—Oh, sí. Bummie, no te detengas.
Fue lo primero que escuchó Kibum al entrar en la habitación que compartía con Jonghyun, mientras de fondo sonaba Diamond de Rihanna. El joven de mirada felina caminó lentamente, cuan gato sin hacer ruido, el mayor estaba de espaldas en la gran silla del computador.
—¿Te gusta, Kibum? — Preguntaba en un tono de excitación máxima.
Una sonrisa se dibujó en el rostro del nombrado al saber que era el responsable de tremenda escena. Avanzó con determinación, girando la silla, quedando frente a frente con Jonghyun.
—¡Tu! — Gritó, sorprendido mientras sus ojos no parecían creer lo que veían— ¿Qué haces aquí? —Preguntó, mordiendo su labio sin saber qué hacer.
Kibum colocó el dedo índice en la comisura de sus labios, caminando alrededor del mayor, rodeándolo, como si estuviera observando un tipo de experimento.
—¿19? —Musitó, pasando sensualmente la lengua por el borde de su labio inferior—. ¿Podrían ser 20? —Preguntó, quedando de nuevo frente a Jonghyun.
—¿A…a qué te refieres, Bummie? —Su tono era gracioso, pero nervioso a la vez.
—Esa cosa que aun tienes entre las manos… se llama pene, ¿sabías? —Contestó, riendo maliciosamente.
—¿Mi pene? —Cuestionó el otro, mirando que aun no lo soltaba. Se tapó en el acto, escondiendo su gigantesco miembro.
Kibum tomó una bata, dándosela al mayor para que pasara de su momento bochornoso, mas no dejaba de mirarlo con sorpresa. Jonghyun lo miró con ojitos de cachorro perdido sin saber qué hacer.
—Perdón —Dijo por lo bajo.
—¿Perdón por qué? —Pregunto Kibum. —¿Por masturbarte pensando en mí? —Contesto sin esperar por una explicación.
El mayor lo miró con vergüenza y se fue hasta el baño para darse una ducha con agua fría. Ojalá fuesen hielos porque su entrepierna estaba más dura que un fierro. Cada gota de agua que caía en su hermoso cuerpo no le calmaban las ganas de hacer suyo a Kibum. Todo comenzó desde aquella noche cuando el calor en su hombría no daba para más, su sorpresa fue mayor cuando a lo lejos, sentía unos sutiles, pero excitantes gemidos.
“Jongie, no pares”
Siguiendo los sonidos, llegó hasta el baño de la habitación. Su miembro estaba más duro que una roca, su garganta seca, muy sedienta.
“Oh, Jonghyun, si te detienes eres perro muerto”
Bendita cerradura que le dejó espiar a Kibum tirado en el suelo del baño, completamente desnudo, con una mano en su miembro y la otra en su tetilla. Sus ojos cerrados y su boca diciendo cosas muy calientes para el compañero mayor.
Desde aquel día no podía hacer nada más que pensar en el trasero de Kibum y su miembro activo como un volcán. Salió de la ducha un poco más calmado, era la hora de cenar por lo que bajó con los demás del grupo. Ahí estaban como siempre, riendo entre ellos. Por alguna extraña razón, Jonghyun estaba nervioso, sentía que cada vez que lo miraban era por el pervertido en el que se había convertido.
—…y en ese momento fue cuando Jonghyun estaba masturbándose por mí— Agregó Key, haciendo que las piernas de Jonghyun se hicieran como lana.
—Hey, Jonghyun, las cosas que escriben los fans de Kibum y tú —comentó Onew, dándole una palmadita en la espalda.
El nombrado sonrió como un enfermo, un total y completo idiota. Por un momento pensó que su Bummie estaba contándoles a los demás lo que había sucedido minutos atrás. Pero, ¿por qué Kibum hacia esas cosas? ¿Por qué razón quería burlarse de Jonghyun?
—Eso no es nada, Hyung —Dijo Jonghyun con la voz valentonada —Supieras que la otra noche leí un fanfic donde Kibum se masturba en el baño pensando en mí.
Los ojos de Kibum parecieron desorbitarse, su mirada felina aniquiló a Jonghyun en el instante, lanzándole rayos fulminantes.
— ¡Que estupidez! —Exclamó Kibum, parándose amenazadoramente contra Jonghyun.
