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Seducing Mr. Perfect por gazerocksa

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Notas del fanfic:

Este fanfic fue un regalo para Sumire Matsumoto que fue su cumple hace casi un mes. Pero estre unas cosas y otras no he podido subirlo hasta ahora. 

Espero que lo disfrutéis =)

El cenicero estaba lleno de colillas, la sala estaba presa de murmullos algo desconfiados, la mesa plagada de papeles con informes, presupuestos y futuros proyectos empresariales para llevar a cabo, y ya ni sabían cuántas botellas de agua habían gastado en lo que llevaban allí dentro.

Llevaba horas encerrado en aquel despacho con la junta directiva de la empresa y aún no terminaban. Estaba tan aburrido que le había cedido la palabra a su mano derecha para que se entendiera con el resto de ejecutivos. Él por ahora había perdido la paciencia con ellos y antes de perder los papeles prefería que su amigo, que tenía muchas más paciencia que él mismo en estos casos, se las entendiera con la otra parte de la mesa.

-¿Están planeando renunciar a comprar las compañías restantes? – preguntó uno de los ejecutivos tras revisar un fajo de documentos. – De ninguna manera podemos abandonar a nuestros clientes. Y aunque así fuera, eso no tiene ningún parecido a la propuesta original.

-Le entendemos – contestó Shou con la tranquilidad que le caracterizaba en aquellos momentos, aunque estuviera más que harto de tratar con toda aquella panda de ineptos que no ponía más que pegas a sus propuestas de negocio. – Pero desafortunadamente, en estos días hemos tenido en nuestras manos informes financieros de Kuruma Motors y sus compañías afiliadas, y parece que las cuentas de los últimos dos años fueron manipuladas. – contraatacó al argumento del ejecutivo que había hablado antes que él.

Tras escuchar las palabras de Shou decidió intervenir, dando la estocada final, con la intención de terminar de una buena vez aquella reunión.

-Estoy seguro que ninguno de ustedes, ni Kawamura-san, quisiera que este asunto saliera a la luz pública – habló mientras volvía a la mesa de reunión luego de estar observando las luces que la ciudad de Nueva York mostraba orgullosa ante la oscuridad de la noche. – No tengo planes de abandonar a sus afiliados – aseguró apoyando los puños sobre la gran mesa que acupaba aquella sala de reuniones. – Como sea, discutiremos los detalles más adelante en Japón, una vez que la última auditoría esté completa – dijo con seguridad mirando a la junta directiva con determinación y serenidad. – Buenas noches – agregó recogiendo los papales de la mesa para a continuación salir de la sala, dejando a los ejecutivos bastante ofuscados por no haber sabido terminar con la reunión de manera favorable para ellos.

 

♥♦♣♠♣♦♥♦♣♠♣♦♥

 

-¿Y? ¿Qué tal tu viaje a Hong Kong? – preguntaba un castaño entusiasmado a primera hora de la mañana.

-Un desastre – contestó su amigo poniendo el coche en marcha tras ver como el semáforo cambiaba de rojo a verde.

-¡¿Qué!? ¿Por qué?

El castaño oscuro arrugó el gesto. La voz de su amigo a través de los altavoces del manos-libres del coche le resultó un tanto molesta al oído.

-Kenzo no me cogía el teléfono, así que no se presentó a la cita sorpresa que le preparé – respondió con algo de pena mientras hacía un cambio de marcha, tras haberle dado un bocado al croissant relleno de chocolate que iba comiendo de camino a la oficina.

En verdad, su novio le había hecho una faena, ya que se había cogido una baja por enfermedad para ir a verlo para nada, por lo que estuvo deambulando él solo por las calles de Hong Kong los cinco días que había estado allí. No podía decir que la ciudad no lo hubiera encantado, todo lo contrario, pero había echado en falta el poder compartir ese viaje con su desaparecida pareja. Siendo sinceros, desde hacía un tiempo a esta parte sentía que su relación no iba a ningún lado.

-¡Aaaah!

-¡Kai! ¡Kai! ¿Estás bien? – preguntó su amigo preocupado al oír gritar al más bajo justo antes del frenazo y posterior choque del coche.

