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Soldado soy. por Run with Boo

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Notas del fanfic:

Espero les guste...es algo que voy creando de a poco y me hace bien escribirlo. Espero disfruten leerlo como yo escribirlo. 

Se dirigió de mala gana al comedor del sexto piso. ¿Tan necesario era tomar un café a las 13:00 de la tarde? ¿Tan difícil era retirar su almuerzo antes de seguir con sus tareas? Ni bien terminó de llenar el vaso, salió intempestivamente de ese molesto lugar.  Bajó las escaleras con pesadez y tocó la puerta de una oficina, cual se encontraba a diez pasos del ascensor.

- Adelante. – sonó una voz atemorizante desde adentro.

- Disculpe señor. Aquí le dejo su café. – El joven intentó dar media vuelta para irse pero la voz de un hombre, grave y profunda, lo frenó.

- Byun Baekhyun, ¿verdad? – el introvertido muchacho se quedo inmóvil observándolo con suspicacia.

- Sí jefe.

- Disculpe que no haya interactuado antes con usted, y lamento que sea esta la ocasión que deba hacerlo - El joven, cansado de un día mas en su trabajo no se tomó el trabajo de interpretar lo que su superior intentaba decirle. – Está despedido.

 

Al escuchar la última sílaba sonar, Baekyhun ya se encontraba fuera del edificio. Si bien era una mala noticia, se sentía realmente contento por no tener que ver el rostro de sus compañeros de trabajo nunca más.

Una vez en su casa –la cual no carecía de decoración moderna ya que su familia era adinerada- se quitó la camisa y se tiró en el sofá cerrando sus ojos. Descansando. Sonó el timbre de su departamento. Maldijo a cualquiera sea lo había tocado. Se acomodó nuevamente y se dispuso a seguir durmiendo. El timbre volvió a sonar 5 veces, y cada vez se notaba que quién tocaba, lo hacía con más presión, dejándolo sonar por un largo tiempo.

Frustrado, el joven de estatura media y cabello castaño se paró de mala gana a contestar a quien tanto insistía.

- ¿Sí?

- Buenas tardes, disculpa las molestias. Estoy vendiendo ramen casero, listo para cocinar. – Un muchacho de voz rasposa explicó - ¿Le interesaría comprar algún paquete? Vendemos a beneficencia de un comedor que alberga a los niños que han quedado sin nada luego del temporal del mes pasado. -Hizo un silencio esperando respuesta.

   Suspiró profundo. -¿Cuánto cuesta? – dijo con poco interés mientras se refregaba un ojo con la mano libre.

- 14 wons.

- Está bien.

 

Si bien era de alta clase social, él tenía buen corazón y le gustaba ayudar cuando pensaba que las situaciones lo requerían. Mientras el vendedor subía por las escaleras, Baekyhun aprovecho a lavarse la cara y buscar plata en sus cajones. Luego de unos minutos, sonó la puerta. Hizo el intercambio del producto junto al dinero con el joven y se despidieron amablemente.

Luego de dejar el ramen en la alacena, se dispuso a dormir de nuevo y así fue como terminó su agotador día.

 

 -----------

Por las mañanas restantes durante 3 semanas, el joven de 21 años pasó su tiempo terminando deberes incompletos que así quedaban como consecuencia de su arduo e irreconocido trabajo.

     Un día viernes, exhausto de aquella laboriosa mañana, recordó que tenía el paquete de ramen guardado en alacena. Finalizó su almuerzo y justo antes de tirar todos los desechos, leyó la etiqueta de la bolsa que contenía el ramen. Con letra manuscrita se encontraba un número de teléfono al que recurrir en caso de aportar ayuda al comedor de niños. Marcó el número de teléfono que figuraba en la etiqueta y aguardó con el móvil en mano esperando que alguien respondiera

- ¿Diga?

Baekhyun titubeó al contestar.

- H...H-Hola

- Sí, dígame.

-Compré ramen hace semanas atrás y aparecía este número – se froto un ojo con su mano libre, idéntico a un cachorrito dirían algunos. – ¿Chanyeol? –Dudó- Park Chanyeol...ese era su nombre. Él me dijo que cualquier interés en colaborar, llamara a este número por más información.

