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Piedad por Kikyome

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Notas del capitulo:

Aqui actualizando un poco por si a alguien le interesa (no tiene ni idea de si alguien sigue este fic o no xD )

Cap 02

El menor había pasado de empujarlo a sujetarse con fuerza de su camisa para no caer, podía sentir su respiración entrecortada con cada porción de la piel de su espalda que rosaba de forma sutil, logrando arrancar cada vez más sonidos guturales del otro, sonrió pensando para sus adentros “fácil acceso, es eso Jin, lo que viste en él?” mientras su cuerpo lo seguía trabajando, frotándose contra su pelvis y devorando sus labios carnosos. En un arranque de furia lo tomó de la muñeca y lo arrojó con brusquedad sobre la amplia cama, subiéndose sobre él y abriéndose la camisa de golpe sintiéndose lleno de aquella superioridad de la que todos hablaban pero pocos eran capaces de sobrepasar. –A ti... – Comenzó a hablarle mientras se aprovechaba del estupor del castaño para abrir su camisa despacio manteniéndolo atrapado con su mirada y preso de sus palabras, robándole toda la atención. -...te gusta Jin, desho?- Más que pregunta era una aseveración, él podía saberlo por la forma en que el ausente hablaba de él, como lo nombraba cada 3 minutos, como siempre lo recordaba y estaba en el filo de su mente para alguna anécdota ridícula, siempre puntualizando cada oración con una risa adorable llena de añoranza por el otro, simplemente lo enfermaba.

-ehhh? Nani? Nande sore?- no se terminaba de creer ni lo que pasaba ni lo que había escuchado, era la segunda vez que oía el nombre de “jin”  y aún no entendía a qué venía todo, pero francamente eso le había servido para salir de su “encantamiento” y obligarse a intentar salir de debajo del cuerpo de Matsujun sin ningún éxito.

Presionó sus muñecas contra el colchón y acercó su rostro al del menor para susurrar con un veneno en su voz similar al de una víbora que tiene a su presa y juega con ella. –eso...fue un sí...- Sin esperar ninguna clase de corroboración escuchó a su sangre hervir y mordió sus labios delicados hasta sentir la sangre provenir de ellos, sus gemidos adoloridos eran casi inaudibles para él, su mente vagaba en imágenes del menor y su “amigo” riendo juntos, saliendo, charlando, haciendo música juntos, JUNTOS, demasiado juntos, un roce, una mirada, una sonrisa, tal vez alcohol, una noche lluviosa, los dos mojados, la excusa perfecta, su cerebro intentaba descifrar la extraña suma matemática que había unido a esos dos en el acto carnal tan pasional y salvaje que él mismo jamás había podido experimentar con su amigo.

Ató sus manos sobre su cabeza con una sola de sus manos mientras le robaba el aliento y lo último de sus fuerzas,  con cada segundo podía sentirlo ceder ante su necesidad de venganza, por haberle robado algo que el apreciaba, jamás le perdonaría haber llevado a su amigo a algo como enamorarse de él, tocarlo, rosar sus labios con los suyos, toda la idea le arrebataba la razón haciendo que sus caricias se fueran volviendo más agresivas, desvistiendo la parte inferior de su cuerpo abruptamente para estimular el miembro del moreno sin delicadeza y mordiendo su piel dejándole marcas desdeñosas llenas de sus sentimientos de ira.

Sin mediar más que una mirada que mezclaba el dolor de una fiera herida y la furia de un amante no correspondido, soltó sus manos  y lo liberó previendo lo que sucedería y como si poseyera poderes místicos, Maru giró su cuerpo dándole la espalda intentando huir de él, sonrió de forma confiada antes de tomar con facilidad  la pretina de su pantalón junto con su ropa interior y arrancándolos de su cuerpo volvió a sujetarlo ahora con todo el peso de su cuerpo, aprovechó para morder la piel de su cuello y su espalda tan delicada, todo al compás de los acelerados latidos de su corazón, no podía oír sus gritos ni nada de lo que el menor decía, veía su boca moverse como en una película pero de ella no provenían sonidos y lo único que podía escuchar era su respiración y una melodía erótica que llenaba su mente. Completamente en trance extrajo su miembro duro y adolorido empuñándolo con su mano como si fuera un arma y guiándolo hasta la entrada del menor. –Me…pregunto….si Jin ya estuvo aquí…-Susurró lascivamente contra su oído, podía verlo llorar y negar con fuerza, pero nada de eso alcanzaba a su cordura, la voz que le decía que estaba bien y qué estaba mal dormía en su interior, apagada por los celos enfermizos que habían despertado en el.

