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Sueño del Destino por Hakuren

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Notas del capitulo:


Heme aqui nuevamente, gracias a las personas que dejaron reviews, me animan a seguir con la historia =). Y pues nada sin mas que decir disfruten del cap.

 

Disclaimers: Katekyo Hitman Reborn no me pertenece. Pertenece a su hermosa creadora Akira Amano.

CAPITULO 2.

 

 

La preocupación embargaba a Mukuro, si bien él podría pasar esa carrera sin dificultad alguna, sabia a la perfección que el castaño era un completo inútil sin sus llamas… y a la vista estaba que el pobre chico oji miel estaba temblando como si no hubiera un mañana.

 

– Tsunayoshi - Kun… – intento sonar lo más neutral posible para que el pequeño no se asustase aún más.

 

– ¡Yo voy a intentarlo!, por eso… P-por eso no tienes que preocuparte. – Respondió Tsuna al llamado del ojos bicolor.

 

– Sé que tienes miedo. – Sentencio el ilusionista afligiendo así aún más al castaño. – Por eso toma mi mano, yo cuidare de ti.

 

– Mukuro… ¿me cuidaras porque no quieres poseer un cuerpo lastimado? – Contesto Tsuna rompiendo así cualquier aura romántica que se hubiera podido crear.

 

–… puede ser, pero no de la forma en que te imaginas Kufufu. – “Bendito mocoso” pensaba Mukuro, el tratando de ser un amor con el pequeño y este a cambio le respondía tal cosa… pero no importaba, él se las arreglaría para hacerlo entender sus intenciones; de todos modos él ya sabía lo despistado que era el chico para ese tipo de asuntos, así que tendría que ser muy directo para que al menos lograra captar algo. Como sea, no se podían dar más el lujo de seguir allí parados sin hacer nada, y es así como finalmente, sin perder más tiempo se tomaron de las manos y empezaron la carrera.

 

Mientras tanto en el otro lado de aquella pista de obstáculos, a la pareja de Gokudera y Yamamoto no es que les estuviera yendo una maravilla, de hecho, estaban a punto de caer por un barranco. Pero esta vez contrario a todo lo pensado, la culpa no era del peli plata sino del guardián de la lluvia: Todo iba bien, muy normal, pero Gokudera no paraba de decir “Décimo esto, Mukuro lo otro” y no hacía más que insistir con aquel tema a tal punto de que el pobre oji marrón ya se estaba cansando y no podía soportar más aquello. Se formó así la extraña escena de él gritándole al guardián de la tormenta, “NO MÁS, ¡ESTOY HARTO DE QUE SOLO HABLES DE ESO!, ¿¡QUE NO TE DAS CUENTA DE QUE TU ME GUSTAS!?”, era lo que el chico había dicho; en este punto Gokudera intento reponerse a tal confesión, la verdad era que el no entendía del todo (o más bien no quería entender) lo que su amigo le acababa de decir; es así como se distrajo del camino y en aras de evitar una de las estrafalarias trampas de Reborn el chico se resbaló para así quedar al borde del precipicio, y Yamamoto con la fe de que podía ayudarlo lo que hizo fue caer el también.

 

– Estúpido friki del beisbol… – decía el pobre guardián de la tormenta mientras intentaba esconder inútilmente el sonrojo en su rostro.

 

–… mejor preocupémonos por salir de aquí primero y luego me insultas ¿vale? – Respondió el chico de una forma un poco borde.

 

Definitivamente Gokudera no entendía que le pasaba… primero le gritaba de la nada que él le gustaba, luego lo ponía al borde de la muerte y ahora que él le hacía un insulto tan casual (o por lo menos uno que él le suele hacer con bastante frecuencia al beisbolista), se delicada y le contestaba de una forma bastante odiosa… definitivamente él también estaba perdiendo su paciencia. Aun así como pudo se incorporó logrando subir del borde del acantilado y acto seguido se dispuso a ayudar a Yamamoto, pero el susodicho decidió ignorarlo, y estaba más que claro que esta era la gota que había derramado el vaso.

