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Enano sabelotodo por HarukaH

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Notas del capitulo:

EJEJEJEJE se que tengo que actualizar, pero un one-shot que no le hace daño a nadie (?)

Diganme si les gusto adsfads C: 

La necesidad de mirar constantemente el reloj, era casi insoportable.

Estaba dándole leves golpes al piso con su pie, haciendo un insistente y molesto sonido,  en su jornada de 7 horas de estudio, solamente faltaba una para finalizar, pero al parecer los minutos habían decidido tardar, él nunca fue alguien paciente, le irritaba no poder salir corriendo del aula, ni siquiera estaba prestando atención a los molestos ejercicios de matemáticas, que de por sí ya conocía al derecho y al revés.

Las incesantes palabras de su profesor, con aquella molesta voz no colaboraban en absoluto, su reproductor de música estaba descargado, todo parecía estar en su contra, su mirada volvió a posarse en el reloj, frunció el ceño al darse cuenta de que solo habían pasado 5 minutos.

Se le hacía raro que ninguno de sus desagradables compañeros le hubiesen molestado, cotidianamente le tachaban de sabelotodo, de homosexual y de afeminado, aunque no le molestaba, se adaptó fácilmente al darse cuenta de que en todas sus instituciones sería lo mismo, repetidas veces su progenitora le había ofrecido tener clases personales, pero para él, sería darle la razón a los demás, era alguien común y corriente que deseaba estudiar sin necesidad de esconderse.

Aunque su atmosfera de paz se vio interrumpida cuando el docente se excusó para recoger los exámenes realizados una semana antes, una bola de papel aterrizando contra su cabeza le trajo de vuelta a la rutina, esa que aunque había intentado romper, finalmente comprendió que no le afectaba como creía que lo haría, más bien le causaba gracia. Los adolescentes eran tan predecibles, pasarían por una etapa gigante de inmadurez, esa que él nunca había atravesado.

— ¡Matsumoto!—Lo llamaron mediante un grito, por lo que su oído pudo distinguir, sería el tipo que estaba unos tres asientos atrás suyo, no conocía el nombre de nadie, si le pidieran que diferenciara a alguien de su clase probablemente fallaría en el intento; era el mismo tema con los profesores.

Con desgano giro un poco su rostro, tenían su atención, oyó burlas tratando de ser reprimidas, luego la voz temblorosa de uno de sus compañeros debido a la risa le habló.

— ¿No vendrá tú novio hoy? — A eso venía el tema, ahora podía distinguirlo un poco mejor, había rechazado a ese joven más de 3 veces, y cuando le habían descubierto acortejándolo negó todo, alegando a Takanori de acosador.

Optó por girar su rostro hacia el reloj nuevamente, todavía faltaban unos cuantos minutos para que se acabara, estaba algo ansioso, los días siempre tenían el mismo comienzo, pero un final completamente diferente al lado de su amor, de Reita, un joven que ya se encontraba en la universidad, estudiando arquitectura, de vez en cuando iba por el al finalizar las clases, salían, se reían, lograba sacarlo de su burbuja de responsabilidad, no existían limites, le hacía sentir que el mundo sería fácilmente devorado; la protección era otro asunto que le volvía loco, nunca en ninguna fallida relación posterior, había experimentado ternura por los celos de su pareja, era alguien realmente especial.

— Parece que no te ha escuchado —Afirmo con ironía otro de los estudiantes, un amigo del provocador inicial, quien al entender su mensaje (Ya que era bastante lento) formo otra bola de papel, y la lanzó de nuevo a la cabeza de Takanori— ¡Te estaba hablando!—Exclamó.

Nuevamente ignoró olímpicamente a su agresor, se tornaba incluso aburrido, solo por usar lentes y sacar puntajes altos todo el curso se había ingeniado la manera de crearle una fama y distintas características que no tenían nada de razón.

— Sí, va a venir —Contesto, sonrió internamente al notar el silencio en el aula, al parecer, Reita sin proponérselo imponía respeto, más si se trataba de él. No era la clase de persona que se controlaba con facilidad, el rubio se inclinaba a arreglar los asuntos problemáticos por “Leves” acciones físicas, pero para Ruki, como le conocía la gente que le caía bien, estaba perfecto, cavilaba que ciertas personas, como lo eran sus molestos compañeros, no asimilaban las cosas con dialogo, puesto que varias oportunidades lo había intentado.