Kai soltó el croissant en el asiento del copiloto, mientras maldecía para sí mismo.

-Uruha ahora te llamo – dijo mientras se quitaba el cinturón de seguridad y colgando la llamada inmediatamente después, saliendo de su coche con cara de circunstancias.

Justo en ese momento vio salir al dueño del coche con el que había chocado, con cara de pocos amigos. Era un tipo bastante alto, de pelo negro azabache, de rasgos felinos y elegantemente trajeado.

-¿Se puede saber por qué has parado tan de repente? – le espetó tan pronto como lo tuvo frente a él. El hombre se rió de medio lado casi como perdonándole la vida por ser tan despistado - ¿De qué te ríes? – le preguntó bastante mosqueado. Cómo respuesta el otro hombre le señaló el semáforo que estaba en rojo. Kai se llevó las manos a la boca sorprendido por tamaño error y pronto un delatante tono carmesí se apoderó de sus mejillas - ¡Oh Dios! Lo siento… N-no lo vi… - trató de disculparse mientras que el otro hombre comenzó a buscar algo en los bolsillos de su chaqueta.

-Mira, no tengo tiempo así que dame tu tarjeta de empresa – comenzó a hablar en un perfecto inglés, mientras que el más bajo lo miraba un tanto descolocado.

-¿Eh? – preguntó sin entender.

-Tu tarjeta de empresa – volvió a repetir de nuevo en inglés. Kai ladeó a un lado la cabeza pensando por unos instantes – ¿No hablas inglés?

Y ahí fue que el castaño reaccionó y encontró su vía de escape.

-No, no habló inglés, absolutamente nada – dijo negando con las manos y la cabeza, a pesar de que le había entendido perfectamente. Tal vez si hacía como que no sabía inglés podría librarse de todo el papeleo con los seguros que podía suponer aquel golpe.

 El más alto suspiró frustrado.

-Entonces dame tu número de teléfono – sugirió mirándole por encima del hombro.

-No entiendo nada de lo que dices – se lamentó falsamente con una sonrisa un tanto forzada.

-El número de teléfono – contestó mostrándole su móvil, mientras que el de Kai comenzaba a sonar en el interior de su coche. Sin decir una sola palabra, de dirigió a su coche en busca del aparato y contestó.

-Oye Kai ¿Estás bien?

-Si Uruha, lo siento, simplemente choqué con el coche de delante pero nada grave.

-Oh menos mal – suspiró aliviado. – Pero oye no me contaste como hiciste en el trabajo para pillarte esos días libres.

-Bah, no fue nada – contestó restándole importancia, pasando olímpicamente del otro hombre. – Dije que me iban a quitar el apéndice y listo – contestó con simpleza. En ese momento sintió como alguien le tocaba en el hombro y se dio la vuelta, y cuál fue su sorpresa que el otro tipo puso el móvil justo delante de su cara y le tomó una foto. – Oye, ahora te llamo – colgó la llamada sintiendo que empezaba a enfadarse con aquel hombre, que sin su permiso le había sacado una foto. - ¿Qué estás haciendo? – le preguntó frunciendo ligeramente el ceño. Aquel hombre sin mediar palabra le arrebató el móvil de las manos a Kai y empezó a marcar teclas. - ¿Eh? ¿Qué haces? – alargó su brazo para recuperar su móvil pero este lo alejó de su alcance mientras seguía marcando. Cuando su móvil comenzó a vibrar colgó y le devolvió el móvil al más bajo.

-Tengo tu foto y tu número, te llamaré con la cuenta del seguro – contestó mientras se guardaba el móvil en el interior de la chaqueta. A continuación dio media vuelta y entró en el coche.

Kai lo estaba alucinando, no podía creer que un completo desconocido llegara y le tomara una foto tan alegremente sin su permiso. Pero para cuando quiso reaccionar el coche ya se había puesto en marcha y se alejaba acelerando poco a poco la velocidad.

-¡Mierda! – exclamó. Menuda forma de empezar el día, y la semana.

