Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Venciendo al orgullo por Julie_chawn

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Kya! Está vez si que se me olvidó por completo TwT Gomen ne... Al menos no he tardado mucho en acordarme xDD Los exámenes me tienen saturada la cabeza u.u En fin, os dejo con el cap xD

Sin perder ni un segundo más el peliverde salió de la cocina topándose con sus nakamas. Se limpió las lágrimas rápidamente y posó su mirada en la navegante del barco.

-¡Usurera, dame dinero! –exigió Zoro, aun le temblaba un poco la voz.

-¿Qué? ¡Ni hablar! –la pelinaranja se cruzó de brazos mirándolo con seriedad.

-Es importante, te lo pagaré, haré trabajos para ti, lo que quieras pero dame dinero –rogó el espadachín. Ya le daba igual tener que arrastrarse, necesitaba el dinero para recuperar a Sanji. Aquello no pasó desapercibido por sus nakamas.

-Está bien… –aceptó sorprendida la navegante.

-También necesito que Robin y tú vengáis conmigo… seguro que a vosotras se os da mejor esto… –la pelinaranja asintió aun mas sorprendida y Robin esbozó una pequeña sonrisa dando su afirmación.

Los tres nakamas salieron en dirección a la ciudad una vez que Nami cogió el dinero. Mientras andaban, Zoro les explicó su plan algo sonrojado. Aquello era demasiado para el fiero espadachín, pero por Sanji haría lo que hiciera falta.

Las dos mujeres se miraron sorprendidas, jamás esperaron un detalle tan romántico por parte de Zoro hacia alguien. Mucho menos hacia Sanji, con el que siempre había tenido una gran rivalidad. Pero claro, las apariencias engañan.

 

El resto de los Mugiwaras se encontraban delante de la puerta del cuarto de los chicos. Tras ella se escuchaban los llantos y sollozos del cocinero. De vez en cuando se escuchaba algún golpe. Chopper intentó entrar, asustado de que Sanji se estuviera autolesionando, pero el capitán se lo impidió.

-Es mejor dejarlo solo… –el rostro de Luffy estaba más serio que de costumbre.

A pesar de lo inocente que podía ser Luffy, este entendía a la perfección todo lo que estaba pasando y lo mucho que se sufría por amor. No en vano él también perdió a su amor, pero a diferencia de sus dos nakamas, él nunca podría recuperarlo. No podía porque estaba muerto.

Pero era joven, aun podía volver a encontrar el amor. Ya se había fijado en uno de sus nakamas, cierta navegante pelinaranja, pero no diría nada porque ella lo consideraba un estúpido.

Deseaba con todas sus fuerzas que Zoro y Sanji consiguieran acabar juntos. No había algo le doliera más que verlos sufrir. Porque él había prometido proteger a sus nakamas, y darse cuenta de que había cosas como esa que se escapaban de su poder  le hacía sentir débil.

 

Los llantos y sollozos pararon. Y es que Sanji no tenía más lágrimas que derramar, tampoco quería seguir llorando. Pero le dolía demasiado como para parar. Sabía que nunca podría enamorarse de alguien como había hecho con Zoro, y también sabía que volver a su coraza de hombre mujeriego tampoco funcionaría, no con ellos. Ya no había vuelta atrás.

Decidió que era hora de dejar de autocompadecerse. ¿Qué diría el viejo si lo viera llorando como un niño por amor? No, él era un hombre fuerte que había estado en el infierno y había vuelto con sus nakamas decidido a protegerlos.

Se limpió los restos de lágrimas rápidamente y sonrió. Una sonrisa verdadera. ¿Qué importaba todo? Tal vez Zoro no estaría con él, pero el simple hecho de tenerlo cerca y ver su sonrisa, ver que el marimo era feliz, ya hacía que mereciera la pena seguir viviendo y sonriendo.

Salió de la habitación y se encontró con sus nakamas, a excepción de sus damas y de Zoro. No le dio importancia y fijo su mirada en el grupo que tenía delante. Se miraban sorprendidos y lo miraban, sin saber que hacer al verse sorprendidos. Sanji se rió, con ganas, como no había hecho desde hacia mucho. Aquella panda de tontos siempre le sacaba una sonrisa.

-Sí, os he pillado, pero no pasa nada… si no le decís esto a nadie –endureció su mirada, pero la suavizó al ver que todos asentían enérgicamente.- Bien, ¿os apetece comer?

Todos sonrieron al ver al rubio comportándose como lo hacía siempre, sin fingir. Al parecer lo había superado, pero lo mejor sería no sacar el tema durante un tiempo, tal vez nunca si se daba el caso.

-¡Sí! –gritó eufórico el capitán.- ¡Sanji, quiero carne!

 

Lentamente, el sol se fue escondiendo en el horizonte. Sanji miró hacia la ciudad mientras fumaba un cigarrillo. Sus nakamas jugaban en la cubierta cerca de él, y sus damas y el marimo seguían sin aparecer. Chascó la lengua molesto. Ya no sabía que pensar, no le importaba lo que Zoro hiciera con su vida pero que no le pusiera la mano encima ni a Robin-chwan ni a Nami-swan.

Dio otra calada y los vio aparecer, hablando animadamente, Zoro parecía algo nervioso y sonrojado. Las dos chicas se reían y le hacían gestos de que todo estaba bien. Llegaron al barco y se sorprendieron al ver allí a Sanji esperándolos.

-La cena ya está lista, os estábamos esperando –solo miraba a sus damas, pero también se refería a Zoro.

