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Himeko que se siente estar del otro lado? kanazuki no miko por yochi

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Notas del fanfic:

Toda historia tiene su comienzo y esta empieza con la llegada de un nuevo personaje sacado directamente desde mi imaginacion. 

 

Notas del capitulo:

Chikane comprende toda la verdad cuando ve como Souma y Himeko se besan. 

Pero el destino le tiene preparada una gran sorpresa que cambiara la historia de todas sus vidas pasadas y futuras

 

 

 

 

 

 

-           

 

 

Cambiaremos esta historia solo desde el momento en que Chikane ve a Himeko y Souma besarse…

La luz destellaba de una manera incandescente en la espalda de Chikane, su pelo desobedecía la gravedad de la tierra, de su cuerpo emanaba un poder oculto pero absolutamente natural para la sacerdotisa de la Luna.

En su interior se desato una tormenta, era una mezcla de odio, pena, dolor, celos y felicidad. Esto último por recordar su pasado junto a Himeko, sabía que ese amor que sentía por ella era algo especial pero era un amor que siempre tendría un triste final. De sus ojos caían  lágrimas sin cesar, el ver a su amada besar a otra persona fue como una puñalada directo al corazón, un dolor que nunca antes había experimentado,  la hizo sentir estúpida por quererla tanto, la desilusión fue muy grande. Agacho su mirada para no tener que seguir viendo esa escena tan cruel que tanto daño le provocaba, y tomando las riendas de su caballo se marchó.

Vago sin rumbo casi por 5 horas, se internó en el bosque y comenzó a recordar todos los momentos que ha vivido con Himeko en esta vida… solo te ve como una amiga, se repetía a sí misma una y otra vez como intentando autoconvencerse de que tenía que dejar de sentir ese amor por Himeko. No puedo tenerlo todo en la vida- pensaba mientras abrazaba sus rodillas apoyada en un árbol- tengo que olvidarme de ti, no puedo seguir amándote así. Y esa misma noche se juró arrancarse del pecho ese amor que sentía por Himeko. De pronto pensó en vos alta.

-          En nuestras vidas pasadas fui tu asesina… esta vez seré mi propia asesina, matare este amor y conseguiré que me mates a mi…- miro hacia el cielo, la luna se reflejaba en esos hermosos ojos azules profundos como el mar e iluminaba su pálida cara, mientras sus ojos se humedecían cada vez más- Hi.. Himeko, Himeko- susurro -  HIMEKOOOO!!!- soltó un grito que despertó nuevamente esa luz de su espalda e hiso que su cabellos flotara por su cabeza. Al cabo de unos segundos callo desmayada.

El sonido de la moto era ensordecedor, casi no podía escucharse nada más que ese motor. De pronto Souma escucho gritar a su amada al mismo tiempo que lo dejaba sin aliento por la fuerza con la que sus brazos apretaban su abdomen. Rápidamente detuvo su motocicleta, acto seguido de eso Himeko bajo rápidamente y se abalanzo al suelo llevándose la mano a su pecho y llorando incesantemente.

-          ¿Qué pasa Himeko, que tienes?- pregunto Souma desesperado, mientras se agachaba para tomarla entre sus brazos.

-          No lo sé, nuevamente este dolor en mi corazón que no puedo explicar, pero esta vez es diferente…- quedo un momento ida en sus pensamientos-  Es como si mi corazón intentara decirme algo pero mi mente no… - giro su mirada para encontrarse con su chico- Tengo miedo- dijo en un susurro doloroso.

-          No temas Himeko, yo estoy a tu lado- sonrió amablemente mientras la mantenía en sus brazos y la miraba con un amor casi sobrenatural.

-          Souma… gracias- dijo regalándole una sonrisa mientras se sonrojaba por sentir a Souma tan cerca de ella.

-          Yo.. yo te amo Himeko, te amo demasiado- dijo Souma tratando de calmar su respiración.

-          Souma- susurro Himeko, que al escuchar esas palabras sintió que el corazón se le saldría por la boca y solo quería llenarse de él.