Enfadado consigo mismo y con aquel tipo que le había hecho una foto sin su permiso. Ahora se recriminaba a sí mismo el no haber reaccionado antes y haberle exigido que borrara aquella foto. Entró de nuevo al coche enfadado, pero ni modo, no podía perder más tiempo o llegaría tarde a su trabajo. Pero cual no fue su sorpresa que al agarrar el espejo retrovisor para ajustarlo se dio cuenta de que tenía el labio superior un una pequeña parte de la cara llena de chocolate.

Definitivamente, su día había empezado de puta madre.

 

♥♦♣♠♣♦♥♦♣♠♣♦♥

 

-Y no sabes la última que te has perdido – le comentaba su compañero de trabajo quien lo seguía con dificultades dado las prisas que llevaba el más alto.

-A ver, qué pasó ahora – preguntó distraídamente mientras dejaba unos papeles en su mesa.

-Llegó el nuevo presidente desde Estados Unidos – anunció abriendo mucho los ojos y con voz de “es-la-noticia-del-año”.

-¿Pero no iba a venir la semana próxima? ¿Y qué ha pasado con nuestro director? – le preguntó a Hiroto mientras revisaba el correo.

El más bajo miró a todos lados y luego con tono confidencial le dijo:

-Sólo era un nombramiento temporal. Pero a lo que iba, el nuevo director es… es… - se quedó sin palabras al recodar al nuevo director en su breve encuentro, unos momentos antes.

-¿Es…? – le apremió a que terminara su frase.

-Está buenísimo – terminó simplificando mientras sus ojos rodaban haciéndose énfasis en lo que había dicho. Kai lo miró con una ceja alzada tratando de contener un intento de carcajada. – Y… ¡es gay! – exclamó en un susurro luego de mirar a ambos lados como si fuera a contar un secreto. De repente, y sin habérselo pedido, su amigo ya le estaba informando del historial académico y personal del nuevo director. – Se llama Tora Shinji, tiene 31 años. Estudió en la facultad de derecho de Harvard y tiene un master en administración por la Universidad de Waseda. Habla cinco idiomas y es experto en compra-venta de empresas. Además, es uno de los candidatos a presidente ejecutivo de la empresa.

-Kai, ven conmigo – lo llamó Shinya, uno de sus superiores – vas a conocer al nuevo director, vas a ser su secretario.

-¿Qué? – preguntó sorprendido por tan repentina noticia.

¿Cuándo se había decidido que sería el secretario de nadie? No tenía ni idea, pero ni tiempo tuvo de pensar sobre aquello cuando segundos más tarde estaban en el despacho de Tora, quien se encontraba buscando en un archivador de espaldas a ambos.

-Este Kai – comenzó Shinya a presentarlo en inglés. Cuando Tora se dio la vuelta, Kai inmediatamente lo reconoció, al ser el tipo con el que había chocado esa mañana, y bajó su mirada avergonzado. – Va a ser su secretario. Está a cargo de la investigación de la compañía Kuruma. Kai por favor, preséntate.

Con las mejillas delatándole descaradamente, recompuso su postura y trató de presentarse de la manera más normal que pudo.

-Encantado de conocerlo.

-Encantado de verlo de nuevo – contestó con una divertida sonrisa.

-Lo siento mucho, no he dormido muy bien esta noche y… - trató de disculparse de forma algo torpe.

-Si le resulta difícil hablar en inglés, puede hablar en japonés.

-¿Perdón? – preguntó algo confundido.

-Que hables en japonés – intervino Shinya – Tora-san entiende el japonés, pero le cuesta hablarlo. Así que él hablará en inglés y nosotros en japonés – explicó.

-Por cierto Kai-san, aquí dice que se tomó un permiso por enfermedad, ya que le quitaron el apéndice. – el mencionado asintió algo cohibido. – Entonces ¿su lado izquierdo está bien?

-Si, perfectamente – contestó con una tímida sonrisa.

-Eso es bueno, porque el apéndice está en el lado derecho – respondió señalando el lado en el que se encontraba el apéndice. Ante aquellas palabras, Kai sintió que sus mejillas volvían a enrojecerse violentamente, mientras que un silencio algo incómodo se instaló entre los tres. – En fin, tengo una reunión a la que asistir, así que los veré en la recepción de esta tarde – dijo con tranquilidad para segundos después salir de su despacho, dejando solos a Shinya y a Kai, quien soltó un suspiró pesado cuando el director ya no se encontraba allí.

