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Bad Romance por Jessica Uchiha

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Notas del fanfic:

Mi primer OnKey♥

 

Este one-shot va dedicado a mi Bummie~

Es todo tuyo, mi Bummie hermosa♥
Prometo que la proxima todo será amor, como debe ser, como es en verdad esta pareja. Ya sabes... Son los MEJORES amigos que se AYUDAN en todo. xD

Te amo♥~

 


Espero te guste, Misa♥

Notas del capitulo:

Si, el titulo es por la canción de Lady Gaga del mismo nombre: "Bad Romance", pero en sí todo fue gracias al espectacular cover que hizo Thirty Seconds To Mars de esta canción. La voz de Jared impregna el verdadero sentimiento de esa cancion. Aqui se las dejo por si quieren escucharla. Seria bueno que mientras leen, ya tengan de fondo ;D 

 

Me disculpo ante todas la OnKey shippers(?) y a las que aman a Key(?). Es la primera vez que me decido a escribir Angst, en realidad esto empezó como un OnTae pero de repente todo se volvió dramatico y Key estuvo en el medio y ajkdhasjk(??). Asi salio esto.
Tenia un final diferente pero como suele pasar, siempre termino cambiandolo xD La  verdad aunque odie como termina, me gusto como lo hace. Mucho mas... ¿realista?.

En fin.

Espero les guste.

cofnomeodiencof(?).

I want your lovin'
I want your revenge
I want your love
I don’t wanna be friends

J'veux ton amour
Et je veux ton revenge
J'veux ton amour
I don’t wanna be friends

You and me could write a bad romance

 

 

1.

—¿Estás bien?

Era claramente una pregunta estúpida, pero tenía que hacerla. No había otra.

—Sí.

No lo estaba. Y él o sabia.

—¿Acaso yo…?

El menor negó con su cabeza y se limpió las lágrimas que surcaban su rostro. Se giró en su posición dispuesto a irse.

—Espera —dijo el mayor reteniéndolo por el brazo.

Se quedó quieto, apretando fuertemente sus ojos, llorando más que nunca.

—Lo lamento.

Eso le enfureció de forma instantánea y letal. Cogió un poco de impulso y su delicada mano en forma de puño impactó en la mejilla del otro en un sonido sordo.

El mayor se tambaleó aturdido, con los ojos abiertos como platos, observando como el menor le aniquilaba con su mirada.

—Jodete, Onew. Jodete.

Taemin sacudió fuertemente su brazo, casi lastimándoselo en el acto, con el único fin de alejarse del mayor. Nunca palabras tan fuertes habían salido de su boca que fueran dirigidas hacia el castaño otro. Para él solo había palabras de cariño.

—No lo lamentes —soltó el menor con los dientes apretados—, no eres en mi vida nada y obviamente, no soy nadie en la tuya.

No espero por la réplica del otro; se giró nuevamente y empezó a correr.

 

2.

—Nos vio.

El rubio rodó sus ojos más que hastiado por el melodrama de su mayor.

—¿Y eso a mí qué? —preguntó tajante.

Onew le dedico una mirada cansada, triste.

—No te interesa, lo sé —sonrió con la misma emoción que expresaba su mirada—, lo único que te interesa es tú solo.

Key bufó ofendido. Rodeo el escritorio que lo separaba del castaño y lo abofeteó. Con fuerza.

El rostro del mayor giró violentamente y se quedo en aquella posición por unos cuantos segundos. Ssu ojos ardían, al igual que su mejilla lastimada.

—¡No juegues conmigo, Jinki!

—¡No lo hago, por el amor de Dios Kibum, no lo hago! —gritó el castaño, incorporándose de su silla, alejándose lo más posible de la tentación.

—¿Entonces qué carajo es? ¿Enserio él es mejor que yo?

Onew le miro con sus ojos vidriosos, detallando la furia que exhalaba su casi amante. Se mortifico totalmente.

—¡¿Lo es?! —tronó Key.