-          Vamos mi sacerdotisa, te llevare a casa- dijo mientras le ofrecía la mano para separarla del frio sementó.

-          A casa- miro rápidamente la luna- Chikane…- fue su última palabra antes de

 Tomar la mano de su chico.

 

 

Himeko corrió al cuarto de Chikane, solo quería contarle la maravillosa pero extraña noche que había pasado, al mismo tiempo que explicarle porque el vestido que ella le había prestado estaba hecho harapos.

 

-          ¡Chikane chan! ¡Chikane chan!... – tardo solo unos segundos en darse cuanta que Chikane no se encontraba en su habitación- Que extraño, ¿estará dándose un baño?- pensó la chica rubia mientras se sentaba a los pies de la cama- Ahhhhh…- Suspiro, intentando llenar un vacío en su pecho, un vacío que no se a pasado desde el beso con su chico.

 

Sin darse cuenta pasaba su mano de una forma muy tierna por el cubrecama de Chikane, como acariciándolo.

De pronto sintió que alguien abría la puerta del cuarto y al ver a la persona Himeko no pudo evitar soltar un grito desesperado. Chikane estaba toda sucia y su ropa estaba roída como si algo le hubiese pasado.

-          ¡Chikane chan! ¿Que te paso, estas bien?- se acerco rápidamente a ella para ayudarla a caminar.

-          Estoy cansada Himeko, déjame dormir- dijo de una forma serena pero cortante, al mismo tiempo que evitaba el roce con Himeko- Mañana hablamos, ¿sí?- le regalo una sonrisa tierna y con su mano le indico la puerta de la habitación haciéndole saber que quería estar sola.

-          Chika..ne- el rostro de Himeko denotaba un gran asombro- Como desees- dijo la rubia mientras agachaba la mirada e intentaba inútilmente no llorar.

 

¿Por qué me dolió tanto el rechazo de Chikane? Se preguntaba Himeko ya en su habitación, acomodada bajo las sabanas de su cama.  Esa noche solo tubo cabeza para pensar en Chikane, el ¿por qué había llegado así?, ¿por qué había actuado así? y ¿Por qué? sentía una necesidad tan grande de ir a su cuarto, abrazarla y pedirle perdón.

 

Al día siguiente Himeko despertó muy temprano, casi de madrugada, el alba estaba naciendo y mantuvo la mirada por unos minutos observando el amanecer. Aun en el cielo se podía ver la Luna perfectamente y el Sol saliendo hacían de esa imagen algo muy especial. De pronto se encontró caminando hacia la habitación de Chikane, abrió la puerta muy lentamente para no despertarla y la encontró durmiendo plácidamente en su cama. Solo la cubría una sábana blanca que inútilmente protegía solo una pierna y su trasero. Toda su espalda quedaba al descubierto, su cabello estaba a lo ancho de la cama y dejaba al descubierto su mancha lunar.  Himeko se quedó paralizada, estaba cada vez más nerviosa, sentía una gran ansiedad y sus mejillas se ruborizaron completamente. El corazón en vez de latir se detuvo por unos segundos al igual que su respiración. De improviso Himeko movió rápidamente su cabeza de un lado a otro como intentando volver en sí, salir de ese hechizo tan extraño que le causo mirar a Chikane durmiendo.

-          Pareces un ángel, la princesa de la luna…- susurro suavemente Himeko, mientras estiraba su mano para acariciar su rostro, pero justo antes de hacerlo se arrepintió dio media vuelta y volvió a su cuarto llena de felicidad.

Espero en su cuarto que terminara de amanecer para tomar un baño y hacer el desayuno, quería sorprender a Chikane y así aprovechaba de contarle sobre su primer beso.

Despertó agitada, había tenido un horrible sueño, más bien fue un recuerdo. Se vio a si mismas asesinando a su querida Himeko. No pudo evitar llorar y odiarse por lo que había hecho aunque ya eso no pertenecía a esta vida. De pronto golpearon la puerta de su habitación obligándola a recomponerse rápidamente.

-          Adelante- dijo Chikane muy tranquilamente.

