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Afenfosfobia por jackifsy

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Notas del fanfic:

Hola, bueno, este fanfic, según yo, es algo perturbador, así que si no te gusta ver a un Near mentalmente afectado sería mejor que salieras.

Bueno, este fanfic se me ocurrió al ver una lista de fobia y al instante me gusto lo que mi traumada mente creó jejej xD, a los que se animen a leerlo espero que lo disfruten ^^

Notas del capitulo:

aquí es donde todo empieza, espero les guste

 

Afenfosfobia

— ¿De qué quieres que hablemos hoy, Near?

—No lo sé— respondió el peliplata.

—Ya terminaste de estudiar la preparatoria ¿No?

—Sí.

—Y apenas tienes 16, eres muy listo— la doctora quiso tocar la mano de su paciente, pero éste apartó su extremidad con rapidez— mph… todo este tiempo has estudiado en casa, pero… no podrás esconderte más en cuanto entres a la universidad.

—Eso… eso ya lo sé…

—Han pasado 3 meses y todavía no dejas que ni yo te acaricie la mano.

—Fue un reflejo involuntario, lo siento— Near hundió el rostro contra el oso de peluche que abrazaba con fuerza.

—No tienes que disculparte— la doctora lo tomó de la muñeca con delicadeza y el menor alzó el rostro asustado mientras todo su cuerpo se estremecía— tranquilo— le dijo la doctora— ¿Ves? No es tan malo— le sonrió amablemente a lo que Near respondió con una sonrisa algo nerviosa— ¿Crees poder darme un abrazo?

—Ah… Halle, no lo creo— respondió intentando apartar su mano del tierno agarre de su doctora.

—Vamos, cariño, es otro paso, piensa en tu mamá, sé que no la has abrazado ni dado un beso en mucho tiempo y ella no te insiste, pero como madre realmente desea abrazarte y mimarte como su hijo.

—Pero… tengo miedo.

—Tranquilo, no va a pasar nada malo, ven— la doctora jaló a su paciente hasta que éste se puso de pie y con cuidado lo acercó para rodearlo entre sus brazos— vamos, cariño, todo está bien.

Con los brazos temblorosos el peliplata rodeo la cintura de la mujer. El abrazo no duró mucho pues Near no lo soportó.

—Corto, pero muy buen avance, Near— habló Halle a forma de felicitaciones— ¿Has hecho algunas de las cosas que te pedí?

— No mucho, intento salir de casa a dar una vuelta, pero cuando veo gente cerca… me echó a correr lejos, sobre todo cuando son hombres.

—Por lo menos lo intentas, eso es bueno.

Los minutos iban pasando. Halle Lidner procuraba hacer las preguntas correctas y Near responderlas a conciencia. Finalmente la hora que les correspondía de consulta se terminó.

Al consultorio entró una mujer cuya apariencia no superaba los 20 años cuando en realidad ya tenía 37, su cabello era de un negro muy oscuro y largo hasta la cintura, su figura era esbelta, de piel muy clara y unos hipnotizantes ojos azules.

—Rousan— habló la doctora con una sonrisa.

—Hola, Halle— dijo la otra mujer también con una sonrisa— hola, bebé— esta vez le habló a Near, su hijo.

—Mamá.

— ¿Cómo les fue hoy?— preguntó la pelinegra.

—Bien, Near ya que me pudiste dar un abrazo podrías intentar abrazar a tu mamá ¿Sí?

—Emm— el menor se mordió el labio inferior mirando a su progenitora.

Rousan abrió sus brazos esperando a su hijo. Near se puso de pie y se acercó a la pelinegra para abrazarse a la estrecha cintura mientras ésta lo rodeo con sus brazos llena de felicidad.

Halle sonrió viendo la adorable escena.

Lamentablemente unas imágenes muy desagradables aparecieron en la mente de peliplata. Aquel hombre. Cuando lo tocaba, cuando lo besaba. Casi podía sentir aquellas manos recorriendo sus piernas.

Near se apartó de su madre, exaltado, pero por la brusquedad del movimiento terminó en el suelo.

— ¡Near!— ambas mujeres se acercaron al chico quien al notar la cercanía retrocedió arrastrándose.

—No ¡No!— gritó el menor y ellas se detuvieron a casi un metro.

—Está bien, cariño, nadie te hará daño— Halle se acercó— vamos, ponte de pie— la rubia lo tomó de los brazos para ayudarlo a parase.

—Yo… lo lamento, mamá— dijo apenado.

—No te preocupes— la pelinegra con mucho cuidado acercó la mano hasta el rostro de su hijo y le acarició la mejilla.