—¡Lo es!

El rubio sonrió con suficiencia y camino hacia su hyung con aquella sonrisa congelada en sus labios. Cuando tuvo su cuerpo pegado al otro, con aquella mirada almendrada contemplándolo casi con temor, habló.

—pero él no te mira.

Onew intentó alejarse pero el rubio lo agarró fuerte por la cintura, manteniéndolo cerca. Volvió a sonreír, dejando que su mano libre acariciara de forma maternal la mejilla rojiza del mayor.

—Acéptalo, cariño —le murmuro con voz aterciopelada—, soy el único que te quiere, el único que es capaz de estar a tu lado.

El castaño frunció sus cejas, dolido por aquellas palabras.

—Ni Minho o Jonghyun te soportaron —continuó el rubio sin piedad— ¿Qué hace a ese Taemin diferente?

—¿Qué te hace a ti diferente? —contraatacó débil el mayor con su corazón apretado, doliente.

—Yo siempre he estado aquí —susurró Key con cariño, acercando sus delgados labios a la mejilla lastimada—, siempre estaré. Aunque no quieras. 

Besó aquella piel tibia con extremada delicadeza, apenas en un suave roce, tentando. Cuando sintió el leve temblor del mayor no pudo evitar sonreír.

—Es mejor, lo sé —masculló Onew, tomándolo por la cintura y acorralándolo contra su escritorio. Se inclino sobre él, haciéndolo que este por instinto se echara hacia atrás. Dejo que uno de sus brazos se deslizara por la superficie de la mesa, lanzando todo al suelo, creando un pequeño caos de sonidos—. Lo sé —susurró nuevamente, besándolo agresivamente.

Ninguno se dio cuenta de las finas lágrimas del otro, aquellas que revelaban su más profunda tristeza. No había porque cuestionar aquella agua salada porque ya lo habían hecho antes, una escena así ya había ocurrido muchas veces antes.

Key se las arreglo para subirse al escritorio mientras Onew le robaba su oxigeno en aquel beso triste y demandante. Agarró por el cuello de la camisa al otro para atraerlo más a sí, mientras enredaba sus piernas en las caderas del mismo.

Onew gimió lastimero cuando se separó de los dulces labios del rubio, en un intento vano de quizás detener lo imparable, pero Key lo apretó más, mucho más entre su agarre provocando un roce por demás, agradable.

—Entonces… —jadeo Key sensual, con sus ojos velados—. Te haré ver una vez más que yo soy mejor que todos.

Aquello hizo sonreír levemente al castaño.

—Hazme ver la verdad, Kibummie —sentenció el mayor sobre sus labios.

El rubio se echó un poco hacia atrás, sorprendido por el apodo, había mucho tiempo el mayor de le llamaba así… “Desde niños”. Recompuso su expresión y le miro con sus ojos de gato perfectamente delineados, desafiante. Se deshizo de su camiseta rosa pálido rápidamente, dejándole ver al mayor su piel tersa, de porcelana.

Onew se relamió sus esponjosos labios, recorriendo con la mirada aquel torso exquisito. Rodeo la mesa, haciendo que el rubio se rodara también con él. Ahora que el menor había quedado a lo largo del escritorio, una de sus manos se deslizo por el jean de cuero que portaba el menor, subiendo lentamente, acariciando apenas con la yema de los dedos. Nunca apartó su mirada de aquellos ojos feroces que siempre lo retaban. Al tener sus dedos sobre el pecho del joven le empujó suavemente para que este quedara acostado en la superficie fría.

—Tan lindo…

—Y todo tuyo.

Key sonrió por primera vez de forma sincera, demostrando su vulnerabilidad. Onew sintió como su mundo se caía a pedazos ante aquel limpio gesto, retrocedió.

—¡No, no lo hagas de nuevo Jinki!

El rubio se incorporo rápidamente, atrapando nuevamente al mayor, agarrándolo de la camisa blanca ejecutiva y jalándolo para pegar sus pechos.