-¿Ya lo conocías? – preguntó algo extrañado  el hombre de mediana edad.

-Tan sólo… lo saludé en el ascensor – se excusó. – Oye ¿y por qué soy yo su secretario? – preguntó con curiosidad y ganas de resolver la incertidumbre que lo llevaba carcomiendo desde que Shinya se lo contara.

-Ni idea, simplemente te escogió – contestó sin darle mayor importancia a lo dicho saliendo a continuación del despacho, dejando a Kai pensando en si le podría pasar algo más aquel día.

 

♥♦♣♠♣♦♥♦♣♠♣♦♥

 

Y sí, claro que le podían pasar más cosas ese día. Estaba en la fiesta que Tora les había mencionado por la mañana, pero ¿para qué quería que fuera? ¡Para sacar información a la competencia! Y mientras Tora… ¡divirtiéndose con unos conocidos! Estaba indignado, lo suyo no era ejercer de espía, y se sentía bastante estúpido tratando de jugar al escondite para que aquellos señores no se percataran de su presencia. Y encima ese día era el cumpleaños de Kenzo y tenía que preparar la cena y ordenar un poco su casa antes de que su novio fuera para allá ¡Maldición! ¿Es que todo le tenía que pasar a él?

-Así que Kawamura-san quiere pasar sobre la junta de directivos e intentar un trato interno con Remix Holdings…

¡Con que eso era! ¡Genial! Se alejó de aquel arbusto que lo dejaba fuera del campo de visión de aquellos ingleses que Tora le había mandado que espiara y le mandó un mensaje con la información.

-Buen trabajo Kai-san, no esperaba que obtuviera ese tipo de información clasificada – dijo con cierto aire de superioridad aunque gratamente sorprendido mientras que su mirada se perdía en el paisaje de la ciudad nocturna que pasaba rápidamente delante de sus ojos a medida que el coche avanzaba.

-Pero que sepa que no me sentí nada cómodo haciendo eso – le contestó con reproche en su voz.

-En los negocios, la pérdida de alguien supone la ganancia para otra persona – le rebatió hablando con franqueza.

-Yo no quiero ser un estafador – contestó bastante indignado.

-Pues tienes un talento especial para el esto – Kai abrió los ojos algo indignado – tómalo como un cumplido por mi parte – añadió sin inmutarse ante la reacción mitad de sorpresa mitad enojo del más bajo.

-Vale, entonces de acuerdo con eso, como esta noche me anoté un punto, olvidemos el tema del coche.

-Ni hablar – contestó tajante – eso es personal, no tiene nada que ver con los negocios.

-Entiendo – contestó escuetamente mientras escondía una mueca burlona por la tacañería, según él, del más alto.

En ese momento su móvil comenzó a sonar, pero rápidamente cortaron la llamada y para cuando quiso contestar ya era demasiado tarde. Suspiró algo triste por haber perdido la llamada, así que decidió llamar él.

-¿Tu novia? – preguntó mientras miraba por la ventana del coche.

-Esto no te incumbe, es algo personal – le contestó con acritud tratando de devolverle la moneda que antes le había dado. – Tonto – masculló fastidiado de que no le cogieran el teléfono - ¿para qué me llamas si no vas a contestar?

-Con que novio, ¿así que eres gay? – preguntó con sonrisa ladina.

-Te he dicho que esto no te importa – le contestó bastante molesto al verse descubierto, volviendo a intentar otra llamada fallida. Suspiró abatido al oír aquella voz de contestador.

-Si llama pero cuelga y no contesta tus llamadas está escondiendo algo – habló con un sutil tono de advertencia, viendo como el más bajo dirigía su mirada triste al suelo del coche.

-¿En qué te basas para decir eso? – le cuestionó molesto por meterse en dónde no le llamaban.

Tora puso un gesto de es-lo-más-evidente-del-mundo y le dijo:

-Eso hago cuando yo soy infiel. – Kai se le quedó mirando sin dar crédito a sus oídos. – Si no me crees inténtalo de nuevo – añadió volviendo su mirada al contador del taxi, al ver que estaban llegando al edificio de la empresa. Sin embargo Kai no lo intentó, en su fuero interno tenía miedo de que el más alto tuviera razón.

