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Suerte por zion no bara

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Notas del fanfic:

Fic dedicado a Ceres de Virgo quien me sugirió que utilizara a la pareja, espero que sea de tu agrado y les guste a quienes lean.

Un poco más y llamo a este fic Marley, pero no pudo ser así, sin embargo ya que me gusta mucho su música y lo estuve escuchando mientras escribía y resultó una fuente de inspiración para esta trama en honor a Bob Marley verán algunas de sus letras por aquí, aunque no es un songfic, espero que les agrade.

 

Notas del capitulo:

Es una trama por partes, espero que les agrade.

 

Capítulo I

 

¿Podrías ser amado y amar?

¡No dejes que te engañen, o que intenten aleccionarte! ¡Oh, no!

Tenemos una mente propia,

¡Así que al infierno si lo que piensas no está bien!

El amor nunca nos abandonará.

Un yin de oscuridad debe venir de la luz.

¿Podrías ser amado y amar?

El camino de la vida es rocoso y puedes tropezar también,

Así que mientras apuntas con tu dedo alguien más está juzgándote

¡Ama a tu hermano hombre!

¿Podrías ser amado y amar?

Fragmento de Could you be love? De Bob Marley

 

La alarma se escuchó alrededor de la media noche, tan pronto como Shura de Capricornio la escuchó tuvo un presentimiento extraño, algo iba a suceder esa noche, algo muy importante.

El incendio era un antiguo edificio de apartamentos, considerado por varios del departamento de bomberos como algo que iba a suceder pues había varias quejas en contra de la falta de seguridad para un caso como ese. Desde lo lejos se veía el resplandor que indicaba las llamas, de inmediato el equipo estaba entrando en acción, la adrenalina corría entre ellos, pero eso no evitaba que el trabajo se viera prontamente ejecutado. Shura fue uno de los primeros en descender del camión de bomberos para ponerse a trabajar de inmediato.

El de Capricornio era el bombero más joven de todo el departamento, de hecho había sido el más joven en conseguirlo en toda la ciudad. Siempre había sabido que deseaba ser bombero, desde que era un niño, desde que tuviera cinco años y alertara a su familia de un extraño olor a humo en su hogar, los despertó a medianoche y se pusieron a salvo. La prensa de su ciudad natal lo había catalogado como un joven héroe, así que desde entonces supo que quería ser un bombero.

Tan pronto como fue capaz se puso a estudiar todo lo posible al respecto, la ciencia de los incendios, los equipos, las estrategias, todo. Apenas siendo un adolescente había conseguido ser voluntario para la estación de bomberos de su localidad, al graduarse de la escuela media se enroló en la academia y había seguido el programa sin perderse de nada. Lo hizo tan bien en las pruebas físicas que siempre lo asignaban como la persona que escalaba para rescatar a gente de las partes altas a las que no se podía acceder de otra manera. Su fuerza era increíble y su habilidad le permitía deslizarse a través de cualquier circunstancia, además de poder transportar a otras personas del doble de su tamaño sin dificultades.

El joven de cabellos y ojos negros vivía por su cuenta desde los dieciocho años aunque no por eso era un solitario, se sentía muy complacido de dedicarse a algo en que salvaba vidas. Lo cierto era que también, justamente por haber logrado sus planes tan joven, había sido un tanto publicitado, por esa razón había atraído la atención de las mujeres. Pero aún cuando se le acercaban se limitaba a declinar sus insinuaciones con educación. Los demás pensaban que era por dedicación a su labor aunque no era simplemente por eso. Siempre había sentido que esperaba por algo, o alguien, y lo sabría cuando lo encontrara.

En cuanto el camión de bomberos estuvo en su sitio de inmediato todos entraron en acción, vieron a un grupo de personas afuera del lugar en pijamas, parecía que la mayoría de la gente había salido por su cuenta del edificio. El trabajo del de Capricornio en ese momento era determinar si alguien estaba rezagado o perdido en el interior, así que lo más veloz era preguntar a la gente. Parecía que estaban todos, que nadie faltaba, hasta que una de las vecinas pareció recordar a alguien.

  • El joven rubio—decía alarmada.

  • ¿Quién?—preguntaba el bombero.

  • Aún está adentro, no sé como se llama.

