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Chicos de secundaria y los besos por Nekoki

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Notas del fanfic:

   Disclaimer: Danshi Koukousei no Nichijou pertenece a Yasunobu Yamauchi, este es un trabajo sin fines de lucro, sólo por entretenimiento.

Notas del capitulo:

   Perdón por los problemas con las sangrías, tengo muchas dificultades con ellas...

   Espero que este humilde texto sea de su agrado ^^

   —Oigan, ¿cómo son los besos?

   La pregunta de Hidenori hizo eco en la habitación. Tadakuni y Yoshitake lo miraban seriamente, sabiendo que un nuevo debate iba a comenzar.

   —¿Qué quieres decir? —preguntó Yoshitake, levantándose del piso.

   —Es que ninguno de nosotros ha besado a una chica antes, ¿no? ¿Nunca pensaron qué pasaría si ese día llega y no sabemos cómo hacerlo?

   La expresión de Yoshitake fue de sorpresa al darse cuenta de tan importante detalle. Hidenori y él colapsaron en el suelo, tomándose las cabezas y entrando en un pequeño estado de pánico mientras Tadakuni los miraba, sereno.

   —Pero yo ya he besado a una chica —dijo Tadakuni.

   Hidenori y Yoshitake se carcajearon al principio, tomando las palabras de su amigo como un chiste de mal gusto, pero al ver que la expresión de Tadakuni  seguía igual, comprendieron que iba en serio. Ambos se levantaron boquiabiertos y dieron unos pasos hacia atrás, totalmente estupefactos por la declaración.

   —¿Qué… Qué quieres decir? —tartamudeó Hidenori— ¿Tú? ¡Es imposible!

   —¿Por qué dices eso? —dijo, molesto, Tadakuni— Es natural, ¿no? Somos estudiantes de secundaria* después de todo.

   Los chicos se acercaron hasta Tadakuni y se sentaron frente a él, curiosos por indagar más sobre ese acontecimiento del que jamás habían escuchado antes.

   —Cuéntanos, ¿cómo pasó? —le pidió Hidenori, tragando saliva.

   —Bueno, fue hace un tiempo —empezó Tadakuni—, durante las vacaciones de verano. Verán, esa noche que nos quedamos en la posada, mientras ustedes dormían, yo salí a dar un paseo y me encontré con una chica. Estaba llorando porque esa era su última noche en Japón antes de partir hacia el extranjero con sus padres, y me pidió que le diera un beso para poder llevarse un buen recuerdo de su tierra natal.

   Su audiencia no lo podía creer, estaban tan maravillados con esa historia que no notaban los claros signos de la mentira que había inventado Tadakuni para salir del paso.

   —¿Y cómo era ella? —inquirió Yoshitake.

   Esa pregunta tomó por sorpresa a Tadakuni, pero ya que sus amigos parecían tan convencidos, decidió seguir con el juego.

   —Bueno, no lo recuerdo… Estaba un poco oscuro y no la vi bien… Pero estoy seguro de que era muy bonita.

   —¡No puedo creerlo! —gritó Hidenori, levantándose y apuntando con el dedo a Tadakuni— ¿Cómo? ¿Cómo es posible que tú hayas besado a una chica pero nosotros no? ¡Es injusto!

   Yoshitake se levantó para calmar a su amigo, mientras Tadakuni comenzaba a arrepentirse de su mentira, pero, como en todas las situaciones en las que había manipulado la verdad, ya era demasiado tarde para echarse atrás.

   —Cálmate —dijo el rubio—, piénsalo bien: si Tadakuni ya ha besado a una chica, nos puede enseñar.

   Hidenori entró en razón, asintió con la cabeza y los dos chicos volvieron a sentarse frente a Tadakuni, mucho más cerca esta vez, provocándole escalofríos.

   —¡E… Esperen! —dijo, intentando mantenerlos a raya con sus brazos extendidos— ¿Qué quieren decir con que les enseñe?

