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Separar por Takaptilia

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Notas del fanfic:


El primer Mpreg agregado a la cuenta. Nada fuera de lo común, bastante sencillo.

No es lo mejor que he escrito, pero...
¡Espero sea de su agrado!




“Me estoy enfermando”

Había murmurado, estando frente a frente a su médico de cabecera. El buen hombre de avanzada edad y canas en la cabeza le miró tranquilamente, incluso Ruki pensó que con demasiada tranquilidad.

“Estrés. Simplemente estrés, Matsumoto-san” Murmuró con voz rasposa y aclaró su garganta rápidamente.

Asintió escuchando el ruido del aire acondicionado. Se mantuvo largos segundos concentrándose en su chirrido y para cuando captó el tiempo real, caminaba hacia la sala de exámenes.

Fue atendido por una enfermera joven. Una mujer de suaves manos y un pulso exacto. Ni siquiera sintió dolor a pesar de observar fijamente como la aguja penetraba su brazo.
Con un movimiento al aire alivió el dolor y esperó para bajar la manga de su poleron.


“En dos días estarán listos los exámenes. Manténgase cerca del teléfono, le avisaran que día debe ir por ellos. Y Matsumoto-san, recuerde desayunar bien”

Un examen de rutina, medir colesterol y presión arterial, aunque dentro de él sospechaba que algo no iba bien ¿Acaso seria desgaste emocional?

Una vez llegado a su departamento, estacionó su vehículo en su lugar correspondiente y apagando el motor se mantuvo con ambas manos sobre el volante, observando hacia el frente.


“Me estoy volviendo viejo” Murmuró.
El momento de reflexión duró la nada misma, siendo interrumpido por la vibración de su móvil.
Bajó sus ojos lentamente y observó la pantalla.
Kai
Sonrió vagamente.

Lo contestó y habló un poco más animado. Se mantuvo de esta manera hasta que se vio colgando a los 10 minutos pasados.

Kai, líder de banda. Era un hombre fascinante.

Se podría decir que “salían” Se podría decir de esta manera, pero no era algo certero. Kai trabajaba demasiado y él por su parte también lo hacía. En la mente de Ruki había ideas confusas acerca de ello.


Meses pasaron con tranquilidad. Era pleno verano y se dió un merecido descanso.
Viajó a Kanagawa y visitó a sus padres.
Era el quinto día de su estadía cuando las cosas comenzaron a tomar otro giro. Uno bastante absurdo.


“Estas más gordo” Su quijada se abrió morbosamente mientras comida de su tenedor caía al plato, su madree arrugó la nariz y Ruki cerró la boca de inmediato “No deberías comer tanto”

“No como demasiado, como lo normal. Yo…” Bajó el tenedor con culpabilidad y su padre subió la mirada curioso. Poco le duró el “régimen” ya que no dudó en terminar aquel plato completamente.

Se deprimió. Se deprimió por el hecho de que su progenitora le había encontrado pasado de peso. Él estaba bien. Comía lo normal. Bueno, ignorando que últimamente repetía comidas o comía aperitivos a deshoras, pero normal dentro de todo ¿Cierto?

Esa misma noche se miró frente al espejo del baño. Se subió la camiseta holgada de dormir y observó una barriga. El terror en su rostro. Era cierto. Estaba gordo y no contento con ello todo lo demás también. Sus brazos, su cuello y rostro estaban claramente más rellenos. ¿Cómo no lo había notado? Había estado lleno de trabajo los últimos 4 meses y no había tenido tiempo de darse una vuelta por el espejo. ¿Acaso nadie le había hecho ver esto?
Agradeció el que no hubieran tours en aquellos meses, porque de ser así ¿Cómo hubiera salido al escenario en tal condición? Estaba pasado de peso, pero por MUCHO peso. Estimaba alrededor de unos 5 o 6 kilos. Se deprimió bastante. Apagó las luces y se fue a dormir, pero no sin antes de pasar por la cocina.


Volvió a los tres días a Tokio y fue en busca de Koron, regresó a casa con ella y observó su living pulcramente ordenado. Todo en su lugar. Todo. Aunque él no se sentía cómodo. El tema de los kilos demás no lo abandonó por nada del mundo, y con algo de vergüenza se dirigió a su closet y tomó unos antiguos pantalones, aquellos que habían estado con él desde el principio, era extraño en él guardar ropa vieja, pero aquello le hacía, de algún modo, llevar el conteo de su masa muscular.

Terror en su rostro cuando comprobó que entraban a la perfección e inclusive le quedaban un poco apretados ¿Cómo? Si aquella ropa era de cuando él pesaba alrededor de…

El ladrido de la can le sacó del terrible descubrimiento y suspiró encontrándola allí, observarle animada.