  • Creo que es Shaka—dijo otro vecino.

De pronto los demás se mostraron alarmados pues era verdad, no se veía a uno de ellos en el lugar. Los comentarios eran apresurados y no se entendían del todo, aparentemente no sabían el nombre de la persona que faltaba pero se sentían preocupados, era alguien amable aunque no lo conocían, había llegado un par de días atrás solamente. Unos vecinos se habían ausentado por vacaciones y un muchacho estaba cuidando su casa por ellos, y no lo veían por ningún lugar. El de cabellos negros quiso saber cuál era su apartamento y les aseguró que lo encontraría. Entonces entró en acción.

Decidió con una mirada que no tenía muchas opciones para entrar, el de ojos negros trepó hasta el segundo piso y entró por una de las ventanas intentando alcanzar el departamento que le habían indicado. Rompió la ventana y al entrar se encontró solo con el humo, intentó llamar para intentar saber si alguien más estaba en ese sitio pero no obtuvo respuesta. No se veía nada. Miraba alrededor mientras continuaba subiendo, había mucho más humo aunque no fuego de manera evidente, aunque sabía que el departamento al que intentaba llegar estaba más bien rodeado por la densidad del humo. De todas maneras ya estaba bastante cerca.

Entró derribando la puerta y checó la sala y la cocina, solo quedaba una alternativa, el dormitorio. Intentó abrir la puerta pero no fue posible, llamó pero no obtuvo respuesta, sin embargo le llegó un sonido, como un llanto. Sin más alternativas retrocedió y con fuerza  pateó la entrada haciendo que la puerta cayera. No resultó tan complicado pues el golpe arruinó el marco de la entrada, escaneó la habitación con velocidad pues el tiempo corría y contaba demasiado en esos casos.  Casi se daba por vencido pues el lugar se veía vacío, entonces se dio cuenta que lo que parecía un cobertor hecho a un lado al azar era en realidad una persona.

Fuera quien fuera se movía y poseía lo que parecían cascadas de cabellos dorados que lo rodeaban.

  • Hola—dijo el de Capricornio.

La otra persona se veía asustada a morir, por un instante casi asumió que se trataba de una muchacha, ese cabello y la talla semejaban bastante a las de una fémina.

  • ¿Tienes alguna herida?

Lo miraron de manera un poco desubicada unos enormes ojos azules, Shura aún no estaba seguro de si era un hombre o una mujer pero quien fuera parecía querer volver a ocultarse detrás de las mantas, llorando quedamente. Al de Capricornio le pareció que era mejor intentar acercarse para salir de ahí, entonces recordó que le habían dado un nombre.

  • ¿Shaka?—lo llamó con gentileza.

El otro pareció entenderlo y se dejó ver, mientras que el de ojos oscuros se acercaba un paso más.

  • ¿Puedes ponerte en pie Shaka?

El de cabellos negros había visto ese tipo de cosas antes, la gente atrapada en incendios se asustaba tanto que no eran capaces de ponerse a salvo ellas mismas. Los enormes y luminosos ojos azules lo miraban y la cabeza se movió de manera especial, era una negativa.

  • Tendré que cargarte entonces ¿está bien? Tenemos que salir de aquí.

El otro no parecía terminar de comprender y más de su rostro apareció, revelando que era un muchacho y al mismo tiempo lo hermoso que era ¿de dónde había salido fijarse en eso? El de cabellos negros se acercó y se inclinó para hablarle de nuevo.

  • Voy a levantarte Shaka ¿Bien?

El otro pareció dar un sonido de aceptación, así que el de cabellos oscuros lo sujetó lo mejor que pudo, envuelto en las mantas, pero las apartó y se dio cuenta que era más delgado de lo que había pensado, metido en esos pantalones holgados y una camiseta suelta. Lo sujetó entre sus brazos y le pareció que apenas pesaba algo, sus cabellos dorados flotaban alrededor, como si intentaran capturar al de Capricornio. Intentando que no estorbara quiso hacerlo a un lado, fue como sujetar seda entre sus dedos, Shaka se dio cuenta de la situación y lo ayudó con esa cuestión apartando los hilos dorados a un lado.