 

– ¡IDIOTA! – Fue lo único que pudo articular en medio de su creciente ira, para después salir corriendo por allí, a donde el viento lo llevase.

 

Y era aquel mismo viento el que había llevado tales palabras a oídos de todos los presentes en la carrera, desde Hibari y su pensamiento de que eran molestos herbívoros que ahora se mezclarían sentimentalmente, hasta Reborn el cual no había previsto tal cosa, ya que si bien él tenía conocimiento sobre los sentimientos del guardián de la lluvia, nunca imagino que se fuera a declarar de semejante forma, o en un lugar como ese… era un hecho que todos estaban impactados por aquella confesión, pero en especial Tsuna: el definitivamente nunca se dio cuenta o imagino siquiera que tal cosa fuese a pasar entre sus guardianes.

 

– ¿Qué pasa Tsunayoshi – Kun?, ¿Te molesta lo que acabas de escuchar?

 

– No es eso, es solo que… ¿De verdad pueden dos hombres amarse?

 

Mukuro paro en seco, acto que hizo que el castaño terminase estrellándose contra su espalda. Esa era una pregunta que el ojos bicolor se había estado haciendo una y otra vez desde hace semanas, pero la verdad era que aún no lograba encontrar una respuesta, y de hecho estaba justo en ese viaje para hallarla. Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Tsuna se puso frente a él con una expresión llena de duda y angustia.

 

– ¿Dije algo que te molesto? – inquirió el muchacho.

 

– Kufufu por supuesto que no pero… me gustaría comprobar algo, ¿Quieres ayudarme?

 

–… ¿Comprobar qué?

 

– Esto… – Respondió el ilusionista acercándose cada vez más a Tsuna, lo tomo por la cintura y coloco una de sus manos en la nuca del pequeño (Hubiese querido pegarlo completamente a él, pero los benditos skis no lo permitieron). Una vez estando en aquella posición, lo beso con toda la delicadeza que sus impulsos le permitían.

 

El castaño no lograba comprender que era lo que pasaba, Mukuro lo estaba ¿besando? ¿Por qué?;  al principio intento soltarse del agarre del mayor, pero se sentía tan bien, tan protegido… esto hizo que poco a poco dejara de resistirse para aceptar totalmente las acciones de su guardián. Y mientras tanto el ojos bicolor al ver que el pequeño le correspondía profundizo el beso, empezó jugando un poco con su lengua, lamia sus labios con deseo, nuevamente la adentraba en la cavidad del menor hasta volverlo más y más apasionado, al punto de tener que separarse para poder respirar.

 

– M-Mukuro… – A duras penas podía pronunciar el oji miel, el cual se encontraba más rojo que un tomate.

 

– Shh – Respondió el susodicho acariciando el cabello del menor. – Es mejor que sigamos con la carrera, pero ten por seguro que después continuaremos con esto kufufu.

 

– ¿C-Cont… continuar? – Pregunto teniendo la esperanza de que el ilusionista le contestara, pero tal cosa nunca paso, en vez de eso lo estaba tomando de la mano y llevándolo lo más rápido posible hasta la meta, en la cual se podía divisar claramente a Hibari y Ryohei: el uno muy “calmado” y el otro gritando “¡EXTREMO!” mientras corría por todos lados. Tal parece que les habían ganado, pero aun así eran los segundos en llegar.

 

– Oya, Ave – Kun y el chico extremo ya han llegado

 

– WOOOOH, ¡AHORA SOLO FALTAN YAMAMOTO Y EL CABEZA DE PULPO! – Decía Ryohei a todo lo que sus pulmones le permitían.

 

– De cualquier modo esos dos ya perdieron, vamos a entrar en la mansión mientras llegan. – Dijo Reborn con una tacita de té en sus manos mientras se dirigía al recinto.

 

Todos obedecieron, se reunieron en la sala (si, incluso Hibari y Mukuro) y allí hablaron de cosas triviales y algunas veces resultaron con juegos de mesa. Pero no importo cuanto tiempo paso, los chicos nunca aparecieron.

 

– Reborn, ¿no crees que deberíamos ir a buscarlos? – Inquiría un preocupado Tsuna, puesto que ya se acercaba la noche y sus amigos no daban señales de vida.

