-appa no puedo dormir –un pequeño susurro detrás de su puerta, le hizo asentar el portarretratos que sostenía y enarcó una bella sonrisa.
-¿Y a que se debe eso hermosa? –preguntó hacia la chiquilla de cabellos castaños y largos. La nena se acercó tímida, subiéndose a la gran cama y siendo apresada de inmediato por unos brazos fuertes y morenos. La chiquilla chilló divertida y se dejó hacer ante las cosquillas de su padre, jugando felices.
-appa, así no me dara más sueño – replicó su pequeña, acomodando su cabecita sobre su pecho fuerte.
-veamos. Junghee, ¿quieres que appa te cuente una historia? –a la nena le brillaron los ojos de cachorrito y asintió feliz. El mayor se acomodó en una mejor posición, acariciando las rosadas mejillas de su pequeña.
-appa, cuéntame un cuento de princesas –imploró la niña. Jonghyun le sonrió para luego besarle la frente.
-Veamos, te contaré la historia de la princesa más hermosa que haya existido. Mas hermosa que Cenicienta, la Bella Durmiente y la Sirenita. –Hizo una pausa para acariciar los suaves cabellos rizados de la nena.- Esta princesa vivía en un mágico reino de azúcar, y muchos de los súbitos la apodaban la “princesa de dulce” por tener un corazón tan puro y bonito, con los mejores y mas maravillosos sentimientos jamás guardados…
~**
Era un típico día, donde un extraño forastero entraba al reino en busca de mejores oportunidades de vida. Llevaba consigo una guitarra y algunas partituras.
Lo que más le encantaba hacer a este chico era cantar, pero aun nadie reconocía su gran talento. Su estómago gruñía y rogaba por un poco de comida.
Se paró en varios establecimientos, esperanzado de que una buena persona le invitara siquiera a la mitad de un pan.
Tan gentiles~
Buenas y cálidas eran todas y cada una de las personas del reino. Tan solo con chocar con la primera persona, esta se ofreció a invitarle un poco de jugo, otra que pasaba por allá preguntó si no tenía hambre, cosa que el muchacho agradeció infinitamente. En menos de una hora ya había hecho dos amigos.
-Si no es mucha la molestia, ¿podrían decirme de algún lugar donde trabajar?
Ambos chicos lo miraron y sonrieron. –a juzgar por tu guitarra, debes ser un músico ¿cierto? –el chico asintió con los ojos brillosos. –ve al palacio entonces. Desde hace una semana solicitan un músico para la princesa de dulce.
El castaño ladeó la cabeza, señal de que estaba confundido.
-¿Princesa de dulce? –ambos chicos asintieron, con las mejillas un poco sonrojadas. Jonghyun no pasó por alto aquel gesto y enarcando una sonrisa decidió preguntar. ¿Tan linda es?
El chico de cabellos rojizos asintió feliz. –Dios, no he conocido ser humano más perfecto que la princesa.
-¿Y cómo es que ustedes no han ido por el puesto?
-Mi buen amigo, no hay ningún aldeano que no lo haya intentado. La princesa busca un sonido autentico y único. Nosotros usamos los mismos acordes y la misma tonada. Supongo que se aburre de la misma tonada. Pero mucha suerte, un forastero como tú quizá lo consiga.
-Y si eso pasa, créeme que serás alguien muy envidiado por el pueblo – Jonghyun soltó unas risitas y asintió.
Era hora que la dichosa princesa escuchara los grandes talentos del poderoso Jonghyun.
-Buenas tardes joven, ¿Tiene algún tipo de audiencia con su Majestad? –Preguntó un guardia bigotón. Jonghyun se quedó observando aquel botón rosa con la flor imperial de la familia.
-¿Por qué...?
-A la princesa le gusta demasiado el rosa. Órdenes de su padre.
Asintió poco convencido y pasando saliva, encaró al guardia. –Estoy aquí para hacer la audición de músico. –El guardia comprendió de inmediato e indicándole a un sirviente que lo condujera, le sonrió
-¡Suerte! – gritó a lo lejos.
¡Vaya! De seguro que esa tal princesa era todo un misterio, pero nada que Jonghyun con algunos buenos acordes y la mejor de su sonrisa no pudieran arreglar.
Jonghyun siguió al pequeño sirviente durante el trayecto, maravillándose de la cantidad de lujos. Iban desde lo más sencillo hasta el mejor cuadro que Jonghyun pudo admirar jamás. Todos esos jarrones y las paredes de mármol, con ligeros tonos en rosa, conllevando muy bien con la vista del enorme lugar.
-Su majestad… -golpeó la gran puerta de madera. Jonghyun quiso hacer un pequeño espacio. Su corazón estaba ansioso. Ansioso por comprobar la belleza de aquella joven de la que tanto se hablaba.