“No importa si papá se convierta en una vaca, su bebé siempre le amará ¿Verdad?” Murmuró suavemente y fue tras ella. La tomó en brazos y la abrazó con fuerza dejándose querer por aquellos besos húmedos.


Una semana pasó para volver a trabajar. La secretaria lo notó. El manager lo notó. Reita. Inclusive Aoi. Uruha se mantuvo en silencio.


“Alguien la paso bien en las vacaciones” Comentó Reita una vez tomaran un descanso. La malicia en su tono hizo hervir de vergüenza al vocal, quién observó como todos los demás le miraban.

“Oye Ruki ¿Dejaste a tu mamá sin despensa?” El comentario de Aoi desató la risa en pocos segundos. Reita reía casi atragantándose y sin nombrar a Uruha, que lo hacía con disimulo.
Se volteó a observar a Aoi con toda la indignación posible, su semblante se arrugó en disgusto, pero poco le duró la mala cara cuando un leve mareo le hizo tambalearse, encontrando apoyo en Uruha.

“¿Estás bien, Ruki?” De inmediato pararon las risas y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba de camino a la clínica.


Con su cabeza entre ambas piernas sin dejar de vomitar en una bolsa de plástico, mientras Reita le masajeaba la espalda con nerviosismo. Se encontraban todos en aquella van. Todos menos Kai, que en pleno receso había sido llamado en una reunión con los técnicos de sonido.

Largos minutos habían esperado los tres hombres sin una respuesta por parte del médico. Pasada media hora una enfermera de avanzada edad les tranquilizó comunicándoles que Ruki estaba estable.

Las puertas de la sala de espera se abrieron par en par con brusquedad y observaron a Kai casi sin aire.


“¿Como esta? ¿Está bien? ¿Por qué nadie me avisó? ¡A la mierda la reunión, hubiera volado con ustedes!” Comunicó al borde de un episodio neurótico.

“Tranquilo, está mejor” Reita se levantó del sofá y fue a su búsqueda.

“¿Qué mierda le pasó?”  Preguntó el baterista y Aoi se sintió culpable. Presintió que aquel comentario de mal gusto le había hecho sufrir un colapso o algo así.

“Nada. De la nada se mareó y comenzó a vomitar. Puede que haya comido algo que le cayó mal o esté enfermo” Uruha habló calmadamente, sin moverse de su lugar. A pesar de su macabra tranquilidad estaba bastante preocupado.
Todos lo estaban.

El manager se mantuvo con ellos unas horas. Tal parecía que Ruki estaba bastante enfermo. Dolores abdominales le habían atacado en las últimas horas y una leve fiebre se hizo presente con ello. Algo no andaba bien.


“Puede ser el colesterol. ¿Lo notaron? Ruki ganó bastante peso los últimos meses” Todos observaron a Kai.

“¿El colesterol? Sus síntomas no parece colesterol alto, Kai” Uruha refutó su comentario.

“¿Entonces? ¿Alérgico a algún alimento? ¿Alguna bacteria?” Reita jugó con sus manos nervioso.

“No lo sabemos” Murmuró Uruha.

“Mierda. Y yo me burlé de él. ¡Si muere se vengará de mí en la otra vida!” Todos observaron a Aoi con molestia. Su comentario había sido bastante desubicado.

“Cállate” Gruñó el bajista cruzándose de brazos, acurrucando su cuerpo entre el pequeño sillón de espera.

Las luces de la calle comenzaban a prenderse una a una.
En la sala de espera, Uruha y Kai observaban la televisión en silencio.

Reita se había dormido y Aoi había vuelto a casa por votación. Era mejor tenerle lejos antes de oír cuanta palabrería de su parte.

“¿Ruki no te dijo nada?” Kai giró levemente su rostro para mirar el semblante impenetrable de la primera guitarra observar las noticias.

“No. Nada. En las últimas semanas hablamos, pero nunca me comunicó de malestares” Le miró, Uruha solo asintió levemente, sin retirar su semblante serio.

“Es una suerte que Ruki no sea mujer, si así lo fuera podríamos pensar que se trata de un…”Giró la cabeza antes de terminar y silenció. Kai no supo descifrar esa mirada.

“Ruki no tiene pareja” Mintió con seguridad. Claro que Ruki tenía, si es que se podía llamar “pareja formal” Así era, el mantenía una “relación” con Ruki. Una muy distanciada.

“¿Cómo sabes eso?” Ambos miraron como Reita se acomodaba en aquel sillón y siguieron la extraña conversación.

“No es necesario que confirme nada. Veo que ya lo has “descubierto”” Kai rió con algo de nerviosismo y Uruha esbozó una leve sonrisa.

“Ustedes…” Murmuró roncamente y Kai se encogió de hombros “Pensé que Reita podría estar con él, pero tu ¿Cómo lograste domar a la “bestia”?