—Kibum…

—Por una vez en tu vida, mírame —susurró tocando su rostro con sus delgados dedos temblorosos—. Mírame y solo a mí, estoy aquí para ti como siempre lo he estado y estaré.

Una sonrisa rota curvó los esponjosos labios del mayor. Las lagrimas silenciosas que recorrían sus mejillas nunca se detuvieron mientras le susurraba a su rubio palabas de cariño y verdad. Su diestra se rodó trémulamente por el contorno del torso blanquecino, erizando todo a su paso, sacando ligeros jadeos.

—Hoy te miraré.

El menor asintió a estas palabras con una sonrisa cortes. Dejo que sus dedos delinearan cada rasgo del mayor. SU nariz, sus ojos bellamente almendrados, aquella boquita que temblaba compulsivamente. Sus propios labios se posaron en aquella boca, moviéndose lentamente, creando una suave danza en la cual el  castaño se interesó rápidamente. Agarrando ahora por el cuello a su hyung, empezó a acostarse en aquel escritorio, forzando al otro a encaramarse sobre el mismo como pudiese si quería seguir con la danza. Abrió sus piernas para darle espacio al castaño, apenas ese se acomodo entre ellas, la ciño alrededor de él, cortándole posibilidad de escapar, otra vez.

Onew se separo de aquella boca dulce, reuniendo todo su autocontrol para hacerlo. Le miró con unos segundos aquel rostro sonrojado, se mordió su labio inferior. Al abrir los ojos el rubio, este le incito a seguirle rogó continuar. No se negó. Sus labios besaron dulcemente ambas mejillas del menor para luego atacar su cuello níveo, lamiendo, casi mordiendo. Sentir aquel cuerpo retorcerse bajo suyo, inevitablemente lo calentó, rápido, sin remedio. Resopló fuerte sobre aquella piel, causando cosquillas y por ende una risita sofocada por parte el rubio. Ladeó su rostro, subiendo hasta la oreja de este.

—¿Qué te amarra a este pollo tonto? —susurró roncamente, roznado sus labios contra la oreja del otro.

Key se encogió un poco, alejándose y al instante acercándose a esa boca suave; giro su cabeza, en busca de aquellos labios que de inmediato le fueron negados. Gruño un poco, ofuscado por los juegos.

—No sé… Quizás es porque temo que se coman lo que es mío por derecho —murmuró como si nada, provocando un bufido por parte del otro.

—No estás en posición de decir tal cosa cuando es a ti a quien van a comer —riño Onew, deslizando una de sus manos rápidamente hacia las firmes nalgas del rubio, estrujando fuerte para dar énfasis a sus palabras.

Key gimió alto, sensual, agudo. Curvó su espalda ya que ese movimiento del mayor le sorprendió y encantó. Sin intención oculta volvió a revolverse, provocando un roce casi letal entre su entrepierna y la otra junto a la suya. Siseó por lo bajo, estremeciéndose violentamente por la suave pero poderosa sensación de sus miembros más que despiertos, chocándose.

—¿Sabes que los zorros comen pollos, no?

—Y conejos.

—Ambos son deliciosos.

Ambos rieron, escandalosamente, de forma liviana. Key aprovecho esto para desechar su creciente miedo y Onew para, a su manera, admirar lo que tenia frene a él.

—Te comeré Bummie.

—Haré lo mismo, Dubu.

Los dedos ya nada temblorosos del rubio se dirigieron a los finos botones de la camisa blanca del castaño, deshaciendo cada uno, queriendo tocar aquel tonificado cuerpo de su mayor. Sacó aquella tela de un solo jalón, casi rasgándola en el acto; no le importaba, Onew tenía muchas camisas feas como esa que estaba  en el piso. Al ya tener contacto con aquella piel, sus ojos y dedos se dedicaron a memorizar cada línea. El mayor no hacia ningún movimiento, solo estaba suspendido allí, con los ojos cerrados y boca apretada, erizándose a cada toque proporcionado por el rubio.

