Misaki Takahashi se sentía morir, presionando por su pareja y esposo, Akihiko Usami.
Ese había sido el peor día de su vida, se encontraba ingresado en el hospital, todo había ocurrido por culpa de una discusión entre ellos pero una tercera persona resultó herida por su culpa, por culpa de esa absurda pelea entre ambos, había sufrido un repentino aborto, había perdido a su pequeño hijo no-nato de solo tres meses y medio de gestación, lo había perdido y ahora la culpa, ese sentimiento tan malo lo invadía por completo, pero eso no era lo peor, lo peor vino cuando su marido se enteró de tan desgraciada noticia.
Había sido tal el impacto que Akihiko no había querido ni ver a su esposo, ni siquiera en el hospital se había atrevido a verlo, culpaba de la perdida de su preciado hijo a su joven esposo de veinte años, es normal, nadie desea tener la culpa y mucho menos ser el causante del aborto de un hijo tan esperado y ansiado, pero así era, Akihiko no quiso ver a Misaki ni informarse sobre su salud, de hecho, solo lo acompañó al hospital para después retirarse sin atreverse a dirigirle de nuevo la palabra.
Mientras que Misaki no sabía que seria de su vida, él era el que más había sufrido, él llevaba en su vientre, en su interior a su hijo y había podido sentir como se moría en sus entrañas, lo había sentido hasta el último momento, hasta el último latido del corazón del bebe, pero parecía que eso a su amante y esposo no le importaba, no le importaba en absoluto o eso daba entender con su forma de actuar. Haciendo que aún se sintiera más miserable y culpable.
Se acariciaba el vientre ahora vació y sin vida, todo había ocurrido tan rápido, como una película a cámara rápida, una acumulación de flash-backs le llegaban ahora a la mente, como se había desmayado en el piso de su esposo, sujetándose el vientre con terribles dolores, como había comenzado a sangrar y finalmente como había perdido al bebe, pero lo que no podía olvidar y se le repetía una y otra vez en la cabeza eran las crueles e insensibles palabras y frases de su esposo “Es tu culpa” “Tu lo has matado” “Lo has perdido por ser un mal padre” “Sí lo ibas a perder lo mejor era que no te hubieras quedado embarazado”
Todo eso le provocaba un terrible dolor en la cabeza, pero el sentimiento de soledad era algo aún peor, no tener a nadie que le sujetara fuertemente la mano, que le transmitiera valor y fuerza, se sentía morir.
Las lagrimas empapaban su joven rostro, ahora desfigurado por el dolor físico y psicológico, sabía que era culpa suya, pero tampoco era completamente suya, solo una pequeña parte de esa culpa era suya, no había querido discutir con Usami porque el adulto seguía malgastando el dinero, solo quería dar su opinión, pero todo se fue de las manos y en un momento comenzaron los gritos y la discusión tomó un nuevo matiz. Misaki ya estaba bastante sensible por culpa del embarazo y solo le falto los gritos de Usami, la indiferencia cuando comenzó a quejarse de terribles molestias y finalmente las acusaciones vertidas por su esposo culpándolo a él, solamente a él de esa desgracia.
Cuando llegó al hospital ya era demasiado tarde, el bebe apenas sí tenía pulso, lo único que los sanitarios pudieron hacer fue practicarle un aborto de emergencia, debían salvar la vida de Misaki, de todas formas el bebe ya no tenía salvación, no podían recuperarlo y en el peor de los casos podría nacer con problemas mentales o trastornos psicomotores.
Misaki se tapó completamente comenzando a llorar nuevamente, se encogió por completo, se sentía tan indefenso, no había podido salvar ni proteger esa vida tan pequeña que dependía completamente de él, él era el responsable de protegerlo y cuidarlo, pero le había fallado, era cierto que era su culpa, no podía negarlo, aún así, ahora solo deseaba que Usami apareciera en aquel lugar y le tomara la mano, que estuviera a su lado, que solo fuera una pesadilla, solo esperaba que todo se pudiera solucionar.