Han pasado años desde la última batalla, así es como lo denomina el mundo entero. Pero para Castiel no fue más que una guerra, en la que perdió todo, aunque la batalla se ganó, regresó a casa como un perdedor. Sin los Winchester. Sin aliento. Sin esperanza. Sin esos ojos verdes que lo hacían alucinar y sentir alivio hasta en los peores momentos. Sin esos brazos que al envolverlo le hacían sentir la paz que nunca había tenido.