En segundos Shura estaba listo, llevaba entre sus brazos al de ojos azules y pudieron salir, fue a través de una de las ventanas, ya que el de cabello dorado era tan ligero no fue ningún problema para el de Capricornio ajustar una soga y hacer un descenso por los muros llevando al otro joven con él. Descendían lentamente, a cada momento apoyándose en sitios seguros el de cabellos oscuros, la gente que los vio no tardó en ovacionar al bombero pues llevaba a salvo al único que faltaba del edificio, pero el de ojos negros estaba teniendo algunas dificultades que enfrentar.

La cuestión fue que el de mirada azulada se aferró a su cuello pasándole los brazos alrededor, haciendo un sonidito especial, que a él le parecieron gemidos mientras se alejaban del fuego. Inexplicablemente su corazón latía con fuerza por sentir a ese chico a su lado, estaba aún más preocupado por el hecho de que esos sonidos y la cercanía lo estaba…bueno…excitando ¿Cuál era su problema? Nunca nadie lo había hecho sentir así antes. Tan solo pudo terminar con el rescate del peligroso incendio, y ahí terminaba todo ¿verdad?

Sin más sus pies tocaban el suelo y podía llevar al de cabellos dorados hasta la ambulancia, el muchacho no había dicho una sola palabra durante todo ese tiempo, el procedimiento a seguir en esos casos era el de trasladar a los afectados a un hospital para mantenerlo en observación y nada más. Debían cuidarse de inhalación de humo o cualquier otro efecto, era turno de los médicos hacer su parte ahora. Eso no evitó que el de Capricornio se sintiera confuso pues por un instante se sintió renuente a dejar al de ojos azules al cuidado de los paramédicos.

Sentía una irracional urgencia de cuidarlo por su cuenta, como si nadie más fuera de confianza para hacerlo, pero sabía que eso era necesario y gentilmente lo dejó recostado en la camilla. Se la pasó dando vueltas nerviosamente por el lugar mientras era revisado, vio mientras lo revisaban y se sintió un tanto sorprendido al ver que era realmente un muchacho, uno muy bello, pero definitivamente masculino. Extrañamente eso no le molestaba, incluso se sentía más atraído debido a ello, casi pidió ir con él en la ambulancia pero había operaciones que terminar aún. Decidió que iría al nosocomio tan pronto como le fuera posible.

El resto de la operación fue bastante sencilla, pero el edificio era una pérdida total, no se podría volver a vivir en ese sitio de nuevo. Shura no quería esperar para ir a su departamento después de su turno, estaba ansioso por verificar el estado de Shaka. Así que se limpió lo mejor que pudo en la estación y después manejó al hospital sin perder el tiempo.

 

**********

 

Shaka estuvo inconsciente la mayor parte del tiempo durante su traslado al hospital, su único pensamiento coherente era la imagen de una persona que lo había ayudado, un héroe vestido en traje de bombero. Recordaba algo de haberse quedado dormido en el departamento que debía cuidar, se estaba quedando ahí porque no tenía ningún otro lugar para vivir. Después de haber tenido que dejar su último trabajo y su última relación se la había pasado en un lugar por aquí y otro por allá, intentando mantenerse a flote hasta que su vida alcanzara algo de equilibrio de nuevo.

Dejó su último departamento debido a que ya no podía con la renta y había aceptado la oferta de unos conocidos para quedarse en su departamento a cambio de que lo cuidara mientras ellos no estaban. Se mudó y decidió hacer las cosas lo mejor posible, necesitaba un descanso y distancia para pensar en lo que iba a hacer, respirar después de lo agitada que había sido su existencia durante los últimos años, desde que iniciara su vida de adulto o algo parecido, después de alejarse de su familia y de todo lo que alguna vez fue seguro.

Trabajaba duramente y no le hacía mal a nadie y sin embargo aún parecía que la vida le tenía cuentas pendientes pues en vez de mejorar las cosas iban en descenso, estudió por su cuenta, trabajo, no tenía vicios y de todas maneras nada de lo que había planeado estaba resultando. Era ya un adulto y seguía sin saber que camino tomaría su vida, simplemente no lograba darse una idea. Era como una pesadilla que se repetía una y otra vez, cada ocasión que parecía el inicio de una vida mejor terminaba de peor manera.