   —Tienes esa obligación como hombre —aclaró Yoshitake—. A partir de ahora, estamos a tus servicios, maestro —concluyó, haciendo una reverencia.

   Tadakuni no tenía idea de cómo mantener su farsa, pero le gustaba la admiración que sus amigos le estaban demostrando. En seguida, su ágil mente ideó un ejercicio para instruir a los chicos en ese arte que él mismo desconocía.

   Les pidió que cerrasen sus puños, dejando un pequeño espacio a un costado de sus manos, y que hicieran de cuenta que era la boca de una chica. Lo había visto ya en un par de películas norteamericanas, pero confiaba en que sus amigos no lo supieran.

   —Ya hemos hecho esto muchas veces —fue la respuesta de sus aprendices— ¿No tienes otra cosa para hacer?

   Tadakuni se sintió perdido nuevamente, no se le ocurría otra cosa para decirles a sus curiosos pupilos. Y ante este panorama tan desfavorable, decidió contar la verdad.

   —Escuchen, la verdad yo… —intentó decir, pero fue interrumpido por Yoshitake.

   —Tengo una idea —dijo el rubio—: ya que Tadakuni tiene experiencia, ¿por qué no nos enseña de una manera más «práctica»?

   —¿Qué quieres decir? —preguntó Hidenori.

   —Ya saben… Podríamos… Besarnos en serio… —murmuró Yoshitake, un poco enrojecido e inseguro de su idea.

   Tadakuni se levantó con serenidad y abrió la puerta de su habitación.

   —Vete —le dijo.

   —¡Oye, espera! Lo estoy diciendo en serio —replicó Yoshitake.

   —¿Estás loco? ¡Somos hombres!

   —¿Y cuál es el problema? Somos amigos, ¿no?

   —¡Ese es precisamente el problema! Oye, Hidenori, ayúdame con esto.

   Hidenori, quien hasta ahora había permanecido callado, pensativo, se decidió a hablar.

   —No es una mala idea…

   Tadakuni se golpeó la cara con la palma de su mano mientras les pedía a sus amigos que dejen esas bromas o que se retiren de una vez.

   La mentira ya había llegado muy lejos, así que decidió que ya no podía retrasar su confesión, su integridad física estaba en juego.

   —Escuchen, les mentí, jamás he besado a una chica —dijo, un poco avergonzado de que su mentira los haya llevado hasta esa situación.

   —¡Eres muy egoísta! —le gritó Yoshitake— Ahora sales con eso sólo para no enseñarnos, ¿qué clase de amigo eres?

   —¡Pero estoy diciendo la verdad! Ya basta, ¿podemos dejar esto de lado y continuar con nuestras vidas?

   Hidenori se acercó hasta a él, tomándolo de los hombros mientras posaba una mirada penetrante en sus ojos.

   —Claro que no podemos dejar esto —le dijo—, ahora que hemos comenzado, no podemos echarnos atrás.

   —¡Pero si no hemos comenzado nada!

   Finalmente, tras quince minutos de negociación, Tadakuni no pudo lograr que creyeran que estaba mintiendo cuando dijo lo del beso, y, en cambio, accedió a «enseñarles» a sus amigos lo que se negaba a reconocer que sabía.

   Con las horas de la siesta terminando y el ocaso comenzando a teñir el cielo con hojas marchitas, los tonos sepia de la tarde dieron a la habitación un verdadero ambiente de tranquilidad e intimidad.

   Tadakuni se arrinconó en la esquina más oscura de su cuarto, con sus dos pupilos frente a él. Los tres estaban muy avergonzados por la situación, la inseguridad los devoraba de a poco, dejándolos en un incómodo silencio.

   —¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Yoshitake.

   —¿Qué quieres decir? A ti se te ocurrió la idea, tú deberías saberlo —le replicó Hidenori.

   El muchacho arrinconado sólo miraba hacia un costado, con los nervios de una presa que espera impaciente el veredicto de su cazador.

