Capitulo 2: Por Favor… ¡No Me Hagas Esto!
Llegue a la puerta de la habitación, había logrado convencer al hospital de que ese chiquillo era mi único familiar y que no me quería separar de él, por ende me dejaron permanecer en el hospital todo el tiempo que quisiera, ya era de madrugada, en pocas palabras podía sacarle toda la información que quisiera y nadie interrumpiría mi interrogatorio.
Tome el pomo y lo gire para luego entrar y cerrar la puerta con seguro, fije mi vista en la camilla, el niño estaba allí y parecía dormir, aunque no lo tenía muy en claro ya que estaba arropado hasta la cabeza.
Me acerque sigilosamente, para luego tomar la sabana y descubrir al chico el cual estaba muy despierto, me veía con una expresión que aparentaba serenidad, como si no sintiese miedo por mí, pero ese no era el caso, era casi imperceptible pero a luz que brindaba la luna llena podía ver con perfecta claridad el ligero temblor que tenía todo su cuerpo.
Tome el banquito y me senté en el, ahora comenzaría el verdadero interrogatorio.
-Escucha enano que no me gusta repetir las cosas-Ante eso pareció ofenderse pero no hizo ningún ademan de querer interrumpirme así que seguí-No soy de las personas que den rodeos, necesito saber qué hiciste con el contenido de la caja que esos hombre te dieron-
Cuando termine de formular mi pregunta ese niño abrió los ojos de par en par se puso pálido como un papel y ahora el temblor era evidente, abrió la boca para decir algo pero enseguida la cerro, miro el suelo frente a mi por unos minutos como si fuese la cosa más interesante del mundo, cuando por fin parecía que iba a responder elevo el rostro y me dejo ver un sonrojo ¿Por qué ese mocoso estaba sonrojado?
-Y… yo lo lamento mucho pero la perdí-
-¡¿Qué?!-Me levante de mi asiento de estrepito y eleve la voz más de lo que debería, pero no me importaba, estaba molesto, no solo por el hecho de haber perdido el paquete sino por el hecho de haber creído que ese pequeño bastardo sabia donde estaba.
-No, no, no-Agitaba sus brazos y cabeza de un lado a otro en señal de negación.-Bue…bueno en realidad no la perdí…-
-Entonces ¿Dónde está?-No le deje terminar de hablar, espero que me dé una buena explicación o si no…-
-Yo-Levanto muy lentamente la sabana que cubría sus piernas, a los ojos de cualquiera incluso de los míos si no estuviese así de molesto esa sería una clara invitación, pero deje esos pensamientos de lado cuando señalo con su índice un pequeñísimo punto rojo casi imperceptible en su pierna, podía confundirse fácilmente por la picadura de un mosquito-Mientras huía de ti, me caí y… bueno… me clave la inyectadora.
Espera… rebobina todo, ese maldito bastardo me está diciendo que… el liquido de la inyección esta dentro de él, esto es una mierda, estoy seguro de que tenía un tic en el ojo, mi ceño se frunció, mis nudillos se volvieron blancos y mis dientes rechinaban de la cólera que sentía.
¡En realidad no había ningún puto problema con el endemoniado hijo de puta paquete!, pero esta sería la primera vez en toda mi “carrera” que no entregaba o cumplía un estúpido trabajo… no, esto no se iba a quedar así, ese niño, ese maldito niño va a sufrir mi cólera, porque si ahora estoy muy pero muy molesto y me enferma el hecho de que ese enano se esté riendo o mejor dicho este haciendo un intento de risa mientras se rasca la nuca como si fuera un juego lo que está pasando, no enano este no es un juego y te lo voy a demostrar, esta es la vida real.
-¿Así que el liquido entro en tu organismo?-Pregunte tranquilamente a lo que él solo asintió-Sabes… tengo una pequeña idea para saber si la inyección surtió efecto, ¿Quieres probarla?-Le dije en un tono “amable” puesto que por dentro la ira me estaba consumiendo, el chico me vio con un rostro sospechoso, como si no creyera en mi y no lo culpo de la última persona en la faz de la tierra que debería creer seria en mí.
Al final asintió, di vuelta para buscar algo en un mueble que había ahí, algo que seguramente tendría un muy buen uso, al final lo encontré, una sonrisa ladina se poso en mis labios y vi el reloj de mi muñeca el cual marcaba la una y veinte de la madrugada, tendría mucho tiempo.
En un rápido movimiento coloque lo que había encontrado tras mi espalda para que el pequeño y pobre niño no viese nada
-Cierra los ojos por un momento y tranquilo no te voy a matar-
El chico dudo más tiempo de lo que pensé pero como siempre al final cedió, cerró los ojos y mi sonrisa paso de ser ladina a una digna de un psicópata.
