El momento ha llegado, un paso más allá de esperado, la espera de la espera llega a su fin, es más profundo que un deseo en su forma simple, es la vivencia intensa combinada con este, es más complejo, es la sumatoria de cada pensamiento que al fin logra materializarse en la dimensión en la yacemos como dos cuerpos, como dos almas, como dos pensares.
Siendo un día muy normal, no diferente a los demás comienzo por enumerar y clasificar mentalmente los deberes que como estudiante poseo, responsabilidades que no dejan de llegarme.
El momento
Son las 2pm y como es de costumbre, Amane no quiere ir a la siguiente clase, no quiere nada. Inmediatamente de manera natural como se da una respiración, se dio alternamente el considerar verle, llamo, justo hoy se he prestado a favor una oportunidad, que no será desprotegida ni desechada.
-Te quiero ver! Exclama imperativamente, mientras su deseo en la voz se ve reflejada incluso por las ondas sonoras de una comunicación distante.
-¿En la vida real? Pregunta Hikari, sonriéndole a su teléfono como si le estuviese viendo personalmente.
-¿En el mismo lugar? pregunta nuevamente la joven inquieta y curiosa como una pequeña niña, que con cada segundo, su expresión se impregna de mas ingenuidad, pero con el suficiente conocimiento para saber que esta ocasión no sería como las demás. Aun así al mismo son que parpadeaban sus ojos inclinándose hacia arriba con expresión pensativa, de igual manera que ello, dejo de suponer y se dio en la tarea de investigar que tan fuera de lo común seria verle el día de hoy, pues no había motivo o fecha en especial para tal acontecimiento; pero que más motivo especial se necesitaba, el querer se convertía en el ingrediente especial, la esencia de una receta, el núcleo de una célula, el motor de un auto, el alma de un cuerpo.
-Sí, te recogeré allí! Respondió de forma sencilla y sin explicaciones demás.
-A las 3 pm! Añadió de forma indicativa, con un tono de voz entre dulzura y mordacidad, no quería que llegase tarde como suele suceder. Pero la pequeña cantidad de aspereza se vio anulada al recordar aquel movimiento, el de sus cabellos chocando con el viento, movimiento a causa de la prisa generada.
-Hablamos más tarde dijo delicadamente aquel príncipe
-Está bien! Acentuó Hikari.
Corría por los pasillos de un ambiente académico, se le podía verse como en un maratón, donde no podía ser alcanzada por nadie más, Amane tenía su meta clara, el no llagar tarde, preferiría esperarle y así observar su cabello que tanto le generaba suspiros, no solo por dulzura y perfecta apariencia, también por deseos de acariciarle mientras le besaba apasionadamente, halarle los cabellos se convirtió y será un fetiche, una manía, una expresión de satisfacción.
Su paso fino destila prisa y ansia, parte de inmediato a dicho lugar, el trayecto en su lejanía parece corto, en su lejanía parece lejano, dilema estúpido para el momento no era importante dedicarle tiempo, tiempo que se agotaba.
Visualiza una estética figura, alta estilizada, rubio cabello, tez pálida, ojos vigilantes y la más reconfortante sonrisa que tanto le hacía perder el control.
-Esta vez tarde mucho tiempo, dijo Amane a manera de disculpa.
-Está bien, no hay problema, llegue pronto porque realmente te quería ver después de tantos días sin hacerlo, entre sonrisas burlonas dijo la joven que particularmente vestía ligeramente diferente, pues se le notaba más bella. Hikari es de aquellas chicas que con cualquier estilo o sin propio estilo se ve esplendida, pues la belleza que posee es innata, sin mucho que influir en lo que luce diariamente.
-Quiero que vayamos a un lugar, suspiro Amane, cortando cualquier otro tipo de tópico que pudiese surgir en su momento.
Sin pensarlo dos veces abordaron el autobus, Hikari aún no conocía el destino final, ni menos a qué se debía el comportamiento de ella, pues la notaba callada, silenciosa, como si tratase de ocultar algo. Sin embargo no puso vehemencia alguna, accedió, a estas horas ya la curiosidad le invadía y las preguntas surgían mentalmente. Bajaron del vehículo luego de 15 minutos de viaje.
-Llegamos! Dijo Amane con tímida expresión facial
-Creo que ya comprendo, respondió Hikari con mirada penetrante, al mismo tiempo que se dibujaba una diminuta sonrisa, aquellas que no propiamente demuestran euforia, por el contrario, diminuta sonrisa con microscópico toque de enfermiza perversión.