Key quería probar así que se alzo un poco y dio una ligera lamida al pecho contrario, cerda de uno de los botones marrones del mayor causando que este gimiera roncamente, estremeciéndose. El rubio sonrió victorioso.

—Sabes bi… —la boca agresiva de su hyung se interpuso a media frase, devorando sus labios, mordiéndolos, chupándolos sin delicadeza. Se afianzó a él, colgándose de su cuello, devolviendo aquella caricia de forma torpe y necesitada.

—Suéltame —ordenó Onew cortando el beso, bajando por la clavícula del menor.

Key soltó a su presa, dejándolo hacer lo que quisiera con él y así lo entendió el castaño porque apenas se sintió libre se bajo del escritorio, quedando de pie. Tomo los muslos del rubio aun forrados por el cuero negro y lo arrastró hacia sí, alzándole ligeramente, provocando que aquel redondeado trasero chocara contra su miembro erecto. Volvió a gemir, cerrando ligeramente sus ojos, extasiado por la sensación.

El rubio jadeó sorprendido, notando como su vista se nublaba un poco, realmente excitado por el feroz movimiento.

—Ya, ya, ya. Lo quiero ahora mismo —masculló agudamente, dirigiendo sus manos hacia el botón y cremallera de su pantalón a la moda. Primero dio unas cuantas masajeadas a su miembro, clamando un poco el dolor de este ante la mirada burlona del mayor. Forcejeó por unos minutos con la cremallera, maldiciendo en voz alta. Sintió una de las manos grandes del castaño apartando las suyas; le miro interrogante.

—Te ayudo —murmuró el otro mientras que la misma mano de antes, paseaba fantasmalmente sobre su bulto, provocándole inmensas ganas de venirse ahí mismo. Deslizo con facilidad la cremallera, dando más espacio a su miembro necesitado de atención—. Te ayudaré con esto también, solo un poco —comentó como si nada, frotando con rudeza su mano contra su miembro, haciéndolo gritar, induciendo a que sus mejillas se pusieran rojas.

Con su mano libre se dedico a deslizar de a poco el pantalón del rubio, con movimientos delicados para no distraerlo de su efímero momento de satisfacción. Cuando la prenda estuvo a medio muslo alejo su otra mano de la entrepierna del menor, recibiendo un gruñido por su parte. Soltó una risita para luego arrancar totalmente el pantalón, mandándolo cerca a su camisa arrugada.

Key tembló ligeramente, por anticipación y algo de frio. Con su dedo índice le indico a Onew que se acercara y asi lo hizo el mayor, roznado su pecho desnudo contra el blanco otro, dejando besitos en cada trozo de piel que estaba a su alcance.

—¿Por qué no vistes ropa interior?

—Fricción. Bendita fricción.

El castaño sacudió su melena, con una sonrisa compungida mientras el menor le regalaba una sonrisita de suficiencia.

—Vamos Dubu, hazlo ya.

—¿Qué pasara después de esto? —preguntó el aludido, posando tres dedos sobre los labios rojizos del rubio.

Al principio este no le contesto, no con palabras ya que su mirada feroz le dijo todo. Abrió su boca, lo suficiente para atrapar dos dedos con sus labios y empezar a recorrerlos con su lengua, chupando como si fueran de caramelo. Cerró sus ojos dejando que la excitación le quemara el cuerpo. Si él estaba ocupado lubricando aquellos dedos, Onew lo estaba con su asunto de embestirlo suavemente, refregando su entrepierna contra sus colinas suaves. Sentía como la tela áspera raspaba un poco y lejos de sentir incomodidad, empezó a mover sus caderas en busca de mayor contacto.

Onew solo imaginaba esa boquita ocupada en otro lugar que ya requería ser atendida. Con su mano libre desató su cinturón  e hizo que sus pantalones fueran victima de la gravedad. Cuando volvió a embestir a Key este se sobresaltó por completo, abriendo sus ojos, gimiendo.