-No quiero consejos de un Don Juan como tú que nunca ha sabido lo que es el amor verdadero – contestó con algo de desprecio en su voz al tiempo en el que el coche se paraba justo delante de la puerta principal de aquel imponente rascacielos de arquitectura moderna. Tora no pudo evitar reírse entre dientes ante lo que estaba oyendo mientras que sacaba su billetera y le pagaba al taxista la cuenta del viaje.

-Así que amor verdadero – comenzó a decir una vez se bajaron del coche y esperaba a que Kai llegara a su lado – ¿Y qué entiendes exactamente por “amor verdadero”? – se metió las manos en los bolsillos de su pantalón esperando, realmente interesado, la respuesta del castaño.

-Es como si te dispararan al corazón con una bala ¿Sabes lo que quiero decir?

-Con que una bala… – dijo con un tono entre pensativo y escéptico, mirando más allá de Kai por un instante, luego dirigió su mirada al más bajo y agregó: – una vez fui herido por una bala, pero fue con una pistola real – al terminar de decir aquello una pequeña sonrisa de medio lado se coló en sus labios. Kai se rió entre dientes sin realmente creerle lo que había dicho.

-Ya, claro – contestó con ironía – el amor de verdad significa compartir tu corazón, no estar solo, sentirte siempre feliz porque sabes que tienes a alguien siempre ahí, para ti, pase lo que pase…

-Eso no existe – le susurró, inclinándose ligeramente hacia Kai, como si le confesara un secreto.

-Claro que sí.

-¿Dónde está? – preguntó entonces tratando de que el más bajo le demostrara su teoría.

Entonces Kai puso su mano izquierda sobre su corazón.

-Aquí.

Tora asintió mientras miraba alrededor, sin realmente fijarse en nada, mientras que internamente evaluaba la situación.

-Entonces cuando le miro, Kai-san ¿por qué veo de todo menos a una persona feliz? – Y con esa pregunta lo desarmó por completo. – Vamos, le incito a cenar – cambió rápidamente de tema mientras sonreía de medio lado.

-Gracias, pero ya tengo planes – declinó la invitación amablemente mientras le sonreía – Buenas noches – y acto seguido cambió, en milésimas de segundo, su gesto alegre por uno furibundo, emprendiendo su camino y dejando a Tora allí plantado.

El más alto se quedó parado durante unos segundos, y seguidamente sonrió de medio lado, al terminar de pensar en lo que acababa de ocurrir, y decidió marcharse a su casa entonces.

 

De camino a casa Kai decidió comprar una tarta para Kenzo y le mandó un mensaje diciéndole que le esperaba en casa. Al llegar se puso a limpiar y a ordenar mientras preparaba la cena. Una vez lo tuvo todo listo, puso la mesa con la tarta en el centro, miró la hora y supuso que Kenzo estaría a punto de llegar, así que decidió encender las velas para recibirlo con una sorpresa…

 

Por su parte Tora también se fue a casa, se dio una ducha y mientras cenaba revisó unos papeles de la empresa y preparó la siguiente reunión. Tenía un objetivo en mente, una promesa que cumplir, y no estaba dispuesto a perder.

 

… Más la sorpresa se la llevo Kai al ver que habían dado las una de la madrugada y Kenzo no había aparecido. Y tras apagar las velas para irse a dormir se sintió abandonado y decepcionado. En ese momento y por tan solo un instante la voz de Tora resonó en su mente.

“Entonces cuando le miro, Kai-san ¿Por qué veo de todo menos a una persona feliz?”

 

♥♦♣♠♣♦♥♦♣♠♣♦♥

 

Al día siguiente tenía reunión con Tora, Shinya y otro compañero del mismo departamento. Cuando vio que quedaban cinco minutos para la reunión recogió sus documentos y se dirigió al ascensor para subir al piso donde estaba la sala de reuniones. Al llegar a dicha planta se encontró con Tora y con Reno, su otro compañero, hablando animadamente. Cuando ambos se percataron de que Kai había llegado, este bajó la mirada algo tímido pero sin detener su paso.