Recordó que se había ido a dormir esa noche, eso era bastante usual, intentando decirse que las cosas iban a mejorar y que todo saldría bien, así que no pensaba en nada que pudiera terminar con ese deseo. No hasta que entre sueños le llegó el olor a humo. No terminaba de despertarse cuando ya estaba tosiendo y abrió los ojos para terminar de sentirse en pánico, no podía ver las llamas pero sabía que estaban ahí, rodeándolo, acechándolo. No lo dejarían irse.

Sabía que debía irse, escapar pero no podía moverse, simplemente se quedó encogido a un lado de la cama como si ese sitio pudiera protegerlo. Se hacía más complicado respirar, el humo se hacía más espeso y simplemente no lograba formar un plan en su mente para que las cosas no terminaran así. Le daban pavor las llamas desde niño y simplemente se sentía indefenso ante ellas. Se hubiera quedado justamente en ese mismo sitio de no ser por lo que sucedió.

De pronto fue el crujir de la puerta, unos instantes más y alguien estaba ahí para ayudarlo, ese hombre que se había arriesgado en medio del peligro solamente para auxiliarlo, no sabía su nombre pero ahí estaba. Resultó como una visión en medio del humo, de profundos ojos oscuros y varonil rostro, le había hablado y lo había sacado de ahí cuando no podía hacer nada por si mismo. Lo ayudó y le salvó la vida poniéndolo a salvo y lejos de las llamas.

Fuera quien fuera el otro hombre lo sostuvo con fuerza y se sentía sorprendentemente cálido y tan real, nunca en su vida se había sentido tan a salvo como en ese momento, alguien estuvo a su lado en el momento que lo necesitaba, no como el resto de las veces de su vida en que necesitó de alguien. Y en ese momento recordó algo más, lo había llamado por su nombre ¿Cómo era que sabía su nombre? No lo sabía pero tal vez no era el momento de saberlo de todas maneras.

Al final se volvió a dormir simplemente pues lo necesitaba, el descanso era todo lo que le quedaba en esos momentos.

 

**********

 

Shura caminaba por los pasillos del hospital, buscaba la habitación de Shaka, aunque no estaba seguro de si estaba en el camino correcto, sabía que era el hospital pero no estaba familiarizado con ese sitio. No estaba seguro tampoco del porqué estaba ahí, de acuerdo, eso si que lo sabía, pero no estaba dispuesto a admitirlo en esos momentos. Se sentía preocupado por ese muchacho rubio al que había sacado del edificio, se veía aterrado hasta la inmovilidad por el incendio. Además se sentía algo confundido por las emociones que evocaba al pensar en ese chico.

Nunca se había pasado mucho tiempo pensando en nadie, mucho menos en otro hombre, era verdad que estaba al tanto que lo suyo no eran las mujeres pero de todas maneras nunca había encontrado a alguien que atrapara su interés de esa manera. Al menos se intentaba explicar las cosas con un argumento: estaba preocupado por ese joven y solo deseaba convencerse de que estaba bien. Finalmente encontró el número de habitación que buscaba, la enfermera a la que le preguntó en la recepción le había dicho que se encontraba bien y que no había inhalado una cantidad de humo que fuera preocupante, estaría bien. Podrían darlo de alta en unas horas.

El de cabellos oscuros se sentía aliviado de escuchar esas noticias, era mejor ver al de cabello dorado y esperaba que todo marchara bien para él.

El llamado a la puerta con suavidad hizo que el de ojos azules despertara, se sentía un poco desorientado, despertó cuando la ambulancia lo llevó al hospital, las luces y los sonidos alrededor no lo ayudaban mucho pero estaba vivo, era lo más importante. Lo revisaron con prontitud y le habían dicho que se encontraba bien, solo un poco conmocionado con todo lo sucedido. Había escapado de las llamas de nuevo de alguna manera. No, no de alguna manera, alguien lo había salvado, un poseedor de maravillosos ojos oscuros y de fuerza increíble, pero eso quedaba atrás como todo en su existencia.

Su habitación estaba vacía de no ser por él evidentemente, le dijeron que había corrido con suerte pero aunque no lo dijo si pensó que eso no era verdad. Por el momento debía descansar pero se encontraba bien. Al estar sobre la cama se fue quedando dormido lentamente y por eso cuando llamaron no pudo sino preguntarse quien sería ¿Quién desearía verlo? La gente del hospital no llamaba, entraba solamente, lo mejor era responder.