-          Buenos días Chikane- dijo Himeko con una dulce voz

-          Himeko- dijo Chikane sorprendida- ¿Que paso?.

-          Nada, solo quería sorprenderte con un desayuno hecho por mí- dijo sonrojándose.

-          Eres muy amable Himeko- dijo evitando mirarla a los ojos.

-          Tengo que contarte algo Chikane- tomo asiento cerca de la cama de su amiga mientras le pasaba una taza de té.

-          ¿Qué cosa?- respondió Chikane recibiendo la taza de té. Ella ya sabía que era lo que Himeko quería contarle, ella misma lo había presenciado, intento ocultar el dolor.

-          Estoy… estoy absolutamente enamorada de Souma- apenas termino de confesarle sus sentimientos a su amiga sintió un gran dolor nuevamente en su corazón, casi no pudo contener las lagrimas.

-          Ya veo- contesto serena e inmutable Chikane- Es una gran noticia, me alegro mucho por ti querida Himeko- esto último se lo dijo mirándola a los ojos con un gran amor y una gran resignación.

-          Chi..kane- dijo entrecortado Himeko, mientras intentaba soportar el dolor que causo en ella la mirada de su amiga, algo en su corazón le gritaba que la abrazara pero no lo hizo.

Así pasaron los días  Chikane cada vez era más indiferente a Himeko, siguieron con el ritual y su vina “normal”. Himeko cada vez pasaba más tiempo con Souma pero al mismo tiempo se ponía más triste. No podía explicar el dolor que sentía cada vez que veía a Chikane callada e indiferente por sus cosas. Ya no la ayudaba a cocinar, tampoco almorzaba con ella, no le ayudaba a vestir aunque había encargado que cualquier traje que Himeko requiriera se fuera ajustado a su talla. Pero para Himeko no era lo mismo si Chikane no estaba presente en esas pequeñas cosas.

Mientras Himeko paseaba por el gran jardín de la mansión de Chikane escucho como una motocicleta se acercaba a ella.

-          Himeko, necesito hablar contigo- dijo Souma mientras se quitaba el casco.

-          Souma, ¿que haces aquí?- dijo sorprendida pero alegre de ver a su chico.

-          Himeko, mi hermano quiere hablar con ustedes dos, dijo que es urgente.

-          ¿Sensei?... ¿Paso algo malo?- dijo Himeko muy preocupada.

-          No, al menos nada malo. Solo me dijo que debían ir urgente al templo es algo que les concierne a las dos, pero en especial a Miya-sama

-          ¿Chikane chan?, pero que será- pregunto la rubia mientras se llevaba su dedo índice a los labios.

-          Avísale a Miya-sama para que valla ahora mismo, mientras tanto yo te espero aquí, quiero ser yo quien te lleve en mi motocicleta Himeko- dijo el chico un poco avergonzado.

-          Souma… no lo sé yo quiero ir con Chika…- antes de poder terminar fue interrumpida.

-          Oogami que sorpresa- dijo una suave y tersa voz pero que tenía dejo de dolor escondido.

-          Miya-sama- dijo sorprendido el muchacho

-          Chikane chan- Himeko dejo escapar un suave grito de sorpresa, no le gustaba que Chikane los viera juntos, eso le causaba un extraño dolor.

-          Así que tenemos que ir al templo- medito Chikane mientras llevaba una mano a su barbilla- ¿que será eso que me incumbe?- miro fijamente al chico con un dejo de odio que no podía ocultar del todo- Llévala al templo yo iré a caballo- su voz fue fría y autoritaria.

-          ¡Chikane chan! Yo quiero ir junto a ti- dijo Himeko mientras se ponía delante de Chikane casi suplicante.

-          Ve con tu novio- la miro fijamente por unos segundos y se apartó de la pareja con un gran dolor y llorando una vez más por su Himeko.

Ensilló a su caballo y partió al templo. En su cabeza daba vueltas la imagen de Himeko pidiéndole ir con ella, esa mirada de súplica que vio en sus ojos.