Incluso pudo jurar que sintió a su corazón pararse por dos segundos, cuando alguien a través de la madera respondió “Ya voy”.
Quizá era su imaginación o su oído estaba poniéndose mal, que le pareció haber escuchado una melodiosa voz un tanto gruesa.
La puerta se abrió, dejando ver a la hermosa criatura de la que tanto hablaban. Esta princesa tenía los cabellos rubios y suaves en apariencia. Sus ojos eran de un café profundo, como el chocolate que tanto le gustaba comer; tenia miles de pestañas largas adornando ese par de ojos rasgados, haciéndolos aun mas mágicos y bonitos. Su nariz era un pequeño montecito, adornando su cara perfecta. Y sus labios, el par de labios más rosados y bonitos que jamás haya visto. Se movían tan finos, tan perfectamente y se le antojaban como un par de caramelos de leche, de esos que tanto le gustaban.
En sí, la perfección personificada.
Habrían pasado unos 15 segundos, cuando el chico bonito se puso en frente de el. Pasó saliva con dificultad, recordando como rayos se respiraba y tranquilizando a su desenfrenado corazón.
Tuvo el descaro de mirar hacia abajo, inspeccionando su cuerpo.
No tenía un par de pechos.
Sus caderas y cintura eran un poco más pequeñas que las niñas normales.
Ok, era un chico.
Esa princesa ¡Era un chico! ¡Un Príncipe!
-¿Quién eres tú? –oh Dios, tuvo que agradecer a las fuerzas que esa simple pregunta no lo derritiera por completo.
En efecto era tan hermoso y perfecto.
Perfecto~
-Es Kim Jonghyun Majestad. Vino para hacer la prueba de músico. –El chico enarcó una hermosa –Y mucho más que eso—sonrisa
-Uhm que bueno. ¿Cuánto ha pasado desde el último? ¿Dos días? –bueno, se veía estricto con eso de las pruebas.
-Lo dejo todo a su cargo majestad. Si no necesita otra cosa me retiro. –El chico rubio jaló al pequeño y lo envolvió en un abrazo. Si.
Ahora estaba celoso.
-Tae, te he dicho millones de veces que me llames Kibum, Key o como gustes, pero Majestad no. No me siento poderoso ¿sabes? – y si, era humilde y precioso. El pequeño asintió con los mofletes prendidos y haciendo una pequeña venia se despidió, dejando solos a Jonghyun y a Kibum.
Luego de un leve “¿Cuál es tu nombre?” la mente de Jonghyun se bloqueó por completo.
-¿Estás bien? - al no recibir respuesta, Kibum se preocupó.
-¿Eh? ¡Ah! Si, si perdón –hizo una pequeña reverencia y ya no supo que más hacer.
-Kim Kibum, príncipe del reino de Daegu. –posicionó su mano, esperando por la respuesta del lindo chico con cara de cachorrito.
-Kim Jonghyun. Un placer -¡Sus manos tan suaves! Rayos, Jonghyun tenía un serio problema amoroso con ese lindo chico.
-bien, veamos qué es lo que preparaste. Si no te importa, me gustaría escuchar como tocas. –sonrió acomodándose en una gran cama de colchas rosadas.
Tan linda su habitación. Claro, más grande que la casa de sus padres, pero con una esencia cálida.
Con los nervios comiéndose sus neuronas, sacó su preciosa guitarra.
-Vamos nena, hay que impresionarlo… -susurró mientras acomodaba sus dedos sobre las cuerdas en los trastes correctos.
~~
Una bella canción, tan pura. De esas que con solo escucharlas por primera vez, envuelven tu corazón en un bello sentimiento, obligándote a cerrar los ojos y disfrutar de las tonadas.
Definitivamente ese chico tenía que ser su músico personal.
-Me has dejado impresionado. –cruzó las piernas y allí fue donde Jonghyun observo que su pantalón entallado era blanco, combinado con una playera holgada en tonos rosas.
-¿Y bien? –ya no sabía si estaba ansioso por conseguir el trabajo, o porque le diera la oportunidad de estar junto a él.
-Me ha gustado. Puedes quedarte –y no supo en qué momento comenzó a chillar como una niña de 14 años.
Solo podía estar consciente que a partir de ahora, tenía mucho que vivir junto a esa singular princesa.
**~
-Eso fue hermoso appa ~ -susurró la niña a punto de caer en el mundo de los sueños.
-Duerme preciosa, mañana seguiré con la historia. – la nena asintió y cerro sus pequeños ojitos, acomodándose en el colchón de la cama de sus padres.
Jonghyun sonrió, era bonito pensar en aquella princesa…