  • Adelante—dijo.

Sus ojos azules estaban atentos a la puerta. El de Capricornio escuchó  la voz del interior y respiró antes de entrar, no terminaba de sentirse seguro cuando giró el pasador y finalmente entró. No estaba para echarse hacia atrás, aunque su corazón latió con fuerza.

Sus ojos negros escanearon el lugar velozmente, notando la cama que estaba siendo ocupada por el joven de cabellos dorados y mirada azulada, Shaka. Ahí estaba, solo se encontraba en ese sitio para verlo.

El de Virgo parecía aprensivo mientras la puerta era abierta, en su experiencia las sorpresas generalmente no eran cosas buenas, a él le gustaba saber que era lo que estaba sucediendo alrededor. Pero al ver a la persona que entraba supo de inmediato de quien se trataba, era él ¡Era su héroe!

Los dos hombres se miraron por lo que pareció una eternidad, tan solo perdiéndose en esos ojos.

El de cabellos negros estaba frente a frente con la persona que lo había encantado y ahora no tenía ni la menor idea de lo que le iba a decir, porque algo tenía que decirle que justificara su presencia en ese sitio. Se sentía como un acechador o algo por el estilo, la idea de empezar con algo como No me conoces pero te saqué del edificio que se incendiaba no le gustaba ni le parecía conveniente. Se sentía falto de palabras, además todo lo que sabía sobre ese chico era su nombre, nada más.

Pero el de cabellos dorados no estaba mejor, lo había reconocido y no esperaba que volvieran a encontrarse tan pronto ¿Por qué estaba ahí? No lo sabía pero sabía que eso era verdadera suerte. De la buena.

  • Gracias—fue la única palabra que pudo decir en ese instante.

  • ¿Qué?—preguntaba el de ojos oscuros.

Lo había escuchado antes pero en ese momento por alguna razón no era lo primero que esperaba escuchar.

  • Me sacaste del incendio, gracias.

  • No tienes que darme las gracias—decía el de cabellos negros con calma— ¿Cómo te encuentras?

  • Estoy bien, gracias a ti.

  • Soy bombero, es mi trabajo.

  • Una labor muy noble—continuaba el rubio—Entras a edificios en llamas para rescatar a personas a las que ni siquiera conoces.

  • Es lo que elegí—y para intentar un nuevo rumbo a la charla eligió una pregunta—Te llamas Shaka ¿verdad?

El rubio se mostró un poco confundido por eso.

  • Sabes mi nombre, me rescatas de un incendio, pensé que moriría pero te convertiste en mi salvador.

  • Me alegra poder ayudarte.

Se acercó a la cama para quedar a la altura de los pies del de mirada azulada, le parecía que ese joven era especial, no se habían conocido por casualidad, se veía mucho mejor así, sin humo y sin la presión de necesitar escapar. Vistiendo solamente la ropa del hospital se veía hasta más joven de lo que calculaba. Por su parte el de Virgo notaba también que el de Capricornio se veía diferente vestido solamente con unos jeans y una playera blanca que dejaba ver sus músculos, ante lo cual no pudo menos que sonreír abiertamente.

  • Sabes mi nombre y yo ni siquiera sé el tuyo—decía el de cabellos dorados— ¿Cómo te llamas?

  • Shura, Shura de Capricornio.

  • ¿Chura?—preguntaba intentando darle el mismo tono.

  • No—lo corrigió intentando marcar los fonemas de manera adecuada—Es Shura, no Chura.

  • Como lo dices suena diferente.

  • Lo es.

  • Shura—repetía el rubio— ¿Así está mejor?

  • Si.

  • Lo dices de manera especial ¿Por qué?

  • Soy español, algunos sonidos son particulares.

  • Ya veo, aunque no pareces español.

  • Mitad español en realidad—explicaba con paciencia.

  • Lo dices como alguien que ha tenido que dar este tipo de explicaciones antes en su vida.

  • Un par de ocasiones.

  • Perdona por preguntar sin diplomacia—agregaba suavemente el de ojos azules—Tengo la tendencia de hablar mucho en ocasiones.