“No lo llames así” Rio “Él no es como lo describen. Siempre hubo una especie de “atracción” pero hace unos meses se dieron las cosas” Rememoró con una mirada algo boba. Sumido en recuerdos dulces que hicieron picar la nariz de Uruha.

“Basta. Me harás vomitar” Bromeó.

“No por favor, con Ruki es suficiente” Rieron. Trataban de restarle importancia al asunto.

A mitad de la madrugada recibieron la noticia del médico de turno. Ruki estaba bien. Los dolores habían sido controlados y la fiebre disminuido. Estaría en observación lo que restara de noche y en la mañana tendrían los resultados de las muestras de sangre.

Volvieron a sus respectivas casas. Pero Kai no se marchó. Prefirió quedarse hasta saber los resultados.
Y así lo hizo. Se mantuvo a base de cafés y unos cuantos cigarrillos. Había vuelto a fumar.


En plena mañana se despertó por el llorar de un bebé. Alguien había dado a luz y parpadeó observando como una enfermera cargaba un niño envuelto en una frazada blanca.
Un sentimiento extraño le recorrió, recordando lo que Uruha le había comentado horas atrás.

-Es una suerte que no sea mujer- Recordó tranquilizándose y tal como apareció aquel llanto se esfumó.

La televisión comenzó a emitir las noticias de media mañana y se mantuvo observándolas. Esperando a que el café enfriara.


“¿Familiar del paciente “Matsumoto Takanori”?” Una amable señorita preguntó asomándose por la puerta. Instintivamente Kai levantó la mirada con ansias y la joven sonrió.

“Puede pasarle a ver. Acaba de despertar” y con ello Kai olvidó el café y le acompañó.

Cruzaron pasillos, subieron al ascensor y para cuando llegaron al piso tres ya estaban frente a la habitación.

Allí abrió la puerta y Kai sonrió tímidamente y con alivio, al ver la mirada perdida y cansada del vocal. Lucia el rostro limpio. No poseía maquillaje y su cabello se encontraba lacio y algo húmedo.


“¿Cómo estás?” Se acercó a él una vez la enfermera cerrara la puerta, no sin antes informarle que pronto traerían su desayuno.

“¿Te quedaste toda la noche?” Preguntó débilmente, mientras intentaba acomodarse. Kai le ayudó en doblar la almohada para que pudiera apoyar su espalda en ella.

“Sí. Nos tenías preocupados. Me tenías muy preocupado ¿Por qué no me dijiste que estabas enfermo?” Kai se apresuró a comentar, sentándose al lado del vocal mientras descubría su rostro adormilado e hinchado, de unos cabellos.

“No lo sabía. Fue tan de repente” Suspiró avergonzándose un poco. No sabía con qué cara había amanecido, pero sospechaba que con una muy fea “Me había dado algo de fiebre. Pero ya me siento mejor” Le sonrió tomando su mano “¿Estabas en reunión?” Le preguntó muy bajito.

“Sí. Pero apenas me avisó Reita los mande a la mierda” Le dio un apretoncito a su mano y se mantuvo observándole en silencio. Ruki ruborizó levemente ante esto ¿Realmente Kai le había preferido por sobre el trabajo?

“Esto me hizo pensar. No quiero dejarte en el aire. Quiero que estemos más cerca” Llevó la mano de Ruki hacia sus labios y besó su dorso “Perdóname si te hice creer que no quería algo serio” Acarició su mano y la depositó nuevamente sobre la cama, sin soltarla.

“¿Por qué me dices todo esto? No es como si me fuera a morir” Palideció “¿Me voy a morir?” Y Kai rompió en risas, que claramente lograron ofender levemente a Ruki.

“No. Que yo sepa” Y sonrió divertido. Ruki bufó y negó con la cabeza.

Su momento fue interrumpido por otra enfermera que traía una bandeja con una taza de leche humeante y unas galletas de agua con mermelada.


“Hora del desayuno, Matsumoto-san” La mujer dejó la bandeja en la mesita al lado de la cama. Observó a Kai y le sonrió. Claramente había observado la unión de manos y en silencio abandonó la habitación.

“No tengo hambre” Murmuró mirando la bandeja.

“Tienes que comer. Ayer me contaron que vomitaste hasta lo que no comiste” Ruki negó nuevamente.

“No. Estoy gordo” A Kai casi se le cae la cara al oírle.

“¿Qué? ¿Quién te dijo eso?” Frunció el ceño y sutilmente soltó su mano.

“Sabes que lo estoy. Mírame. Antes no tenía esto y ahora si” Se tocó el abdomen hinchado y suspiró.

