Ya han pasado casi tres semanas desde que “adopté” a un joven como mascota en mi casa. Mantenemos en cierta forma distancia y tampoco conversamos mucho que digamos, solo nos decimos cosas necesarias como “hola”, “ya me voy”, “gracias” “hola” y cosas así por el estilo. Nunca intercambiamos alguna información personal, no es necesario y a él tampoco parece importarle, así que todo normal. Nuestro horario es igual a la de un estudiante y su mascota, mientras que yo me dedico a estudiar, cocinar, limpiar y hacer las compras el bastardo holgazán únicamente duerme, ve la televisión, o su acción favorita: verme hacer todos los quehaceres sin ayudarme.
Regresando del instituto, corría por mi mente las interrogativas de qué hacer con mi “querido invitado”, no me gustaba para nada la idea de que yo sea quien hace todo y él no. Además, me preguntaba cuándo regresará Kyoko, mi novia, y el por qué hasta ahora no me llama. Sin darme cuenta ya había subido todas las escaleras y me encontraba al frente de mi puerta.
- Ya llegué – grité mientras entraba.
- Bienvenido amo – me dijo mi “perro” rodeado de varias mujeres teniendo relaciones en plena sala.
- Q-qué crees haces con esas mujeres en mi casa??!!!! – le grité exasperado tirando mi mochila al suelo.
- Recuerda que soy un perro macho, tengo mis “necesidades” – habló todo tranquilo y continuó haciendo lo que estaba haciendo. Yo me hice el loco y fingí no estar viendo ni escuchando nada.
- Mañana irás al mismo instituto que yo –
Se detuvo y me mira desconcertado.
- Qué? Por qué?? –
Las chicas, con sábanas y todo se fueron por la puerta, veo como se van corriendo todas nerviosas con lo poco que les queda de pudor y autoestima. De verdad piensan escapar tan solo vistiendo esas telas?? Mis ojos se van desviando poco a poco hacia ellas, después de todo también soy un hombre y verlas haciendo esas cosas era, en cierta, manera nuevo y excitante. Voy cerrando la puerta cubriendo una parte de mi rostro ocultando mi rubor en las mejillas (no quiero que ser catalogado de pervertido o acosador) y siento una extraña sensación en mi cuello.
- Ahhh ya comprendo, tienes celos – el estúpido me estaba abrazando y a la vez me estaba acorralando contra la pared. Caí al suelo del miedo.
- Ba-basta perro estúpido – traté de alejarlo de mí a empujones pero él insistía en acercarse y con una sonrisa me dijo…
- Lo siento, eso es imposible – se detiene y me suelta – Como habrás notado a mi sólo me gustan las mujeres – me miró.
- No digas tonterías – me paré y le miré la cara de manera amenazante, pero él me agarró del mentón acercándome a su rostro como si quisiera besarm….
- Qué? Crees acaso que te voy a besar? – se rió – Pero si quieres que lo hagamos sólo tienes que… -
- Idiota! Sólo te digo que no traigas mujeres a la casa! – le grité. Aun así por alguna extraña razón me sentí “caliente” en el momento en que me acercó a él, debe ser por la ira que estaba sintiendo.
- Pero de alguna manera tengo que “desahogarme” – volvió a acercarse a mí – Si no tendré que hacerlo contigo –
Luego de esas palabras prosiguió a lamerme la cara lentamente provocándome más calor y … creo excitación, pero en ese momento se me vino a la mente la imagen de Kyoko.
- De-detente! Recuerda que tengo novia! –
- Aun así te pusiste rojo cuando me viste desnudo y me acerqué a ti – se acercaba nuevamente. Mi cara se ponía más roja, se acercaba más y más, no sabía que hacer.
« Ding dong »
Alguien tocó el timbre!! Bien! Me siento tan feliz, me salvaron de esta situación! Pero siento cierta decepción por haber parado... Pero qué estoy pensando??!!
Me paré inmediatamente del suelo para abrir la puerta. Seguían tocando el timbre. Grité que ya iba pero igual seguían tocando, pero quién demonios será?? Llegué a la puerta, no tardé mucho pues estaba a sólo cinco pasos, abrí la puerta fastidiado por todo el ruido provocado. Era mi vecino, un niño de 15 años que estudia en el mismo instituto que yo; digo que es un niño por su apariencia, piel completamente blanca, ojos color almendra con unas grandes pestañas, su cabello castaño le llega a los hombros pero lo más característico de él es su tamaño, a pesar de ser un año menor que yo es mucho más bajo, casi del tamaño de un niño de 12 o 13 años. También su voz fina no le ayuda mucho que digamos. Su nombre es Imada Shun.