-¿Baekhyun? ¿Byun Baekhyun? – la voz que sonó del otro lado resultó conocida.- Chanyeol te habla.¡Recuerdo quién eres! Tú fuiste nuestra única venta ese día. –dijo algo apenado- ¿Por qué has llamado? -.

 

Luego de presentarse, intercambiar palabras, y darse cuenta que ya se habían encontrado antes, Chanyeol comenzó a explicarle detalladamente cómo funcionaba su trabajo y su ayuda. Baekhyun, satisfecho por la conversación, se comprometió a formar parte de ellos con mucha disposición.

 

 

 -

 

Los primeros 5 meses, Baekhyun estuvo colaborando dentro del comedor ayudando en tareas fáciles dentro del comedor, y animando en festivales a beneficencia. No se veía casi con su compañero, el joven alto de cuerpo mediano y fibroso, pelo color caramelo, ojos grandes y piel tersa. Aún así, cada encuentro en los que ambos participaban, pasaban un excelente rato juntos, riéndose a carcajadas y disfrutando de estar allí.

Durante los tres meses restantes a ese año, el mayor fue promovido a un nuevo área de colaboración, coincidiendo su puesto, junto al de Chanyeol.

 

 

-¡Ven! Pasa, ponte cómodo. Iré a mi habitación a cambiarme. Si tienes hambre allí está el refrigerador. –el mayor se dispuso a cambiarse su ropa.

- ¡¡¡Baekkie!!! ¡¡¡Baekhyun!!! ¿Tienes mantequilla de maní y galletas de chocolate? – Chanyeol escuchó un grito proveniente desde otra habitación, indicándole que buscara en la alacena.

Después de haberse acomodado, se sentaron en un gran sofá que el dueño había comprado. Comenzó a garuar y de a poco las gotas fueron cayendo con más grosor. El suficiente como para pegarse a las ventanas, cambiando la vista de la noche de Seúl, en esos grandes vidrios que la casa tomaba como pared.

Pasaron toda la noche hablando de temas para nada interesantes, pegando pequeños saltitos de a momentos por los relámpagos insonoros que caían. Era poco el tiempo que habían compartido juntos, pero parecía que se habían conocido hace años. Chanyeol arremangó su suéter y dio una vista rápida a su reloj.- Oh no...Ya son las 2am. ¡Son las 2am y nuestra pizza nunca llegó! – Hizo un gesto de enojo totalmente en vano ya que  fracasó ante los ojos de su compañero, quién luego de verlo sintió un pequeño cosquilleo en su interior ante tal ternura. Ese fue el único momento en la noche, en el que interrumpieron su interesante charla.

 

 

-Entonces... ¿Ya hiciste el servicio militar? – preguntó el joven de pelo castaño, mientras se echaba un puñado de papas fritas a la boca.

Chanyeol posó su mirada sobre las delicadas manos de su acompañante.- Pues sí...no lo lamento en realidad. Se que soy muy joven, pero ha sido una buena experiencia....-.

Aun con su mano dentro del paquete de frituras, Baekhyun respondió.- Whoah, yo no he pensando hacerlo al menos que esa sea mi única opción. Tu lo hiciste porque... –miro al mas alto buscando alguna respuesta en sus ojos- ¿Por qué lo hiciste?

-Verás, -se acomodó en el sillón como si algo lo incomodara- necesitaba despejarme.

-¿Despejarte? ¿En el servicio militar?

- Sí... ¿Nunca has sentido a tu mente y cuerpo colapsar, al punto de transformarte en alguien que nunca has sido y llegar así a lastimar y decepcionar a quien que significaba todo para ti? ¿Nunca nadie ha sido así contigo? ¿Nunca nadie te ha decepcionado? – Dio un gran suspiro.- Espero nunca te pase – prosiguió.- luego de esa crisis que tuve, di un cambio en mi vida y al poco tiempo de salir del servicio militar me sumé a varias corporaciones y organizaciones con el fin de colaborar. Por eso estoy hoy donde estoy.-

Un instante luego, el ambiente se tornó algo pesado. El muchacho se quedó inmóvil luego de terminar de interpretar sus propias palabras. Miró a un punto fijo y comenzó a respirar pausadamente. Era una escena un tanto indescifrable, como si ambos tuvieran que reflexionar luego de ese ‘relato’. Pasaron unos minutos en silencio, quién sabe que pasó por sus cabezas en ese momento.

