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Sueño del Destino por Hakuren

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Notas del capitulo:

Y nada, heme aqui nuevamente como prometi, espero que este capitulo sea de sus agrados.

 

Disclaimers: Katekyo Hitman Reborn no me pertenece. Pertenece a su hermosa creadora Akira Amano.

CAPITULO 1.

 

– Mukuro-Sama… - llamaba una preocupada Chrome a su maestro, puesto que en los últimos días había notado en él un extraño comportamiento, y este sentimiento se intensifico aún más la noche anterior: si bien estaba feliz de poder ir en un viaje con los chicos, era bastante extraño que su maestro hubiese aceptado ir. Pero aun cuando ella le pregunto varias veces, el gran ilusionista nunca quiso contestarle.

 

Y aunque la chica espero alguna respuesta a este último llamado, tal cosa nunca llego; y era que Mukuro estaba tan abstraído en sus pensamientos que perdía la noción de su entorno y del tiempo, justo en ese momento no quería otra cosa más que darle inicio a la loca idea del ex-arcobaleno, y así dar fin a sus pesares…

 

Y mientras todas aquellas emociones ocurrían en la mente y en el corazón del ojos bicolor, Tsuna se encontraba de lo más casual en la escuela junto a sus amigos; nuevamente había perdido un examen y seguro Reborn lo castigaría de la forma más cruel posible, simplemente él no había nacido para el estudio, pero aun así haría su mayor esfuerzo (entre otras cosas porque quería conservar su integridad y seguir vivo, no se imaginaba que le haría Reborn si dejaba de estudiar). Pero sus sangrientas imaginaciones fueron interrumpidas por cortesía de Hibari: había llegado de la nada cogiéndolo del cuello de su camisa y así colocarlo contra la pared, todo paso tan rápido que sus guardianes más cercanos no pudieron evitarlo.

 

– ¡Hiiii!, ¡Hibari-san! – grito el pobre muchacho.

 

– Sawada Tsunayoshi, más te vale que le digas al bebe que deje de utilizar al herbívoro de Cavallone para presionarme con lo del viaje, si dije que lo iba a pensar, es que voy a hacerlo.

 

– ¡Tu, bastardo deja al Décimo en paz! – dijo Gokudera apartando al guardián de la nube.

 

– Wao, ¿un herbívoro como tu quiere pelear contra mí?

 

– Tsk, bastardo ya te vas a enterar – y ya estaba a punto de ponerlo en su lugar, de no ser porque el maniático del beisbol intervino, él siempre se metía en sus peleas.

 

– Ma, ma, chicos no tenemos por qué pelear – decía este con la sonrisa apacible que lo caracterizaba.

 

Y como si de magia se tratase Hibari dio un bufido molesto, para luego dar media vuelta e irse. Por otro lado Gokudera no es que se encontrara muy contento con aquello, pero aun así le dio prioridad a preguntarle a su querido décimo si se encontraba bien, y por  su puesto el castaño le respondió afirmativamente con una gran y sincera sonrisa.

 

Pero de lo que ninguno de ellos se había percatado, era de la presencia de aquel ex-arcobaleno tan renombrado: Reborn. Este se encontraba en algún lugar de aquella azotea observando la escena. Tal parecía que la idea de usar a Dino para terminar de convencer a Hibari no fue del todo buena, pero no se rendiría, puesto que para lograr el objetivo que tenía, el guardián de la nube era una pieza necesaria. Y teniendo en cuenta que las dichosas vacaciones empezarían el siguiente fin de semana, debería de actuar ágilmente.

Es en este punto que el hitman comenzó a recordar aquellas visiones que le habían sobrevenido recientemente, al principio no creyó que tal cosa pudiera ser posible, pero al darse cuenta de que no era un simple sueño, de que era algo más, empezó a investigar y en medio de aquello pudo entender de cierta forma lo que significaba la palabra “destino”. Quería ayudar a su estudiante, hacerlo feliz, y más aún cuando el hizo tanto por el al quitarle su maldición… pero claramente esto no significaba que dejaría de imponerle sus castigos al estilo Vongola, al contrario, los aumentaría gracias a que el castaño insistía en seguir siendo un inútil en cuanto a estudio se refería.

