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Venciendo al orgullo por Julie_chawn

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Notas del capitulo:

Pues aquí está... el final u.u Dios que penita... TwT Es el último ya.. u.u en fin, nos vemos abajo ;3

Sanji despertó con los primeros rayos de sol a causa de un ruido. Un ronquido mejor dicho. Molesto ser revolvió entre las sábanas intentando volverse a dormir, pero no lo consiguió. Suspiró. Para un día que no tenía que madrugar…

Miró el cuerpo que había a su lado, el causante de que no pudiera dormir más. Sonrió un poco. No podía creer que después de tanto sufrimiento lo hubiera conseguido. Ya habían pasado dos meses desde que, en aquella isla, empezará su relación con el espadachín. Y durarían mucho tiempo más, eso lo tenía muy claro.

Movió al peliverde hasta conseguir despertarlo. El otro gruñó al ver perturbado su sueño.

-¿Qué pasa, cejas de sushi? ¿Es que no puedes estar ni un segundo sin mí? –preguntó sonriendo con suficiencia Zoro.

-¡Ja, que te lo has creído! Lo que pasa es que cierta marmota peliverde me ha despertado con sus ronquidos, y si yo no duermo tú tampoco –respondió de igual forma el rubio.

Zoro lo fulminó con la mirada e intentó seguir durmiendo pero Sanji lo sacó de la cama de una patada, literalmente. Ahora compartían un camarote solo para ellos, así que no había nadie que los molestase.

Antes de que el moreno pudiera empezar otra nueva pelea el rubio lo besó, desarmándolo por completo. Estuvieron besándose durante un buen rato hasta que decidieron levantarse de una vez.

Cuando llegaron a la cocina el desayuno ya estaba servido, Nami y Robin habían insistido en encargarse ese día de prepararlo para dejar que Sanji utilizara la mañana como quisiera… o mejor dicho, que la pasara con el espadachín del barco.

Todos se sorprendieron al verlos allí tan temprano, pero dejaron pasar ese detalle y comenzaron a devorar sus alimentos antes de que el capitán se les adelantara. Al terminar el espadachín se fue a entrenar, mientras que el cocinero se quedaba recogiendo la cocina.

Sanji, una vez acabados sus quehaceres, salió silenciosamente de la cocina para dirigirse a la sala de entrenamiento. Sigilosamente llegó hasta los sillones de la sala y desde allí contemplo como Roronoa entrenaba su cuerpo. No pudo evitar relamerse.

Zoro al darse cuenta de la intromisión del rubio dejó las pesas a un lado y se acercó a él sonriendo seductoramente.

-¿Qué pasa, cejillas? ¿Has venido a alegrarte la vista? –besó los labios del cocinero lentamente, saboreándolos concienzudamente, lamió su labio inferior y en seguida Sanji abrió la boca dándole permiso a su lengua para entrar. Sus lenguas lucharon por el control, siendo el peliverde el que ganó. El beso se volvió más salvaje y pasional.

Se separaron cuando sus pulmones demandaron oxígeno, un fino hilo de saliva los unía aun. Sanji sonrió y tumbó al peliverde quedando él encima. Repartió besos por todo su cuello y torso.  Escuchar los pequeños jadeos de placer que se le escapaban a su marimo lo excitaba más.

Se deshizo de la molesta ropa que tapaba el bien formado cuerpo. Zoro no puso ninguna resistencia y se dejo hacer, curioso del siguiente movimiento que haría el rubio. Jadeo al sentir el aliento del cocinero sobre su miembro. Sin esperar ni un segundo más Sanji se lo metió entero en la boca, provocando un ronco gemido al otro. Siguió con su tarea, chupando como si de un manjar se tratase. Zoro enredó su mano en los rubios cabellos y ejerció un poco de presión indicándole el ritmo que quería que siguiera.