Shun se quedó parado, inmóvil, mirándome; qué extraño? Pensé, generalmente siempre cada vez que me ve salta a abrazarme o viene a conversar o a saludarme animadamente. Hasta que me di cuenta de que mi "perro" (tendría que acostumbrarme a llamarlo así) se encontraba encima de mí cubriéndome con sus brazos desnudos.
De su expresión congelada y también podría decirse extrañada, la cambió radicalmente a uno contento como con el que siempre me recibía.
- Oneeee-chan~ - me dijo feliz sonriéndome para luego, sin mi invitación, entrar a mi casa ¿¿¿A cuántos más veré entrar a mi casa sin mi consentimiento???. Ya adentro giró y se quedó observando de pies a cabeza al inútil que estaba encima mío.... Debió de quedarse casi traumado por ver aun tío completamente desnudo - Y quién eres tú?? - le preguntó con total tranquilidad pero con la mayor intención de hacer su voz gruesa.
- Yo? - sonrió de manera maliciosa - Yo soy su perro - me señaló orgulloso para volver a abrazarme. Los pelos se me pararon de los nervios, a pesar de yo estar vestido me daba cosa tenerlo pegado a mi tal como dios lo trajo al mundo.
- Aah~... Comprendo... - noté que le echaba un pequeño vistazo al sillón todo revuelto con la sábana arrugada encima suyo, escenario realizado por el perro y sus cochinadas - ... Y ustedes ya lo hacen?? – soltó rápidamente sin ningún pudor o vergüenza.
Sentía como mi rostro se ponía colorado recordando lo que acababa de suceder y más que nada por una pequeña y sucia imaginación de nosotros dos en medio del pecaminoso y excitante acto del coito ¡¡¿¿DE DÓNDE PUDE SACAR TAN LUJURIOSA IMAGINACIÓN??!!
- No, todavía no - respondió el otro liberándome por fin. Sonaba decepcionado.... ¡¡¿Pero por qué demonios suena decepcionado si desde un principio me dejó bien en claro que no le iban los hombres?!! ¡Quién rayos lo entiende!.
- Ah! Qué bueno! Como los vi a los dos juntos, a uno todo nervioso - se refería a mi - y al otro sin ropa encima del otro - se refería al perro - Ya que... - se acercó lentamente a mi y sorprendiéndome me aprisionó en sus brazos. Apretaba mi cuello de manera posesiva como si de su peluche favorito que nunca soltaría o prestaría se tratase; me sentía incómodo, no solo por mi pobre cuellos (que ya sentía que se iba a partir) sino por mi espalda, que Shun siendo pequeño me tenía que agachar. Lo miré, estaba mirando al perro de una manera muy amenazante... Retiro lo dicho, ahora me siento como un hueso entre dos perros hambrientos. Continuó hablando - ... Yo siempre estuve enamorado de mi one-chan y pienso hacerlo mío -
Me congelé ante tal confesión. Pensándolo bien, ahora todo tiene sentido como aquella vez que salí con esa chica, pobrecita, después de lo que le ocurrió me vi obligado a visitarla al hospital durante dos meses completos.
Escuchaba a Shun decir una sarta de tonterías acerca de que yo terminaría siendo suyo, que nos casaríamos y tendríamos como ocho hijos, cómo rayos eso sería posible??. Que él trabajaría y yo me quedaría en casa cuidando de los niños, y que cada viernes los dejaríamos al cuidado de mi suegra para tener todo un día para los dos. Que aquellas ocasiones especiales yo sólo usaría un mandil (nada más) y él vendría sorprendiéndome por la espalda y que yo diría - Nyaaa~ me asustaste - de una manera muy dulce y acaramelada mirándolo desde abajo (si, en sus fantasías él es más alto) y él me respondería - No te preocupes, te lo haré lo más dulce que pueda - y de ahí y todo lo demás sonaba una de esas películas XXX. Todo (casi) normal hasta que dijo lo imperdonable.
- Yo seré quien le quite su virginidad!!! -
Después de lo que dijo invadió un silencio sepulcral la sala. El perro quedó con los ojos muy abiertos, Shun seguía apretándome fuerte del cuello pero yo ignoraba totalmente el dolor por la sensación de vergüenza y las ganas de querer asesinar al mocoso este por haber contado tremendo dato tan íntimo. Pero el silencio se destruyó completamente con las fuertes carcajadas de mi mascota.
- Eres virgen!! Jajajajaja - se agarraba el estómago por el dolor de tanto reírse.
Cállate! - grité avergonzado pero nada, ya era demasiado tarde.
El enano del demonio me suelta por fin y se va directo contra el perro, casi cara a cara.