De un rápido y solemne movimiento ya me encontraba frente a él, tome la cinta y tan rápido como pude pegue un pedazo en su boca, el enano al sentir eso abrió los ojos asustado y llevo sus manos hacia su boca a lo que yo las capture en el camino, me abalance quedando encima de él y con ayuda del cabezal de la camilla el cual era perfecto para este tipo de práctica amarre sus manos, me acerque a su oído y le susurre
-Tranquilo no te voy a matar pero sí que te va a doler-
Al decir eso no pude reprimir la risa sádica que salió de mi boca, el niño se veía asustado, muy asustado y eso es exactamente lo que quiero en este momento, lo voy a hacer sufrir.
-¿Me tienes miedo? ¿Por qué?- El sarcasmo se hacía presente en cada una de mis palabras, me erguí sobre él, mis piernas estaban a los costados de las suyas, me encontraba sentado sobre su pelvis, fue entonces que hurgue mis ropas y saque algo que haría este juego mucho más satisfactorio.
Ese chiquillo estaba paralizado, aunque pareció reaccionar cuando vio brillar la navaja que saque de mi bolsillo y como una marica comenzó a llorar no me podía sentir mejor y eso que no había comenzado a divertirme apropiadamente.
Tome la bata hospitalaria que tenia puesta y fui quitándola lentamente, él forcejeaba como podía y llego un momento donde me canso e hice unas pequeñas cortadas cerca de sus tetillas para luego acercarme y susurrarle al oído
-Si no te quedas quieto y eres buen niño te arrancare el pezón, pero no con esto-dije mientras balanceaba la navaja de un lado a otro-Te lo arrancare de una mordida ¿Entendiste?-
Espere su respuesta, no paraba de llorar y eso me hacía sentir mejor tanto que ya mi miembro comenzaba a erguirse, entonces el enano asintió-Que buen niño-Me erguí nuevamente y comencé a deslizar la navaja por toda la extensión de su pecho y brazos, se movía de vez en cuando pero no era nada grave, ya no se resistiría y comencé a clavar la punta de la navaja en su cuerpo, lloraba y se estremecía increíblemente.
Solté el arma blanca y comencé a lamer y succionar su cuerpo enmarcando los sitios con las heridas ya abiertas, el sabor de la sangre de ese niño sí que era deliciosa, subí por su cuello donde lamí hasta que llegue a su lóbulo y lo mordí suavemente.
Cuando voltee a ver su rostro parecía que no lloraba tanto, eso me hizo enojar, así que lo golpee en el pecho, el castaño se sobresalto y lloro con énfasis nuevamente
-Escucha bien sucia perra, si no lloras te voy a matar ¿De acuerdo?-
No respondió pero creo que si entendió porque de su rostro no paraban de surcar densas lagrimas, las cuales cada vez me excitaban mas, alce mi mano y comencé a acariciar sus mejillas húmedas-Es estúpido pero… te ves hermoso-
El chico volvió a sobresaltarse y se sonrojo, aun lloraba pero ya no forcejeaba, volví a mi trabajo succionando y mordiendo de vez en cuando la tetilla izquierda mientras mi mano izquierda presionaba las heridas ya hechas para que no parase de llorar, el bulto de mi entrepierna cada vez se volvía mas y mas molesto, necesitaba sacarlo de esa prisión de tela o si no me correría sin haber hecho nada.
Así que baje hasta llegar a lo que quedaba de la bata de hospital y la quite dejando a la vista su pequeña hombría la cual estúpidamente estaba un poco despierta
-¿Así que el dolor te excita? Eres una puta y sucia ramera-
Mi sonrisa estoy seguro que al decir eso era horrible, pero ese es el punto voy a hacer que el sufra mientras yo disfruto.
Tome su miembro y comencé un tortuoso vaivén y al poco tiempo el liquido pre-seminal se hizo presente, eso quería decir que estaba disfrutando pero no paraba de llorar lo cual lo hacía mucho mejor, mi deseo estaba cambiando un poco, mas no mucho.
Aun quería que sufriera un infierno en tierra pero ahora tenía mejores torturas en mente para lograr mi cometido y destruirlo por completo.
Deje su miembro de lado ya erguido y vi la escena frente a mis ojos, la luz de la luna llena sí que ayudaba, el niño tenía cortadas en todo el pecho y brazos unas más grandes y profundas que otras, gracias a mi saliva y su propio sudor brillaba su piel, un pequeño hematoma causado por mi culpa en el pecho, la sangre de las heridas se deslizaba marcando todo con su respiración rítmica y al alzar la vista y ver su rostro divise un sonrojo, ahora sí que me parecía un ángel ensangrentado.
Deseaba tomarlo y romperlo pero quería escuchar su voz suplicándome por piedad, pero no le quitaría la cinta era muy posible que gritara por ayuda y eso arruinaría la fiesta, así que me quede con las ganas de escucharle pedir clemencia.
Desate mi cinturón y abrí la bragueta, lo rompería de una vez por todas, sabía que primero tenía que prepararlo pero yo nunca tuve la intención de hacer que ese niño sintiera otra cosa que no fuese dolor.