 

De esta forma trascurrieron los días, ya todas las piezas estaban completas y las pautas dadas: se encontrarían el sábado a las cuatro de la mañana en casa de Tsuna (¿Por qué tan temprano?, pues es que él bebe de chupete amarillo ya no estaba dispuesto a desperdiciar más el tiempo). Y así se hizo, allí estaban el cielo y sus guardianes esperando que Dino viniera a recogerlos y así llevarlos a Dios sabe dónde.

 

Pero la atmosfera se estaba poniendo un poco tensa debido a la clara sonrisa en el rostro de Mukuro, ni siquiera era una del tipo sarcástico, sino que esta denotaba completa felicidad. Cualquiera que no lo conociera pensaría que el chico estaba a punto de dar brinquitos de alegría… una escena totalmente enferma en opinión de Hibari, quien hacia esfuerzos sobre humanos para no morderlo hasta la muerte ahí mismo. Y era esto mismo lo que completaba aquella trágica atmosfera: el, Hibari Kyoya, controlándose para no pelear con su eterno rival. Gracias al cielo que Cavallone había llegado unos cuantos minutos después, de no ser así, ninguno de los presentes podría haber asegurado la integridad física de los guardianes de la niebla y la nube.

 

Los chicos se dispusieron a subir al auto, claramente Gokudera quería sentarse junto a Tsuna, pero Mukuro muy tranquilamente se lo impidió sentándose el al lado del castaño; por supuesto esta acción molesto mucho al peli plata, quien ya estaba sacando sus armas para acabar con el ilusionista, pero no pudo ni encenderlas, siempre “alguien” tenía que entrometerse y detenerlo…

 

– Tsk, friki del beisbol, ¡deja de meterte en mis asuntos! – gritaba el pobre Gokudera ya resignado a hacerse en otro lugar del auto.

 

–… - Yamamoto no contesto, simplemente se limitó a sentarse a su lado, cerrando sus ojos marrones después de algún tiempo, era claro que algo extraño estaba pasando con él, pero debido a esta última acción el guardián de la tormenta no le tomo mayor relevancia a su actitud, puesto que no creía que estuviese molesto y que eran efectos del sueño que el chico no le hubiese contestado.

 

Hibari como siempre buscaba estar lo más lejos posible de la manada, por lo tanto se fue en el asiento de adelante junto a Dino (y de no ser por el frío de la madrugada se habría ido en el techo). Por lo demás el recorrido resulto bastante normal, la mayoría había caído en los brazos de Morfeo, solo Chrome aún seguía despierta, observando aquella escena a su lado: su jefe recostado en el hombro de Mukuro-Sama y este último en la cabeza del castaño; definitivamente ese viaje le cambiaría la vida a todos. Aun así, cuando la chica intuyo que el recorrido estaba por llegar a su fin despertó al ojos bicolor, después de todo no quería que alguno de los otros guardianes se diesen cuenta de ello y después molestaran al ilusionista. Y este a su vez hizo un delicado movimiento para despertar Tsuna, el cual se sonrojo un poco al darse cuenta de su posición.

 

Al bajar del auto, pudieron contemplar el gran paisaje nevado que se extendía ante sus ojos: toda una capa de blanco se extendía por kilómetros, sobre esta se encontraba una mansión hecha de madera, unos cuantos pinos, un lago congelado y a lo lejos se podía divisar  una gran montaña. Las guerras de bolas de nieve no se hicieron esperar, incluso Hibari aprovecho aquello para por lo menos tener un encuentro con Mukuro; y mientras todo aquello pasaba, Reborn se preguntaba si los mocosos no se habían dado cuenta de que Kyoko y Haru no habían sido invitadas, tal cosa fue cortesía del bebe: él no quería que ninguna de ellas (en especial Kyoko) se entrometieran  en ese viaje; de todos modos el hitman las apreciaba y la presencia de aquellas dos no hubiera sido estorbosa, si la situación fuese otra.