-¡Por fin llegas Kai! – exclamó Reno al tenerlo casi a su lado – anda vamos a la sala – añadió emprendiendo el camino hacia el lugar de reunión. El castaño oscuro asintió y lo siguió en silencio. – Por tu aspecto… veo que tuviste una noche salvaje con Kenzo – comentó con sugestión en la voz tras haberle hecho una radiografía al castaño oscuro.

-¿Por qué dices eso? – preguntó como si nada, aunque en realidad ya estaba a la defensiva.

-Oh vamos, es evidente – dijo viendo lo obvio – tienes cara de cansado y los ojos hinchados de no haber dormido lo suficiente – analizó alzando las cejas en un gesto pícaro acompañado de una socarrona sonrisa – y hemos pasado demasiadas noches trabajando juntos como para no reconocer este tipo de cosas.

-Mira Reno, a Kenzo ni siquiera le vi cara, así que deja de molestar ¿vale? – le contesto con voz cansada, dejándole bien claro que no quería seguir hablando del tema, sin embargo…

-Entonces has pasado la noche fuera pero no con tu novio… interesante.

-¿Y a ti que te importa? – le espetó poniéndose borde.

-Entonces te está poniendo los cuernos – aventuró con sonrisa ladina, más por molestarle que por real interés.

-Reno, vete a la mierda – le escupió con voz envenenada, al recordar por un instante lo que el Tora le dijo la noche anterior.

-¿Qué te dije anoche? – intervino Tora que iba unos pasos por delante de ellos y había escuchado toda la conversación, dándose la vuelta. – Ese hombre con el que estás tiene algo que esconder – añadió mirando a Kai durante unos instantes y después siguió rumbo a la sala de reuniones. Reno pasó por su lado dedicándole una mirada de superioridad siguiendo el mismo rumbo del más alto.

Kai les echó una mala mirada a ambos mientras los veía alejarse. Ya se sentía suficientemente mal con el plantón que le había dado Kenzo la noche anterior como para, encima, tener que soportar sus burlas y comentarios.

 

♥♦♣♠♣♦♥♦♣♠♣♦♥

 

No había tenido suficiente con estar todo el día en la empresa que cuando estaba a punto de marcharse a casa, Shinya le dijo que Tora había pedido que se vieran para cenar en un restaurante cerca de la empresa y concretar algunos puntos que en la reunión de esa mañana habían quedado sin concretar. Así que allí se encontraba tomando asiento en la mesa que el más alto había reservado a su nombre, dispuesto a esperarle. Para matar el tiempo se puso a revisar los papeles que habían estado tratando aquella mañana y así intentar agilizar un poco aquella cena para poder volver pronto a su casa y descansar. Mientras miraba aquellos papales la camarera le trajo un vaso de agua y le dio las gracias. Tras terminar de revisar la página que estaba leyendo, alzó su cabeza para coger el vaso de agua y cuando se disponía a beber vio a Kenzo cenando con otro chico muy acarameladamente…

¡Un momento!

¡Kenzo!

¡Cenando con otro chico!

¡Cenando con otro chico que no era él!

¡Y le estaba dando de comer con su tenedor!

… …

… … …

¡Hijo de puta!

Sintió como, de repente, la sangre comenzó a recorrerle las venas con rapidez a la par que la furia lo invadía y sus ojos casi escupían fuego. Si así hubiera sido, no dudaba en que Kenzo ya estaría totalmente calcinado. Pero no era el momento de dejarse llevar por los instintos, ya lo que lo que más se reprochaba en sus últimas relaciones era precisamente eso, haberse dejado llevar por sus impulsos más viscerales en lugar de haber actuado con inteligencia.

-¡Cabrón! – sí, no había podido evitar levantarse de la silla e ir en busca de Kenzo y ponerlo a parir delante de todo el restaurante. - ¿Cómo has podido hacerme esto? – le gritaba mientras le golpeaba y lloriqueaba.

Aquello era lo que venía siendo un numerito en toda regla.

