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Noha’s Ark Circus por BeastJoker

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Notas del capitulo:

Tendrá unas cuantas similitudes al manga. Pero como dije antes, la historia es completamente distinta.

 

A la entrada, posado sobre dos pilares de fierro se encontraba un gran letrero lleno de colores llamativos donde se encontraba inscrito en gigantescas letras mayúsculas: ARCA DE NOÉ. CIRCUS.

Cruzó la entrada principal y miró un pequeño reloj de bolsillo que llevaba con él.

     -Son apenas las cuatro y treinta- Se dijo a sí mismo.- Tengo cerca de tres horas libres antes de que comience la función.

Se sentía hambriento. Deambuló un rato por las tiendas cercanas donde se exhibían dulces, juguetes, globos y toda clase de cachivaches que pudiera atraer la atención de cualquier niño.

     -mmm... Quizá la feriesilla tenga algo que ver en el asunto.- indagó su mente mientras se dirigía a comprar algunas golosinas para llenar sus bolsillos.

 

 

Dos horas y quince minutos habían pasado y el pobre Ciel no pensaba en más que irse a casa, los pies le dolían de tanto caminar.

Se acercó a la carpa principal  cuando notó que la gente comenzaba a hacer fila para la única función del día que se ofrecía cuando caía la tarde. Se acercó y quedó de pie apartando su lugar.

Pasaron otros treinta minutos y entonces miró a lo lejos a unos cuantos rostros conocidos. Distinguió entre la gente, muy elegantemente vestidos a unos cuantos aristócratas que conoció de más pequeño en las fiestas que ofrecían sus padres. Aquellos iban acompañados de sus hijos pequeños y se abrían paso entre la gente del bajo mundo. Llegaron a la carpa principal y pasando de largo la fila de espera, extendieron sus boletos y de inmediato se les hizo ingresar dentro de la carpa.

Ciel sacó uno de los boletos de sus bolsillos y observo las letras negras en el lado inferior derecho: entrada general. Maldijo internamente a su querida Victoria, de haberle enviado una entrada de primera clase al instante se habría puesto cómodo dentro de un palco; pero no, sería un punto en contra que solo le haría llamar la atención.

Siete veinte. La carpa se abre y la gente comienza a entrar y a instalarse en las cómodas, limpias y elegantes gradas.

     -¡Vaya! Al menos la espera vale algo.- tomó asiento el chico, soltó un largo suspiro sintiendo por fin descansadas las piernas.

     -Damas y caballeros.- anunció un personaje de cabellos castaño-rojizos bien peinados hacia atrás con un flequillo al frente y algunos otros cabellos más largos trenzados por atrás, vestido con un pantalón bombacho azul marino a media pierna, unas botas largas blancas con detalles en negro,  camisa blanca, chaleco de cuadros negro y blanco que le recordó a su amado juego de ajedrez, un enorme moño amarillo le adornaba el cuello y finalmente una larga lagrimilla sobre su ojo izquierdo le daba una total fachada de un bufón cirquero.- Sean bienvenidos al Circo Arca de Noé. Mi nombre es Joker. Todo el circo espera impaciente por una oportunidad de ofrecerles un espectáculo lleno de diversión...

     Primer acto. Apareció en la escena un hombre alto y tosco con el cuerpo cubierto por algunos tatuajes haciendo función del traga fuego.

     Segundo acto. Dos chiquillos de al menos la misma edad de Ciel se balanceaban por el aire dando vueltas y aterrizaban al extremo opuesto de donde habían partido.

     Tercer acto. Un apuesto chico con camisa de rayas llena de holanes y un sombrero aparece lanzando dagas hacia una diana.

     Cuarto acto. Una chica de vestido blanco y un gorro de rosas  blancas que dejaba verle solo media cara hace presencia sobre la cuerda floja.

     Quinto acto. Un extraño híbrido mitad hombre, mitad serpiente aparece cubierto por unas cuantas viborillas que parecían estrangularle el cuello y las partes restantes de su cuerpo donde posaban enredadas.

Esto comenzaba a cansarle, la gente que lo rodeaba reía divertida a más no poder y las insoportables carcajadas le daban jaqueca, no había señales de que solicitaran a niños como voluntarios y no parecía que ninguno se separara de sus padres. Todo le llevo a pensar que era mera coincidencia las desapariciones en las ciudades, quizá  era alguna otra organización terrorista que aprovechaba la ocasión para encubrir sus crímenes posando las sospechas en el excéntrico circo.

     -Bien. Será mejor dar una ojeada rápida para asegurarme antes de llamar a Tanaka.- se levantó de su asiento,  abrió paso entre la gente que cómodamente sentada continuaba disfrutando el espectáculo y salió caminando con galante elegancia justo por donde había entrado.