 

El caso es que cuando acabaron de jugar, Reborn distribuyo las habitaciones “al azar” (claramente eso de suerte no tenía nada, los resultados ya habían sido decididos por el ex-arcobaleno): Mukuro con Tsuna, Yamamoto con Gokudera, Ryohei con Hibari y Chrome con Lambo e I-pin. En este punto la mayoría de guardianes le dirigieron miradas asesinas al pobre Mukuro, como queriendo decirle “si le haces algo a Tsuna, te devuelves a casa en pedacitos”, acciones que el ilusionista eligió ignorar.

 

Pero finalmente, ¿Qué pensaba el castaño?; ¿tendría miedo? O tal vez, ¿estaba emocionado de poder conocer más a su guardián de la niebla?... no lo sabía, y esto era lo que más inquietaba al pobre chico: sabía que el ojos bicolor actuaba extraño pero a él no le molestaba, y de hecho, hasta cierto punto si quería compartir habitación con el ilusionista, pero al mismo tiempo dudaba de todo ello, se preguntaba si Mukuro no tendría malas intenciones… tenía miedo de que alguna noche decidiera robarle su cuerpo tal como había prometido en aquella vieja pelea, aunque para ser sinceros, su súper intuición le decía que no había razón para temer.

 

Cuando menos se dio cuenta, Tsuna ya se encontraba en la habitación asignada, por tanto empezó a desempacar su maleta lo más casual y relajadamente posible, esperaba un silencio sepulcral por parte de su compañero, pero no pudo estar más equivocado, de la nada Mukuro le empezó a armar conversación:

 

– Tsunayoshi-Kun, ¿estás a gusto con este viaje? – pregunto brindándole una sincera sonrisa.

 

– ¡S-Si!... ¿T-Tú te diviertes? – contesto el chico poniéndose rojo por lo nervios que poseía, después de todo no se esperaba una pregunta tan trivial por parte del ilusionista.

 

– Por supuesto – dijo acariciándole delicadamente su cabeza.

 

– ¿Q-Que haces?

 

– Es que cuando te sonrojas te ves tan lindo, que me es inevitable no querer hacerte algo – dijo complacido por las reacciones del castaño, pero quería sentir aún más, ver aún más, por lo cual empezó a acercarse hacia él y así rodear la cintura del chico con sus manos.

 

–… – Simplemente la vergüenza de Tsuna no le permitió articular palabra alguna. Últimamente no lograba entender nada de lo que el ilusionista hacía.

Pero las ensoñaciones de estos dos no duraron mucho, ya que Reborn empezó a acosar a todo el mundo para que se alistasen y salieran a realizar unas actividades que el hitman ya les tenía preparadas: Chrome y los niños serían los árbitros y los demás estarían emparejados con su compañero de cuarto.

 

– Escuchen bien porque solo voy a decir esto una vez: a lo largo de estas semanas tendrán que realizar una serie de desafíos, pero para que sea más divertido no podrán usar sus llamas, y en pro de ello tendrán que usar estos brazaletes; ellos impiden totalmente que puedan utilizarlas y solo yo puedo quitárselos. Los premios y castigos se sabrán al final, pero créanme… no querrán perder – dijo esto último con una macabra sonrisa.

 

Una vez que planteado aquello y que les puso los brazaletes, él bebe paso a mostrarles el primer escenario en el cual tendrían que competir, una pista de ski, pero no cualquier pista… ¡era una al más puro estilo Vongola!, estaba llena de curvas y obstáculos tan extraños que probablemente estos últimos pertenecían a otro mundo, si lograban sobrevivir a ello sería un completo milagro, pero claramente esto divertía aún más al ex-arcobaleno.

 

– Entonces, ¡empiecen!

Notas finales:

Bien, espero que si tienen algun comentario me lo hagan saber =D me haria muy feliz lerr sus opiniones al respecto. Si Dios quiere nos veremos el prox. viernes


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