-          Lo único que faltaba… que Himeko sienta lastima por mí.. ARRE!!!- grito fuertemente a su caballo, mientras tomaba más velocidad.

Le tomo casi una hora llegar al templo, pronto pudo ver la motocicleta apoyada sobre una roca sin nadie cerca. Dejo su caballo descansando bajo la sombra de un árbol y avanzo. De pronto el sonido de una rama quebrada la hiso ponerse en alerta y giro rápidamente su cuerpo con un movimiento casi imperceptible tomo a una persona por la cabeza girando extraordinariamente por el aire llevándose a esa persona con ella hasta botarla al suelo.

-          ¡Miya-sama soy yo!!- dijo Souma ya tendido en el suelo.

-          Lo siento mucho- dijo sorprendida al ver a su víctima tirada en el suelo, pero no pudo evitar sentirse complacida- ¿Himeko donde esta?- dijo nuevamente autoritaria pero preocupada.

-          En el gran salón, junto a mi hermano y alguien mas- dijo el chico mientras se incorporaba y limpiaba su ropa cubierta de polvo

-          ¿Alguien más?- susurro Chikane.

-          Sí, pero no sé quién o qué es- dijo el chico.

-          Entiendo, disculpa- Chikane giro su cuerpo elegantemente y se dirigió al encuentro con el sensei.

Souma quedo pensativo, como era posible que no vio venir ese movimiento de Miya-sama, si ella comparado con él no tenía fuerza alguna ni mucho menos más agilidad que el…

En la sala se sentía un ambiente denso. Himeko estaba apoyada a un costado de la puerta con su mirada fija en una mujer, una muy bella mujer pero que causaba un gran rechazo en ella, claro que no se explicaba el porq pero no podía evitarlo, su presencia la incomodaba.

La mujer por su parte hacia lo mismo, miraba de una manera muy celosa a Himeko, casi queriendo arrancarle los ojos con la mirada, roja por la rabia…

Que le pasa a esta chica conmigo, se preguntaba Himeko. Y que me pasa a mi con ella, por que siento este rechazo. Es una chica muy bella debo reconocerlo, pero por alguna razón no la quiero cerca de mi… de pronto alguien llamo a la puerta dando toques suaves a lo que el sensei respondio… Miya-sama adelante por favor…

Las miradas de las chicas se volvieron a cruzar pero esta vez tenían desesperación.

Chikane corrió la puerta y entro en la habitación. De inmediato quedo paralizada al ver aquella mujer. Sintió algo en su pecho una gran sensación de familiaridad que no podía explicar y su cara se sonrojo inmediatamente.

La extraña pero bella joven estaba absolutamente perdida mirando a Chikane, la miraba con un amor gigante y una ansiedad que solo se ve en amores legendarios, luchaba con todas sus fuerzas por no correr a abrasarla.

Mientras tanto una confundida Himeko observaba en un lugar absolutamente privilegiado la extraña reacción de Chikane al ver a esa extraña y desagradable mujer. Ver como se sonrojo Chikane por esa chica hiso sentir a Himeko un gran dolor en su corazón tanto así que callo  mareada al suelo.

-          Himeko- soltó un grito de preocupación Chikane al verla tan débil y frágil tumbada en el suelo. Se acercó rápidamente a ella.

-          Estoy bien Chikane chan, no entiendo que me paso- le susurro al oído mientras la ayudaba a ponerse nuevamente de pie.

Ese susurro hiso que Chikane recordara cuanto amaba a Himeko y se odio por eso, rápidamente la aparto de su lado. Lo que provoco que Himeko se sintiera rechazada por Chikane y no pudiera evitar botar unas lagrimas.

Mientras la chica miraba sorprendida la reacción de Chikane y arqueaba una pequeña sonrisa en sus labios.

-          Sacerdotisas, acérquense- dijo el sensei- Ella es Alaine- mientras pedía a la chica con un gesto que se acercara también- Alaine es la guardiana de las sacerdotisas y está aquí para cuidar de ustedes, pero en especial de la sacerdotisa de la Luna.

Tanto Chikane como Himeko soltaron un “QUE” ahogado y sorpresivo.

