Era la celebración de después de otro countdown exitoso, todos estaban demasiado animados, culpa en parte del licor que circulaba como si no hubiese un mañana y la “fiesta” se había vuelto prácticamente un bacanal, algo de música demasiado fuerte, micrófonos, y ellos mismos cantando de forma descontrolada, sacándose la ropa algunos y otros perdidos por los rincones muy “ocupados” en sus propios asuntos. Ese era el tipo de reunión social a la que Nakamaru Yuichi nunca era invitado porque francamente no armonizaba con la amplia decoración de borrachos impúdicos y ebrios alegres, así que solo estaba ese día esperando a que su amigo Ueda Tatsuya terminara sus asuntos con quien fuera que se hubiese largado, intentando prácticamente fundirse con las paredes para no llamar la atención y sujetando un vaso de ron en las manos solo para que no vinieran a cada rato a ofrecerle un trago diferente.
-Maruuuuuuuuu- los gritos provenían de su amigo Kame que se hallaba parado sobre una mesita resistente y cantando alguna de las canciones de sus sempais para diversión de los últimos, acompañado de Koki y Taguchi, Yuichi simplemente fingió demencia, acto seguido escucho el barullo y el grito de “Vamos por el” a lo que se giró solo para ver demasiado tarde como sus compañeros de banda ya estaban sobre él y lo habían arrastrado hasta la mesita e intentaban que cantara con ellos. Después de analizar con cuidado la situación, decidió que lo más saludable era hacer beat box y seguirles la corriente, fue divertido y seguro hasta que el “gay” interior de kame salió a flote y comenzó a acercarse a todos de esa forma seductora que encantaba a las fans, pero como aquí no había fans pues no tenía sentido hacerle a eso.
-Yuichiiiii- lo vio tambalearse y lo atrapo arrepintiéndose al instante de verlo acercarse a su rostro, se lo dejo a Koki que era el más cercano y ahora si huyo descaradamente, de todos modos todos estaban demasiado ebrios como para recordar cualquier cosa.
-Maruu!!! Vuelvee!!!- Kame Koki y Tagu parecían embobados en el circo yaoi y alentados por los sempais comenzaron a perseguir a su compañero aterrado del contacto demasiado cercano con otros hombres.
-¿Qué rayos? – Fue lo que pregunto Ueda al entrar a la amplia sala y ver a todos tan “animados”
-Tatsuyaaa- un afligido Maru corrió a ocultarse tras su amigo aparentemente no tan disfuncional. –Quieren besarme-
-qué? Por qué? Por qué alguien querría besarte? - antes de recibir su respuesta vio como sus 3 compañeros corrían a donde estaban y le gritaban “agárralo” como si sus vidas dependieran de ello, así que el muy obediente se coloco detrás de él y lo tomo de los brazos con una gran sonrisa mientras mantenía bien sujeta a su presa.
Entre forcejeos y algunas maldiciones además de las amenazas finalmente estaba de vuelta en el centro de sus sempais que solo reían y aplaudían de lo más divertidos, mientras Kame dirigía todo el asunto y los oía, solo cerro sus ojos esperando que lo que tuviera que pasar pasara rápido y odiando a sus compañeros por meterlo en esto, odiándose a el mismo por no irse con koyama y masu cuando se lo ofrecieron, de repente escucho un silencio total y sintió a una boca presionarse contra sus labios.
Fueron segundos que parecieron eternos, era de lo mas incomodo y mas sin embargo el leve cosquilleo que sintieron sus labios no lo dejaban insultar y mucho menos abrir sus ojos, eso hasta que escucho a Kame decir “ya déjalo Matsujun” eso si lo obligo a ver qué era lo que pasaba y lo vio ahí, pegado a su cara con sus ojos sonrientes y una media sonrisa formándose en sus labios, que demonios hacia matsujun ahí? Ahiiii? No en su casa, porque si, era la casa de mtasumoto, pero ahí, pegado a su cara y mirándolo y sin separarse de él y moviendo sus suaves labios contra su boca, ahí si una inyección de adrenalina le dio fuerza como para empujar a ueda y retroceder separándose por fin del mayor.
-Oe!!! Ve a besar a los de tu grupo matsujun!- Le reclamaban koki y kame.