—Se a que te refieres con fricción —murmuró ladino, retirando sus dedos de aquella cálida cavidad y dirigiéndolos a otra.

El rubio aguantó su respiración, alzó sus esbeltas piernas y las recogió un poco, dejando que sus talones se apoyaran en cada esquina del escritorio a su alcance; alzó ligeramente su cadera.

—Cómeme, Jinki.

Los dedos lubricados se internaron en el cuerpo del rubio de una sola estocada. Key no gritó, se lo callo todo, mordiendo con fuerza su labio inferior, dejando que aquellos dígitos llegaran un poco mas profundo en cada mete-saca. 

—¿Duele?

Negó con su cabeza, girando un poco su cuerpo.

—Siento que duela.

Un tercer dedo le abrió un poco mas, provocando espasmos de incomodidad. Sentía como los dedos le acariciaban suave, como si temiera romperle. Sonrió algo conmovido tras una mueca de dolor.

—¿Listo?

Una mirada al menor le indico que él estaba listo desde hacia tiempo ya. Saco sus dedos con suavidad, escuchando encantado el agudo gemido que brotó del rubio; dirigió sus manos hacia las rodillas del chico, abriéndolo un poco más en aquella posición, internamente maravillado por la flexibilidad de este. Teniendo el trasero cerca de su miembro, solo fue inclinarse un poco y empujar.

—¡Ah!

Key se aferró fuertemente a los bordes del escritorio, suprimiendo sus ganas de alejarse de aquel ardor agudo que le atravesaba. Cerró fuertemente sus ojos, quejándose libremente. Se retorció un poco pero no se alejó, sabía que ya pasaría el dolor.

New por su parte jadeo ahogadamente, tambaleando levemente en su puesto. La exquisita estrechez del rubio lo mareaba, y eso que no había entrado por completo. Se mordió repetidamente sus labios mientras empujaba un poco más, teniendo de apoyo las rodillas del otro.

—Ah, estu-estúpido Jinki… Eres muy grande…

El aludido soltó una fuerte carcajada y por un momento pareció un niño ingenuo, con sus ojos convertidos en lunas y su boca esponjosa estirada en una sonrisa genuina.

—Gracias.

—Mm, N-no era un halago…

Se carcajeo un poco más, observando la tenue sonrisa del otro. Sabía que dolía pero quería estar unido a él, de forma insondable.

—Te quiero, Kibum.

Abrió sus ojos anonadado, Onew le devolvió la mirada y sonrió.

—Yo…

—Ya lo sé —interrumpió cálido y le embistió.

Key arqueo su espalda de forma sugerente, abriendo mas su piernas, aferrándose al a mesa y gritando el nombre del chico que lo penetraba, fuerte y salvaje.

—Jinki, Jinki, Jinki…

El castaño solo resoplaba fuertemente, reteniendo su impulso de enloquecer y partir al rubio. Aspiro una gran bocanada de aire, sonrío forzadamente y espero a que Key hiciera el primer movimiento.

El menor se agitó un poco más, lloriqueando agudamente por el dolor. También tomo algo de oxigeno, preparándose para lo que se venía; trato de enfocar su mirada vidriosa en el otro y en su boca se dibujo un amago de sonrisa.

—Mue-muévete, Dubu —susurró con voz sofocada el rubio, meneando sus caderas delicadamente.

El castaño le miro con preocupación, dudando en hacer caso a esas palabras dulces. Key volvió a mover su cuerpo un tanto más brusco y eso le nublo la mente. Sus manos pasaron a agarrar fuertemente la cintura del menor y embistió por primera vez dentro de aquel menudo cuerpo.