Seguramente estaba ideando una respuesta intimidante, pero al momento de pronunciarla el docente entro de nueva cuenta en el aula, causando el orden inmediato de todos sus alumnos, no era tonto, sabía que estaban en un alboroto, pero se abstuvo de regañarlos, entrego dichos exámenes con toda la calma del mundo, matando tiempo, Matsumoto no tuvo la necesidad de revisar su prueba, sabía que lo había aprobado, lo doblo por la mitad y lo guardo en su maleta, justo en ese instante el ansiado timbre de salida sonó, escucho al instante la bulla de los demás estudiantes saliendo, él sabía que lo esperaban así que a paso rápido salió del salón de clase, bufando al notar que lo perseguían unos metros atrás, ¿Nunca quedaban satisfechos, acaso? Todas sus interrogantes dieron respuesta negativa cuando fue azotado contra un casillero, dejando caer sus lentes por el impacto.

— ¿Por qué siempre huyes de mí?—Cuestionó aquel desgraciado en tono lastimero, quedando perdido por aquellos ojos azules del otro, siempre le habían fascinado, pero le molestaba en demasía perder, o que le rechazasen, y más si se trataba de un “enano sabelotodo” como el mismo le había apodado.

—  ¿Por qué nunca aceptas que no me gustas? Reita va a enojarse contigo, él siempre se enoja con todo el que me toque, soy suyo, ¿Tanto te molesta? — Inquirió, sintiendo como aflojaban su agarre, tenía por entendido que su constante agresor era un narcisista de primera, y no era para menos, alto, musculoso, y cabello castaño arreglado a la perfección, facciones masculinas, y un equipo personal de seguidoras que aumentaban su ego cada minuto, también sabía él porque le frustraba tanto el no tenerlo, era una clase de obsesión el que alguien no compartiera el pensamiento de que cada habitante del área debería sentirse atraído por él.

— Eres su perra, ¿No lo has notado? Seguramente todos los días te coge, y después se va, por la supuesta universidad, cuando va a follarse a alguien con un culo más apretado, ¿Quién demonios se fijaría en un enano sabelotodo como tú? — Allí explotaba su temperamento, “Soy suyo” él no podía aceptar que le dijeran algo así.

— Él, y por lo que veo, tú también. — Afirmó, ensanchando una sonrisa al notar la impresión del otro, había dado en el clavo.

El orgullo de las personas era un tema realmente intocable, él estaba consciente de ello, pero tenía la capacidad de jugar hábilmente con las mentalidades de la gente tan vacía como lo era su atacante, dependiente de la apariencia y sobre como los demás individuos lo veían, Takanori fácilmente podría soportar los golpes que le infligieran, pero la virtud que tenía y la única que le interesaba tener, era la inteligencia, a pesar de tener solo 16, podría igualar su brillantez con cualquier profesor, su audacia probablemente le coronaría victorioso.

— ¡¿Cómo mierda se te ocurre hablarme así?! ¡Te voy a…! —Una mano en su hombro apretándole con suavidad le hizo detener su amenaza, temeroso miro de soslayo y se encontró con un joven unos centímetros más alto que él, con una banda cubriéndole la mitad de la cara, específicamente la nariz, un mechón de cabello teñido escondiendo uno de sus ojos, y con el ojo restante, mirándole con serenidad.

— Le vas ¿A qué? Quiero escucharlo —Habló Reita, con su voz varonil, había lidiado con ese molestoso joven un par de veces, siempre por lo mismo.

Un “Ts” se escapó de los labios del recién pillado, librándose de mala gana del agarre de Reita, introdujo sus manos en los bolsillos de la chaqueta del uniforme y a paso rápido salió de allí, tratando de salvar un poco de dignidad, miro alrededor para buscar testigos, pero al parecer nadie lo había visto, para su suerte, aunque no quisiese aceptarlo, el miedo que le tenía al novio del enano era enorme.

— ¿Estás bien?—Inquirió el recién llegado a su pequeña pareja, tomándole por los hombros, se inclinó un poco y le beso suavemente la frente repetidas veces con mimo.

— Sí, no te preocupes—Tranquilizo el menor, aferrándose a la espalda de su novio, a la vez que este le abrazaba gentilmente por los hombros— ¿Cómo has entrado?—Pregunto.

— Déjame contarte que tenéis el peor celador de todo Japón— Bromeo el mayor despegándose de Ruki, bajando su mano hasta la de él y entrelazándolas— Vámonos.

