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Pills por faby nan

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Ni SHINee ni ninguno de sus miembros me pertenece, sería un poquito bizarro que fuera así ¿no creen? 

Advertencia: Posible OoC, UA, poquito angst (en mi opinión)  y la cosa más extraña que he escrito en mi vida.

Notas del capitulo:

Estoy siendo impulsiva, muy, muy impulsiva, pero estoy jodidamente estresada...Sólo necesito un poco de suerte mañana y que no me salga una úlcera.

Ah, por cierto, quizá sea un poquito confuso, pero generalmente están en el siguiente orden: Onew, Min Ho y Jjong. Y me disculpo si encuentran algún error, no lo revisé más que una vez.

Pills

Y esa era la solución definitiva en forma de pastillas. Píldoras que podías llevar a cualquier sitio y que podías encontrar en cualquier farmacia. Píldoras para olvidar. Su nombre no era ese, qué cosa más absurda, la mercadotecnia se había encargado de maquillar y hacer más atractivo el producto, pero precisamente esa era su función.

El chico contempló con cuidado el frasco, temblando ligeramente. ¿De verdad renunciaría a sus preciosas memorias? Sí, estaba decidido. Tantas noches en vela y las cicatrices en sus muñecas eran la razón de tan desesperada medida.

Se contempló en el espejo del baño, las gotas de agua se deslizaban por su rostro llevándose consigo las lágrimas saladas y difuminando los senderos que éstas habían formado en su rostro. Sus ojos estaban pequeños e hinchados, tan horriblemente rojos. Ni siquiera podía pensar en sonreír.

¿Qué pensaría Tae Min si lo viera así?

Seguramente Key insistiría en asesinar a ese…a ese al que tanto amo. Al que tanto adoraba.

¿Cómo pudo hacerle esto?

Min Ho se lo advirtió, y entonces ¿por qué demonios no lo escuchó?

Apretó con fuerza el recipiente, atreviéndose finalmente a abrirlo. Una tableta pequeñita y color azul brillante, salió a su encuentro, una de tres. Sólo eso bastaba para olvidarlo todo, sólo eso.

Otro escalofrío le invadió, sin embargo aquello no impidió que tragara el medicamento, a su alrededor todo comenzó a dar vueltas y vueltas, hasta que la oscuridad lo cubrió todo.

 

 

Cuando lo encontró estaba hecho un ovillo en el piso del baño y empapado en sudor. El suelo estaba cubierto de agua, pero no demasiada, aparentemente había dejado el grifo abierto antes de desmayarse. Pero no parecía inconsciente, el menor lo comprobó, ya que parecía mirarlo, mientras temblaba una y otra vez y abría y cerraba la boca desesperadamente, como si se tratase de un pez fuera del agua.

Lo alzo en brazos, alejándolo de la humedad. Lo llevo a la habitación colocándole ropas limpias.

Francamente se sentía culpable, su amigo y compañero de habitación estaba pasado por todo esto por su culpa. Si tan sólo no le hubiera insistido tanto a Ki Bum, si tan sólo hubiese ignorado las palabras de Tae. Jin Ki estaba bien solo. No necesitaba de ningún maldito perro a su lado. Jamás necesito de alguien que lo lastimara.

El pequeño frasquito en la esquina del lavamanos llamó su atención. Pastillas. ¿Acaso Onew quería…?

Al menos en esto estaría con él.

Era lo mejor ¿cierto?

 

 

Era un idiota. El idiota más grande de la historia.

¿Cómo demonios pudo hacerle eso al mayor?

Estaba tan borracho y tan…asustado.

Lo estaba cambiando de un modo tan aterrador, todo su mundo estaba de cabeza. Lo volteaba todo con su simple presencia, lo tranquilizaba y alteraba tanto.

Iba enserio, tan enserio que resultaba desconcertante y aterrador.

Onew era aterrador y tan encantador ante sus ojos.

Era consciente de que la había cagado, lo había lastimado tanto. ¿Cómo demonios se había dejado seducir por esa…? ¿Por qué demonios le había seguido el juego?

Se había dado cuenta de su error, un segundo después de ver correr al mayor como alma que lleva el diablo fuera de su apartamento.

Pero se había negado a aceptarlo, y ahora una semana después no paraba de llamarlo, de buscarlo, pero no estaba en ningún lugar para ser encontrado y Min Ho no le dejaba las cosas fáciles.

Key de seguro lo odiaría en cuanto se enterara, ¿cómo pudo hacerle eso al hermano del novio de su mejor amigo? ¿Cómo pudo herir así a la persona que más lo había amado y a la única persona a quien de verdad había amado?

Estaba tan enojado y tan terriblemente mareado.

Aun así marcó esos dígitos que tanta alegría le traían y espero al otro lado de la línea, quizá hoy, sería el día…

Una y otra vez, rogaba porque le contestara. Pero no, seguramente Onew también lo odiaba.