—Mamá, tienes las manos calentitas— dijo el menor sonriendo levemente.

Después de unos minutos madre eh hijo salieron del consultorio a un auto que los esperaba estacionado en la calle.

Halle los observó hasta que desaparecieron dentro del vehículo para después entrar de nuevo a su consultorio. De unas gavetas sacó una carpeta y la abrió. En la primera hoja se leía un nombre: Nate River.

—Near— suspiró la mujer llena de tristeza.

Halle no sabía cuántas veces había leído ese expediente. En su cabeza formó un resumen de todo lo que decía.

Nate River, joven de 16 años, sufrió de abuso sexual desde los 14 años por su padre, su madre no lo sabía hasta que su hijo se lo dijo al no poder aguantar más lo que su padre le hacía. Elle Lawliet fue arrestado y tuvo sentencia de muerte. Las secuelas del joven dieron como resultado a la afenfosfobia (miedo a se tocado por cualquier persona). Se retiró del colegio y estudia en casa. Su madre le buscó ayuda psicológica cuando su hijo se horrorizaba por el mínimo contacto con personas, incluso con ella. Ya no salía ni de casa.

—Es una pena— se dijo Lidner cerrando la carpeta— él es un niño muy bueno.

En una mansión Near estaba armando un rompecabezas sentado en el suelo de la que correspondía a su habitación. Así se mantenía la mayoría del tiempo, jugando, mientras jugaba su mente se distraía y el temor de que los recuerdos lo atacaran eran menores, sin embargo… habían algunas veces en las que le era imposible no recordar.

 

No sabía cómo empezó. Siempre le pareció normal que su padre lo abrazara y besara como cualquier padre lo haría. Sólo que un día Elle había salido temprano del trabajo. Near lo saludó como todas las noches, pero su padre no contestó, simplemente se abalanzó sobre su pequeño cuerpo y comenzó a besarle el cuello. Lo desprendió de sus ropas, tocaba y besaba su piel desnuda. El peliplata se sentía muy nervioso y asustado, le rogaba al mayor que se detuviera, pero él no lo hizo y continuó.

Se mantuvo en silencio por mucho tiempo. Cada vez que su padre se aparecía en su habitación él temblaba pues sabía lo que le esperaba. Ese hombre lo tomaba con rudeza mientras le decía palabras de amor al oído.

Lloraba cuando nadie lo veía, rogaba que todo acabara cuando nadie lo escuchaba. Casi un año después no lo soportó más y se lo dijo a su madre. Ella con mucho dolor le creyó, se sentía pésima madre por no haberlo notado antes. A Elle lo arrestaron y sentenciaron.

Madre e hijo se mudaron a la mansión del abuelo, Watari, no podían permanecer en la casa donde Near había sufrido tanto.

Near sintió que todo llegó a su final, pero sólo fue el final de su dolor físico. Poco a poco notó su miedo a que quien sea lo tocara, el mínimo roce lo ponía demasiado nervioso.

Se retiró del colegio, pensando que si se daba un tiempo alejado de las personas estaría mejor, pero después el contacto siquiera de su madre era terrorífico.

Lo llevaron donde la doctora Halle Lidner. Ella lo había ayudado bastante, le contó por todo lo que había pasado, ella lo aconsejaba, pero no lograba dejar su temor a ser tocado de cualquier manera.

 

Near suspiró cuando colocaba la última pieza de su rompecabezas. Se puso de pie y fue a las repisas de donde cogió su robot armable.

—Near— el menor volteó y vio a su abuelo en la puerta— lo siento, la puerta estaba abierta.

—Está bien ¿Qué sucede, abuelo?

—Bueno pues, ya terminaste tus estudios de preparatoria. Y es hora de que vayas a la universidad— explicaba el anciano mientras se sentaba en la cama de su nieto— han pasado tres meses ¿Te sientes preparado?

Near se quedó de pie observando el robot en sus manos.

—No… y no sabré si en algún momento lo esté— respondió el peliplata— sin embargo, si no doy el primer paso, siento que me quedaré estancado.

—Entonces… te inscribiré en la universidad mañana mismo— dijo el mayor con una sonrisa poniéndose de pie y caminando a la salida.

Near sintió un cosquilleo muy incómodo en su estómago, ya había tomado la decisión, lo único que tenía que hacer es acostumbrarse a estar rodeado de las personas y para eso debía dar ese primer paso. Halle le había hecho entender que el tiempo lo cura todo, que no todas las personas son malas y que la vida continua y no nos podemos quedar atrás.

Notas finales:

bueeeenooo gusto?

espero que sí

en el siguiente capitulo aparece Mello

nos leemos, bye bye


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