 

–… – Pero el hitman no contesto, el realmente no tenía certeza de que era lo que estaba pasando, puesto que horas atrás el mismo había ido a buscarlos sin que los demás se diesen cuenta, pero no había ni el más mínimo rastro de esos dos.

 

– ¿Bebe?

 

– Ah, si… ¡Bien! Van a ir a buscarlos, asegúrense de llevar equipamiento necesario para el peor escenario posible, pero también recuerden no ir tan cargados; adicional a eso lleven estos comunicadores para estar en contacto regular. Chrome y yo esperaremos aquí por ustedes, así que no siendo más váyanse ya.

 

Dicho esto, todos prosiguieron a alistar sus cosas y acto seguido partieron en diferentes direcciones; cosa que claramente no le gustaba a Mukuro, detestaba tener que dejar al castaño por su cuenta sabiendo lo torpe que era… pero de todos modos no se podía evitar, por lo cual eligió proseguir su camino lo más rápido que le fuera posible para poder seguirlo después.

 

El cielo empezaba a oscurecerse, la temperatura bajaba a una velocidad relativamente rápida y el pequeño castaño estaba empezando a exasperarse: ¿Por qué era que no lograba encontrar a sus guardianes? ¿Qué había pasado realmente después de ese intento de confesión?... ¿Estarían bien? O tal vez ¿Estarían perdidos?

 

– ¡Agh, estoy harto de no enterarme de nada! – Se decía a sí mismo el pobre chico. Y tan distraído estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que estaba caminando sobre un lago congelado; ciertamente esto no era un problema, de no ser porque la capa de hielo era muy débil y también estaba el hecho de que el chico no sabía nadar. Es entonces que Tsuna se dio cuenta de su situación, intento correr lo más rápido que pudo hasta el otro lado del lago, pero no lo logro, así que en un intento de no ahogarse se agarró de un pedazo de hielo. Si no quería morir ahogado o congelado tenía que hacer algo y pronto.

 

Así que tuvo una idea, si utilizaba el comunicador que le había dado Reborn tal vez alguien podría venir a salvarlo… pero aquel rayo de esperanza murió tan rápido como nació: el bendito aparato se había dañado al mojarse.

 

– Ok calma, calma; hallare una forma, sé que lo hare… yo realmente no quiero morir, no quiero – Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, tenía miedo. Luchaba desesperadamente por sujetar aquel bloque de hielo que se deshacía a cada segundo, pero realmente sus fuerzas ya no le permitían gran cosa… aquel chico castaño empezó a resbalar, comenzó a hundirse, y poco a poco mientras decencia a través de las aguas iba perdiendo la conciencia.

 

¡Ah, aquel frío!, aquella agua helada que acariciaba sus mejillas, él una vez había vivido eso pero… ¿Dónde? ¿Cuándo? No podía recordar, nada más sabia que un día hace mucho tiempo había vivido lo mismo.

 

Definitivamente no se rendiría, iba a nadar, si tenía que morir lo haría luchando, se agarraría del último hilo de esperanza.

 

Y allí estaba, aquella mano, aquellos ojos: ese era su hilo de esperanza, esa figura era su luz. La tomo sin pensarlo dos veces y cuando estuvieron en la superficie el pequeño tomo una gran bocanada de aire, se había salvado por poco; paso un tiempo antes de que pudiera volver a respirar normalmente y mientras aquello ya se encontraba en tierra firme, una vez allí pudo murmurar el nombre de su salvador.

 

– Mukuro… – Logro decir para acto seguido caer inconsciente.

Notas finales:

Bueno este capitulo en especial fue muy dificil de escribir =/... Primero estaba la universidad, despues los compañeros molestos ='C ... Yo realmente no suelo sr una persona que diga abiertamente sus sentimientos y menos por un medio asi pero... TTnTT ya todo me tiene muy cansada D'=. Pero calma, llueva, truene o relampaguee aqui estare actualizando esta pequeña historia lo mas pronto posible, asi que nos volveremos a leer el prox viernes =)


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