Estaba por decir algo más el de ojos oscuros cuando la puerta se abrió y entró una enfermera.

  • Veo que tiene visitas—decía la joven.

  • Su nombre es Shura—decía el rubio sonriendo—Es quien me rescató del incendio, salvó mi vida.

El de Capricornio no podía hacer nada que no fuera mirar al joven de cabellos dorados, la manera en que interactuaba con la enfermera, y se dijo que era una de esas personas que encantaban a los demás, a cualquiera. Se hubiera seguido diciendo más teorías sobre ese chico pero la enfermera se dirigió a él de manera directa, ante lo cual se puso atento.

  • Ya lo recuerdo—decía la muchacha cuyo gafete indicaba que se llamaba Saori—Eres el bombero del que hablaron en las noticias.

El de cabellos negros iba a replicar pero el de mirada azulada se le adelantó con admiración.

  • ¿Es famoso?

  • Si que lo es—decía entusiasmada la muchacha que tenía un largo cabello morado—Resulta que fue el más joven en haber completado de manera sobresaliente el entrenamiento del cuerpo de bomberos, dijeron en las noticias que impuso marcas para su organización, hablaron de él como si fuera indestructible.

El de Capricornio solo se pudo ruborizar mientras escuchaba todo lo que esa muchacha decía, y el rubio no parecía dejar de admirarse.

  • En verdad es sorprendente—decía el rubio.

El de cabellos oscuros se olvidó de lo que la joven había dicho para perderse en esos ojos azules. Pero la enfermera pareció recordar su trabajo y supo que había algo que ese muchacho necesitaba saber.

  • Es verdad, el médico ya ha dado tu alta, dice que se encuentra bien, solo debe tomarse con calma las cosas, descansar y sus pulmones se recuperarán por completo, puedes marcharte.

El de ojos negros no perdió detalle de la manera en que reaccionó el rubio, no parecía contento de saberlo, más bien estaba preocupado.

El de ojos azules los bajó, como si estuviera apenado por algo.

  • ¿Sucede algo?—preguntó Shura.

  • Es que hay un problema con eso—reconoció el de Virgo—Yo…creo que no tengo adonde ir. Estaba…me estaba quedando en el departamento de unos conocidos cuando el incendio.

El de cabellos negros veía que se trataba de un asunto delicado, ese chico no tenía donde quedarse y por lo que parecía no había otro sitio al cual acudir, se decía a si mismo que jamás había sido una persona impulsiva, más bien se tomaba las cosas con cuidado, pero de pronto le pareció que era algo que debía hacer, así que antes que ese joven continuara se expresó.

  • Puedes quedarte conmigo.

 

**********

 

Shaka solo miraba a Shura como si estuviera petrificado, al menos recordó como cerrar la boca, se sentía sorprendido por lo que terminaba de escuchar, necesitó unos segundos antes de decir algo más.

  • No, no podría Shura.

Aunque no estaba segura de lo que sucedía con esos dos jóvenes la enfermera volvió a la carga.

  • Se escucha como una buena idea—decía la joven—Creo que al menos podría considerarla.

  • No hay problema con esto Shaka—le aseguraba el de ojos negros—Vivo solo pero cuento con una habitación extra, no serías una imposición. Además necesitas un sitio para quedarte.

El de cabellos dorados no podía sino estar contemplando el conflicto que se formaba en su interior, era la mejor posibilidad que se le presentaba pues estaba consciente que no tenía adonde ir ni a quien recurrir. Aparte de eso había algo en ese hombre de ojos negros que lo hacía sentirse seguro, pero al mismo tiempo se decía que no podía ¿O si podía?

  • ¿Estás seguro Shura?—preguntaba tímido el rubio—Solo sería cuestión de unos  días, hasta que encuentre otro lugar.

El de Capricornio estaba siendo amable, muy amable, probablemente sentía pena por él, sabía que no le quedaba nada. El de ojos azules se decía que nunca había tenido suerte y lo del incendio solo le rectificaba esa idea, ahora dependía de la buena voluntad de los demás. Aunque también reconocía que ese hombre ante él era muy atractivo y el que él fuera gay tal vez no sería muy bien recibido, además de todo siempre terminaba enredándose en relaciones complicadas y estrepitosas, su historial así lo decía. Tal vez debía advertírselo antes de que aceptara.