Entró en su cuerpo delgado de forma brutal, sin piedad ni clemencia, sin amor ni deseo más allá del de castigarlo por tomar lo que era suyo, sus movimientos eran lentos porque el cuerpo del menor se resistía, estrecho, demasiado, casi virginal, como si nunca hubiese sido explorado y se vio en la necesidad de tomarlo con ambas manos de su cintura para empujarse bien en su interior, era delicioso debía admitirlo, caliente y estrecho, su figura se estremecía con cada uno de sus movimientos haciendo que su entrada se apretara alrededor de su miembro repetidas veces y cediendo lentamente dejándole más espacio para moverse creando una fricción perfecta, la adrenalina mezclada con el éxtasis en su sangre lo hacían ir más y más rápido ignorando sus propios gemidos y buscando alcanzar la gloria sin importarle que el cuerpo bajo él no fuera el de la persona que anhelaba y se robaba sus pensamientos de vez en cuando, sin importar que en realidad jamás podría estar así con quién él realmente quería, no importaba, no importaba, seguía repitiéndose que hacer eso no dolía, no lo mataba por dentro saber que jamás lo tendría así, que sus ojos no brillarían al llegar al clímax y que nunca lo escucharía gemir su nombre, perdido en deseos por él, no despertarían juntos con sed de más….nada de eso….no dolía….no importaba….no le interesaba…..él no lo amaba…..claro que no…..después de todo….solo eran amigos….solo amigos………..

 

Su mente se había apagado por completo, quería despertar de esa horrible pesadilla, aferrándose con fuerza a las sábanas de aquella cama, ahogando contra el colchón sus gritos de dolor, podía sentir como su interior se desgarraba y por más que imploraba nadie parecía escucharlo, su cuerpo estremeciéndose y siendo azotado por sus movimientos salvajes, quería morir, lo deseaba en ese instante más que nada, ¿Por qué le pasaba esto a él? ¿Qué tenía que ver Akanishi en todo eso? Sólo podía preguntarse sin encontrar respuestas, padeciendo con cada segundo que parecía eterno, el dolor lo agotaba y no le quedaban fuerzas para luchar, podía sentir sus ojos inundados de lágrimas amargas, quería despertar de esa pesadilla, quería que alguien o algo lo salvara, quería, deseaba que algo pasara, que si había un dios en alguna parte del universo, que se apiadara de él y lo salvara. Y como si sus súplicas hubiesen sido escuchadas lo sintió detenerse, con miedo de que pudiese venir algo peor esperó conteniendo su respiración y lo sintió, algo caía sobre su espalda, parecía una gota de algo líquido, se sentía fría contra lo caliente de su cuerpo, tal vez sudor, hasta que dos más cayeron y pudo oír sus sollozos.

-......- Lo sintió salir de su cuerpo de forma lenta liberándolo de su atadura pero solo escuchaba sollozos y un horrible silencio, el pánico se apoderaba de él impidiéndole moverse, temblando en anticipación de lo inesperado y no fue hasta que el mayor se dejó caer de forma pesada sobre la cama a su lado envuelto en llanto que pudo verlo, el dolor de su cuerpo quedaba de nuevo apaciguado por la extraña curiosidad de saber que hacía llorar a ese hombre que parecía no conocer el remordimiento.

Se acercó lentamente debido a las punzadas de dolor que lo atacaban cada que se movía, podía percibir la frustración en aquel llanto ahogado y más allá del evidente dolor, una gran confusión y en un acto irreconocible para él su mano se movió hasta poder acariciar aquel sedoso cabello revuelto de forma suave intentando transmitirle algo de fuerza, su apoyo y....y eso fue lo último que supo de él mismo, su vista se nubló por completo y su mundo se desvaneció alejándolo del dolor que su cuerpo ya no resistía.

De seguro su rostro reflejaba todo el miedo y el asombro que jamás nadie había visto en ninguno de sus doramas, aquel chico había quedado inconsciente ahí a su lado mientras acariciaba su cabello, su toque había sido tan dulce que detuvo su llanto en el acto y ahora no sabía qué hacer, la realidad de sus actos lo golpeaba de forma aterradora, ni el mismo podía creer lo que había pasado, el cuerpo del moreno estaba ahí inmóvil, podían apreciarse con claridad las marcas que había dejado sobre su piel blanca. Al borde del colapso solo pudo salir de esa cama y agarrar una botella de whiskey, beber de ella un trago largo y sacar su celular, llamó a su agente revelándole que se había pasado algo de copas con uno de sus kohais y que ambos no estarían disponibles un par de días que por favor lo cubriera para que no hubiese algún escándalo y que ya se encargaría de hablar personalmente con Johnny-san.

Bebió hasta entrada la mañana, en algún momento recordaba haber cubierto el cuerpo maltratado de Nakamaru con una sabana sintiéndose asqueado por la vista de las manchas de sangre y esperando que fuera una hora decente para llamar a un médico de confianza, lo odiaba, lo odiaba, lo que había hecho con Jin, lo que lo había obligado a hacer y que hasta el final después de todo su último acto fuera tan dulce y compasivo, ¿un corazón bondadoso? Habría sido eso lo que realmente atrajo a su amigo? Las preguntas no abandonaban su mente, pero debía asegurarse de que Jin jamás se enterara de esto, estaba sumergido en ese problema junto con aquel sujeto del que no sabía nada más de lo que el propio Akanishi le había contado innumerables veces, no estaba seguro de qué haría pero se aseguraría que al final de esta historia él tendría lo que su corazón le gritaba, así sería o dejaba de llamarse Jun Matsumoto.

continuara......

Notas finales:

And so un 2do capitulo, no me habia pasado a actualizar porque he estado ocupada ^^ aunque este fi lo encuentran en otras pafinas más avanzado (no, aún no está terminado)


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