-ehh?- la mirada y su tono de superioridad tan característicos, el sensual chico solo volteo a ver a un petrificado y aterrado maru guiñándole un ojo con toda la confianza del mundo. –Es mi casa- les recordó a los molestosos jóvenes y se acerco de nuevo a Ueda que mantenía sujeto al mayor del grupo, le tomo la mano y después de lanzarle una mala mirada a Ueda caminó como si ahí no pasara nada. –Si quieren divertirse les sugiero que averigüen quien cae inconsciente primero después de beberse toda mi reserva de alcohol que está ahí- señalando a un gran armario mientras seguía llevándose a un confundido Maru.
-…..- no sabía ni que decir….ya habían salido de la sala y ahora caminaban por un gran pasillo, Maru ya estaba consciente de nuevo y suponía que por algún motivo desconocido Matsujun lo había sacado de ahí.
-Jin me dijo que probablemente Kame intentaría aprovecharse de ti ahora que el ya no estaba- Dijo sin más rompiendo el incomodo silencio entre los dos
-eh?- Jin? Qué? Kame? Ah?- En ese segundo nada de lo que escuchaba tenía sentido.
El mayor se detuvo a verlo con incredulidad –realmente yo tampoco lo entiendo-
-ehmmm gracias?- ahora que ya habían comenzado a intercambiar palabras debía intentar liberarse y que Ueda vea como carajos se regresaba el solo porque lo que era él se largaba en ese instante a su casa.
-hee y tú crees que lo hice por tus gracias? Me debes- le dijo mirándolo con seriedad y abriendo la puerta de una habitación y metiéndolo con facilidad ahí, el chico podía parecer débil pero tenía fuerza y Maru francamente era un pacifista.
El menor de los miembros de arashi dejo por fin a maru en el centro de la gran habitación tipo suite y se quedo parado interponiéndose en su camino a la puerta. –Canta- le dijo sin más y sin dejar nunca su tono arrogante, hasta parecía que se sintiera su dueño.
-eh? No- le dijo de inmediato Maru, era pacifista cierto, pero el pacifista de Kat-Tun, que vendría siendo un chico relajado con mal carácter si lo encontraban de malas, y la verdad sea dicho de paso, Maru siempre buscaba un bajo perfil, no destacar mucho y siempre hacer lo que se le ordenaba, sin embargo tenía un carácter caprichoso, egoísta, algo perverso y cruel que solo los miembros de su equipo conocían.
-que cantes- le volvió a ordenar esta vez poniéndose serio, aquello era una competencia de personalidades y Jun sabia tenia las de ganar porque sin importar que tan engreído o maduro intentara ser el menor, el era matsujun.
-….- lo vio cruzarse de brazos y supuso que tampoco era una exigencia tan mala así que comenzó a cantar una melodía cualquiera a la espera de algo
-mmm tampoco cantas TAN bien- lanzo el comentario sin dar más explicaciones y cerro con llave la puerta, mientras caminaba por el lugar en busca de un poco de agua
-omae sa…- su paciencia se acababa, que clase de comentario era ese? Y qué clase de situación era esa? – Déjame salir matsujun-
-eh? A mí no me hables así! Soy tu sempai que no se te olvide- Con aquella sonrisa tan característica de él y con su mirada de seguridad total-
-déjame irme estoy cansado y esta fiesta se puso fea para mí, yo no soy de tu interés ni del tipo de personas con las que sales así que solo deja que me valla-
-nop- le dijo el otro de lo más divertido viendo como se desesperaba mas y mas
-rayos matsujun déjame ir- le grito finalmente logrando que el mayor se acercara a él de forma peligrosa con su mirada más atemorizante y seria haciéndolo retroceder hasta dar con la primera muralla que se atravesó en su camino
-urusai- le dijo y antes de que pudiera contestarle algo mas estaba besándolo de nuevo, sujetó de inmediato sus manos con fuerza para evitar que lo empujase, esta vez lo hiso un poco más apasionado aunque no obtenía respuestas por parte del menor, así que soltó una de sus manos y lo tomo por la cintura, deslizándose bajo sus ropas acariciando su piel arrancando de inmediato un gemido del otro
Se hiso el silencio de nuevo, se separo de él un poco pero sin soltarlo y paseo un poco mas sus dedos por la suave piel de la espalda del menor viendo con diversión como hacia lo posible por tragarse sus gemidos.
-jajaja- se rio al ver que era cierto lo que había escuchado y continuo pasando sus dedos finos y delicados por la espalda sensible del otro sintiendo como lentamente dejaba de oponer resistencia y algo comenzaba a crecer en sus pantalones.