Ambos gimieron a todo pulmón. Estremeciéndose de pies a cabeza, sudando apenas. Onew inició con una vaivén lento pero concienzudo, se deslizaba por aquel cálido pasaje con dificultad, provocándole corrientes de placer. SU boca se fruncía en una mueca de satisfacción, y trataba de acallar sus jadeos. Key en cambio todavía sentía dolor, uno que le traspasaba completo y le sacaban algunas lagrimas; lloriqueo un poco más. Alzó una de sus manos y con ella cubrió sus ojos, ocultando su debilidad. De pronto sintió como su miembro palpitante era abrazado y a la velocidad de las embestidas era masajeado de arriba a abajo. Su cabeza se giró hacia un lado, soltando gemiditos de complacencia, arqueando ligeramente su espalda.

—Tu…  Estas tan estrecho…

Key se encogió de hombros de forma instintiva, tal como lo haría en otra situación cualquiera para demostrar que no le importaba su opinión. Ahora no dolía tanto, la atención dada a su miembro le regalaba suaves ondas de placer que de tanto en tanto se volvían más grandes y largas, causándole espasmos y estremecimientos. El castaño había aumentado la velocidad, aún siendo rítmico en sus arremetidas, refunfuñando para sí mismo lo apretado que era el rubio. Resbaló un poco mas brusco sobre le miembro del menor, divirtiéndose con las expresiones adorables del mismo. Con sus dedos índice y pulgar apretó ligeramente la punta, masajeando tortuosamente, como experimento.

—¡Jinki! —gimió Key—. Ahh… No juegues ahí…

El aludido sonrió con picardía, achicando sus ojos.

—¿Por… Porque no? —cuestiono jadeante, volviendo a apretujar aquella sensible zona.

Key apretó sus dientes, siseando por lo bajo.

—¡Tonto! —le recriminó— Si sigues, yo… yo…

Onew sonrió con verdadera maldad, dejo que sus embestidas bajaran de rapidez, concentrándose ahora en dar placer al rubio de forma directa.

—¿Tu… que? —pregunto ensalivando cada uno de sus dedos y volviendo a aferrar aquella suave piel.

El rubio le miró acusador, poniendo un dulce puchero.

—Na-nada…

El castaño tomó algo de impulso y embistió fuerte, llegando profundo, utilizando esto como táctica de tortura. Disfruto al sentir como aquellas paredes lo ceñían un poco más, asfixiándolo.

—¿Decías?

El menor gimió con una tonalidad diferente, de repente siendo avasallado por una nueva de placer, haciéndolo su cuerpo temblar.

—M-mas, Jinki, por favor —rogó con voz urgente.

Onew ladeo su rostro, curioso. Agilizó de nuevo sus caderas, sorprendiéndose de la repentina elasticidad del interior del rubio, por laguna razón llegaba mucho más hondo; se estremeció ligeramente, verdaderamente complacido.

Nadie había llegado tan dentro ni lo había ensanchado tanto. Sabía que Onew tenía lo suyo pero por alguna razón evito creerlo a pesar de haber crecido con él. Era genuinamente delicioso como su miembro se deslizaba dentro de si, provocando mas y mas espasmos de placer, haciendo sus piernas temblar y su boca repetir su nombre y ruegos. Sus parpados temblaron ligeramente, cerrándose ante su voluntad como estrategia de su cuerpo en sentir mas todo aquello que le incitaba a rodear con sus dos manos la grande del castaño que estaba sobre su pene, moviéndose perezosamente.

—¡Jinki! —volvió a quejarse, suspendido en su nube de fruición

Onew frunció sus perfectas cejas y gruño por lo bajo. Dejo para su pesar el miembro del rubio y se concentró en definitiva a partir aquel menudo cuerpecito. Paso sus manos bajo la cintura baja del menor, elevándole e inclinándose un poco más , golpeo fuerte y agresivamente, perdiéndose sin arrepentimientos en su propio placer. Alcanzó a vislumbrar como las manos, peligrosas de deslizaban pro su propio abdomen. No captó cual era el objetico porque sus ojos se cerraron y era hora de ser egoísta. 