Y el sólo recuerdo de aquellos ojitos brillantes llenos de lágrimas, de aquella voz rota llamando su nombre, de la forma tan estúpida y asquerosa en la que había destruido aquel corazón tan puro, le estremecía.

En posición fetal se quedó dormido, abrazando aquel peluche que olía tanto a él.

 

 

La mañana llegó con sorpresas para el muchacho de ojos grandes, el mayor dormía a su lado, sonriendo como hace tanto no lo hacía. Y se veía tan pequeño y roto a su lado, sin embargo, se parecía un poco más a aquel que solía ser antes de Jong Hyun. Le pasó la mano por el cabello castaño, despertándolo.

— Min, aún es temprano—. Contestó con un bostezo, con los ojos todavía cerrados.

— Prepararé el desayuno.

— Quédate, aquí.

— ¿Te sientes mal?

— No, sólo…hay algo que me falta.

Recostándose a su lado se quedó contemplándolo, había algo diferente, aunque no sabía muy bien el qué. Mas el frasco al lado de la mesita de noche le dio una pista.

¿Sería acaso que…?

Min Ho suspiró incapaz de recordar que significaba exactamente aquel botecito, había algo que debía recordar.

 

 

Lo primero en desaparecer fue su nombre. Ninguna de las fotos o de los mensajes donde debería estar su nombre lo tenía, ni siquiera en sus contactos aparecía. Por alguna razón no podía recordar su nombre, ni dónde vivía, ni la escuela a la que asistía. Tampoco cómo lo había conocido ni si tenían amigos en común o no.

Lo único que sabía era que lo había lastimado y que lo amaba.

Necesitaba verlo urgentemente, porque algo le estaba sucediendo y tenía tantas ansias de estar a su lado, de besarle, de disculparse y de decirle lo mucho que lo amaba.

Ese chico aparecía una y otra vez en sus sueños, yendo y viniendo, llevándose consigo una parte de él.

Jjong no sabía por qué, pero dolía mucho. Sólo era consciente de que necesitaba recordar, no podía permitir que aquel chico en sus sueños se esfumara para siempre.

 

 

Se tomó la pastilla, aun sin recordar por qué razón tenía que tomarla. Sólo sabía que debía hacerlo.

Se sentía bien, muy bien. Como si hubiera despertado de un largo sueño.

Algo le faltaba, pero de alguna forma se sentía aliviado y triste.

Como si fuese algo importante, algo doloroso pero también valioso.

Había encontrado una foto debajo de su almohada la noche previa, antes de que decidiera ir e invadir la cama de su compañero. En ella aparecía acompañado de un chico de cabello castaño oscuro muy apuesto, que de alguna manera le recordaba a un dinosaurio y a un cachorro. Sin embargo, no podía recordar quién era esa persona, sólo sabía que le provocaba unas intensas ganas de sonreír y de llorar.

Ese día Jin Ki lloró mucho, a pesar de no saber la razón, necesitaba llorar.

Min parecía confundido, pero decidió faltar a la universidad para cuidar de él. Después de todo él era el encargado de cuidar al mayor, cuando su hermano no estaba, aunque Onew alegara lo contrario. Él era el mayor y por ende quien debería cuidar de ellos, pero los menores no parecían estar de acuerdo.

Aquella noche durmieron juntos. Ya que el más bajo parecía nervioso, enredándose los dedos en los cabellos y jalándolos como si estuviese desesperado por algo. Estaba helado y sus ojos habían perdido todo el brillo que parecían haber recuperado esa mañana. Pero eso Min Ho no lo notó, sólo Jin Ki. Se abrazó al pecho del más alto, buscando conseguir un poco de calor.

Se estaba congelando, alguien o algo le estaba robando algo cálido y precioso de su corazón, paralizándolo, matándolo.

Iba a morir, estaba seguro de ello. Se estaba muriendo. Y no podía recordar la razón.

Quizá, había enfermado sin darse cuenta.

Enfermado de tristeza.

 

 

Lo siguiente en desaparecer fue su imagen, ya no recordaba ni su rostro, ni su voz. Ya no aparecía en las fotos. No había rastro de que fuera real. Todo lo que quedaba de él era su olor y todos los regalos que le había hecho.

Los brazos morenos se aferraban con fuerza a aquel muñeco de felpa, mientras vestía aquella camisa que le había regalado. Esos objetos valían tanto como su vida, sino es que más.

Y no quería olvidar nada más, no quería. Si lo hacía enloquecería.

Aunque francamente no era eso lo que le preocupaba, sino el hecho de que sentía que se moriría si le arrebataban algo más.

Ese día Jong escribió hasta que le sangraron los dedos, canciones y más canciones, sobre una sombra, sobre un sueño, sobre un recuerdo, sobre su “Dream Girl”; ya no era capaz de recordar siquiera que aquella persona no era una chica. Sólo sabía que la amaba y que se estaba muriendo sin ella.

