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Venciendo al orgullo por Julie_chawn

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Notas del fanfic:

Disclaimer: One piece y todos sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda-sama

Este fic solo tiene la finalidad de entretener. De fans para fans.

Notas del capitulo:

Aquí estoy con un nuevo fic, no será muy largo pero en fin, me apetecía escribirlo xD 

Espero que os guste :3 No molesto más y nos vemos abajo ;3

Una nueva isla. La sonrisa del rubio no podía ser ocultada. Siguió preparando la comida mientras los demás tripulantes entraban para hacer una reunión y decidir que iban a hacer.

- Esconderemos el barco en esta zona, esta justo al otro lado de donde está la ciudad y las rocas ayudaran a ocultarlo –explicó Nami señalando el viejo mapa que había conseguido en la isla anterior. – También he descubierto que en esta isla no hay base de la marina así que podemos relajarnos un poco.

- ¡Genial! ¡Aventura! –gritó un eufórico capitán. Ignorándolo completamente la navegante continúo con las explicaciones.

- Dormiremos en un hotel mientras estemos aquí y de vez en cuando vendremos a vigilar el barco, ¿estáis de acuerdo? –aunque había preguntado estaba más que claro que no esperaba ninguna queja ni respuesta a su pregunta.

- La comida ya está –el rubio procedió a servir la comida, que desprendía un delicioso olor.

Luffy comenzó a babear y alargó las manos intentando coger la máxima cantidad de alimento posible. El resto de los Mugiwaras conociendo el apetito de su capitán, no tardaron en lanzarse también a la comida.

La comida transcurrió como cualquier otro día y mientras Sanji limpiaba los platos, Nami decidió hacer el reparto de habitaciones.

- Robin y yo compartiremos una, Luffy Usopp y Chopper otra, Brook y Franky otra y por último Sanji y Zoro –la navegante los miró a los dos de reojo.

- ¡¿Qué?! –se quejo el cocinero- Nami-swan~ ¿por qué tengo que compartir habitación con el marimo?

- ¡Cállate cejas de molinillo! ¡Yo tampoco quiero compartir habitación contigo! –le gritó Zoro molesto.

Ambos comenzaron una pelea gritándose y golpeándose, nadie les prestaba atención ya que aquella situación era de lo más normal. Nami a cada grito que escuchaba se enfadaba más y ambos chicos no tardaron en recibir un fuerte golpe de la navegante.

- ¡Compartiréis habitación y punto!

Ninguno de los dos discutió más pero ambos se miraron desafiantes unos segundos. Nami suspiró exasperada, esos dos agotaban su paciencia. Robin rió suavemente al ver a su amiga.

- Relájate navegante-san, pronto llegaremos a la isla y cada uno podrá hacer lo que quiera –la morena sonrió para relajarla.

- Chicos, ¿qué os parece si nos vamos de fiesta los cuatro? ¡Será una salida de hombres! –dijo Usopp a Franky, Sanji y Zoro, descartando así al pobre Luffy y Chopper que como dos niños sacaron la lengua y se fueron intentando aparentar indignación.

- ¡Eso sería SUPER!

- Bueno, puede ser divertido –sonrió Sanji. Más en su interior suspiro.

 

El barco había quedado muy relajado tras tanto grito. Sanji seguía en la cocina, aun no había terminado de limpiar. Estaba algo desanimado.

Él tenía la intención de nada más llegar ir a buscar a un chico para acostarse con él. Si, el cocinero del amor, un completo mujeriego, prefería la compañía de los hombres. Pensar que esa noche debería seguir actuando e intentar ligar con alguna chica le bajaba el ánimo.

Encendió otro cigarro.

Y lo peor de todo es que él estaría allí. Él hombre que más deseaba del mundo, Roronoa Zoro. Debía olvidarlo, sabía que el marino jamás aceptaría estar con él. Aquel hombre frió y serio solo podía amar una cosa, y esa cosa eran sus katanas.

 

Zoro tampoco se encontraba muy animado después de que hubieran decidido por él que tenía que salir con sus nakamas.  Estaba completamente entregado a su entrenamiento intentando borrar todo pensamiento relacionado con cierto rubio cocinero.