-Ah… S-sanji… voy…

Antes de poder terminar la frase el peliverde eyaculo en la boca del rubio. Sanji tragó todo lo que pudo, mientras que el resto escapaba por la comisura de su labio. Zoro lamió los restos de su propia semilla de los labios del de tez pálida.

Con ayuda del peliverde Sanji se desvistió rápidamente. Zoro lo tumbó cambiando las posiciones. Sus labios volvieron a unirse en un beso demandante y ardiente. El rubio rodeó con sus largas piernas la cadera del espadachín, incitándolo a entrar, ni siquiera quería prepararse antes, estaba demasiado excitado.

Ante esta provocación, Roronoa no pudo contenerse y se introdujo de una estocada arrebatándole un sonoro gemido al ero-cook. Las penetraciones eran rápidas y fuertes, siempre dando en ese punto que volvía loco al rubio.

-A-ah… mhn… Z-zoro…

Volvieron a besarse para después llegar al orgasmo, juntos. Jadeantes se abrazaron hasta conseguir calmar su respiración. Lentamente, entre besos y caricias consiguieron volver a vestirse para volver a su rutina.

 

Los tripulantes del Sunny ya se habían acostumbrado a la nueva pareja del barco. En realidad, a excepción de algunos, ya se habían dado cuenta de que esos dos acabarían así. Luffy no podía estar más alegre de ver a sus nakamas tan felices. La tranquilidad había vuelto al barco, o eso creían.

Se escucharon unos fuertes ruidos desde la torre de vigía, el lugar donde estaba la pareja. Ambos bajaron gritándose y nada más poner los pies en el suelo se pusieron a pelear como si les fuera la vida en ellos. Todos, sorprendidos, solo pudieron contemplar la escena.

-¡¿Pero qué hacéis?! –preguntó Nami sin entender nada.

No obtuvo respuesta alguna. Los dos hombres siguieron peleando, uno con sus katanas, el otro con sus piernas. Tampoco escucharon las voces de sus nakamas. Poco a poco, los golpes perdieron su fuerza, los insultos iban acompañados de sonrisas divertidas, hasta que solo se escucharon risas.

Nuevamente, todos se quedaron quietos contemplando la escena sin tener ni idea de que estaba pasando. Sanji se lanzó a los brazos de su marimo y le dio un casto beso. Después miró a sus nakamas, con Zoro aun abrazándolo por la espalda y la barbilla apoyada en su hombro.

-¿Qué pasa? –preguntó el rubio al ver la cara de sus amigos.

-Eso me gustaría saber a mí… –dijo una confundida navegante.

-¿Por qué os peleabais? –preguntó el capitán- Si vosotros os queréis…

La pareja se miró y sonrió. Para ellos estaba más que claro cuáles eran sus razones.

-Porque nos gusta recordar viejos tiempos –dijo el peliverde.

-Ser nosotros mismos sin importar nada –añadió Sanji.

Meditaron unos segundos. Todo tenía sentido. Sonrieron al ver que Zoro y Sanji seguían siendo ellos mismos. Un estúpido marimo y un estúpido pervertido. Aquellas peleas sin sentido ya formaban parte de ellos mismos y de toda la tripulación. En el fondo, los Mugiwaras se sentían aliviados de aquello no cambiase, sus peleas le daban vida al barco, sin ellas no sería lo mismo.

-Te amo, ero-cook –susurró Zoro al oído del rubio una vez que se quedaron solos en la cubierta.

-Yo también te amo, marimo. 

Notas finales:

Bueno, es un poquito cortito pero es lo que hay e.e Espero que os haya gustado este cap y este pequeño fic que ya ha llegado a su fin ewe 

Muchos me habéis pedido una continuación o.o Pero lo siento este es el final y no hay más capitulos, principalmente porque ya no sabría que más meter ewe xDD

Aun así no os preocupeis porque estoy trabajando en otros pequeños fics que en cuanto tenga listos veran la luz del día ;3

¿Reviews? :3

Besos~


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