea mostrarle al mundo lo que pasa-respondió el castaño siguiéndolo.
-¿Qué le pasa a este chico? Al parecer no entiende la situación-decía para sus adentros Ryuzaki.
Ambos entraron al salón y Light se sentó junto a él tan cerca como pudo.
-Sabes-decía viendolo fijamente-Creo que lo mejor será aclarar bien la situación. Es la primera vez que algo así me pasa y bueno-rió un poco sonrojado-La verdad es que te quie...
-Ya viene el profesor-interrumpió el ojinegro evitando así que Light dijera lo que sentía.
-Buenos días jóvenes ¿Serían tan ambles de ocupar sus lugares?-preguntó el profesor en tono sarcástico como de costumbre.
-No entiendo porqué siempre hace eso-suspiró el castaño-Me pone nerviso.
-¿Acaso quieres que te saque de nuevo?-contestó el ojinegro.
Light solo agachó la mirada, en señal de que había entendido lo que Ryuzaki quería. Lo mismo ocurrió en el resto de las clases, el castaño intentaba hablar con el ojinegro y este evadía la conversación con la misma excusa "¿Acaso quieres que te saquen de nuevo?"
La hora del almuerzo llegó, Ryuzaki salió del salón tan rápido como pudo.
-Será mejor mantenerme lejos de él.
Light lo siguió, pero el ojinegro lo había conseguido, se perdió entre la multitud.
El castaño lo buscó por toda la escuela hasta que lo encontró sentado a la sombra de un árbol, se acercó hacia donde estaba, evitando que lo viera; llegó por la espalda y cubrió sus negro ojos mientras le susurraba al oído cono el tono más sensual que podía
-Adivina quien soy...
Éstas palabras erizaron la piel del ojinegro que, intentando disimularlo, retiró las manos del castaño diciendo
-Te lo dije en la mañana, no te tomes tantas confianzas. Lo que pasó ayer no significa nada; así como te besé a ti pudo haber sido a cualquier otra persona. Ahora déjame solo-dijo algo molesto alejandose del lugar-No me está ayudando en nada... Es un tonto, pero... ¿Por qué me pone así su compañía?-pensó.
Light no hizo más que tumbarse de rodillas en el suelo, mientras pensaba
-¿Cómo puede cambiar tanto de un día para otro? Apenas ayer fue dulce y tierno conmigo, en cmabio hoy, sus palabras vuleven a ser hirientes-derramó una lágrima.
-¿Te encuentras bien?-preguntó una dulce voz.
El castaño levantó la mirada y vio una chica rubia de ojos azules que lo veía algo preocupada.
-Soy Amane Misa-dijo con una sonrisa-No nos conocemos pero te he visto algunas veces y verte así me preocupó.
-No es nada-dijo Light levantandose y fingiendo que todo estaba bien-Gracias por preguntar-sonrió.
Al castaño le extrañó que alguien a quien no conocía le pudiera preocupar lo que le pasara, mientras que al ojinegro que tanto amaba ni siquiera le interesaba.
La rubia estuvo buen rato hablando con él, mientras se preguntaba quien era esa chica y porqué se procupaba por él.
-Esto...-dijo la rubia sacandolo de sus pensamientos-Yo ya me presenté, pero tu no me has dicho tu nombre.
-Light-contestó el castaño.
-Bien Light-prosiguió la rubia-tendremos que continuar la conversación en otro momento, ya es hora de volver a clases. ¡Nos vemos!-se despidió caminando a su siguiente clase.
El castaño, aún confundido y con miles de dudas, se dirigió a su salón y no prestó mucha atención al ojinegro, que a pesar de estar feliz porque Light no insistía en hablar se notaba preocupado por la misma razón.
Las clases terminaron y el castaño decidió hablar con Ryuzaki solo para aclarar las cosas. Nuevamenteel ojinegro huyó para evitar tan incómoda platica.
Light se encontró nuevamente con Misa, que después de presentarle a Takada y Matsuda, amigos de la rubia, lo invitó a ir por un helado con ellos.
-De todos modos perdí mi oportunidad de hablar con él, supongo que un helado me caería bien-pensó, por lo que accedió a acompñarlos.
Después de comprar el helado los cuatro estuvieron hablando un par de horas, que le sirvieron al castaño para olvidar lo sucedido con el ojinegro. Pasó un momento muy agradable y se dió cuenta de que lo único que necesitaba era dejar que las cosas fluyeran, siguieran su curso y se solucionaran con el paso del tiempo.