El panorama fuera de la carpa era completamente distinto a lo que se vivía dentro. La feriesilla estaba desierta y ni un alma se veía carca a pesar de que aún no era tan tarde. Caminó buscando con la vista el campamento de los cirqueros. Escuchó de repente un revuelo de la gente que continuaba dentro de la carpa, el sobresalto le obligó a mover involuntariamente las piernas de regreso. Era probable que se hubiera hecho ya el movimiento esperado, pero al estar cerca de la entrada de nuevo detuvo su andar al escuchar que los gritos se tornaban en fuertes y estruendosas carcajadas.

     -¡Bahhh! Fue otro estúpido acto. Maldita bola de payasos…- continuó de nuevo con su búsqueda maldiciendo en voz baja.

 Se dirigió a la parte trasera del circo. Había instaladas al menos dos hileras de nueve tiendas cada una separadas entre ellas por cajas de madera, jaulas y demás chucherías y artículos; hasta el fondo de todo eso se situaba una tienda un poco más grande que las otras.

Decidió buscar primero entre las cosas de las primeras tiendas, abrió la primera; no había nada sospechoso ni del otro mundo, un modesto comedor de madera y platos sucios sobre las mesas.

Abrió la segunda. Estaba repleta de toda clase de vestuarios y objetos para usar en escena. Nada de eso le servía.

Se dirigió a la tercera. Abrió y dio un salto del susto cuando vio a un león metido en su jaula que al verle rugió fuertemente despertando y alarmando a los otros animales enjaulados. Al instante salió y cerró la tienda con un movimiento rápido.

     -Mierda.- pensó mientras buscaba un escondite entre las cajas que dividían cada una de las tiendas.

 

 

     -¿Qué pasa Doll?

     -Los animales se han inquietado… seguramente vieron algún ratón por la tienda o algo.

     -Lo dejo en tus manos, debo volver al escenario.

     -Bien.

 

“Veamos… Si muevo con cuidado las cajas de aquí me será posible salir por el otro lado sin ser visto” pensó Ciel tomando una con cuidado intentando hacerla a un lado, pero el peso era más de lo que su débil cuerpo estaba acostumbrado a soportar.

 

     -¿Qué haces aquí…?- Una delgada y suave mano lo tomó por el hombro. El chico se giró violentamente paralizado del susto.

     -…yo…

     -¿Te has perdido?- en cuclillas a su altura, la chica de gorro y vestido blanco floreado le miraba con su hermoso y bien delineado único ojo, con expresión aterradora.

     -… ¿eh?... yo… Sí, sí… me he perdido… buscaba a mi gato…- mintió rápidamente sin pensar mucho en lo que decía. En realidad el odiaba a los gatos.

     -¿Ah?... Ya veo… ¡Ja,ja! Fue eso quizá lo que causó tanto alboroto.- esbozó una sonrisa poniéndose de pie y le tendió una mano a Ciel.- ¿Ya le has hallado? Vamos, te ayudaré a buscarlo.

 

 

“Idiota. ¿Cómo permites que un extraño entre en tu terreno con tanta confianza?” pensaba el joven conde moviendo algunos objetos lentamente viendo a la chica de reojo, se suponía que buscaban a su gato imaginario.

     -¿Por qué estabas por aquí merodeando con un gato?- la chica revolvía los vestidos en la tienda pensado que el animal buscaría algo caliente y acogedor para acurrucarse.

     -Yo… no tengo un hogar, encontré al gato hace algunas semanas y ambos estamos viviendo en las calles de la zona este… me enteré que el circo vendría y ya que no he presenciado nunca una función y tampoco tengo dinero suficiente solo pensé pasar a ver.- le sorprendía lo buen actor que era, mentir le salía perfectamente.

     -¡Oh! Pobrecillo.- cesó su búsqueda y se volvió a verlo acercándose para abrazarlo.-¿realmente has vivido tanto tiempo en las calles solo? Es una lástima. Verás todos aquí también corrimos la misma suerte cuando éramos más pequeños.   

“¡Cuánta suerte! Esta chica parece ser bastante confianzuda.”  Cantó victoria viendo la oportunidad perfecta.

     -¿sería posible… que pudiera ayudar en algo aquí? Ya sabes, para ganar unas monedas… hace días que no como bien.- y realmente con una tarde así lo sentía.

     -¿uhm? Podría considerarlo, no tienes a nadie que se ocupe de ti y tenemos demasiado trabajo por acá. En cuanto acabe el espectáculo te llevaré con el jefe. Comienzas a agradarme.- lo soltó de aquel efusivo abrazo y le tendió una mano.- Soy Doll- sonrió ampliamente.

 

 

La función terminó unos minutos después. Ambos caminaban dirigiéndose a la carpa principal en cuanto la gente comenzaba a irse.