—Más estúpido fue que tú decías: “Oh, sí, Jonghyun, como te detengas eres perro muerto”
Los demás quedaron expectantes viéndolos, realmente parecían una pareja en busca de algo que ambos tenían miedo de decir.
—Pervertido —Acusó Kibum al de mirada canina.
—Provocador —Dijo Jonghyun, defendiéndose. —Ahora si me disculpan, iré a leer el siguiente capítulo titulado “Kibum me tiene ganas”.
Todos estallaron en risas menos Kibum, que levantó una ceja, colocando su mano derecha en su cadera mientras caminaba en dirección a la habitación rápidamente. Jonghyun debía escucharle.
—Bummie— Dijo el mayor, sonriendo.
Kibum lo alcanzó, dándole un golpe en los hombros, causando que lo dejara sentadito en la cama. Pasó su mano por la sien, como si se preguntara qué hizo de mal para merecer esto.
— ¿Qué pretendes? —Preguntó la diva.
— ¿Qué pretendes tú, Bummie? ¿Por qué les cuentas esas cosas a los demás? —Preguntó Jonghyun.
—Molestarte, eso busco —Agregó el menor. —Que de una vez por todas reconozcas que me tienes ganas.
—¿Perdón? —Musitó el mayor.
Jonghyun se paró tomando de los hombros a Kibum, dejándolo esta vez a él sentado al borde de la cama. Imitó perfectamente su pose, colocó una mano en la sien mientras la otra la dejaba en su cintura.
—Tú me tienes ganas, ya me di cuenta —Soltó de golpe Jonghyun, provocando una risa irónica en Kibum.
—Yo, ganas…—Le detuvo con su dedo índice —Acepta que quieres que te viole con amor, di de una vez que provoco que tu dulce y tierno pene rosa se ponga erecto, reconoce que soy el Jonghyun que tus labios gimen cada noche que te encierras en el baño.
Kibum lo miró sentenciosamente a los ojos, se levantó quedando a su altura sin reflejar ningún temor en la mirada. Estaban a escasos centímetros, podían sentir sus respiraciones.
—Está bien —Agregó el acusado. —Me prendes Kim Jonghyun, ver tu miembro cada mañana cuando sales de la ducha me provoca ganas de tirarte en la cama y dejarte seco con mi cuerpo.
Jonghyun se quedo atónito, no sabía qué decir y se había puesto nervioso, ansioso. El mismo estúpido que había sido los últimos días.
—¿Y sabes qué más?, eres un perro estúpido…un perro que ladra y no muerde porque no tiene las agallas de estar con alguien como yo.
—No me provoques Bummie, si sigues no me detendré y te juro por el SHINee world que tendrán que repararte la cadera.
—Pruébalo —sentenció Kibum.
El mayor lo tomó de la barbilla con mucha rudeza, apoderándose de sus labios. Sus lenguas se encontraron en un beso lleno de calentura escondida por la estupidez de ambos. Esas bocas parecían comerse y el momento indicaba que, todo aquello que no fuera piel, sobraba.
—¿Cuántos son? —Preguntó Kibum, agitado al máximo.
—¿Cuántos qué? —Contestó Jonghyun, besando el cuello del menor.
—Los centímetros de tu pene, Jongie.
—21, Bummie —contestó, tirándolo en la cama.
Cuando estuvo encima de él, comenzó a devorarle el cuello con mucho fervor. De un sólo segundo, rompió la polera de Kibum, dejando a la vista su hermoso y delicado pecho. Su lengua comenzó a besar esas tetillas con locura, provocando que los gemidos de Kibum incrementaran.
—Eres hermoso, Kibum— Musitó un agitado Jonghyun, lamiendo todo el pecho del menor.
Su lengua bajó por el ombligo del de mirada felina, llegando hasta sus pantalones y, por encima de estos, acaricio el palpitante miembro de Kibum.
—¡Quítalos! —Ordenó el menor, loco de placer.
Obedientemente, Jonghyun hizo caso, desabrochando la bragueta del pantalón. Kibum levanto un poco su cadera, facilitando que retirara las ropas que le quedaban. Una vez desnudo, los labios caninos comenzaron a besar su depilada pelvis, beso a beso, haciendo que el menor se sintiera más loco de lo que ya estaba.
