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Vanity por ViViD_Ring

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Notas del fanfic:

Bueno, en primero lugar, este oneshot va dedicado a Poola express @mimicthevenom (?) por darme esta idea tan bizarra y sexy a la vez. Las noches de borrachera en twitter con malas, MUY malas(?)

 

Otra cosa, me disculpo de antemano si el desarrollo de los hechos es algo confuso, por favor presten mucha atención ;_;

A leer ~ ♥

Reno estaba más que mareado, había vuelto de la fiesta de año nuevo que celebró junto a todos los miembros de la banda en un bar de mala muerte en donde se pasaron de copas y compartieron el tiempo haciendo tonterías como de costumbre. Fue un gran plan el haber acordado pasarla todos juntos y no en casa de sus respectivas familias, ya que la pequeña fiesta vivida hace no más de media hora seguro dejaba mejores anécdotas, si es que lograba recordar algo al día siguiente.

 

Lo que ignoró por completo es cómo llegó a su casa, cómo se quitó los zapatos y cómo era que estaba acostado en su mullida cama con capacidad para dos personas, ya que el mundo le daba mil y un vueltas y ni siquiera podía caminar en una línea recta sin complicaciones. Alguien lo había traído a su casa en su auto, pues recordaba vagamente el estar sentado en el asiento del copiloto escuchando música tranquila, pero por más que intentaba recordar quién era el que iba conduciendo no podía.

 

Ese 2012 estaba empezando de forma misteriosa, pero no era algo que le preocupara a Reno pues ya había tenido largas noches de borrachera con sus compañeros en muchas ocasiones del pasado. Tampoco le importaba mucho el hecho de quién era su misterioso huésped porque seguro era alguien que conocía muy bien como para saberse el camino directo hasta la habitación del pelinegro.

 

Reno hizo maravillas para lograr voltearse sobre sí mismo en el colchón, su cuerpo torpe y pesado bajo los efectos del alcohol le jugaba en contra y siempre que se le iba la mano con la bebida se molestaba en recordárselo. Fue entonces cuando pudo ver a través de las delgadas rendijas que formaban sus párpados entrecerrados, una silueta borrosa pasar caminando por el pasillo que se dirigía a la cocina de la casa. Extrañado, el moreno se levantó con las dificultades mencionadas y le siguió la pista al cuerpo desconocido dejando atrás el abrigo que le suponía su cómoda cama.

 

Fue entonces cuando lo vio. ¿Cuándo “lo” vio? En efecto, Reno se veía a sí mismo de frente y  en paños ligeros a pesar del frío que, de no ser por la calefacción, le calarían los huesos. Notó también la perforación sobre el labio inferior que se curvaba en una ligera sonrisa traviesa y el particular corte de cabello que llevaba hacía un poco más de un año, largo hasta un poco más de los hombros, ondulado y castaño claro, con algunos tonos más oscuros que uno en otro mechón.  El pelinegro estaba en tal shock que los ojos se le abrieron por completo, se veía a él mismo en sus narices, con unos shorts pequeños y una polera sin mangas que dejaban al descubierto sus bien torneados muslos y sus delgados brazos. Temía acercarse para comprobar que si lo que veía era verdad, analizó cada uno de sus actos anteriores con algo de dificultad pero ninguno llegaba a aquello que tenía en frente, era simplemente imposible.

 

El chico más joven tiritaba y se abrazaba a sí mismo, acariciándose los brazos y parte del torso para ganar algo de calor. Para Reno aquello era totalmente entendible, ya que él mismo sentía frío y estaba relativamente abrigado. Ambos dieron varios pasos hacia delante, pero fue el más joven quien alargó ambos brazos para terminar rodeando de forma felina el cuello del castaño oscuro.

 

“Tengo frío…” suplicó el chico de la perforación en el labio cerca de la oreja de Reno con una voz débil pero más sugestiva de lo que el dueño de la casa pudo haberse esperado. Se le erizó por completo la piel cuando las uñas del joven comenzaron a arañar con suavidad su nuca, haciendo que instintivamente Reno llevara ambas manos a rodear el torso y caderas del intruso aun sin entender muy bien qué ocurría en aquella cocina esa fría noche de año nuevo.