-          Así es, soy su guardiana, pero especialmente tu guardiana Chikane- dijo mientras se acercaba de una manera muy sensual a la sacerdotisa de la Luna.

-          ¿Mi guardiana?-  pregunto nuevamente confundida y un tanto nerviosa por tener a esa mujer tan cerca de su boca.

-          Si, tuya, absolutamente tuya- le susurró al oído. Lo que causo que Chikane se pusiera absolutamente colorada tras descubrir la intención de sus palabras. La mujer se apartó solo unos centímetros de su oreja y se puso enfrente de Chikane para seguir hablando. Tanto la sacerdotisa del Sol- dedico una mirada fría a Himeko- como la sacerdotisa de la Luna tienen guardianes que deben protegerlas de las eventualidades.

-          ¿Guardianes dijiste?- pregunto Chikane desconcertada.

-          Si, mi sacerdotisa, guardianes- hiso una especie de reverencia a Chikane- La sacerdotisa del Sol ya encontró el suyo, solo faltaba yo.

-          Yo!!- dijo Himeko sorprendida- ¿Y se puede saber quien es?- dijo al mismo tiempo que se ponía entre Chikane y Alaine.

-          Pues el chico con el cual llegaste-dijo enfurecida Alaine por la reacción de Himeko

-          Eso no puede ser- dijo Chikane- él es un Or… y su…- no pudo ser capaz de completar ninguna de las dos frases.

-          Lo primero lo capte, pero lo segundo- le pregunto Alaine a Chikane mientras apartaba de encima a Himeko.

-          Él es mi novio- respondió furiosa Himeko por cómo se le acercaba cada vez más a Chikane.

-          Tu novio!!- pero eso es… es… maravilloso. Y dime lo amas mucho??- pregunto intrigada Alaine.

-          Yo.. yo… eh- miro a Chikane antes de responder, pero esta mantenía la mirada en el suelo- A ti que te importa- le respondió fríamente.

Chicas ahora que ya saben debo de informarles que Alaine debe permanecer junto a ustedes en todo momento- dijo sensei- lo mejor es que se vaya a vivir con ustedes.

Cuando Himeko escucho esas palabras sintió unos celos y un dolor. Ella viviendo con nosotras, eso no. Era lo que pensaba Himeko.

-          Claro, me parece una buena idea, no sé por qué razón me causas tanta confianza Alaine- le dijo de una manera muy suave y gentil Chikane.

-          Chikane- la chica sonrojo al ver esa mirada- Pronto lo recordaras- le dijo de una manera muy cómplice.

-          Un momento- dijo Himeko interrumpiendo ese clima romántico que había empezado a darse- Donde se supone que vas a dormir, porque los otros cuartos están ocupados por las sirvientas- dijo absolutamente roja de la rabia.

-          Ah, es verdad, se me había olvidado ese detalle- dijo Chikane mientras miraba el techo- Pero si no te molesta puedes dormir conmigo ya que veo que Himeko y tú no se llevan muy bien- le dedico una dulce sonrisa a Alaine

-          Contigo Chikane chan!!- dijo Himeko esta vez sin rabia, solo con un profundo dolor.

-          Si, junto a mí, claro si no te molesta- volvió a mirar a la chica con dulzura

-          Para mí sería un placer- dijo enrojeciéndose.

-          Vamos a casa entonces, ven conmigo- Chikane le ofreció su mano a Alaine, la cual sin vacilaciones la tomo. Justo en el momento que se tomaron de la mano sintieron como una extraña electricidad recorría sus cuerpos.

-          Chikane chan- susurro Himeko-

-          Himeko- Chikane la había olvidado por completo en esos segundos, nunca antes le había pasado.

-          Yo pensaba regresar contigo- esta vez lo dijo entre lágrimas ahogadas.