 

 

Min Ho no recordaba por qué había estado tan preocupado, por ello esa mañana se fue a clase temprano. Un poco confundido por haber despertado y encontrado al otro a su lado.

Ya después hablaría con Tae acerca del hábito extraño de su hermano de meterse en su cama.

 

 

Tan pronto tragó la última pastilla todos sus recuerdos volvieron de golpe, cada sonrisa, cada regalo, cada beso, cada abrazo, cada hermosa palabra, todas volvieron. Cada lágrima, cada recuerdo doloroso. Quiso odiarlo tanto, pero no podía, porque ¿cómo iba a odiarlo?

Lo amaba tanto que dolía. Y quería verlo.

Corrió fuera del apartamento, vistiendo sus mejores prendas, rumbo a la casa de aquel que tanto lo había herido.

Podían solucionarlo, seguro había sido un malentendido.

Había manera de remediarlo.

Jin Ki estaba a unas pocas calles cuando tomó el móvil y marcó directamente aquel número.

—Por favor, responde. Por favor, responde.

Y estaba tan nervioso y asustado. Pero valía la pena ¿cierto?

—Jjong… yo…

Porque sin él…

—No puedo vivir sin ti.

 

 

Lo siguiente en desaparecer fue su aroma, busco por todos lados, pero no había rastro de él. Ya no le quedaba nada, salvo esos objetos que tan valiosos le parecieron.

Hubiera sido feliz si eso fuera cierto, porque estos también fueron desapareciendo de a poco, lo primero en irse fue aquella guitarra tan bonita que le había reglado, después aquella camisa que sólo usaba en ocasiones especiales, esa que había estado usando desde ayer, también se fue el servilletero, y aquel llavero en forma de cachorro.

El teléfono comenzó a sonar aturdiéndolo, y sólo por un momento aquella sensación de asfixia desapareció.

—Jjong…yo…

¿Aquella voz era?

— Jin Ki—. Aquel nombre sonó tan extraño y a la vez tan bien en sus labios.

— No puedo vivir sin ti.

Y después fue todo silencio y sollozos ahogados.

— Jinx no sé qué es lo que está pasando, pero, por favor…por favor…no lo olvides…

Lo último en desaparecer fue aquel gigantesco pollo de peluche que tanto adoraba, aquel al que abrazaba cada noche.

—Te amo.

Jong Hyun parpadeó confundido, ¿exactamente qué había sucedido? Al otro lado de la línea nadie contestaba, sólo se escuchaba una respiración agitada.

— ¿Quién eres?

— ¿Eh? Creo que me equivoqué de número. Lo siento.

Esa había sido la llamada más extraña que había recibido en su vida y extrañamente, la recordaría para siempre.

 

 

Y esa era la solución definitiva en forma de pastillas. Píldoras que podías llevar a cualquier sitio y que podías encontrar en cualquier farmacia. Píldoras para olvidar. Su nombre no era ese, pero precisamente esa era su función.

Era la forma más fácil de decirle adiós a los traumas y crisis emocionales, era la manera más rápida de superar el duelo sin realmente hacerlo. Sólo un frasquito, sólo tres pequeñas pastillas azul brillante y todo estaba resuelto. Eran un milagro, uno que realmente nadie sabía cómo funcionaba o si tenían efectos secundarios. La solución del futuro.

Y esa era la solución definitiva, excepto que no lo era. Para nadie, mucho menos para ellos.

Aunque era como un botón de reinició. Uno que se había activado sin querer, una tarde cualquiera en un parque cualquiera, mientras Minnie, Ki Bum y Min Ho compraban helado y Onew esperaba sentado en una banca, recuperándose de la carrera que habían hecho para llegar hasta ahí, de la que claro, había resultado campeón el más alto.

Un chico de cabellos chocolate tocaba una triste melodía, una de aquellas que había encontrado extrañamente cerca de su almohada, donde extrañamente recordaba había habido algo antes.

Los ojos de cachorro se toparon con aquellos pequeños y brillantes, y extrañamente la sensación de déjà vu se hizo presente.

Había algo inquietante en aquella mirada, en aquella sonrisa, en aquel tímido hola que se dedicaron. Algo como una promesa, una que ninguno podía recordar, pero que seguía ahí tan tangible.

Una promesa que ni el olvido en forma de píldora podría eliminar.

Notas finales:

Estoy orgullosa de mí por haber alcanzado a escribir un one-shot, tenía meses que apenas y alcanzaba las quinientas palabras, así que los one-shots estaban fuera de mi alcance, pero bueno.


Esto está extraño, sobre todo por la caracterización tan mala que hice. Y porque lo último que publiqué fue fluff...


Espero que les haya gustado o que lo hayan encontrado aunque sea un poco interesante.


¡Gracias por leer~!


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