“Eso perfectamente se podría bajar con ejercicio. Vamos Ruki, come” Tomó la bandeja y la colocó en su regazo “Es leche” Le sonrió. Ruki tomó la taza en sus manos “Ten cuidado está caliente”

Internamente Ruki agradeció el tener a alguien como Kai con él.


Pasaron la mañana conversando. Ruki le indicó que se recostara a su lado y ambos compartieron almohada mientras miraban la televisión.

Casi al medio día el medico se presentó. Kai de un salto se alejó de la cama y Ruki no pudo evitar reírse ante esto.

“¿Estaba cómodo, verdad?” Bromeó el viejecito y Kai lentamente asintió entre risas bobas “Matsumoto-san, me contaron ayer que mejoró bastante con los antiinflamatorios ¿A persistido el dolor abdominal?” Ruki negó amablemente “Bien. Los exámenes aún se encuentran en el laboratorio. En la tarde estarán listos. Sospechó que pudo ser alguna intoxicación con algo que comió o simplemente con una descompensación del cuerpo. Debe dormir bien ¿Bebe, fuma o está tomando medicamentos?”

“Hace unos meses dejé de fumar, me produjo asco de un día para otro. Y no tomo medicamentos” El doctor elevó una ceja y se mantuvo sereno.

“Bien. Puede quedarse si no se siente con fuerzas o volver a casa, como se le plazca”

Ruki miró a Kai y este asintió en silencio.

“Me gustaría quedarme hasta saber el resultado de mis exámenes”

“Bien. Sin más lo veré en la tarde cuando lleguen“ Miró a Kai “Puede volver a estar cómodo, joven” Riendo salió de la habitación.


Pasó la tarde y recibieron la visita de los demás. Aoi se disculpó con Ruki, pero aun así se mantuvo lanzando chistes y comentarios referente al peso ganado. Uruha mantuvo su vista en ambos hombres, que claramente habían reforzado su lazo y sonrió por esto. Reita conversó un millón de cosas y entre aquellas el sueño que había tenido mientras dormía en la sala de espera.

“¿Dices que Ruki tenía un bebe? Que estupidez Reita, eso es imposible” Rio Aoi en solitario, ya que Kai, Ruki y Uruha se mantuvieron expectantes ante esto.

“Fue un sueño, es obvio que es imposible. Pero lo soñé y era realmente extraño”

“¿Y cómo lucia? Digo ¿Cómo era yo?” Preguntó con mucho interés el vocalista.

“Bueno. Como tú solo que con un bebé. Tenía ojos enormes, no pudo ser tuyo” Rio levemente provocando la indignación del más bajo “Vamos Ruki, Tú tienes ojos como su hubieras comido limón. Así como…” He imitó el gesto, entrecerrando los ojos con mucha fuerza.

“¡Basta!” El castaño impactó la almohada en pleno rostro del rubio.

Todos rieron despreocupados.

Tanto Reita como Aoi se habían marchado y solo quedaban Kai y Uruha, este ultimó había ido por un par de cafés.


“Ya deberían tener los exámenes”  Murmuró Ruki impaciente.

“Ya los tendrán” Comentó con tranquilidad, sin quitar la mirada del televisor. La puerta se abrió y el medico entró. Nuevamente de un salto Kai estaba de pie.

“¿Podría permitirnos un momento?” Preguntó el hombre mayor con un tono algo extraño. Kai asintió y dándole una última mirada a Ruki salió de allí.

A los pocos minutos llegó Uruha con dos vasos de café en mano.


“¿Qué haces aquí?” Preguntó enmarcando ceja al verle en el pasillo.

“El medico trajo los exámenes. Me pidió que le dejara a solas con Ruki” Comentó no muy seguro de aquello. Uruha notó su nerviosismo y le invitó a sentarse en la sala de espera.



“Matsumoto-san ¿Esta bien?” Preguntó preocupado por el reaccionar del hombre. Temblaba sin alejar ambas manos de su boca.

“Imposible” Murmuró mirando la blanca sábana que cubría sus pies.

“En la ciencia nada lo es. Nada que no se pueda explicar. Un escáner completo podría decirnos más. Pero por el momento es lo que arroja los exámenes. Créame que en todos mis tantos años de servicio, inclusive en mis clases de medicina en la universidad jamás vi un caso como este. Pero puedo asegurarle que es algo completamente normal”

“¿Normal? ¿Qué se supone que me pasará desde ahora? Ahora…” Enmudeció “Nadie tiene que saberlo” Comentó asustado, descubriendo su rostro.

“Soy profesional. Nada de lo que se ha hablado en esta habitación saldrá”

“¿Cuántos meses?” Ni siquiera entendió porque preguntaba algo como aquello.