Mientras, el otro chaval trataba de alejar a Kai del que ahora era su Kenzo, para que lo dejara en paz y unos cuantos camareros se habían acercado para tratar de que el castaño oscuro dejara de montar escándalo en el restaurante.

Kenzo, cansado de que Kai no se callara, le sujeto por las muñecas y le obligó a mirarle a los ojos, al tiempo que su pareja se escondía tras él, porque el castaño oscuro en un momento dado había pasado de atacar a Kenzo a atacar al otro.

-¡Ya! ¡Cállate! – le exigió mientras los zarandeaba de las muñecas y una de las camareras les pedía amablemente que siguieran con la discusión fuera del local. - ¡A él ni se te ocurra tocarle! – le dijo más calmado soltando las muñecas del más bajo mientras que una de sus manos iba hacia atrás en un gestor protector para el otro chico, quien se sentía abrumado por todo aquello.

-Kenzo, vamos a casa, por favor – le pidió cogiéndole de las manos y tirando de él, pero este ni se movía de su sitio.

-No voy a ir contigo – contestó soltándose del agarre del castaño oscuro.

-¿Qué? ¿Por qué? – preguntó mirándole con los ojos inundados en angustia.

-Porque necesito espacio Kai, me asfixias – le dijo tras suspirar profundamente – no puedo seguir contigo cuando estás siempre encima de mí, queriendo saber todo lo que hago, llamándome a cada instante…

-¡Pero porque tú no me llamas! ¡Hace días que no sé nada de ti! – le interrumpió indignado.

-Lo siento Kai – dijo con pena pero con determinación en la voz. – Vamos – giró su cabeza para mirar a su acompañante al tiempo que le tendía una mano para que fuera con él. Cuando el chico que iba con Kenzo pasó por su lado alzó una ceja en un gesto de superioridad, dejándose llevar por el rubio.

Unos segundos después, y una vez que los camareros se disiparon de alrededor, Kai volvió a la mesa en la que estaba rato antes y tomó asiento abatido, lleno de impotencia, con los ojos acuosos y con un nudo en la garganta que luchaba con convertirse en llanto.

-¿Molesto? – al oír la voz de Tora justo frente a él, Kai trató de evitarle la mirada, le molestaba enormemente tener que reconocer que su jefe, al que tan sólo conocía de un par de días, había tenido razón con respecto a su vida privada sin conocerlo prácticamente de nada. – Creo que será mejor que vayamos a tomar algo – propuso al ver la actitud del más bajo.

 

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-Es ya el tercer chico que me deja – dijo con la voz rota y los ojos y la nariz algo congestionados por el llanto, -y por el alcohol- mientras miraba a un punto indefinido al otro lado de la barra mientras que en su mano se mecía un vaso lleno de vodka. - ¿Por qué? – preguntó sin realmente esperar una respuesta.

-Porque no conoces las reglas.

-¿Reglas? – preguntó sin entender de qué estaba hablando su jefe.

-Las reglas del juego – contestó mirando al frente mientras se apoyaba en la barra acercando su vaso de whisky a la boca para beber un poco.

Kai rió suavemente y con algo de sarcasmo, como si Tora hubiera dicho una tontería.

-El amor no es como jugar al Starcraft.

-Si, si lo es – dijo con sinceridad, mirándole a los ojos. Kai guardó silencio y espero a que Tora continuara, mirándolo con atención. – Es un juego que requiere más planeación y precisión que cualquier otro – añadió mirando primero a la estantería que tenía justo al frente y después mirándole a él. – Es un juego de poder – se tomó unos segundos para respirar hondo y continuó – se trata de manipular las emociones para controlar la mente… ese es el juego. – Kai lo miró algo desconfiado, como si Tora estuviera loco, pero aun así siguió escuchándolo con atención – Es un juego donde el que el primero que demuestre afecto cede todo el control al otro y le perseguirá como un perrito faldero – Tora lo miró como con una expresión de “lo-siento-pero-es-así” grabada en el rostro.

Por su parte Kai suspiró profundamente, devolviendo la mirada a su vaso con vodka, no sabiendo muy bien qué pensar. A continuación bebió un poco de él sintiendo el frío líquido chocar contra sus labios. Entonces el más alto decidió continuar.

