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Infiel por Ciel Phantom

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Notas del capitulo:

Gracias por el apoyo, bien, el fic continua en pie de lucha, tambaleante y casi moribundo pero ahi continua.

comentarios seran su salvacion.

Atte: Ciel Phantomhive.

 

Capitulo 2 Noticias

 

Para ser sinceros la cena no fue agradable, la tención se notaba en dos de los comensales, específicamente en Lear y Yuuri, un tercero parecía algo apenado como para intervenir o mirar al los dos contendientes.

 

 Wolfram apenas dio fin el tiempo en que por regla debía estar en la mesa se levanto rápido como un relámpago, se excuso como marca la etiqueta y se marcho. Todos asintieron menos Yuuri que sintió una leve molestia en su estomago.

 

Lear unos minutos después también se disculpo alegando que el debía retirarse porque  el regreso a las tierras Radford era largo. El pelinegro le estrecho la mano y sin más lo dejo marcharse contento de que la incomodidad se esfumara con su partida.

 

Yuuri sentía una extraña y apremiante necesidad de ver a su prometido, de tomar sus manos, de estar seguro que esos ojos verdes solo lo miraban a él. No tenía dudas del lugar en donde lo encontraría, cada que el príncipe se molestaba o preocupaba corría hacia su habitación así que a ya iría. Doblo en uno de los pasillos y la voz de Lear fue rápidamente reconocida trayéndole de nuevo ese malestar, ¿Qué no se había ido ya? Se pregunto un tanto indignado por su presencia, estaba por mostrarse y cuestionar directamente cuando noto a alguien más en el lugar, dio u jadeo y con discreción asomo solo uno de sus ojos.

 

—¡Eh! Wolfram, espera. —Suplicaba Lear intentado dar alcance al rubio. —¡Por Shinou! Espera un momento. —Lo tomo del brazo y lo hizo girar hacia él con tanta fuerza que el príncipe quedo estampado contra el musculoso pecho del otro joven, la esencia tan masculina que el heredero de Radford despedía lo embriagaba, era excitante tenerlo así de cerca.  —¿Por qué no quieres verme? —Suavemente coloco sus manos en la cintura del rubio y aspirando su aroma a miel se permitió abrazarlo al completo. —Te he extrañado tanto. —Declaro dejando que una de sus manos bajara de forma traviesa hacia las caderas y después…

 

 

 

 

Yuuri en con la mano en la boca intentaba no hacer ruido, mataría a ese infeliz, lo aria, le sacaría los ojos y después le cortaría la lengua venenosa que le siseaba palabras tan atrevidas al rubio, aunque estaba seguro que Wolfram no le faltaría, no, él jamás le seria infiel por eso esperaba escuchar el grito de dolor que ese desdichado daría por atreverse a tocarlo de aquella manera, lo que vino después no se lo esperaba.

 

—Le ruego que por favor no diga esas cosas Lord Von Radford. —El rubio lo aparto de su persona, no con molestia o desprecio pero si de forma firme. —Le recuerdo que estoy comprometido con el vigesimoséptimo Maou Yuuri Shibuya y que a él me debo.

 

—Solo hasta pasado mañana. —Sonrió triunfante Lear ante el asombro de Wolfram quien dio un paso atrás sin saber a bien que contestar.  —Por eso he venido, Wolfram, ese extranjero no sabe nada de nuestras tradiciones y no te merece. —Le extendió la mano para que la tomara, sus ojos hablaban de una muda suplica.

 

—Cállate. —Exigió apartando de un golpe la mano del noble, no quería escuchar nada de lo que tuviera que decirle.

 

—Además él no te ama, de lo contrario habría formalizado su relación, yo lose, todos en el reino te llama…

 

—No lo digas… —Grito tapándose los oídos, ya suficiente tenía con saberlo para que ahora se lo restregaran en la cara. No, no quería saber nada de nadie ni de nada.