Pero no lo conseguía. Una y otra vez se lo imaginaba ligando con toda mujer que se le ponía delante, diciéndole las más bellas palabras y alabándola como si fuera una obra de arte. Por un segundo imagino que aquellas palabras estaban dirigidas a su persona. En seguida aquel pensamiento se deshizo en mil pedazos.

Debía aceptar que nunca recibiría más que insultos por parte del rubio. Y aquello dolía. Amar a un mujeriego dolía demasiado.

 

A la mañana siguiente ya estaban en la isla, habían llegado demasiado rápido para desgracia de ambos y tras dejar el Sunny bien resguardado se dirigieron a la ciudad. Tardarían bastante pero aun les quedaba mucho para que anocheciera.

Entraron a una ciudad que los recibió con luces y gran barullo. Las calles estaban llenas de transeúntes, a pesar de que el sol ya se ocultaba en el horizonte. Observando todo bastante ilusionados se dirigieron al hotel de la ciudad. En seguida los atendieron y les entregaron sus habitaciones.

- Iremos a cenar todos juntos y después podréis hacer lo que queráis –nadie se negó a la casi orden de Nami.

Sanji y Zoro ni siquiera cruzaron una mirada cuando se quedaron solos en la que sería su nueva habitación. Primero entró uno en la ducha y después el otro, sin insultarse, sin peleas. Ambos estaban demasiado metidos en sus pensamientos como para darse cuenta de algo.

En tiempo récord los Mugiwaras estaban listos para irse a cenar. Encontraron un restaurante que parecía ser muy recomendado en la ciudad. Prácticamente todos los clientes se escandalizaron al ver los modales de aquel grupo tan extraño. Nami no podía estar más avergonzada y enseguida sugirió que ya era hora de que cada cual siguiera su camino.

Y allí estaban los dos de nuevo. Usopp y Franky caminaban delante de ellos muy animados comentando todo lo que tenían pensado hacer. Nada más entrar en el local los perdieron de vista.

Ambos gruñeron al ver que estaban solos otra vez. El destino tenía muchas ganas de joder en aquel día. Se dirigieron a la barra y comenzaron a beber. Sanji no tardo en ir a ligar, Zoro prefirió quedarse en la barra bebiendo intentando ahogar sus penas en el alcohol, pero parecía que las muy hijas de puta flotaban en él.

Intentaba no mirar al rubio, pero le era imposible. Lo veía haciendo sus típicos movimientos extraños, sonriendo de aquella manera tan seductora y después bailando como todo un profesional. Y volvió a sentirse dolido y celoso. ¿Por qué el rubio no podía ser solo para él? ¿Solo suyo?

Sanji volvió a su sitio cabizbajo y pidió otra copa que no tardo en vaciar. Lo habían rechazado. Aquella iba a ser una noche muy larga. Zoro lo miró desconcertado.

- ¿Qué ha pasado? –preguntó en tono bulón adivinando la respuesta.

- Me ha rechazado –gruñó entre dientes como respuesta. Volvió a pedir otra copa y volvió a vaciar su contenido en segundos. Se levanto y fue a por su siguiente presa.

Zoro miró está vez divertido como el rubio se iba a la pista de baile y cada vez que era rechazado volvía y se tomaba un par de copas. Tal vez la noche no iba a ser tan mala.

El rubio se sentó de nuevo en el taburete al lado del marino derrotado. No tenía ganas de intentarlo de nuevo, no valía la pena y solo conseguía que el vacio de su interior creciera más y más.

- ¿Te rindes cocinerucho? –preguntó el peliverde sin poder contener su alegría. Todas esas mujeres lo habían rechazado, él era solo suyo.

Sanji ni siquiera respondió. Bebió lentamente de su copa. Estaba demasiado borracho, demasiado dolido como para pensar algo coherente en aquellos momentos. Miró al otro fijamente.

- Hazme tuyo –casi ronroneo para dejarse caer sobre Zoro y besarlo por el cuello. El espadachín también había bebido bastante y aunque tenía un gran aguante con el alcohol, él también tenía un límite que había superado hace bastante.

Dejó un par de billetes sobre la barra, sin importarse si esa era la cantidad o no que debía pagar. Cogió al rubio y se dirigió a uno de los pasillos del local. Había visto a muchas parejas entrar a aquel pasillo y no era tonto como para no saber qué era lo que pasaba allí.