Saque mi miembro de su prisión y me sorprendí al ver que estaba mucho más grande de lo que normalmente se pone al momento de tener sexo con mujeres, de verdad que me estaba gustando lo que le estaba haciendo a el castaño.
Parecía que el chico había visto mis intenciones y mi hombría porque habíamos vuelto a forcejear, el lloraba mucho mas y movía la cabeza de un lado a otro en un claro “no” pero a mí me sabia a mierda lo que él quisiera, lo que yo quería era violarlo y eso haría.
Volví a golpearlo y a amenazarlo con matarlo para que se quedase quieto y eso paso, de nuevo estaba quieto.
-Oye mocoso-Lo llame-Colabora y abre las piernas-No hubo respuesta lo cual me hizo enojar-¡Oye!-
Y así lo hizo lenta y temblorosamente abrió las piernas dilatando un poco sus propias carnes, pero por supuesto mi miembro era mucho más grande de lo que él podía abrirse, tome mi hombría y la posicione en su entrada, note que las lagrimas ahora eran muchas más y para hacer más prolongado su sufrimiento deslice la cabeza de mi virilidad por toda la extensión de su redondo trasero y entonces entre de una sola embestida.
El alarido que salió de la boca del castaño fue tan alto que se escucho en toda la habitación, me sorprendió que llegase a tal nivel teniendo la boca sellada lo mire por unos minutos, tenía la cabeza de lado, me fije en sus manos y sonreí al ver como de entre sus dedos goteaba sangre, se había clavado las uñas y su cuerpo no paraba de temblar, ahora la duda era ¿Por dolor o por cólera?
Comencé a embestir, ya le había dado suficiente tiempo para acostumbrarse, sus paredes eran tan estrechas, oprimían mi virilidad de la forma más magnifica que fuese posible, me sentía en la gloria, subí el ritmo, cada vez se sentía mejor.
Tome al castaño de las caderas para tener más impulso, fue cuando vi el miembro del chico el cual estaba más que erecto y curioso alce la vista para ver su rostro, sus ojos habían perdido el brillo y no paraban de derramar lagrimas con un ligero sonrojo y una respiración que hacía que su pecho subiera y bajara como en un amaranto.
Volví a subir la intensidad mi liquido pre-seminal hacia que mi miembro se pudiera deslizar dentro con más facilidad provocando que mis embestidas se volvieran las de una bestia, la camilla no paraba de rechinar y el sonido húmedo del continuo chapoteo que salía de nuestras intimidades me estaba enloqueciendo.
Entonces toque ese punto en el cuerpo del chico y este arqueo la espalda, me gusto el que hiciera eso, así que comencé a dar estocadas solo en ese lugar una y otra vez hasta que el castaño llego al clímax corriéndose en su pecho, haciendo que sus paredes oprimieran mucho mas mi miembro, esa posición era deliciosa pero tenía una mejor en mente.
Tome las piernas del chico y las apoye en mis hombros logrando una penetración completa y el pequeño miembro del chico comenzó a reaccionar de nuevo, esa posición me daba una mejor profundidad, podía sentir como la cabeza de mi miembro se estrellaba contra su próstata, estaba llegando a mi limite soltando pequeños jadeos y gemidos por lo que puse mi mejor esfuerzo en las embestidas y entonces el chico se volvió a correr contrayendo sus carnes y manchando su cuello y un pocoel rostro pero ya para esa oportunidad no pude evitar correrme también embistiendo lo más profundo que pude para llenar de mi esencia lugares inaccesibles en su entrada para que se le hiciese difícil la limpieza.
El gemido ronco que salió de mis labios fue tal que hizo que el chico me mirase de nuevo, me incline estando todavía dentro y con poca delicadeza le quite la cinta de la boca sin esperar que hablara bese sus labios en un acto pasional y desesperado rozando lo lujurioso muy extraño de mi parte, entrando en su cavidad y jugando con su tímida lengua faltante de experiencia juntándola con la mía en una danza majestuosa llenando de nuestras salivas las comisuras de ambas bocas, antes de separarme mordí suavemente su labio inferior lo cual hizo que gimiera… al escucharlo sentí unas ganas descomunales de volver a hacerlo mío pero esta vez sin la cinta, me había maravillado o mejor dicho encantado ese gemido y definitivamente no sería la última vez que lo escuchase.
Definitivamente ese chico volvería a estar bajo mi cuerpo y haría que gimiera hasta quedarse afónico, un hilillo de saliva me acompaño haciendo que el niño se sonrojara aun más puesto que su gemido no había pasado desapercibido por ninguno de los dos fue entonces que salí de su interior, notando como mi miembro al igual que mi pantalon estaba manchado de sangre, mire su piernas y vi como mi semen y su sangre se deslizaban por sus nalgas manchandolo a él y despues a las ya no tan limpias sabanas,le quite el amarre de las manos a lo que inmediatamente se hizo un ovillo dándome la espalda, me puse de pie acomode mis ropas y salí de la habitación ya vería lo que ocurriría al día siguiente.
CONTINUARA….