   —Entonces dejémoslo a la suerte: piedra, papel o tijeras.

   De esa competencia, el vencedor fue Hidenori, y, por lo tanto, ganó el derecho a ser el primero en experimentar las enseñanzas del profesor.

   —Acércate de una vez y acabemos con esto —murmuró Tadakuni, cruzándose de brazos y cerrando los ojos.

   Hidenori se aproximó hasta él y lo tomó de los hombros, pero cuando quiso besarlo, Tadakuni se le adelantó, acercó su cabeza con violencia y provocó que sus labios chocaran en lo que, más que un beso, fue un golpe.

   —¿Qué fue eso? ¿Me quieres matar? —dijo el muchacho de anteojos mientras cubría su boca.

   —¡Les dije que no sabía besar! Así que ya basta de juegos. Ven, Yoshitake, terminemos de una vez.

   El rubio tragó saliva, pensando que su beso también terminaría en un golpe; pero antes de que pudiera acercarse a Tadakuni, Hidenori volvió para reclamar por su “beso violento”.

   —¡Eso no contó! Todavía es mi turno, y no terminará hasta que lo hagamos bien.

   Tadakuni intentó levantarse en protesta, pero Hidenori se quitó los lentes y se abalanzó sobre él, reclamando su beso perdido. Tomándolo de la nuca, evitó que mueva su cabeza, y así fue como logró juntar suavemente sus labios en un beso seco.

   Duró sólo unos segundos, que para los dos chicos fue una eternidad. Se separaron sin decir nada, y, casi de inmediato, Yoshitake, que se había mantenido como espectador hasta el momento, reclamó su turno.

   Intentó imitar los pasos de Hidenori, pero su nerviosismo lo llevó a golpearse con la boca de Tadakuni, separándose abruptamente.

   —¡Ten cuidado! —le dijo el moreno.

   —Perdón. Estoy un poco nervioso…

   —No queda otra… —replicó con un suspiro.

   Tadakuni tomó a Yoshitake por los hombros, así como Hidenori lo había hecho con él, y lo besó suavemente. Esta vez intentó relajarse más y hasta lo disfrutó un poco.

   —No es justo —reprochó Hidenori—, ¿por qué con él lo haces por las buenas pero conmigo no?

   —Es tu culpa, te me tiraste encima y no me diste tiempo a pensar.

   —¡Entonces quiero otro turno!

   Aunque Tadakuni sabía que esto ya había ido más lejos que una simple travesura de amigos, no quería que se terminase aún. Un fuego en su pecho y en su vientre se había encendido con este juego de roles prohibido. Esa sensación lo tenía encantado.

   Aprobó el pedido de Hidenori asintiendo con la cabeza, no se atrevía a confesar que se moría por seguir e ir más lejos. Permitió que su amigo se acercara a él y apoyase sus manos sobre sus rodillas, cerró los ojos y se dejó besar. Sin darse cuenta, abrió un poco la boca y asomó su lengua, rozando apenas los labios de Hidenori.

   El muchacho se sorprendió por esto y rompió el beso, alejándose un poco y mirando a Tadakuni, quien se moría de vergüenza por haber actuado sin pensar. En ese momento, algo se encendió en el cuerpo de Hidenori, algo que motivó a tomar del mentón a su compañero y volver a besarlo, abriendo también su boca y dejando que sus lenguas se acariciasen más profundamente, con la tímida valentía de la primera vez. 

   Yoshitake, que los miraba en silencio, también podía sentir un extraño calor saliendo de su pecho y recorriendo todo su cuerpo. No podía apartar la vista de sus amigos, los dos hombres que se besaban frente a él sin pudor.

   —Yo… Yo también quiero —atinó a decir el rubio.

   Tadakuni y Hidenori se separaron, respirando un poco agitados por el arrebato del momento, mientras Yoshitake los miraba con deseo y envidia.