Luego de ese diálogo, la conversación se había transformado a algo mas serio. Los temas que trataban eran más sobre sus proyectos de vida u otros. Durante los turnos en que a Chanyeol le tocaba hablar, Baekhyun quedaba extrañamente soprendido. Por lo que podía interpretar en sus palabras, él había sufrido mucho y al parecer ese sufrimiento era producto de sus malas acciones. Perdido en sus pensamientos de nuevo, esa voz rasposa y profunda lo interrumpió. - ¿Qué crees tú? ¿Todo lo que empeora en algún momento mejora, verdad?- Ahí va de nuevo. En tan sólo una noche, Baekhyun se había cuestionado mas cosas de lo que se había cuestionado jamás en su vida.

En el momento en que abrió su boca para contestarle, un espantoso y ensordecedor relámpago, acompañado de una brutal tormenta, cayeron estruendosamente.  El alto rápidamente se levantó desde su lugar. Sus ojos grandes se abrían como platos de a poco, y su boca apenas abierta, dejaba escapar su caluroso aliento. Sus gestos faciales cambiaron de un estado de tranquilidad a un completo estado de tensión y sus piernas quedaron inmóviles aun sin él, ser consciente de ello.

El castaño de pelo levemente despeinado, presenciaba  el comportamiento de su compañero como si estuviera experimentando algún tipo de mutación. – Chanyeol, ¿estás bien?

-Baekhyun-ah, olvidé decirte. Las tormentas me aterran. – Baekhyun hizo un pequeño gesto de afirmación, dando a entender que había entendido.- Mi cabeza se estremece de nervios y adrenalina cada vez que llueve. ¿Tú podrías llevarme a mi casa en auto? – Lo quedó mirando con los ojos entrecerrados. Era la segunda vez que Chanyeol le provocaba tal ternura sin intención alguna de producirlo. ¿Acaso no sólo los niños le temen a las tormentas? ¿Sólo los niños tienen la posibilidad de temer a algo grande? ¿Los grandes también tenemos miedo? – Si no puedes...está bien. Iré caminado. Disculpa si molestó tanta confianza. – Baekhyun titubeó, pero aun así alcanzó a frenar a su ‘amigo’ al momento de salir por la puerta.

- No. Quédate. Vives solo, y si te has puesto así estando acompañado, no quiero imaginarte solo.

- Gracias Hyunnie. – le devolvió una sonrisa como agradecimiento, adentrándose nuevamente en el apartamento. Recibió las indicaciones de dónde dormiría y con qué lo haría, sobre ese mismo sofá que habían platicado por 4 horas.  Se despidieron y cada uno se acomodó en su lugar.

Siguió lloviendo y cada vez la tormenta empeoraba violentamente. Eran las 5 de la mañana cuando el huésped se despertó con intranquilidad. Se quedó sentado en su lugar, inmóvil, con sus ojos grandes e intentando calmar su respiración y latidos. Comenzó a dar vueltas por todo el departamento. Investigando. Sin tocar nada, sólo daba vueltas por el ambiente como si fuera un detective en busca de pistas. Observaba con atención la biblioteca de Baekhyun. Los autores que le gustaban, los adornos que decoraban la sala. La música que le gustaba. Los cantantes que predominaban entre sus discos. Siguió mirando con máxima suspicacia, hasta enfrentarse a un mueble lleno de estantes. En la mitad de él, se encontraba un retrato. Una mujer bastante mayor, sentada, sonriendo, y el a su lado, abrazándola por el cuello y demostrando una infinita felicidad en sus ojos. A la derecha de esa foto, se ubicaba un libro, “El Principito” y sobre este, una nota con una letra muy poco legible, “Nunca voy a olvidarte. Siempre te llevaré en mi corazón. Siempre seré incondicional para ti. Aún en los peores momentos, siempre estaré”. Chanyeol quedó serio, mirando desde arriba todo esa ·”escena”, ya que de alguna manera lo era. Esa nota le había llegado a lo más profundo de su corazón. Fue a tomarla delicadamente de su lugar, cuando escucho una voz detrás de él.

- ¿Qué haces? – dijo su pequeño amigo frotándose un ojo imitando a la perfección a un cachorro recién nacido.


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