“Un estado avanzado de seis meses” Ruki casi se traga la lengua “Los exámenes arrojaron que está todo bien. Esta sano y se mantiene creciendo. Matsumoto-san seria de mucha importancia el que permanezca en la clínica hasta saber exactamente como sucedió”

Ruki aceptó. Aceptó pese a no saber exactamente si lo que el anciano decía era verdad. Pero aquello explicaba muchas cosas. Aquellos mareos, las náuseas, los bochornos que sufría aparentemente. Antojos. Calambres e hinchazón de pies, pero sobre todo aquel estado de ánimo que mantenía cambiado en las últimas semanas.

Kai y Uruha volvieron a casa sin despedirse de Ruki. El medico les había informado que le someterían a exámenes nuevamente y que les avisaría de su estado cuando fuera prudente. Ninguno se tragó dicho cuento, pero no entrarían a discutir contra la credibilidad del profesional.

Uruha se ofreció a llevar a Kai a casa.


“Algo no anda bien” Comentó Kai observando hacia la calle.

“¿Qué crees?” Uruha le observó de reojos. Dobló una curva suavemente y mantuvo la lenta velocidad.

“No recibí su respuesta. Puede que algo esconda y es por eso que no respondió” Uruha suspiró hartándose de tanto pensamiento de conspiración.

“Calma, hombre. Nadie está tramando nada en contra tuyo. Son exámenes de rutina. La misma mierda y mañana será un nuevo día. Veras como esto se olvida y mañana Ruki vuelve al estudio sano y salvo”


Pero Ruki no volvió al día siguiente. No contestó su móvil, en cambio fue el propio manager quien se mantuvo con el equipo, causándole a Kai en sentimiento de desesperación.

Con forme pasaron las semanas se les informó que las actividades de la banda estaban suspendidas hasta nuevo aviso. Para cuando intentaron saber de Ruki se les informó que estaba bien, había vuelto a casa de sus padres y se les informaría más tarde. Pidieron discreción y respeto con la pareja mayor, prohibiéndoles el viajar, llamar o intentar mantener contacto con el vocal y su familia.

Pasaron meses de incertidumbre. Hasta la mañana del veinticuatro de septiembre que recibieron en una reunión citada la noticia de que Ruki se encontraba recuperándose de su voz en casa.


“¡¿Demoraron tres meses para decirnos que Ruki sufre de su garganta?!” Kai dio un manotazo sobre la mesa. Los demás miraron al manager con recelo. Claramente todos estaban enojados con las decisiones de oficina. El hombre de traje se retiró en silencio.

“¡Mierda!” Vociferó en voz alta el bajista, azotando sus puños contra la superficie.

“¿Piensan que nos tragaremos eso? Menudos viejos tontos” Aoi apretó sus dientes.

“No ganaremos nada si comenzamos una “revolución” Simplemente esperar que sea verdad y que Ruki logré mejorarse” Uruha intentó creer en sus palabras y aunque lo dudó al principio lo logró.

“Puedes quedarte con lo que dices. Pero yo no puedo” Tomó su chaqueta y salió del salón ante las miradas de todos.

“¿A dónde mierda vas, Kai?” Pero la pregunta de Uruha no fue contestada.

Y a medio camino Kai notó que no tenía a donde ir exactamente.


Los meses pasaron lentos y ya se encontraban a fin de año. La banda había estado en hiatus hasta nuevo aviso y millones de fan mails preguntando por ellos y sobre todo por Ruki no tardaron en colapsar la página, que se mantuvo en mantenimiento por días.

Navidad pasó veloz y cada uno aprovechó a pasar con la familia.

La madre de Kai observó la preocupación en el rostro de su hijo y asumió que se trataba del tema de su trabajo.

Un día, después de la cena de año nuevo se dirigió a él, quién lavaba los trastos.

“Hijo. Quisiera hablar contigo” Kai volteó de inmediato y secándose las manos se sentó al lado de su madre.

“¿Qué pasa?” Extrañado.

“¿Qué paso con tu trabajo?” Inmediatamente observó el pesar en el rostro de Kai.

“No lo sé. Un día se detuvo”

La mujer se mantuvo en silencio.

“Hay algo más” Obscuros ojos le miraban fijamente.

“No puedo engañarle ¿Eh?” Rio suavemente y su madre le acompaño “Se trata de alguien que veía en el trabajo. Un día desapareció” Comentó con un deje de melancolía.

“¿Podría preguntar quién es?” Un nudo se formó en el estómago de Kai. Llegar a tal grado de sinceridad con su madre claramente no había pensado llegar jamás. Pero no podía mentirle a la mujer que amaba y adoraba.

“Sí. Es alguien con quien trabajo directamente”

“¿En tu grupo?” Kai asintió y la mujer mayor se mantuvo en silencio. Tomó la mano de su hijo y le miró con cariño “Tranquilo ¿Si? Se me parte el corazón verte de aquella manera” Indicó y Kai acarició su mano tal como recordaba el haberlo hecho con Ruki.