   El moreno se limpió la boca con la manga de la camisa para quitar los restos de saliva y complació los pedidos de su amigo. Lo besó mientras apoyaba una mano en su mejilla, primero uniendo sus labios y luego acariciándolo lentamente con su lengua.

   Yoshitake, acalorado  por la escena que momentos antes había presenciado, abrazó a Tadakuni y lo llevó contra la pared, pegando sus cuerpos y sus bocas en un ardiente frenesí. Sus besos eran algo toscos y ahogaban a Tadakuni, que ya no sabía qué sentir con su boca invadida y su cuerpo siendo manoseado.

   Fue Hidenori quien lo salvó, tomando a Yoshitake por atrás y separándolos.

   —Ya está bien, lo vas a asfixiar.

   El rubio se disculpó con ambos y se sintió muy avergonzado de haberse dejado llevar así; pero Tadakuni lo perdonó en seguida.

   —Ahora, chicos, es su turno —dijo con una sonrisa.

   —¿Turno de qué?

   —Ahora inténtenlo ustedes, yo ya les enseñé demasiado.

   Los chicos se miraron y se sintieron muy inseguros, hacerlo con Tadakuni, por alguna razón, les resultaba mucho más fácil; pero, aún así, lo intentaron.

   Chocaron un par de veces sus brazos y se pellizcaron en un intento por ponerse más cómodos, tampoco pudieron coordinar bien el movimiento de sus cabezas y se golpearon un par de veces. Luego de unos intentos, lograron unir sus bocas, pero se sentía extraño, definitivamente no era igual que con Tadakuni.

   En seguida desistieron de hacer algo entre ellos y se separaron.

   —¿Qué pasa, chicos? —preguntó Tadakuni.

   —No podemos hacerlo —dijo Yoshitake.

   —¿Eh? ¿Por qué no?

   —¿Cómo decirlo…? —reflexionó Hidenori— Besarte a ti es como besar a una chica, pero con Yoshitake no se siente igual.

   Yoshitake asintió ante la declaración de Hidenori, pero Tadakuni se sintió muy ofendido.

   —¡Si lo que quieren es besar chicas, ¿por qué no se consiguen una y ya, en vez de molestarme a mí?!

   Cruzó sus piernas y se sentó mirando a la pared, esperando una disculpa que llegó desde Hidenori en forma de abrazo.

   —Perdona, lo que quería decir es que eres más lindo que una chica.

   Yoshitake se sentó a su lado y lo tomó de la mano, mirando hacia un costado.

   —N… No es que me gustes —tartamudeó—, es que mi mano se siente fría…

   —¡¿Por qué esa actitud tsundere* de repente?!

   —Bueno, ¿a quién le importa? —continuó Hidenori— Ya se hizo de noche y tenemos que irnos. Mañana será un nuevo y brillante día.

   Luego de eso, Yoshitake y Hidenori volvieron a sus hogares y a una vida normal.

   Al otro día, y por una semana, ninguno de los tres pudo mirarse a la cara.

 

Fin.

Notas finales:

   *Secundaria en Japón: no estoy muy segura de qué significará «secundaria» en otros países, pero aquí comprende al ciclo educativo impartido desde los 12 a los 18 años, aproximadamente. En Japón, en cambio, la «secundaria» está claramente dividida en «Secundaria baja» (de 12 a 15 años, aproximadamente) y «Secundaria alta» (de 15 a 18 años, aproximadamente).

   Los protagonistas asisten a segundo año de Secundaria alta, de aquí que para Tadakuni sea «normal» haber tenido experiencia con los besos.

   *Tsundere: denota una personalidad casi «bipolar», en la que por momentos el sujeto se comporta de manera fría y distante, y luego pasa a ser cariñoso o tímido.

   La escena en la que Yoshitake toma de la mano a Tadakuni y su diálogo, son un típico estereotipo de este comportamiento.

 

   En fin, espero que les haya gustado, si es así, podrían hacérmelo saber con un comentario, y si no, acepto críticas constructivas ^^

   Gracias por tomarse el tiempo y la molestia de leerme.


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