-A ver… En las relaciones  eras el primero en llamar por teléfono y él era el primero en colgar ¿verdad? – Kai giró su cabeza inmediatamente a su jefe y asintió enérgicamente. Tora se paró unos segundos para pensar. – Y cuando estaban juntos tú siempre ibas hacia él y siempre le dabas regalos en los aniversarios, sólo tú ¿cierto? – se sonrió algo divertido al preguntar aquello sintiendo la mirada sorprendida del más bajo sobre él.

-Cierto… ¿cómo sabes eso? – preguntó con una sorprendida sonrisa en el rostro haciendo sonreír también al más alto.

-Lo sé porque esas son las consecuencias de tener una relación con ningún respeto por ti mismo, Kai-san. – El más bajo lo miró pensativo por unos instantes antes de que Tora volviera de nuevo a hablar. – Mira, te voy a dar mi consejo – dijo dejando el vaso sobre la barra tras beber un poco de él – es sincero, así que escúchame atentamente – Kai, casi lo miraba sin pestañear – Si continúas comportándote de esa forma tan… patético – al decir aquella palabra lo miró a los ojos haciendo algo de énfasis en ella – siempre vas a ser tratado como una basura en tus relaciones, y vas a envejecer solo, sin nadie – añadió tan tranquilo volviendo a beber de su whisky como si nada.

¿Que qué? ¿Quién se creía que era para decirle semejante cosa? ¿Qué él era patético? ¿ÉL? A parte de ser su jefe  ¿quién más se creía que era para hacer tal juicio de valor, si no lo conocía de apenas un par de días? Estaba realmente indignado.

-¡Discúlpate! – exigió levantándose del taburete en el que había estado sentado hasta ahora. Tora lo miró incrédulo y con una sonrisa sarcástica en sus labios.

-¿Por qué tendría que disculparme? Nunca me he disculpado por nada en mi vida.

-Entonces dime que hay de malo en admitir que le quiero – tomó aire para evitar que un sollozo saliera de sus labios - ¿qué hay de malo en llamarle o ir a verle porque estoy preocupado? ¿qué hay de malo en hacer cosas por él? Soy así y no puedo evitarlo ¿y sólo por eso me tratarán como a una mierda toda mi vida? – preguntó realmente dolido - ¡vete a la mierda! – exclamó. – Puedo tener a una fila de hombres, y mujeres si me diera la gana, rogando por mí si quisiera…

-¿Si quisieras? – le interrumpió – entonces hazme rogar por ti – le desafió tranquilamente, clavando una profunda mirada en los ojos del más bajo. – Si lo consigues entonces me disculparé.

Kai lo miró con rabia contenida mientras trataba de luchar por no llorar abiertamente frente a él. Suspiró bastante indignado por las palabras que Tora le había dirigido y se giró para agarrar su chaqueta y su móvil para marcharse de allí cuanto antes. No tenía ganas de que el más alto siguiera machacándolo cuando lo que necesitaba era otro tipo de palabras. Palabras de consuelo, de ánimo, palabras que le dijeran que no era su culpa el hecho de que Kenzo y sus anteriores novios hubieran roto con él, y que el verdadero motivo era que ellos fueron unos idiotas por no haber sabido apreciar lo que tenían.

Y sin embargo aquella noche no pudo evitar que Kenzo, sus anteriores novios, e incluso Tora se colaran en sus sueños, o pesadillas más bien, recriminándole su comportamiento, su forma de ser en las relaciones y restregándole en la cara el hecho de que si seguía así terminaría más solo que la una.

Despertó de aquel sueño sobresaltado, pero con el firme propósito de hacer que Tora se arrepintiera de lo que le había dicho esa noche y de demostrarle que no era tan patético como se pensaba que era.

 

Notas finales:

¿Y? ¿Qué os ha parecido?

Espero que os haya gustado y no os preocupéis porque son cuatro capítulos y como ya tengo el fic escrito tardaré la nada misma en tener el fic completo subido (eso también depende de si la vida me deja ratitos de tranquilidad para poder subirlos cofcofydevuestrosrwscofcof XD)

Nos vemos pronto.

Bye~


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