“Gracias” Sonrió mientras la mujer tomaba suavemente su cabeza y la recostaba en su pecho, mientras acariciaba sus cabellos, como lo hacía cuando él era tan solo un niño.


A mediados de junio recibió una llamada que prácticamente produjo un vuelco en su pecho.

“¿Ruki?” De un salto cruzó su cama y se sentó en ella mientras apretaba el móvil nervioso. Sintió su garganta seca y las manos sudorosas.

“¿Cómo estás?” La voz de Ruki sonaba tímida y algo cohibida.

“Bien, Bien. ¿En dónde estás? ¿Qué paso? ¿Por qué desapareciste?” Tenía más preguntas que hacerle, pero solo aquellas pudieron salir.

“¿Quisieras venir a verme? Hace mucho no nos vemos y no he sabido de nadie” Kai asintió aun si Ruki no le viera.

“Claro. Iré ahora mismo si me lo pides” Escuchó a Ruki esbozar una sonrisa y su mirada se humedeció.

“Te he echado tanto de menos” Murmuró tras un silencio.

“Y yo. No sabes cuánto” Kai sonrió cerrando sus ojos.

“Tengo que colgar” Tras un silencio “Te quiero, Kai” Murmuró suavemente, con ternura.

“Yo te quiero más, Ruki” Y tras un –Adiós- colgaron.

En el marco de la puerta su madre le observaba suspirando en silencio.


A la mañana del día siguiente se embarcó en el tren de las diez de la mañana y viajó hacia Kanagawa. No le fue difícil conseguir la dirección de Ruki. El conocía todo el papeleo de la banda, y claramente las respectivas direcciones de los familiares se mantenían en carpetas que el manejaba de memoria.

Se sintió un poco mal el no compartir dicha noticia con el resto, pero estimó conveniente no formar un quilombo.

Llegó al medio día y caminó por las calles guiado solo por un mapa.
Para cuando estuvo frente de la casa que estimaba la casa de Ruki tragó saliva, acomodó su chaqueta y tocó el timbre.

No esperó más de cinco minutos y la figura de Ruki se hacía presente frente a él, lo primero que se le cruzó a la mente fue el verle tan delgado. Estaba bastante delgado de hacía meses atrás y lo segundo fue el verle cansado, se notaba bastante cansado.


“Ruki” Le sonrió e instintivamente le abrazó, tomando de sorpresa al más bajo, este le correspondió, pero ante una voz femenina le apartó bruscamente “B-buenos días” Saludó a la mujer mayor que ahora acompañaba a Ruki.

Tras el saludo, Ruki le invitó a pasar y la mujer se mantuvo observándole por largo tiempo. Era una mujer de baja estatura pero bastante intimidante. Su mirada era elegante y servicial. Vestía sobriamente y lucía un corte de cabello corto y ordenado.

Ruki le hizo sentar en su living, mientras su madre les daba privacidad, volviendo a la cocina.


“Tu madre se ve enojada” Comentó bajito, algo nervioso.

“¿Mi mamá? No lo está. Solo está algo molesta por un asunto de la mañana” Rio bajito.

Miró mejor a Ruki y le encontró diferente, vestía  con ropas holgadas claramente cubriendo su delgadez. Sus ojos lucían cansados, pero tenían un brillo llamativo. Notándolo más de cerca sus mejillas estaban bastante rosadas, dándole un leve toque femenino. Aquello era lo diferente. Ruki lucia bastante delicado, como si drásticamente sus facciones masculinas se hubieran suavizado.


“¿Kai?” Ruki llamó su atención sacándolo de aquel “Close up” que había mantenido sobre su rostro.

“Estas diferente” Y recordó “¿Cómo está tu garganta?” Ruki enmarcó una ceja.

“¿Mi garganta?” Parpadeó “¿Qué pasa con ella?”

“El manager…” Y cayó en cuenta que aquello había sido mentira “Nada” Indicó.


Y antes que siguiera la conversación escuchó algo que le heló la sangre. El llanto de un bebe comenzaba a tomar fuerza llenando la habitación con su ruido. Inmediatamente la madre de Ruki le llamó y este se levantó de prisa, casi corriendo.

Jugó con sus manos con nerviosismo. El llanto había acabado. Escuchó carne freírse y olió el aroma de esta.

Tímidamente Ruki apareció cargando a un bebé entre sus brazos. Acomodó a la criatura en su pecho, apoyando la pequeña cabecita en su hombro, cubriéndolo bien con una mantilla celeste.
Kai estaba perplejo ante lo que veía. Ruki se sentó frente a él, sin dejar de mecer a la criatura suavemente.