-          Himeko, yo…- Chikane sintió una puñalada en su corazón por ver tan triste a Himeko, sentía una necesidad enorme de abrazarla, cuando estaba a punto de tomarla entre sus brazos un pensamiento la detuvo… “estoy absolutamente enamorada de Souma” esas palabras clavaron hongo en Chikane y la hicieron recordar quien era ella para Himeko- Sera mejor que te lleve tu novio, aprovecha de pasear con él, no te preocupes por llegar temprano- Le dijo con un tono tan natural que más bien caía en la indiferencia por Himeko.

-          Entiendo- dijo entre lágrimas Himeko mientras se marchaba de la habitación.

 

Ya una vez acomodada en la habitación  de Chikane Alaine se decidió a contar algo muy personal a su sacerdotisa.

-          Chikane, tengo algo que decirte- le dijo con voz temblorosa la chica.

-          Dime- contesto dulce pero intrigada Chikane.

-          Se trata de nosotras- clavo su mirada en esos ojos azules profundos de Chkane.

-          ¿Nosotras dices?- pregunto confundida chikane.

-          Si, yo siempre eh estado a tu lado mi querida sacerdotisa. Cada vez que me necesitas estoy junto a ti, soy tu sirvienta más leal. Sé que sonara extraño pero yo siempre…- tomo aire como intentando darse fuerzas para lo que vendría- yo siempre eh estado enamorada de ti.

Chikane no pudo disimular el asombro que esas palabras causaron en ella, como era posible que esa extraña pero bella y sensual mujeres se digieran sirvienta de ella. No sabía que responder ante esa confesión

Por el otro lado de la habitación, apoyada en la puerta estaba Himeko escuchando la declaración de amor por parte de esa mujer a Chikane. No daba crédito a lo que sus oídos escuchaban y esta vez el dolor en su corazón aumento de manera drástica… la marca de sol en su pecho empezó a brillar tenuemente y algunos vagos recuerdos inundaron la cabeza de Himeko, pero antes de poder recordar salió corriendo de ese lugar, se fue directamente a su habitación llorando como un niña.

-          No sé qué decirte Alaine- respondió Chikane un poco confundida

-          No me digas nada, siempre eh sabido que lugar ocupo yo en ti. No creo que en esta vida sea una excepción.

-          ¿Qué dices?- pregunto sorprendida Chikane.

-          Veras, yo sé cuál es tu verdadero amor, lo que me es extraño es que ella este con su guardián y no junto a ti… ¿por qué?- le pregunto la chica a su gran amor.

-          Himeko está enamorada de el- dijo sin poder ocultar el dolor que eso le provocaba.

-          Yo no creo eso, es más pienso que te ama pero por algo no lo admite- dijo preocupada.

-          No, no es así, ella lo ama a el- miro hacia la luna que alumbraba su habitación

-          Está bien, como usted diga… ¿apago la luz mi sacerdotisa?- camino hacia el interruptor.

-          Claro Alaine- contesto ida en sus pensamientos.

Esa noche fue la primera vez que Chikane durmió plácidamente desde aquel día en que había recordado todo. Se dejó abrazar por Alaine y apoyada en su pecho durmió profundamente. Mientras que Alaine contuvo toda la noche las ganas de besar, tocar y estar en Chikane, lo único que deseaba era hacer el amor con ella, y tenerla ahí en su pecho y así semidesnuda como usualmente duerme Chikane no ayudaba mucho a sus pensamientos.

Himeko no aguanto más y muy temprano fue a espiar en el cuarto de Chikane. Lo que sus ojos vieron fue la escena más triste de su vida. Alaine abrazaba en su pecho a Chikane y esta tenia montada su pierna desnuda sobre el cuerpo de Alaine. Las dos dormían plácidamente, pero esa imagen decía mucho de la noche que habían pasado, al menos en la cabeza de Himeko quien corrió a su cuarto y no pudo aguantar gritar desgarradamente de dolor una y otra vez.

-          NO, NO, NO, NOOOOO. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Himeko gritaba desgarrada e incesablemente.

Chikane despertó por los gritos de su amada provenientes en la otra habitación. Sintió como el corazón se le detenía por el miedo de que algo le hubiese pasado. De una manera maestra y sorteando el cuerpo de Alaine quien aun dormía muy cansada por el trabajo que le tomo poder dormir con Chikane entre sus brazos, se abalanzo hacia la puerta de su dormitorio y en un momento estaba abrazando a Himeko por la espalda tratando de consolarla.