Key agarró su miembro con fuerza, agitándolo un poco y oprimiendo la punta como lo había hecho el castaño, descubriendo que aquello lo calentaba demasiado. Sus blancas manos comenzaron un vaivén al compas de las embestidas que le hacían temblar junto al escritorio chirriante.

Sus cuerpos brillantes se ondulaban sensualmente, cada uno en su asunto de llegar a la cúspide del placer absoluto. Key fue el primero en llegar, naturalmente, gracias a un par de estocadas ciertamente bien dadas en algún punto de su interior. AL primero deliró totalmente, rogando a grito que volviera a dar allí, Onew se movió veloz y segundos después dio nuevamente allí, provocando que Key por unos instantes dejara de pensar y al siguiente todo su cuerpo convulsionara, presa de placer. Gimió al fuerte, con su semilla saliendo de su miembro, manchando su estomago y salpicando un poco al mayor.

Onew le siguió unos minutos después, casi muriendo metafóricamente en el intento de seguir embistiendo ante el mínimo espacio que era el interior del rubio, gracias al orgasmo del mismo. Sus paredes se cerraron agresivamente, ahogándolo ferozmente. Su detonante fue sentir algunas gotas de la blanquecina semilla sobre su piel, era como si quemara. Dio su última estocada y con un ronco gemido largo, se derritió dentro del menor, marcándolo con su esencia. Su cuerpo rígido de repente tembló también, el orgasmo le abrumo completamente y se agarró como pudo de la mesa, evitando caer.

Aun con ciertos temblores producidos por el orgasmo, salió del rubio fácilmente, al instante desvaneciéndose sobre el piso, demasiado cansado como para llegar hasta el sillón que se encontraba a unos 2 metros de su posición. Su espalda se acomodó sobre la alfombra suave color caoba, uno de sus brazos se poso sobre sus ojos, cegándolo y aletargándole. Suspiro dichoso.

—Key…

Un momento después creyó caer dormido, ya que la sensación, aquel sopor post-orgásmico le hacía sentir fuera de si mismo. Sintió unos ligeros dedos acariciar su lacio cabello castaño. Ronroneo ante el agradable contacto.

—Onew…

Retiro el brazo del mayor, quería que este lo viera y no se arrepintiera de hacerlo. Contempló aquellos orbes color chocolate que estaban aun alucinadas.

—Después de esto… Todo depende de ti —susurró el rubio con una tenue sonrisa y ojos sinceros—. Tú decides si me ves por fin o sigo en las sombras, como siempre.

Se inclinó lo suficiente y deposito un breve beso en la boca del otro. Volvió a sonreír.

—Enserio te quiero, Kibum.

—No me es suficiente, estúpido Jinki —contesto el otro con fingida despreocupación, preparándose para ser destruido una vez más—, yo te amo.

Jinki observó aquel rostro perfecto, aun arrebolado. Curvó sus labios e hizo sus ojos lunas.

—Me temo que es lo único que te puedo ofrecer ahora —musitó entre lagrimas invisibles.

 

3.

Después de hacerlo en su escritorio de su oficina en su sitio de trabajo con su mejor amigo, mandó a cambiar el escritorio por uno nuevo, dejando la otra en su casa. Un objeto invaluable.

Llamo a Taemin —pese a que las primeras cinco llamadas donde este le dejaba parlotear y al terminar le colgaba— y le pidió una oportunidad.

—Aún no —fue lo único que dijo con voz neutra y colgó, desconectando su número celular.

 

4.

Kibum no volvió a parecer. Como casi dueño de la empresa donde el castaño trabajaba no le hacía falta hacer algo para comer, vestirse o teñirse el cabello, lo único que lo mantenía allá era su amigo Jinki. También había desconectado su número celular y pese a los años de amistad, irónicamente el mayor no tenía ni remota idea donde el otro vivía.

Se torturaba así mismo en todo momento, recordando la suave y limpia respuesta que Kibum le había dado tras sus crueles palabras aquella última vez que lo vio.

—Ho hay problema —había dicho sereno—, seguiré en las sombras entonces.