 

—Tú lo sabes y no has hecho nada en contra. —Dijo indignado Lear. — No puedo creer que lo ames hasta ese extremo. —Se volvió hacia la ventana para dejar de mirarlo o no se contendría. —Es un buen rey, más que eso, es excelente como gobernante nadie lo puede negar. Tú y tus hermanos ya hicieron suficiente. —Se giro para encararlo con sus ojos tristes, luego relajo sus hombros y de entre sus ropas saco un sobre de color azul cielo de etiqueta formal y con letras doradas. —Lord Von Voltaire mando una invitación.

 

— ¿Qué? ¿Cuándo? —Tomo rápidamente la misiva abriéndola y leyendo desesperadamente su contenido.

 

—En dos meses contraerá nupcias con su amigo de la infancia tú sabes mejor que yo quien es, y dudo que Sir Weller Conrad quiera seguir lejos de su hijo. —Wolfram estaba pálido. —Ya cumplieron con el pedido de Shinou deja de ser su niñero, sabes que te amo, siempre lo he hecho, incluso antes de todo esto ¿Cuánto más vas a permitir que este amor me consuma? Desde que éramos niños yo siempre he gritado a los cuatro vientos que te amo, que te amare hasta el día de mi muerte, para mi eres único y si en este momento no te pido matrimonio es porque sería una falta grave a la corona, pero espero que en dos días cuando estés libre del compromiso me tomes en cuenta como el primero de tus pretendientes y el que más sinceramente te adora. —Hiso una reverencia depositando un tímido beso en el dorso de la mano blanca y se marcho.

 

—Lear… —Wolfram se recargo un momento en la pared, sus piernas le estaban fallando, tenia tanto en que pensar y tan poco tiempo, de hecho el había estado esperando ignorar el pequeño detalle del fin de su compromiso hasta el último momento, pero Lear al parecer no era tan paciente.  

 

 

 

 

¿Que había sido todo eso? Yuuri se sostuvo a la pared para no caer, estaba shockeado. Gwenldal se casaba y Conrad ¡Tenía un hijo! ¿Cuándo fue eso? ¿Por qué no se lo habían dicho? ¿Ellos solo cumplían un pedido de Shinou? Y sobre todo ¿en dos días terminaría su compromiso? ¿Por qué nadie se lo dijo?  Se sentía traicionado, molesto y utilizado y desechado.  

 

Tenía muchas preguntas y esta vez no esperaría a que se lo dijeran, no señor, quería respuestas y las quería ahora. Respiro forzadamente tenía ganas de salir de ahí y así lo aria debía calmarse antes de hablar con cualquiera, no deseaba convertir una petición de respuesta en un griterío público.

 

Yuuuri entro a su habitación aun no se calmaba del todo, Wolfram estaba echado en la cama aun con las ropas puestas y boca abajo impidiéndole leer en su rostro su estado de ánimo sin embargo levanto la cabeza ligeramente al escucharlo entrar y sus ojos lo miraron con curiosidad durante su trayecto al baño, el ruido de algo al caer al agua lo hiso reaccionar, el rey se había marchado a su mundo, Wolfram agacho la cabeza y comenzó a llorar no había podido darle un insignificante beso de despedida como tanto fantaseo, ni siquiera estaría ahí para despedirse de él cuando se marchara a Bielefeld.

 

 

Yuuri miraba el agua de la gran tina quería irse pero, ¿qué pasaría cuando volviera?, Wolfram ya no sería su prometido, sus amigos solo le dirían que ahora era un buen rey le alentarían par después decirle que debían continuar con sus vidas, sonaba egoísta decir que era injusto pero, no, el egoísta ahí era él, él que no quería que las cosas cambiaran, quería tener por siempre a Conrad dándole consejos y diciéndole que estaría para poyarlo y protegerlo, a Gwenldal con su rostro contrariado pero siempre preocupado por su bienestar, oportuno en sus intrusiones y casi como un padre a la hora de llamarle la tención, a Wolfram como su prometido y como el otro padre de su hija haciéndole sentir la calidez en un lugar tan grande y frio como el castillo del Pacto de Sangre.