-          Himeko, Himeko. Que tienes Himeko, por favor que te pasa- le repetía una y otra vez Chikane totalmente desesperada al ver así a su amada.

-          ¿Por qué Chikane chan, por qué?- le preguntaba Himeko mientras se agarraba fuertemente del brazo de Chikane.

-          ¿Por qué.. qué? Himeko no te entiendo, que te pasa por favor me volverás loca de la desesperación.

-          ¡Suéltame!- dijo abruptamente Himeko a Chikane de una manera seca dejando el llanto y los gritos de lado- ¡No quiero que me toques!, jamás! Me oíste?- Himeko miro decepcionada y adolorida a Chikane.

-          ¿Qué?- dijo absolutamente confundida Chikane- ¿qué te pasa Himeko?

-          A mí, solamente me toca la persona que amo, no tú, me entiendes- le dijo casi gritando en su rostro y separándose absolutamente de ella.

-          Hi… Himeko yo- Chikane no pudo contener las lágrimas

-          Hicimos el amor, y fue maravilloso y es por eso que solo él puede tocarme.- Mintió la chica presa del dolor y la desesperación que le causo el ver a Chikane en los brazos de Alaine.

Chikane al escuchar esas palabras no fue capaz de responder nada sus ojos quedaron blancos y perdidos. Lloro inconscientemente y hasta dejo escapar uno que otro gemido de dolor. Se llevó la mano a su frente y agarro fuertemente su melena mientras mordía su labio inferior. Esas palabras… Aquellas palabras de Himeko sin duda habían destrozado su alma, sentía que se estaba volviendo loca. Quería gritar y llorar fuertemente, pero estaba tan aturdida que no podía hacer nada hasta había olvidado respirar…

-          Chikane reacciona- grito Alaine mientras la zamarreaba, quien ya se había despertado por  los gritos de Himeko- Reacciona por favor!!!- le suplicaba la chica a su sacerdotisa.

-          Chikane chan… - susurro Himeko quien la miraba atónita y aturdida al verla así como una estatua, sin moverse, sin respirar…

 

AHHHHHHHHHHH!!!!, de pronto grito Chikane sin más ni más. Su espalda se encendió absolutamente dejando fluir todo el poder de la sacerdotisa de la luna que estaba acumulado. Sus ojos se volvieron negros como un eclipse lunar. Su pelo nuevamente desafiaba la gravedad. Se puso de pie mientras seguía emanando de su cuerpo esa gran energía. Fue directamente donde Himeko y la tomo por la cintura apegándola rápidamente a su cuerpo, lo que hiso “volar” a Himeko entre tanta confusión…

-          No sabes lo que has hecho sacerdotisa del sol- sus labios casi rozaban la boca de Himeko. La voz que desprendía de ella no era la misma, ya no guardaba esa dulzura.- Nos has condenado a un infierno- la mirada que le dedico fue llena de rabia y desilusión.

-          Chikane chan… que te sucede?- esta vez era Himeko quien preguntaba lo que le estaba ocurriendo. Mientras temblaba sin saber si era miedo o era por lo cerca que estaba de Chikane

-          Sacerdotisa, tranquilícese por favor!!! – suplico Alaine, y eso hiso que Chikane desviara su mirada de Himeko y coincidiera con Alaine. Acto seguido Chikane cae desmayada al suelo.

-          Chikane!!!- le grita Himeko que aun esta aturdida por  lo que acaba de vivir

-          Apártate de ella, sacerdotisa del sol. No quiero que la toques- dijo de una manera muy posesiva Alaine, tanto que Himeko no tuvo otra posibilidad que hacer caso

Notas finales:

Aclaro que este fanfic es de mi autoria por si alguien lo ve tambien en otra web

publicare todos los capitulos que tengo de una manera paulatina... 

espero les gusten las historias de aventuras, accion y romance porque esta tiene mucho de aquello


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