El cocinero se dedicó a lamer el cuello del marimo, mordiendo de vez en cuando dejando marcas rojizas. Sonrió satisfecho ante su trabajo. Zoro era suyo y nada más que suyo.

Zoro caminó por el pasillo y nada más encontrar una habitación de la que no salían ruidos entró cerrando la puerta tras él y echando el pestillo. Los labios de Sanji se unieron a los suyos en un beso salvaje y ardiente. El rubio se separó de él y le dedico una sonrisa traviesa.

Lentamente Sanji se deshizo de la ropa hasta quedar con un ajustado boxers bajo la atenta mirada del espadachín. Se sentó en la cama y sin perder aquella sonrisa le hizo un gesto para fuera a su lado. Zoro ni siquiera pensó, sin darse cuenta ya estaba quitándose el abrigo y  los pantalones a tirones. Una vez que estuvo en las mismas condiciones que el rubio se lanzó a por él.

Volvieron a unir sus labios en un beso lleno de pasión. Sus hombrías se rozaban constantemente provocándoles gemidos a ambos. Zoro le quito aquella molesta prenda a Sanji de un solo tirón. Se lamió los labios ante la imagen que el  rubio le ofrecía.

Sanji jadeo al sentir el cálido aliento del marimo sobre su miembro. Sin más miramientos Zoro engulló el miembro del otro haciéndolo gemir. Lo chupo como si de un manjar se tratase. Una de las manos del cocinero se enredó en el verde cabello, haciendo una leve presión.

- Aah… Zo... Zoro… me… vengo… -gimió el rubio al poco tiempo.

Aquello sirvió a Zoro para chupar con más ganas. Segundos después la semilla del rubio lleno la boca del peliverde quien saboreó y tragó el tibio líquido. Ambos se miraron y esta vez fue Zoro quien le mostró una sonrisa divertida.

El rubio sonrió también y empujando un poco al peliverde lo tumbó quedando él encima. Masturbó lentamente la erección del marimo mientras lamía y mordía sus pezones. Ensalivó un par de dedos y dirigió uno a su entrada, preparándose para lo que vendría después.

Zoro no podía creer o que estaba viendo, Sanji, el hombre más mujeriego que conocía, se estaba preparando para él. No pudo evitar gemir de nuevo ante las atenciones que el rubio le estaba dando. Observó como el cocinero introducía un segundo dedo y los movía como tijeras. Su excitación crecía por segundos, necesitaba clavarse en él.

Sanji paró todo movimiento cuando sintió que ya estaba preparado. Se sentó a horcajadas sobre Zoro, empalándose lentamente. Gruño un poco por la molestia, pero enseguida gimió al sentir como él miembro de Zoro tocaba un punto dentro de él que lo volvía loco. Una vez que el pene del peliverde se encontró totalmente dentro de él esperó un poco para acostumbrarse, después con movimientos lento busco de nuevo aquel punto. Aumento la velocidad al encontrarlo, gimiendo como si no hubiera un mañana.

Zoro cambió posiciones y tumbó al rubio sin salir de él, quedando encima. Sus embestidas eran rápidas y fuertes tocando siempre aquel punto. Dirigió una de sus manos a la desatendida erección del rubio, masturbándolo al ritmo de sus penetraciones.

El rubio no tardo en llegar de nuevo al orgasmo, corriéndose abundantemente entre ambos vientres. Zoro no pudo evitar correrse al sentir el interior de Sanji apretando su miembro. Volvieron a besarse, más tranquilamente, sin llegar a separarse.

 

Continuaron haciéndolo durante toda la noche, hasta que el sueño y el cansancio pudieron con ellos. Se quedaron dormidos, Sanji con la cabeza apoyada en el pecho del peliverde mientras que lo abrazaba y Zoro con un brazo alrededor el delgado cuerpo del otro. Ambos descansaban sin saber las terribles consecuencias que traerían aquella noche.

Notas finales:

Bueno, pues eso es todo, hasta aquí el primer capitulo ^w^ Este fic lo tengo casi terminado, así he decidido que las actualizaciones serán dos veces por semana (que sería los martes y los sábados tal vez) o una (los sábados), lo que vosotros queraís :3

¿Reviews? :3


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