Capítulo 15: Clases extras
Yukimura sonrió ajustándose la banda que llevaba en la cabeza para apartarse su cabello semi-largo del rostro.
-Gracias Sanada-san, fuiste muy amable al aceptar darme clases extras, mi papá… bueno para que digo, ya te distes cuenta de cómo es -sonrió Yukimura de forma encantadora en el dojo donde Sanada le enseñaba a él y a los otros omegas de su clase, defensa personal, la única diferencia era que esta vez sólo estaban ellos dos.
El padre de Yukimura había insistido en que su hijo tuviera clases extras dado que el chisme de la desaparición de Inui Sadaharu y Kaoru Kaidoh a la vez había revolcado todos los comentarios del colegio y hasta los padres se habían enterado, el padre de Yukimura quería irracionalmente que su hijo se supiera defender sin tomar en cuenta que lo de Kaoru no era falta de saber luchar si no que era simple y llano celo. Genishirou había aceptado de forma amable para alivio del padre de Seiichi que no sabía que el peor peligro alfa para su lindo hijo omega no era otro que su sensei de kendo.
-No es nada, tenía el tiempo y a tu papá le tranquiliza -dijo el serio pelinegro incomodo conteniéndose para no sonrojarse, no era correcto de un alfa sonrojarse sólo por la linda sonrisa de un omega y sus pensamientos pervertidos- ¿Listo para comenzar? -le preguntó Sanada tratando de centrar su cabeza en el entrenamiento y no lo bien que le quedaba el uniforme de kendo al pobre peli azul que no tenía ni idea de los pensamientos pervertido que rondaban su cabeza.
Pobre Sanada que en realidad no se daba cuenta que era el mosquito atrapado en la telaraña de la araña. Si bien podía ser que Kaoru hubiese elegido inconscientemente a su pareja, Yukimura no lo había hecho. Desde el principio había notado que Sanada le gustaba y lo quería para él. Había sido cosa suya convencer a su padre de meterlo en las clases de kendo y hacerle creer que era su idea y no suya. Había sido cosa suya también que su padre se enterara de lo de Kaoru y hacerle creer que él necesitaba unas clases solo con Sanada. También sería cosa suya que ese gran, fuerte y guapo alfa cayera por él, después de todo era el semi-dios Seiichi Yukimura y siempre tenía lo que quería y ahora quería a Sanada Genishirou y sería suyo costara lo que costara.
-Profesor, estoy un poco fatigado -dijo Yukimura con voz suave después de un rato llevándose la mano al pecho. Sanada de inmediato se acercó a él ayudándolo a sentarse.
-Te traeré agua -dijo de inmediato el alfa preocupado por el peli azul. Sanada no tardó nada en volver con un vaso de agua que le dio a Yukimura arrodillándose a su lado preocupado- ¿Quieres que llame a tu padre?
-No es necesario -le pidió Yukimura tomando de la manga de la ropa a Sanada-, no quiero preocuparle -aseguró-. Es mi culpa por ser tan débil -susurró agachando la cabeza apesadumbrado. Sanada negó bruscamente con la cabeza.
-¡No es así! -aseguró fervientemente- Tú no eres débil –dijo con firmeza-. Eres el omega más valiente y fuerte que he conocido.
Yukimura ocultó una sonrisa antes de levantar su rostro y mirar con ternura al pelinegro.
-Gracias, eres muy amable conmigo -aseguró-. Pero conozco la verdad, estuve enfermo y casi no la libre, ningún alfa me va a querer nunca, siempre tendrá miedo que herede mi débil constitución a nuestros hijos o mi enfermedad -susurró agachando la cabeza.
-Esos son idioteces y tonterías, los alfas se pelearían por ti ¡Demonios! Yo iría a la guerra por ti -aseguró Sanada antes de darse cuenta y al procesar lo que había dicho se sonrojó sin ver la mirada de triunfo en los ojos de Yukimura que tenía la cabeza agachada.
Yukimura volvió a alzar el rostro mirándolo con fingida sorpresa.
-¿Es en serio? Tú crees…. ¿Qué soy lindo? -preguntó con un adorable sonrojo, fingiendo timidez, apretando el vaso de agua medio vació en sus manos.
-Yo creo que eres el omega más perfecto que existe -se armó de valor el pelinegro que no era muy expresivo precisamente-. Demonios, empiezo a creer que el sol sale y se esconde por ti, al menos para mí -dijo incómodo.
Yukimura tuvo que ocultar una risa eso había sido adorablemente torpe. Dejo el vaso de agua a un lado y extendió una mano tocando la mejilla de Sanada.
-A mi también me gusta, Sanada-san… ¿Sería posible que alguien como yo le guste a Sanada-sensei? -preguntó tímidamente.
-¿Te gusto? -preguntó el pelinegro asombrado- ¿Yo? … ¿Gustarme tú? Por supuesto, tendría que ser ciego, torpe, bruto y retrasado para que no me gustaras. Pero… ¿Yo te gusto a ti? -preguntó aun sin creérselo.
Yukimura sonrió, Sanada era un alfa grande y fuerte, pero también torpe y adorable. Perfecto para él.
-Sí -dijo acercándose tímidamente a Sanada a sólos centímetros mirándolo a los ojos dejando que fuera el alfa quien diera el próximo paso y Sanada no lo decepcionó al tomarlo de la cintura con suavidad acercándolo a él y depositando sus labios de forma suave sobre los suyos.
Continuará…