“¿Ruki?” Parpadeó con una sonrisa boba. ¿Acaso ese niño era de Ruki? Y si así lo era, significaba que Ruki había embarazado a una mujer ¿Cómo? “¿Es tu hijo?” Sintió un nudo en la garganta, pero no titubeó.

“Si” Asintió en silencio, mientras escuchaban la televisión encenderse “Es mi hijo” Reafirmó.

“¿Es por esto que desapareciste tanto tiempo?” Apretó los labios hasta dejarlos en una línea, movió la cabeza negando, observando al vocal tras un momento con un deje de decepción “¿Y su madre? ¿No me la vas a presentar?” Sonrió intentando procesar la noticia.

Ruki observó el suelo y juntó aire.

“La estás viendo” Y por poco Kai se cae de espaldas “Suena grotesco, pero es así” Acarició la espalda del bebé, una vez este comenzara a emitir sonidos de disgusto.

“¿Qué? Vaya. Si esa es una respuesta para esto, prefiero que me digas que su madre murió o que te dejó o…”Pero no pudo continuar.

“Confirmo porque no quise llamarte antes, pensé que sería un tiempo prudente, pero tal parece que ni con todo el tiempo del mundo es suficiente para que la estupidez se pase. Genial, muchas gracias por dejarme en claro la persona que eres” Se levantó suavemente, le miraba con indignación y decepción a la vez, sus oscuros ojos se enrojecieron con claras intenciones de llorar, pero no se lo permitió.
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“¿La persona que soy? Tu eres quien desaparece y tras meses vuelve para dar una respuesta así ¿Cómo quieres que te crea?” Se levantó bruscamente.

“¡Por eso desaparecí! ¡Desaparecí porque estaba esperando un hijo!” Alzó la voz sin controlarse, ocasionando el llanto del bebé, inmediatamente apareció su madre.

“¿Que pasa aquí? ¿Por qué tanto grito? ¡Miren al niño como llora! ¿Acaso no saben que aún es demasiado pequeño?” Giró su mirada hacia Ruki y le quito él bebe suavemente” ¿Cómo se te ocurre bajar con él para hablar con este hombre? ¡Tú mismo te estas poniendo en ridículo, límpiate la cara! “Ordenó al ver las lágrimas caer silenciosas por las mejillas de su hijo menor. Se volteó esta vez hacia Kai, meciendo al niñito “¿Y tú? Poco hombre. Ni siquiera Takanori debió llamarte y mostrarte al niño. Queda más que claro como reaccionarias ante esto “Miró nuevamente a su hijo ”Tu no aprenderás nunca ¿O sí? Ya lo hablamos con tu papá, nosotros nos haremos cargo. Llamaste a este hombre solamente para darle pena” Subió las escaleras “¡Apenas resuelvan lo que tengan que resolver ese hombre se va de mi casa y no vuelve nunca más ¿Oíste, Takanori?!” Y desapareció con él bebe en brazos.

Ambos se mantuvieron en silencio. Ruki sollozaba intentando tranquilizarse y Kai no supo cómo reaccionar ante todo. Meses sin saber de Ruki, para que llegara este día y supiera tremenda historia y tal parecía que hasta su propia madre participaba.

“Ándate” Murmuró Ruki mientras limpiaba sus mejillas con el puño de su sudadera negra “No hay nada de qué hablar. Ándate”

“No. No me iré. Escucharé todo lo que tengas que decirme” Se sentó y le miró sereno. Ruki se desplomó en el sillón más pequeño.

“¿Para qué? No me creerás nada. Terminaras insultándome, pelearemos y todo se ira la mierda ¿Para qué?” Las palabras del vocal le provocaron una amargura inexplicable, que pensara de aquella manera sobre él sin justificación alguna.

“Por favor, Ruki” Y ante esta sutil petición Ruki habló con recelo.
Habló todo lo que sabía, todo lo que Kai debía saber. Sobre los exámenes. Sobre el embarazo. Sobre lo que el médico le había explicado. Sobre sus gónadas femeninas, su útero y el extraño funcionamiento que su cuerpo adoptó al poseer los dos aparatos. De cómo el conducto vaginal que poseía internamente al verse impedido de una “salida” había optado por la más cercana: la rectal. Y como le habían bendecido sus relaciones sin protección con un milagro, las únicas relaciones que había mantenido habían sido con él en los últimos meses. Y le contó que él era el padre del niño que dormía entre los brazos de su abuela.

Kai se quedó en silencio, observando sus manos un largo rato. Ruki permaneció observando el suelo, bastante calmado. Él sabía perfectamente la reacción de Kai y como este se marcharía sin dar palabra alguna.


“¿Cómo le pusiste?” Tras un momento habló. Casi tímidamente.

“Shinji” Pronunció suavemente. Kai parpadeo.