- Si lo tocas o le haces algo, te castraré como a un lindo perrito, entiendes?? - lo amenazó esbozando una sonrisa macabra y se fue cerrando la puerta estridentemente.
- Voy a ir al supermercado - dije mientras cogía mi impermeable pues afuera en la calle estaba lloviendo.
- Te acompaño -
- No es necesario -
Dije eso pero al final (después de una gran discusión) él terminó acompañándome al igual que un buen perro.... Pero al idiota se le olvidó usar el impermeable que presté en la casa. Intenté que regresara por el pero no quiso alegando que no era necesario y que solo bastaba con el calor de m cuerpo para abrigarlo. Con tremenda cursilería me salió!
- Oye vamos al parque - me pidió en el camino de regreso a casa.
- Para qué? - estaba cansado y con frío.
- Yo soy tu perro y tú mi dueño. Tu deber (obligación) es pasearme - me sonrió mirándome a los ojos, tomó la manga de mi casaca y me jaló a la fuerza llevándome al parque.
En ese momento en que me miró directo a los ojos sentí como mi mundo interno estaba siendo invadido por él. A pesar del frío del viento me sentí rodeado de una calidez, que creo, procedía de este tonto que con una gran emoción y sonrisa en su rostro me jalaba.
Todo terminó mal. Ya llegando al parque éste se cruzó con un gato que corría despavorido por la lluvia, y a penas lo vio empezó a corretearlo tratando de agarrarlo. Pero resbaló con el piso mojado y cayó en charco de lodo gigante del jardín. Tuvimos que volver rápido a la casa.
- Báñame -
Me sorprendió de la nada con tremenda orden.
- Báñate tú sólo, siempre lo has hecho - le respondí.
- Bueeeeno, entonces ensuciaré con lodo toda la casa porque mi malvado dueño no quiere asearme - hablaba al viento haciéndose la víctima.
- Ok! De acuerdo! Te bañaré pero solo para que no ensucies la casa - dije a regañadientas ya que al final yo sería el único tonto que hace la limpieza. Pero a la vez en el fondo, muy en el fondo, sentía las ganas de querer hacerlo.
- Gracias - me dijo quedándose parado.
- Y qué haces? Desvístete, qué esperas?? -
Nada.
- Mi dueño tiene que desvestirme – sonrió el desgraciado cruzando los brazos. Es acaso un niño?? – Nee rápido! – ordenó descaradamente.
Suspiré resignado, no me quedaba de otra, tenía que hacerlo…
- Ni has comenzado ya te has puesto todo rojo - comencé a desabotonarle la camisa, botón por botón; seguí con el polo debajo, él alzó los brazos para facilitarme el trabajo y se lo quité – Ahí viene la mejor parte… -
- Ca-cállate! – le dije nervioso mientras me agachaba para quitarle el pantalón.
Torpemente por los nervios traté de sacarle la correa, cuando por fin lo logré proseguí con el cierre. Me temblaban las manos, no es que vaya a ver algo nuevo…. Eso era lo peor, ya sabía lo que me esperaba. Estaba a punto de bajarle por completo el pantalón hasta que escuché un ruido molesto que me asustó.
- Oneee-chan ~!! – otra vez el enano insoportable de Shun. Estaba detrás nuestro recién entrando por la puerta observando todo.
- Có-cómo entraste???!!! – grité despavorido. Todo mi cuerpo se puso rojo y en un santiamén volví a subirle el pantalón que ya había logrado bajar.
- Tks…. Ese pequeño mocoso volvió a interrumpirme otra vez – dijo amargado, volvió a mirarme pícaramente – Te espero en el baño – se retiró.
- Qué quieres? – le pregunté y Shun sacó un pedazo de papel arrugado y doblado en cuatro de su bolsillo.
- Ten, aquí está la dirección de un sitio donde están regalando cachorritos –
- Eh? -
- No entendía muy bien lo que ocurrió hace un momento, así que le pregunté a mi madre – ¿¿¿Le contó acaso lo que vio??? Y lo peor de todo… SU VERSIÓN!!! – Ella se rió – de seguro habrá pensado que era una broma, ufff menos mal – …Y me dijo que podría ser que estás realizando una fantasía ya que tú no tienes pero quieres una mascota…. – cogió mi mano y colocó ese papel en ella – Por eso te doy esta dirección, para que tengas un perro de verdad y botes al raro ese –
- No es necesario – le interrumpí. Prometí a Kyoko que lo cuidaría hasta su regreso y eso haré, aunque implique tener que vivir con un pervertido.
Traté de hacerle comprender que no lo necesitaba pero él seguía hablando y hablando hasta que (por fin) la voz de su madre lo llamó y él tuvo que irse.
Por fin tranquilidad…. Ahora a bañar a mi “lindo” perrito.