—¿Quieres que lo chupe? —Jonghyun respiró muy cerca del glande de su amante. —Creo que la respuesta es sí —se contesto a sí mismo.
Acercó su boca lentamente hacia el palpitante miembro del menor, comenzó a respirar audazmente, causándole una excitación gigantesca. Sacó su lengua y lamió la punta, como si se tratara de una deliciosa paleta. Lentamente, comenzó a tener toda la cabeza dentro de su boca, la llenó de saliva para comenzar a bajar pausadamente, llegando hasta el fondo del tronco. La tenía toda dentro de su boca, comenzó a subir y bajar lánguidamente cuando sintió una de las piernas de Kibum colocarse en su hombro. Pudo ver el orificio del menor sudado y deseoso de sexo.
Comenzó a tocar con las yemas de sus dedos, sin dejar de lamer el miembro. Introdujo parte de su dedo índice, notando la humedad carnal de Kibum.
—Bummie, siempre he querido hacer esto —agregó Jonghyun.
—¿Qué cosa? —Pregunto el menor, totalmente prendido.
Sintió la lengua de Jonghyun entrar en su orificio y entendió completamente lo que el mayor quería hacer. Besaba su entrada con verdadero antojo una y otra vez, provocando que la espalda del menor se encorvara de placer. Era como si la lengua de Jonghyun le penetrase sus paredes carnales.
—¡Ah, Jonghyun! Me…me gusta —Decía la agitada voz de Kibum.
El rostro de Jonghyun estaba perdido entre las nalgas de su Bummie, podía sentir su miembro palpitar dolorosamente dentro de la ropa interior.
—Bummie…te voy hacer mío —su tono era de calentura total.
—Perro tonto, eso quiero desde hace tiempo —jadeó Kibum.
Retiró su bóxer con mucho apuro y, cuando se subió a la cama, Kibum estaba como un perrito; su cabeza gacha y su colita levantada.
—Házmelo, Jongie —dijo en un tono de voz que puso aún más duro el miembro de Jonghyun. —Déjame la cadera rota, pero hazlo ya.
Jonghyun lo tomó de las nalgas y acercó lentamente la cabeza de su pene, el orificio de Kibum parecía respirar, se recogía y expandía, deseoso del trozo de carne de su compañero de cuarto.
Hizo presión con el glande en el ano de Kibum, pudo sentir como la cabeza entró sin problema alguno. Estaba apretadito y eso lo ponía al máximo.
—¿Te duele? —Preguntó, dudoso de seguir metiendo el miembro.
—Si…pero dicen que al pasar los minutos me tendrías que hacer gritar de placer —contestó el menor, sudando de placer.
Comenzó a avanzar lentamente, podía sentir la presión al estar más dentro de Kibum. Poco a poco avanzaba más, sintiendo como su cuerpo temblaba de placer al estar dentro completamente. Así pasaron unos minutos y se quedó quieto, esperando que la cavidad se adaptara a su pene, fue en ese entonces que el menor comenzó a mover su cadera.
—Qué esperas, muévete Jongie —ordenó Kibum.
Jonghyun comenzó el mete y saca de menor a mayor intensidad, una y otra vez entraba en Kibum como si de eso dependiera su vida. Sus testículos chocaban contra las nalgas del de mirada felina; buena señal de que más adentro no podía estar.
—Si te detienes eres perro muerto —dijo Kibum, tal y como muchas veces Jonghyun lo había escuchado.
Los minutos pasaban y el clímax aumentaba, los gemidos de Kibum eran inmensos, más de un orgasmo habían provocado Jonghyun y su miembro.
—Bummie…si me corro dentro —preguntó el mayor, sintiendo esa pequeña corriente que le avisaba que en segundos soltaría su elixir.
—Fuera, Jonghyun, quiero verlo salir.
Lo penetró por unos pocos segundos más para luego sacar su miembro de Kibum, fue algo extenso, una corrida épica que llegó hasta el cuello del menor. Sus respiraciones quedaron totalmente agitadas, sonrieron con malicia como si por fin hubieran cumplido ese deseo carnal que ambos tenían.
—¿Te gustó? —Preguntó Jonghyun, abrazando por la cintura a Kibum.
—No lo sé, creo que debería probarlo de nuevo para responderte eso —dijo, besándolo con pasión.