“Shinji es un nombre fuerte”

“Lo es. Lo será” Sonrió para levantarse “Te acompaño a la puerta” Mencionó. Pero a mitad de camino se vio solo. Kai no se había levantado.

“¿No piensas irte?” Le preguntó temiendo el ilusionarse. A los segundos Kai se levantó.

“Permiso” Se dirigió hacia la escalera y comenzó a subir. Por poco a Ruki se le cae la cara y fue de inmediato detrás de él.

“¿Qué haces? ¡Mi mamá te va a matar!” Chilló bajito y Kai notó que su voz se había tornado más aguda. Ya en el segundo piso caminó hacia el suave sonido de una melodía de cuna y abrió la puerta levemente, observando a la mujer sentada en una silla al lado de una pequeña cuna.

“¿Qué hace aquí?” Preguntó levantándose de inmediato.

“Quiero verlo” Dictaminó.

“Mamá, por favor” Murmuró Ruki nervioso.

“¿Ahora le nació el amor de padre?”

“No sea dura conmigo. Acabo de enterarme de esto. ¿Acaso no cree que es injusto? ¡Por el amor a dios, Takanori sabe que lo amo! y puede sonar extraño para usted. Él sabe que no hubo día en que no pensara en donde mierda estaba…Lo siento “Se disculpó apenado ante la mala palabra” No es mi culpa el no poder asimilarlo bien. Ese niño es mío ¿verdad? Y sé que usted lo sabe porque Takanori está seguro de ello, yo estoy seguro de ello” La mujer le miró fijamente, para luego suspirar.

“Debería escuchar atentamente a todo lo que habla” Frunció el ceño y se hizo a un lado, permitiendo la visión del bebé.

“Tú nunca aprenderás. Espero equivocarme” Miró a Ruki y salió de la habitación.

Kai contempló a la criatura dormir cómodamente y le produjo un sentimiento sobrecogedor.
Fruncía levemente el ceño, inflando sus pequeñas mejillas y apretaba sus manos como si estuviera listo para estirarse. Recordó a sus sobrinos y sonrió al saber que aquel niño pronto jugaría con ellos.

“Yutaka Shinji” Murmuró emocionándose extrañamente “Imagino como reaccionara mi madre. Estará feliz, bueno, sospecho que me golpeara antes, pero estará feliz, estoy seguro” Comenzó a reír suavemente, mientras acercaba su dedo índice hacia la manito rechoncha.

“¿Realmente lo aceptas? Por qué si estas mintiendo, Kai te juro que con el dolor de mi alma me alejare de ti. Lo alejaré de ti” Dio un leve saltito ante la abrupta reacción del batero, este se había volteado para mirarle.

“Nunca me diste una respuesta en la clínica ¿Por qué?” Le miró serio.

“No creí que hablabas en serio. Pensé que solo lo hacías por culpabilidad, supongo” Miró hacia otro lado.

“¿Y?” Le miró y Ruki hizo lo mismo.

“No lo sé. Supongo que sí” Se encogió de hombros y Kai ladeo levemente la cabeza.

“¿Supones?” Volteó a mirar al bebe “Es mi hijo. Es algo mío” murmuró observándole. Lo notaba. Shinji poseía las facciones de su madre, su abuela. No había duda alguna y lo sentía. Pero Ruki no se veía contento ante su decisión. Se notaba indiferente.

“Quiero que vuelvas. Ya no hay nada que esconder” Comentó, mientras se erguía. Deseaba tomar al pequeño en sus brazos, pero no quería desatar una ola de llanto y llamar a aquella mujer que comenzaba a temer. Ahora comprendía bien porque muchos hombres temían a sus suegras.

“¿Volver? No creo poder hacerlo. Shinji es aun pequeño y no podría trabajar y cuidar de él” Suspiró.

“¿Tu aun crees que estas solo en esto? Lo estuviste todos estos meses por decisión propia” Se detuvo al observar la mirada del castaño “En fin, no saco nada con recriminarte algo” Caminó hacia él y le abrazó “No me vuelvan a dejar ¿Oyeron?”  Murmuró más gravemente de lo normal.

Ruki se quedó observando el suelo por sobre su hombro, y poco a poco subió sus brazos correspondiendo cálidamente.

¿Valía la pena mostrarse orgulloso? ¿Realmente lo valía?


“Siempre me he preguntado qué es lo que hace que siempre vengas a mi” Murmuró sonriendo tímidamente mientras observaba al pequeño en su cuna, quien movía sus bracitos con insistencia.

Se quedó unos momentos de esa manera, abrazando a quien amaba.


No exigió una respuesta a Kai.
Tal vez antes no lo sabía, pero ahora, quién se encontraba en aquella pequeña cuna era y sería siempre  la respuesta, la mejor de todas.




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