-¡Genial! Porque tú no cenarás con nosotros, Sanji-kun –sonrió Nami.

-¿Qué? ¿Por qué no?

-Porque vas a venir conmigo, cejillas –respondió con simpleza el espadachín. Se hizo el silencio, un silencio que duro un minuto.

-¿A dónde iba  a tener que ir contigo, marimo? –pregunto calmadamente el rubio aunque estaba de los nervios.

-Es una sorpresa… –Zoro se sonrojó, pero gracias a su tez morena paso inadvertido. Al ver el tenso ambiente entre esos dos Robin decidió intervenir.

-Dale una oportunidad, cocinero-san.

-Tsk… Está bien, iré contigo cabeza de césped.

El peliverde sonrió y se llevó Sanji, obviamente se perdió por el camino y tuvo que soportar las risas del rubio, pero finalmente llegaron a su destino.

Estaban en la playa, en una zona poco transitada y mucho menos de noche. La luz de la luna lo adornaba todo, y acompañándola había algunas velas. Había una especie de tienda hecha de seda y telas suaves algo escondida, y por el suelo más telas y cómodos cojines además de algunos pétalos de rosa. Un ambiente muy romántico para una reconciliación, tal y como había querido el espadachín.

-¿Q-qué…? –consiguió decir Sanji tras unos minutos contemplándolo todo muy sorprendido.

Zoro tomó las manos del de tez pálida y se aclaró la voz antes de hablar.

-Esta es mi manera de pedirte perdón… por lo estúpido que he sido… yo te amo, te amo muchísimo y no quiero perderte –Sanji fue a decir algo pero el peliverde continuó, callando al otro.- Actué así por celos y porque soy gilipollas… pero te necesito a mi lado, se que contigo puedo ser mejor persona y sé… que solo te amó y te amaré a ti…

El espadachín calló pensando en que más decir, las palabras no eran lo suyo. Llevaba toda la tarde pensando en que iba a decir, ya tenía una especie de discurso para el rubio, pero nada más llegar allí y mirarlo a los ojos se quedó en blanco. Así que simplemente, dejó que su corazón hablara por él.

Sanji se debatía entre hacer lo que su corazón le decía o hacer lo más sensato. Se mordió el labio inferior. Amaba demasiado a ese hombre, debía darle una oportunidad antes de darse por vencido de una vez por todas… y perderlo para siempre. No quería perderlo para siempre, y esta era su última oportunidad.

El rubio selló los labios de Zoro antes de que pudiera seguir hablando. Fue un beso dulce y lento, donde se demostraron todo lo que sentían. Se separaron cuando necesitaron oxígeno. Sanji abrazó al marimo con fuerza, que lo cogió y lo llevó hasta los cojines, para después tumbarlo con delicadeza.

El moreno se tumbó sobre Sanji con cuidado de no aplastarlo con su peso. Lo besó de nuevo con dulzura, algo raro en él. Después pasó a besar las mejillas, la frente y el cuello de su amado sintiendo como se estremecía y jadeaba debajo de él.

Se deshizo de las prendas superiores del rubio, acariciando toda porción de piel que podía en el  proceso. Contemplo el pálido torso del otro y llevó sus labios a la blanca piel, besando y mordiendo, provocando pequeños gemidos al otro.

Antes de que pudiera continuar desvistiéndolo, Sanji apartó a Zoro quedando él encima y le quitó aquel molesto abrigo. Tal y como había hecho el marimo, Sanji besó y acarició toda porción de piel que se encontraba a su disposición. Empezó por los labios, para ir bajando por el cuello hasta llegar al pecho y después a los bien formados abdominales del moreno.

Continuaron besándose y acariciándose durante un rato, hasta quedar ambos desnudos. No había prisa, tenían toda la noche para ellos dos solos. Con cada movimiento que hacían buscaban expresar todo lo que sentían. Y es que lo mejor para ellos era la acción.

Se miraron en silencio unos segundos, sus miradas estaban cargadas de deseo. Zoro introdujo el primer dedo en la entrada del rubio, este gimió un poco moviéndose para buscar más contacto. Estaba deseando sentirlo dentro. Pronto dos dedos más acompañaron al primero y cuando el peliverde consideró que el otro ya estaba listo, retiro los dedos para sustituirlo con su endurecido miembro.

Sanji no pudo reprimir un gemido cuando Zoro lo penetró lentamente. Se abrazó al cuello del moreno. El espadachín se estremeció al escuchar otro gemido del rubio en su oído. El cocinero movió las caderas, y el peliverde no tardó en acompañar sus movimientos, entrando cada vez más a dentro.

Sus gemidos se entremezclaban, Sanji apenas podía decir dos palabras seguidas así que simplemente llamaba a Zoro por su nombre. A Zoro le encantaba escuchar su nombre de los labios del cocinero, y más aún entre gemidos que él mismo le estaba provocando.

Ambos llegaron  al climax a la vez, Sanji entre ambos vientres y Zoro en el interior del rubio. Sus respiraciones estaban muy agitadas. Una vez más calmados se sonrieron y se volvieron a besar con dulzura. Aun les quedaba mucha noche para disfrutar juntos. 

Notas finales:

Espero que os haya gustado ;3 Y ya sabéis acepto críticas y opiniones ^w^ Dedo decir que el siguiente cap ya es el último u.u Sip, es un fic bastante cortito xD Me da penita que se acabe ya TwT 

¿Reviews?

Besos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).