Todas las noches se sienta a orillas de su cama, esperando que un milagro se le conceda al día siguiente… pero nada, simplemente es invisible al ser más hermoso, al menos para él, de todo aquel inhóspito lugar que llamaban “la arena”.
Combaten, en entrenamiento, todos los días, menos él… sólo se sienta con un libro, con sus largas y refinadas piernas cruzadas, su espalda derecha, su hermoso rostro sumido dentro de lo que lee, tiene el cabello largo de color aguamarina, sus ojos son color del cielo… pero nunca se percata de su existencia.
Es de descendencia francesa, y hace mérito, pues tiene una manera única de moverse y hablar, todo él es delicado, sus gestos son sutiles, sus palabras sabias, justas y casi en un susurro. Es obvio al ver su mirada, gélida, laberíntica, profunda y melancólica de a ratos.
Ama todo su ser, ama su perfección en la batalla pero también la ternura con la que ve a su discípulo, ama su serenidad, aunque le haga perder la calma a veces, pero es invisible, simplemente no existe en su mundo, sabe quién es pues es quien potencialmente compite por los primeros lugares en poder; engañó a un dios, prácticamente gobernó los océanos por un breve tiempo.
Él tiene los jades más preciosos de toda la bella Grecia, tiene un gemelo que lo iguala, como debe ser, en belleza, es un adonis de dorada piel y cabellos del color del mar. Es sumamente poderoso y temido, su paso es firme, majestuoso, su hermano gobernó el Santuario, por lo que la superioridad corre por sus venas. Siempre pensó que una vida anterior seguro fue rey.
- ¿Qué tal si dejas de verlo tanto y te acercas un poco? Si no lo intentas no sabrás si tienes posibilidades o no –. le dice una voz a su espalda – Nunca creí verte derrotado por este tipo de temor -.
- Milo… ¿cuánto, aproximadamente, llevas viéndome perder la poca hombría que me quedaba? -
Milo sólo sonríe, en realidad, todos allí saben que él es el amor imposible del “Freezer”, no en vano, el muchachito de escorpio, griego también, tiene un magnetismo que lo hace irresistiblemente irreal, de turquesas calidad y pícaras, de sonrisa amplia, blanca y taimada, es la mezcla justa de bondad, diversión y astucia, es adorado por todos, pero es dueño del corazón de quien su amigo desea conquistar, pero… Milo ama a alguien más, al hermano de Kanon.
- ¿Y qué me dices tú? ¿No has pensado en hablarle a mi hermano de una vez o algo así? Yo por lo menos acepto que soy tarado. Ponme en una batalla y soy el mejor, ponme en una cena romántica y te aseguro que hay homicidio de mi -.
- No seas así, Kanon, eres… bueno… eres… sí, eres tarado. Mira al francés no lo vas a conquistar mirándolo de lejos tratando de enamorarlo por osmosis… sólo acércate un día, otro día un poco más y así hasta que… -
- Me muera de viejo… ¿debo recordarte que soy el mayor aquí? Rayos… debería existir algo así como el “Manual del amor para tontos”, me ayudaría mucho ahora -.
- Bien… hagamos una apuesta para poner más interesante esto… una semana, una semana y media… bueno… dos semanas, tratándose del francés y de tú hermano, deberíamos plantearnos primero encontrar la fuente de la eterna juventud, pero tratemos que en dos semanas podamos llegar a algo, una cita o tal vez una declaración. Sin presiones -.
- Claro, sin presiones… ¿eres o te haces? Yo en dos semanas algo con el francés, estás loco, tú en dos semanas con alguien que todavía piensa que hablar sólo es parte de una identidad -.
- Oye… hablar sólo hace bien, de vez en cuando -.
- Sí, pero no cuando los monólogos extraordinariamente extensos tratan de cómo debería pedirle perdón a Athena por una traición que en realidad nunca llegó a serla, porque yendo al caso, era necesario el plan ejecutado por mentes como la de mi hermano, secundado por Camus, el francés tiene ese potencial como el de mi hermano, y Shura… bueno, Shura es Shura… pero imagínate si eso lo hubiera tratado de trazar DM o Dita, hubiera sido un caos color rojo con perfume a campos de rosales. Por eso … -
- Deja de perder tiempo… eres tan aburrido con las explicaciones como tu hermano cuando profesa la obra del bien y del mal en la que está atrapada su vida. Ponte en marcha… tenemos dos semanas para lograr una cita… aunque si en dos semanas llegamos al contacto visual, considerémonos afortunados -.
Ambos estrechan sus manos, a lo lejos la mirada de Camus posada en ambos, sabía que ambos estrechando lazos no era buena noticia, casi todo Grecia sabe que de ambos no puede salir nada bueno, ni en el intento…