Asintió con vehemencia sonrojándose al instante por su entusiasmo, ideo cómicamente la salida del establecimiento ya que al parecer, el celador fue alertado de que alguien había ingresado sin que él pudiese notarlo, al darse vuelta ambos jóvenes corrieron agachados riéndose por lo bajo, al estar seguros fueron al parqueadero a buscar la moto de Reita, esa que Ruki había intentado cambiar por un auto pero cuya petición fue negada, aunque de todas formas se subía en ella, llegaron a esta y el mayor le ofreció su acostumbrado casco; el que había comprado solo y especialmente para él.

Lo recibió con delicadeza y después elevo su mirada a Akira, quien ya se había colocado el suyo —Gracias por… —Un dedo en su boca le hizo silenciarse, Reita negó con la cabeza y se subió el casco hasta la cabeza, despeinándose.

— No tienes nada que agradecer, no dejaré que nada te pase. Además ¿Quién se cree? Acorralándote, yo soy el único que puede hacer eso — Una tierna sonrisa se poso en su cara, he allí la sobreprotección que tanto le agradaba, aunque era un estúpido.

— Me ha dicho que vas a follarte culos más apretados… —Se quejó infantilmente, al escucharle, Reita estalló en carcajadas, calmándose rápidamente al notar que su pareja estaba hablando en serio.

— Venga Taka, que el único culo que me follaré será el tuyo —Confesó sinceramente, volviendo a reír al sentir los suaves golpeteos de Ruki en su pecho, el comentario anterior realizado por el “Admirador” de Ruki era erróneo, nunca habían tenido ni siquiera una primera vez, pero contra todo pronóstico eso al mayor no le interesaba, era la primera relación en la que el sexo era completamente innecesario, y estaba bien con ello, el pequeño le llenaba en todos los aspectos, además estaba dispuesto a esperarlo, toda la eternidad.

Después de aquella agradable conversación, se treparon a la moto y recorrieron un montón de kilómetros, hasta que Reita optó por parar en un parque, bastante desolado, estaba oscureciendo, pero deseaba pasar un rato más con él enano, antes de devolverlo a sus padres. Guardaron y aseguraron los cascos y caminaron hasta el pasto, se sentaron el uno al lado del otro, creando un agradable silencio.

— Te prometo que cuando lo hagamos, será algo realmente especial —Inició Ruki con la charla, Reita le observo enarcando una ceja.

— No tienes que prometerme nada, desde que sea contigo de cualquier modo será especial, enano — Afirmo el más alto, notando con agrado como las mejillas del menor se encendían, esos lados románticos florecían muy pocas veces, pero cuando lo hacían, Takanori se sentía el joven más feliz del mundo, eran esas palabras las que destruían la mierda de día que tenía en el colegio, aquellas palabras le alentaban a querer seguir estudiando, a darlo todo, solamente por él.

— Maricón.

— Enano.

— Desnarigado.

— Nerd.

— Iguana.

— Ahora se supone que me digas que me amas — Anunció Reita, girando con una de sus manos el rostro de Ruki y otorgándole un tierno beso.

— No lo diré, a estas alturas ya deberías tenerlo en claro —Dijo Takanori correspondiendo el cariño.

— ¿Y yo soy el maricón?— Cuestionó divertido, arrebatándole la mochila de la espalda, no se la había quitado en todo el viaje, acostumbraba a rebuscar entre sus cosas, asegurándose de que no le “pusiera los cachos” aunque confiaba plenamente en él.

— Cierra la boca—Sentenció el castaño recostándose en el pasto, esperando a que la inspección del Suzuki terminará, se extraño de que el susodicho se quedará quieto de un momento a otro, se sentó y le movió un poco— ¿Qué te ocurre?

— Taka… —Ese tono serio le estaba intimidando, pero no duro mucho, porque una sonrisa burlona se instalo en él— Haz reprobado. —Informó, mostrándole una “F” bien plantada y con un marcador rojo intenso, su boca formo una “o”

— ¡¿QUÉ COJONES?! A ver, pásame las gafas —Pidió, anhelando que fuese un problema de visión.

— ¿No las recogiste cuando se te cayeron?—Recordó que se le habían caído al ser azotado contra los casilleros.

Y con eso, llegaron mil y un insultos, esos que Reita amaba escuchar.

Notas finales:

JOOOOH ~


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