Entraron de nuevo y en centro de la pista estaba con una gran sonrisa el maestro de ceremonias, Joker, sintiéndose orgulloso del gran debut de la noche.

     -¡Hey Joker!- se acercó y se colgó de su cuello.- Mira. Puede sernos de ayuda. No tiene sitio para irse y se conforma con comida como pago.- susurró en su oído señalando a Ciel.

      -¿Uhm? Has traído a un crio muy apuesto. Bien, verás. No cualquiera puede entrar así de fácil en este circo.- su sonrisa se borró y caminó examinándolo de pies a cabeza con mirada severa.- Es verdad que necesitamos ayuda, pero debes tener un gran talento si quieres ser parte de nosotros.

     -¿Qué sabes hacer? Seguramente eres bueno en algo.- Le animó Doll dándole un codazo cariñoso.

     -Eh… Bien. Sé algo de música…

     -¿Música? Uhm… No es mala idea. Podría ser buena ambientación ¿no crees Muñeca?- arqueó Joker una ceja lanzando una mirada de complicidad.- ¿Qué sabes tocar?

     -Sé bastante bien piano y violín.- anunció orgulloso como el buen músico que era.

     -¿Bastante bien? Lo veremos.- volteó la vista hacia Muñeca.- Trae el violín de Peter.

     -Enseguida.- salió disparada fuera de la carpa.

     -¿Cómo o donde fue que te encontró?

     -Caminaba cerca… con mi gato… lo solté un momento y corrió por aquí. Me pilló buscándole cerca.

     -¿Te gustan los gatos? ¡Vaya! Aquí tenemos un compañero que los adora. De hecho, hubo hace unos momentos un pequeño incidente entre él y el acto de nuestra domadora de fieras. Si eres tan bueno como dices y lo pruebas para quedarte se llevarían bastante bien.- sonrió Joker de nuevo.

     -¡Lo tengo!

     - Vaya Doll… Sí que eres rápida.

     -Vemos. Pongamos algo sencillo… qué te parece… ¿Adagio en G menor? Una melodía lenta y melancólica, seguro debes conocerla.

     -Bien.- Extendió la mano y Doll le entregó el instrumento.

Comenzó a tocar y después del primer intento fallido afinó el violín un poco y comenzó de nuevo. Sus dedos se movían elegantes entre las cuerdas. La melodía cuando la tocaba él parecía tener más que solo un poco de melancolía. Tocaba aquella pieza con todo el dolor del alma.

     -¡Basta!- interrumpió Joker haciendo ademán de secarse una lagrimilla.- ¡Maravilloso! Parece salirte bastante bien. Pasemos a algo más complicado. ¿Qué te parece… dance macabre?!

     - Suena todo un reto.- Sin más comenzó a tocar de inmediato.

El sonido y el movimiento de sus manos eran bastante precisos y ni una sola nota se salió de su lugar. Doll y Joker quedaron boquiabiertos y maravillados.

     -¡Vaya! No pensé que fueras tan bueno… a propósito… ¿cómo es que sabes tocar tan bien?

     “Mierda” No esperaba esa.

     -Ah… Bueno, antes era paje y servía en una de las mansiones de gente rica en demasía. El hijo del amo y yo éramos buenos amigos. Cuando había tiempo él era quién me enseñaba.

     -Corriste con suerte. Bastante diría yo. Bienvenido al circo pequeño. ¿Cuál es tu nombre?

     -¡¿Eh?! Mi nombre…

     -Bueno, no importa, aquí todos usamos nombres artísticos. El tuyo será… Smile.- canturreó alegre Joker.- Anda Smile, sonríe.

    “¡Agh! Maldita sea” Y no teniendo opción; sonrió como esperaban.

    -Vayamos a presentarte al resto de la compañía.

 

Ambos lo condujeron al comedor, donde todos peleaban por un plato y devoraban todo como si fuera la última vez que lo hicieran.

     -¡Hey chicos! Tenemos una cara nueva entre nosotros. Él es sonrisa. Se encargará de la ambientación de cada uno de nuestros actos.- todos dirigieron la mirada a Ciel quién se sintió algo intimidado. Le sonrieron y corrieron hacia él saludándolo y presentándose uno a uno.

 

    -Ven. Siéntate con nosotros. Ya que llegas tarde te convidaré de mi comida.- alegremente Dagas, el apuesto chico del acto de la diana, lo invitó a tomar asiento y le cedió parte de su gran porción de carne con una sonrisa.

La plática y el alegre ambiente que se vivía en el comedor se vio interrumpido cuando ingresó un hombre alto y delgado completamente vestido de negro, cabello negro azabache, piel nívea y ojos color carmési, dueño de una belleza casi inhumana, tanto que Ciel no pudo quitarle los ojos de encima tan pronto lo miro. Parecía ser el típico payaso que llega tarde solo para llamar la atención. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.


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