  • No hay problema—decía Shura.

Para ese momento el de cabellos negros ya le había dicho a la enfermera que se haría cargo.

  • Muy bien—decía Saori—Me encargaré de sus documentos para el alta.

Salió prontamente de la habitación dejándolos a solas nuevamente, se miraban pero no parecían poder hablar, no estaban seguros del camino a seguir.

  • No es posible—decía el rubio.

  • ¿Qué sucede Shaka?

  • Toda mi ropa estaba en el departamento y no sé que le sucedió a la que traía puesta.

  • No te preocupes por eso. Tengo automóvil, traigo siempre ropa para cambiarme en la cajuela, aunque no puedo asegurarte que te quede bien.

  • No sé si podré terminar de agradecerte Shura.

  • Traeré la ropa en lo que se termina el trámite—dijo como si nada el de ojos oscuros.

Salió de la habitación dejando al de cabellos dorados considerando las cosas ¿Qué iba a suceder? No lo sabía, estaba sin dinero, sin trabajo, sin casa, no podía encontrar un escenario peor…bueno, al menos contaba con alguien que le ofrecía algo de apoyo hasta que pudiera sostenerse por su cuenta.

Cuando el de Capricornio regresó lo hizo con una maleta deportiva y le extendió la ropa que era justamente deportiva, unos pantalones sueltos y una sudadera.

  • Te aseguro que está limpia—le decía el de mirada oscura.

  • Están muy bien—le aseguraba el rubio—No sé como agradecerte…por todo Shura.

  • No tienes que hacerlo, solo déjame ayudarte.

  • Puedo cambiarme solo, gracias.

  • Te esperaré afuera.

  • No es necesario, puedo hacerlo en el baño.

El rubio se levantó de la cama un poco aprisa y no pudo sino sentir un mareo, tuvo que recordar que no había comido nada pero no pensaba decírselo al de cabellos oscuros. Sin embargo el de ojos oscuros lo vio y le pareció que iba a caer, por lo cual fue de inmediato a su lado.

El de cabellos dorados recordaba que se había intentado apoyar en la cama de nuevo pero lo que terminó sujetándolo fueron unos brazos fuertes, el de cabellos oscuros lo sostenía por la cintura. El de mirada azulada lo observó, miraba dentro de esos ojos negros, podía oler el aroma de su esencia. Para el de Capricornio no estaban mejor las cosas, ese chico entre sus brazos lo hizo estremecer, parecía quedar perfectamente a su lado, y todo pareció una eternidad entre ambos.

  • ¿Estás bien Shaka?

El rubio hizo un gesto de que sí, pues no confiaba en su propia voz en ese instante.

  • ¿Estás seguro? Te ves un poco desmejorado—decía el de cabellos oscuros sin dejarlo ir.

  • ¿Quieres hacer un hábito de salvarme?

  • Si.

La seriedad de esa respuesta casi los dejó sin aliento, ninguno de los dos se movía de su sitio, era el momento en que casi se atrevían a tener esperanzas.

  • Solo me sentí mareado—explicaba el de ojos azules.

  • ¿De verdad puedes vestirte solo?

  • Puedo manejarlo.

Se separaron suavemente y el de cabellos dorados pudo ir hacia el baño, el de ojos negros lo miraba con intensidad. Como fuera el de ojos azules no tardó casi nada en regresar, la ropa le quedaba en verdad un poco grande pero siendo deportiva no importaba mucho.

Saori regresó con el médico que no tardó en dar de alta al de Virgo, los documentos estaban listos pero aún así el rubio tuvo que estampar su firma varias veces y escuchar la última recomendación.

  • El descanso es lo mejor—le decía el médico—Toma las cosas con calma por esta semana, puedes recuperarte sin problemas.

Y después de eso fue libre de irse.

Irse con el de Capricornio.

 

**********

 

Shura guió a Shaka hasta el estacionamiento hasta quedar ante un vehículo de color negro.

  • Lindo auto—decía el rubio.

El de cabellos negros abrió la puerta del pasajero y dejó que el de mirada azulada subiera para después subir del lado del conductor. Se pusieron en camino y charlaron mientras tanto, hasta que alcanzaron el departamento del de cabellos oscuros con velocidad.