 

El más joven de los ¿dos? Deslizó una de sus manos hacia abajo con suma parsimonia, recorriendo el pecho ajeno que estaba cubierto solo por una camisa a medio abotonar. Se las arregló para terminar de abrir aquella prenda con una sola mano, sin soltar el cuello del mayor mientras adoptaba la costumbre de morderse los labios con lascivia  mal disimulada sin dejar de clavar su pecaminosa mirada adornada con un iris azul claro sintético en las oscuras orbes de su anfitrión. Reno seguía sin asimilar las cosas y su nerviosismo usual hizo que comenzara a sudar de forma leve, sin poder bajar la mirada a su ahora desnudo pecho, aquellos ojos le dominaban, le sometían de manera que a él no le gustaba en absoluto. Por ello, luego de asimilar que lo que tenía delante no era más que su cuerpo, comenzó a recorrerlo con caricias lujuriosas, tanto hacia arriba como hacia abajo y con ambas manos. Al joven parecía gustarle, pues entreabría los labios para soltar jadeos mudos con cada caricia que le parecía certera. Estaba enloqueciendo a Reno, quien abandonó el pudor que le suponía tocarse a sí mismo y llevó ambas manos a los firmes glúteos de su contraparte pegándola por completo a su cuerpo sin darle oportunidad alguna de objetar en su contra.

 

Para su sorpresa, el joven no puso pretexto alguno y hasta parecía gustarle aquella situación. Bajó la mirada unos segundos y luego volvió a su posición anterior, acercándose a dejar un lujurioso beso sobre los labios del confundido Reno, quien correspondió dudando menos de lo que esperaba. El chico deslizó una mano rápidamente entre ambos cuerpos hasta llegar a la hebilla del cinturón ajeno y se puso a juguetear con la misma por algunos segundos, dando a entender al mayor que dudaba si continuar o no. Por parte de Reno, aún había algo que no le cerraba para nada, pero aquella mano mandó a volar lo que le quedaba de cordura después de la fiesta y el largo viaje a casa, por lo que se limitó a asentir con nerviosismo y ansiedad, a lo que el más joven respondió con una sonrisita pícara antes de comenzar a deslizar su cuerpo hacia el suelo para quedar de cuclillas con lentitud, asegurándose de que la mano que aún sostenía el cuello del contrario recorriera todo su pecho desnudo antes de encontrarse con la otra extremidad y así poder deshacerse de el obstáculo que aquel cinturón representaba. Una vez que el chico logró dejar expuestos los boxers color negro que Reno llevaba encima, dejó un par de caricias sobre la prominente erección que comenzaba a palpitar involuntariamente, asestando un par de lamidas sobre el tejido liviano y haciendo que Reno se estremeciera de pies a cabeza y soltara un ronco jadeo.

 

El de cabellos oscuros ante semejante provocación, bajó una de sus manos a los largos cabellos ondulados para indicarle en silencio que debía continuar, a lo que el chico respondió bajando la cinturilla de la ropa interior ajena, dejando escapar el miembro erecto de su anfitrión sin muchas ceremonias. Reno soltó otro de sus jadeos al sentir el aire frío chocar con su glande, mas no tuvo tiempo de quejarse porque la misma fue ahogada rápidamente por los labios del de ojos claros, quien comenzó a succionar de forma golosa aquel falo ardiente que clamaba por atención, subiendo y bajando por toda su extensión sin importarle que la punta del mismo chocara repentinamente con su garganta, pues el concierto de sonidos mojados que el mayor le regalaba y que al mismo tiempo intentaba esconder, era música para sus oídos.

 

Reno dejó los pies clavados al suelo, no se atrevía a moverse. Tampoco quería hacerlo, pues se sentía en el cielo con aquellos labios carnosos devorándose toda su hombría de aquella manera tan lujuriosa, le costaba creer que su propio cuerpo le producían todas esas sensaciones, que él mismo lograba excitarse de aquella manera, ya no le importaba el hecho de que pareciera algo raro, solo quería disfrutar.

 

El dueño de la casa supo que no aguantaría mucho ante aquellas succiones abrasadoras, por lo que se agachó un poco para tomar por los hombros al joven de cabellos claros y hacer que se levantara del frío suelo, dejando un beso impúdico sobre sus voluptuosos labios para ahogar el gemido de protesta que el intruso profirió. Acto seguido, Reno tomó al menor por el brazo para casi arrastrarle a la habitación en la que dormía hace no más de 15 minutos provocando que el menor de los dos profiriera un par de risitas casi mudas.

 

Una vez dentro de la cálida habitación, fue el menor quien tomó las riendas del asunto, empujando suavemente por el pecho y con una sola mano al de cabellos oscuros hasta hacer que se sentara al filo de la cama. Reno miraba desde abajo aquel delgado y bien trabajado cuerpo, elegante de pies a cabeza y sensual sin poner en duda esa característica ni un solo momento.