 

Dio un paso atrás buscando recargarse contra la pared y golpeando sin querer uno de los enseres  que cayó al agua siendo succionado por el remolino, Yuuri dio un suspiro había estado tan cerca de perder todo por un arrebato, abrió la puerta lentamente, unos leves sollozos lo recibieron, el rubio con la cara cubierta por los almohadones intentaba reprimir el sonido, sus hombros temblaban, perecía tan indefenso tan dolido e inseguro.

 

La luz estaba apagada con las penumbras de su lado se escondió en uno de los rincones, el rubio levanto el rostro, agarro uno de los adornos de la habitación y lo arrojo contra el suelo, las mejillas rojas y los ojo llorosos le partían el alma al Maou.

 

—Eres un tonto enclenque. —Grito con gran furia. —En dos malditos días se rompe el compromiso y ni esas dos últimas noches pudiste regalarme. —Estaba haciendo una rabieta pero poco le importaba, deseaba desahogarse aun que solo fuera un tanto de todo lo que sentía y que le corroía las entrañas. —Te odio, te odio y maldigo el día en que Shinou nos ordeno apoyarte, ayudarte y cuidarte, puede hacerlo de otra manera, pero ¡¡¡¡AH!!!! ¡¡¡No!!! tu tenias que pedirme matrimonio. — Arranco de cuajo las sabanas y las tiro pateándolas sin consideración. —Pensé que podría soportarlo, yo Wolfram Von Bielefeld el mazoku mas cotizado de Shin Makoku no podía solo caer enamorado de un tonto como tú. —Las almohadas se estrellaron contra las ventanas. —Pero me equivoque. —Detuvo su desplante. —Me equivoque. —Tapo su rostro con las manos dejándose caer de rodillas al suelo. —Me equivoque yo… yo te amo ¿que no te das cuenta que mi cuerpo tiembla de miedo y soledad cada que te marchas?  —Ahora ya era todo un ovillo en el piso. —No, como te vas a dar cuenta si yo para ti no soy nada. —Su tristeza era mucha. —Tú amigo dices, los amigos notan cuando estas triste, te consuelan y están para ti, tu ni eso haces por mí.  Pero ya es suficiente pasado mañana  se termina esta farsa y cuando vuelvas ya no estaré.

 

Se levanto intentando acomodar su uniforme, peino un poco sus cabellos y limpio sus lágrimas. La voz de Greta del otro lado de la puerta lo hiso salir. Ella como de costumbre le pedía le leyera antes de dormir, el con una sonrisa forzada aceptaba a cambio de permitirle dormir con ella. La infanta aplaudió entusiasmada sonriendo y jalando de la mano a su rubio padre hacia su habitación.

 

Yuuri salió de las penumbras cuando vio que la puerta se cerraba detrás de Wolfram, levanto con parsimonia todas las cosas que el demonio de fuego tiro y meticulosamente las tendió de nuevo para poder acostarse.

 

Miro la luna a través de las ventanas, hermosa, si, pero lejos de su alcance, algo platónico, así era Wolfram, no importaba que tanto cariño le tuviera a su prometido, lo suyo era como la luna, algo imposible por el hecho de que él era un hombre, podrían compartir la vida entera pero la verdad no cambiaria, él quería hijos aparte de Greta, ella crecería y se iría algún día, y no sería despreciable tener unos propios. Suspiro cansado, le hubiera gustado hacerle esa pregunta a Conrad, pero no fue capaz ¿puede gustarte alguien que deseas cambiar? Algo si era. El castaño contesto algo sin sentido, solo debía verlo a la cara, si lo miraba tendría el mismo problema, el rubio era hermoso, eso sin duda, podría besarlo, los besos no eran el problema, el problema estaba en esa parte que era exactamente igual a la de él. Dios si hasta intentar pensar en eso le da escalofríos.

 

Tomaría una decisión que fuera para el bien de los dos, eso lo tenía claro la pregunta era ¿cuál era la mejor opción?

 

Continuara….

 

 

 


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