- ¿Estás seguro? – dijo Zach mirándolo a los ojos-.
- Sí. – respondió Ian tímidamente-.
Zach se acercó lentamente hacia Ian. Apenas cuando unos centímetros los separaban, Zach sonrió. Los labios de Ian se tocaron con los de Zach. Fue maravilloso. Ian no tenía palabras para describir lo que sentía en ese momento. Sólo sabía una cosa. El lo amaba. Lo amaba con locura. Y no se imaginaba una vida sin él. Sin su todo.
Ian le devolvió el beso. Ambos se separaron por unos segundos, se miraron y rieron. Continuaron besándose y acariciándose, jugando, mordiéndose. Todo era perfecto.
- Te amo.- dijo Ian entre medio de besos-.
- Yo más.- contestó Zach sonriéndole.
- No, yo más.- dijo Ian abrazando a Zach.
Zach abrazó más fuerte a Ian, lo tomó por la cara, lo miró unos segundos y le dio un largo y tierno beso.
Un 27 de Abril comenzó todo. Ian se levantaba todos los días a las 5, así podría llegar al colectivo a tiempo y no llegar tarde a clases. Pero gracias a un par de inconvenientes, éste día no fue así. Ian se levantó y se fijó en su despertador. Eran la 5.30. Por alguna razón no había sonado e Ian estaba entrando en pánico. Se cambió lo más rápido que pudo, muy desprolijamente, se lavó la cara y bajo corriendo al comedor. Se atragantó con un vaso de jugo de naranja y sin comer nada, salió de su casa.
Corrió 2 cuadras y media, y cuando estaba llegando a la parada podía ver cómo el colectivo comenzaba a avanzar. Ian se apuró pero quedó sorprendido al ver que el colectivo se frenaba lentamente y un chico se asomaba por la puerta. Él le hizo señas a Ian. Muy extrañado, Ian subió y le agradeció al chico. Sin darse cuenta, pronto ya estaban conociéndose y hablando. Su nombre era Zach. Era apenas unos centímetros más altos que Ian, pero casi ni se notaba. Su cabello, largo y castaño. Ian se detuvo en sus ojos, le llamaron la atención. Eran muy grises y oscuros, y a Ian le gustaban.
- ¡Ian!- dijo Zach pasándole la mano por la cara-.
- ¡S-si!- reaccionó Ian-.
Ian se había perdido en sus ojos. Luego, continuaron hablando todo el viaje cuando de repente Ian notó algo. Zach llevaba puesto una camisa blanca, un sweater gris y unos pantalones negros. Pudo notar también un escudo. Era el de Rainside College.
- Asi que, ¿vamos a la misma escuela? – Zach soltó una risa-.
- Al parecer – respondió Ian tímidamente-.
Ian se sentía raro. Estaba feliz, y no sabía por qué. Zach tenía algo que le provocaba felicidad.
Llegaron a la escuela a tiempo. Había mucha gente, muy apurada, yendo de acá para allá en los pasillos. Ian y Zach avanzaron como pudieron y en el recorrido chocaron con varios.
- Hey, Za- Ian no terminó su frase, al ver que Zach ya no se encontraba ahí-.
Ian suspiró y siguió su camino hacia su clase. Pensó que, probablemente, Zach se había perdido en el montón de gente.
Biología. Ian la odiaba y era su primera materia del día. Él le dedicó esas dos horas de puro aburrimiento a Zach, no pudo sacarlo de su mente. Miraba para todos lados, intentaba concentrarse en lo que el profesor decía e incluso le hablaron sus compañeros pero el no contestó. Solamente sacó su cuaderno, era azul, y un lápiz.
Comenzó a dibujar; al principio algo indefinido y luego se podía notar que era una figura humana. Ian tenía ese cuaderno en el cuál dibujaba cosas, lo que se le ocurriera, pero cosas que le hacían feliz.
Eran la 1.30 de la tarde y el día escolar terminaba. Todo el mundo salía del colegio, menos Ian. No le gustaba salir con todo el grupo de gente, siempre esperaba al final. Nada pudo alegrarle la tarde excepto por esa persona, que al salir, lo estaba esperando con su bolso en la puerta.