Con precario diálogo entran al lugar, tramitan por unos minutos, sin darse cuenta están adentrándosen en una habitación algo espaciosa, confortable, en pocas palabras, con el ambiente perfecto para una tarde a solas, donde comenzaría y terminaría ese lapso de tiempo deseado, donde todo se intensificaría.
-Lo he deseado!
- Yo más aún! Susurro Hikari en su oído expectante a una respuesta,
Al escuchar las palabras susurradas, Amane la agarró por su cintura y comenzó a besarle con esa pasión desbordante que quizá antes no lo había hecho por un poco de vergüenza, pero para este entonces la pena, la vergüenza y las reservas no tenían lugar, porque la lujuria y pasión ahogaban cualquier oposición que se presentara.
Los besos, las caricias se intercambiaban del mismo modo que aire lo hace, los minutos se agotan, mientras los apretones y rasguños incrementan sin ninguna regla de proporcionalidad, lo movimientos siendo contrarios o no a las manecillas del reloj, van y vienen. Cada una manifiesta sus pensamientos y sensaciones…
POV Amane
Paso suavemente mi mano por tu pecho, recorriendo lo inexplorado, con la suavidad presente, veo que no puedes evitar de mirarme y yo simplemente desfallezco con la mirada manchada de placer, sigo besándote y mis manos caminan hacia tu abdomen, los pulpejos de mis dedos pasan de tal manera que el roce simple se vuelve llamativo como pasar proceder a morder con mis labios tu marcados huesos pélvicos que he tenido curiosidad de saber que producen en ti, minutos después de ser caníbal devorando hasta tus huesos, temo que he olvidado devorar tu cuello que sin clemencia ni pesares lo beso, lo sujeto con mis labios, palpo con los dedos, al mismo tiempo que tus suspiros incrementan y se trasforman llegando a gemidos que me llevan a la locura. Siento el impedimento de nuestra ropa y como si fueses el más delicioso chocolate blanco, te desenvuelvo lentamente mientras observo y te beso. Eres el tentable chocolate que quiero morder y comer. Justo la justicia juega e interviene haciendo que quites de mi cualquier prenda que esconda cada imperfección. Somos dos cuerpos desnudos ahogados en el mar del placer, me siento menos impedida para que mis manos lleguen donde no habían estado. Me resbalo a tu sexo que ya se encuentra húmedo, empapando mi mano, solo veo que te retuerces satisfactoriamente, tus expresiones demuestran el goce de mi mano rozando, penetrando, agarrando tu más restringida zona. Tengo sed, me deslizo con mi lengua desde el abdomen hasta tu sexo, besando tus labios, sujetando ente los míos tu más sensible órgano de placer, mi lengua se va unos milímetros más y se adentra unos centímetros dentro de vos, siendo el propicio lugar para idear y hacer movimientos con ella, hasta mas no poder, sin dejar de mi lado la sed de tomarte. Mis ojos en su desespero de ver tu expresión, se quedan maravillados con tan agradable rostro, prosigo besando tu sexo con la diferencia de que te mueves en mi boca y yo simplemente muero de ganas, así que ligeramente toco mi sexo que al igual que el tuyo se encuentra en su estado más líquido, me masajeo instantes, pero aun así quiero seguir con vos. Quiero entrelazarme sentir mi sexo con el tuyo y en la medida de lo posible encajar para que la sensación nos lleve al éxtasis, nos movemos siento ese nuevo roce desconocido y excitante que estoy segura me llevara a un orgasmo, es lento, ahora más rápido, nos retorcemos, nuestros músculos se contraen, los gemidos por parte y parte se escuchan explícitamente, baja más humedad de nosotras, se escurre por los muslos, es magnífico lo que logramos una a la otra. Explotamos en un orgasmo compartido, la respiración nos falta… la mutes se apodera de ambas, estallamos en un grito porque he logrado en cierta medida traspasar la frontera y estar con vos. Culminando todos los minutos en caricias, me ves tocándome mientras te veo, nos tocamos y la tarde es joven…. Pues al parecer no es suficiente, y al igual que un círculo vicioso, un circulo, volvemos a comenzar en busca de más éxtasis, una sobredosis de la dosis….
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Horas luego las chicas salieron para retornar a sus hogares, en su camino de regreso no evitan mirarse y pensar que todo lo sucedido fue real que se ha consumado ese aspecto que se deseaba, que el momento de espera había terminado para que en paralelo comenzara otro, una espera más….otros más…. Vivencias experiencias ganadas, nuevos intentos por lo desconocido y seguir en la búsqueda de la divinidad compartiendo cada una al lado de la otra, siendo así la compañía indispensable como el quererle cada vez más.