Quiso detenerlo cuanto este rápidamente se vistió como si nada hubiese pasado y le despidió con la sonrisa mas falsa del universo, pero no pudo levantarse, el físico y mental cansancio le agarrotaba el cuerpo.

De eso ya habían pasado dos semanas… Y lo extrañaba. Demasiado. Suspiro profundamente, cerrando su Mac e incorporándose de su puesto. Tomo su saco ejecutivo y salió de su oficina bajo las miradas de algunas secretarias.

—¡Jin-Jinki-ssi!

Se giro un momento y sonrió cortes.

—¿Si?

—Esto es para usted —susurró uno de los pasantes, alto y pelinegro. Recordaba vagamente su nombre… ¿Le llamaban Kai?

—Uhm, gracias —asintió, recibiendo una pequeña caja del tamaño de su mano.

Salió rápidamente del edificio, camino a su café favorito. Apenas llegó se sentó en la parte exterior, contemplando todo.

—¡Onew!

—¡Luna! —sonrió el castaño, saludando a la chica que lo atendía.

—¿Lo de siempre? —preguntó con dulzura.

Asintió con sus ojos sonrientes, ella se sonrojó.

—¿Y Key? ¿Lo mismo para él?

—No lo creo, hoy no me acompañara.

La chica frunció levemente su entrecejo, mirándolo acusadoramente.

—¿Qué le hiciste? —preguntó— Ayer se veía muy miserable. Sus ojitos no brillaban.

—¿Lo viste? —exclamó Onew, inclinándose sobre la mesa, asustando a la chica.

—Si… ¿Por?

No le dieron tiempo de seguir preguntando ya que llamaron a su amiga a atender otra mesa. Ella sonrió apenada y fue a hacer su trabajo.

“Así que aún está en el país”.

Sacó su celular del bolsillo, revisando la hora y de repente se acordó de la cajita. Aun la tenía en su mano así que la dejo sobre la mesa, se agachó para que sus ojos estuvieran a la altura de aquel misterioso objeto. Lo estudio como si estuviera a punto de explotar.

—¡Aquí esta!

Se sobresaltó en su puesto. Una lo observaba divertida. Dejo un vaso con delicioso café y un plato con una rebanada de pastel de chocolate. En seguida desapareció.

Tomó un sorbo de café y alzó la tapa de la cajita.

No era gran cosa. Un papel blanco, doblado a la mitad. Lo sacó con sumo cuidado, aun temiendo que explotara. La letra le era conocida. Tomo más café.

Sí, soy yo. Mi letra. Sé que aunque toda tu casa estuviera garabateada por mí no reconocerías mi letra. ¿Qué te parece Kai? ¿Lindo, no? Y ¿Luna? ¿Tan dulce como siempre? Lo siento por desaparecer… Aún sigo pegando pedazos, no es fácil… Por ahora me mantendré literalmente en las sobras. Es lo mejor. Taemin está por llegar. Te amo Lee Jinki…

Sus ojos repasaban una y otra vez cada letra, cada palabra y sus manos temblaban ¿Acaso lloraba? ¿Por eso todo estaba borroso?

—¿Onew?

Alzó su rostro bruscamente, encontrándose con un ahora rubio Taemin. Golpe bajo.

—Taemin…

—¿Está bien si me siento?

No espero respuesta, solo se sentó y sonrió angelical.

Onew dejo caer su espalda sobre el respaldo de la silla, sintiéndose en una pesadilla. Deslizo brusco una mano por su rostro, limpiando agua salada de sus ojos.

—Hola.

—Hola.

“…Y recuerda que eres mío.” 

Notas finales:

¿Que tal? ¿Merezco ser cacheatada ciberneticamente? LOL 
En serio siento haber sido cruel con Key. 

Cualquier comentario es bien recibido. 
Me encantaria saber que piensan, asi me motivo a escribir mas y eso(?).

 

Gracias por leer~

 

P E A C E


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