 

El de cabellos claros no tardó mucho tiempo en bajarse los pequeños shorts que cubrían apenas lo necesario y no dejaban casi nada a la imaginación; y menos a la de Reno, quien ya conocía su cuerpo a la perfección y no le sorprendió para nada ver una erección idéntica a la suya erguirse frente a sus ojos. El chico posó ambas manos sobre los hombros de su anfitrión y se posicionó sobre sus piernas de forma felina hasta quedar ubicado de manera que la erección ajena se restregara deliciosamente entre sus bien formados glúteos, logrando arrancar unos cuantos gemidos y jadeos roncos por parte de ambos. Reno dudaba, no había preparado al menor y sabía que ser penetrado dolía horrores; pero antes de objetar o preguntar qué hacer, el chico de cabellos ondulados se acercó nuevamente al oído de Reno y volvió a susurrar : “Tú sabes lo que me gusta” en el mismo tono que sirvió como disparador la vez anterior. Seguidamente, elevó un poco sus caderas y bajó una mano para dirigir la hombría de Reno hasta su entrada, tanteando la misma con algo de dificultad y se las arregló para clavar una mirada suplicante en los orbes oscuros del mayor mientras dejaba uno que otro beso húmedo sobre su rostro, haciendo que Reno no tardara mucho en tomar su propia erección y hacer que entrara con bastante dificultad en el recto de su pareja sexual, arrancándole varios gemidos desgarradores por la intromisión repentina. El más joven no tardó en acostumbrarse a la violenta invasión y comenzó a moverse lentamente de arriba hacia abajo, gimiendo y jadeando sin escrúpulos y aferrándose a la camisa de Reno tan fuerte que el tejido amenazaba con desgarrarse en cualquier momento. El de cabello corto tampoco se quedaba atrás, pues supo llevar el ritmo y hacer que la velocidad de las embestidas aumentara con cada segundo que pasaba mientras se dedicaba a succionar y morder una de las tetillas del menor por sobre la fina tela de la prenda sin mangas que calzaba y delineaba su angosto torso a la perfección.

 

Los fuertes sonidos húmedos que producían los glúteos del joven Reno chocando sin cesar contra los muslos del mayor, mezclados con los jadeos y roncos gemidos inundaron rápidamente la habitación. Ambos cuerpos estaban perlados en sudor luego de varios minutos en aquella actividad tan placentera.

 

Luego de varios besos acalorados y sofocantes, Reno se dejó caer sobre la sábana, tomando al más joven por las caderas para hacer que rebotara una y otra vez de forma más precisa, atacando junto al punto de deseo en el interior del de ojos claros, quien comenzó a soltar gemidos más agudos de lo usual, tensando cada músculo de su cuerpo mientras rasguñaba sin delicadeza el pecho desnudo del de ojos oscuros, gritando de forma ahogada “”Mgh… Reno, ya no aguanto…””

 

El cerebro del nombrado quedó completamente embotado por esas palabras y la asfixia que su miembro sentía entre las cálidas paredes del recto del menor, las cuales se cerraban cada vez más volviéndose insoportables. Cerró los ojos y sólo espero a terminar dentro de su candente pareja.

 

Fue entonces cuando comenzó a sentir varias molestias en los brazos, como si alguien le estirara para llevárselo a otra parte. Abrió los ojos nuevamente y veía a su otro yo un tanto borroso y con las facciones totalmente desdibujadas. Parpadeó un par de veces para intentar despejar la vista y ver qué ocurría realmente y terminó por ver el bombillo del techo encendido sin nada en medio, sin nada encima. Lo que no cesó fueron los estirones en sus brazos, por lo que volteó la cabeza para encontrarse sudando y con un desnudo Ryoga, quien le miraba más que preocupado.

 

– Cariño, ¿estás bien? – Preguntó el de cabellos alborotados – Estabas soñando… algo bonito, aparentemente – agregó con una sonrisa pícara, señalando la voluptuosa erección del moreno, que no se disimulaba para nada bajo las sábanas. Reno tardó bastante en reaccionar antes de sentarse en el mullido colchón y secarse el sudor de todo el cuerpo con una camisa que recogió del suelo.

 

– Sí, estaba soñando contigo – mintió Reno como mejor sabía, fingiendo una enorme sonrisa un tanto perturbadora, pero encantadora – Y me dejaste a medias… ¿podemos terminar? – cuestionó con maestría, enredando los brazos en el cuello del más delgado sin darle oportunidad a negarse.

 

– Maldito ebrio insaciable, esta es la segunda ronda – murmuró el castaño sobre los labios del más alto, antes de comenzar la larga sesión de sexo por segunda vez aquella noche.

 

Era obvio que Reno no iba a contarle lo ¿sucedido? a su pareja, ni tampoco que había olvidado que tuvieron relaciones antes de caer dormido y tener una aventura consigo mismo. El moreno decidió guardarse aquella aventura como una anécdota personal de una fría noche de fiesta, alcohol y sexo.

 

 

Notas finales:

Y bueno, espero que les haya gustado esta idea algo rara xD

Reviews please? ;_;

Una foto uke de Reno de regalo (?) ♥ 

http://i1213.photobucket.com/albums/cc463/ToiiaChan/527954_265536486898313_206962761_n_zps8c290e81.jpg


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