Con prontitud estaban en un edificio de la ciudad, se veía bien por fuera y una vez más el de ojos negros sostuvo la puerta atentamente para el rubio, el cual, tuvo que admitirlo, se sentía a gusto de ser atendido de semejante manera, se trataba de un cambio agradable, aunque también se dijo que más valía que no se acostumbrara a ello, sería lo mejor.

Sin más el de Capricornio lo llevó al interior de lo que era su hogar, sintiéndose inexplicablemente ansioso de lograr la aprobación de ese sitio por parte del de ojos azules. Pero el de cabellos dorados pareció mostrarse muy favorable a lo que veía pues incluso era un gusto similar al suyo. El de cabellos oscuros le mostró rápidamente el lugar, sobre todo le mostró la habitación que sería suya, no estaba mal, contaba con una cama y una cómoda, por el momento bastaba.

  • Solo hay que vestir la cama—decía Shura.

  • Muchas gracias, no sé que haría sin tu ayuda.

  • No te preocupes por eso ¿Tienes hambre?

  • Un poco—tuvo que reconocer.

  • Debes estar ansioso por refrescarte un poco—decía el de mirada negra— ¿Por qué no te das una ducha mientras preparo algo para los dos? Después descansaremos, mañana tengo que levantarme temprano y la verdad es que también tengo hambre.

  • Me parece bien, mi cabello sin duda te lo agradecerá, solo espero no terminarme todo tu acondicionador—decía pasando su cabello por encima de su hombro—A veces pienso que debería cortarlo…

  • No deberías, es hermoso.

  • No quiero hacerlo pero a veces es un poco problemático tenerlo de este largo—decía mientras jugueteaba con los hilos dorados.

  • Supongo que lo vale.

Por unos instantes se quedaron mirando, era agradable encontrarse, conocerse y al mismo tiempo las cosas estaban sucediendo muy deprisa pero preferían evadirlas, tenían que pensar primero en su situación, fuera cual fuera.

  • La ducha estará bien—dijo Shaka.

  • De acuerdo, estaré en la cocina.

Con eso el de ojos azules fue lentamente hacia la ducha, ya que el de cabellos negros le había mostrado donde se encontraba todo no tuvo problemas para localizar las cosas. Cerró la puerta pero sintiéndose un poco confuso, necesitaba pensar en lo que iba a hacer, no podía abusar de la generosidad de ese hombre de cabellos oscuros ¿Qué iba a suceder con él? ¿Cuántas veces más tendría que hacerse esa pregunta en su vida? Su suerte debía mejorar pero en vez de eso estaba empeorando.

Entró a la ducha dejando que el agua se templara y se desvistió mientras tanto, en cuanto estuvo lista se dejó cubrir por el agua y con eso se relajó. Empezó a lavar su cabello con cuidado y por partes pues era demasiado largo para hacerlo de una sola pasada. Se dejó llevar por sus ideas, necesitaba seguir adelante aunque en momentos como ese parecía tan complicado lograrlo.

Fuera de la ducha, en la cocina, el de cabellos negros terminaba con la cena que serían solamente sándwiches pues la verdad no le gustaba complicarse. Aunque ya era bastante preguntarse como era que un completo desconocido estaba en su ducha. No actuaba de esa manera, no era una persona impulsiva, y sin embargo había invitado al de cabellos dorados a quedarse ahí. Pero al menos podía decirse que ese muchacho estaba pasando por una etapa complicada y que si estaba en su mano ayudarlo no había nada de malo en ello. Y sin embargo se daba cuenta completamente que ese chico le gustaba.

Algo como eso podría ser complicado de manejar, lo sabía, no era que él nunca hubiera estado con alguien aunque ya tenía un tiempo sin contar con una pareja. Aunque no estaba diciendo que ese lindo joven fuera a quedarse pero tampoco se negaba a que tal vez, si las condiciones eran adecuadas, podría ocurrir algo entre ellos dos. Al final lo mejor era solamente respirar y dejar que las cosas sucedieran, solo cenar era un buen inicio.

La puerta de la ducha se abrió dejando salir una estela de vapor, apareció el de ojos azules envuelto con una bata.

  • ¿Todo bien Shaka?

  • Si, gracias, pero me llevó un poco más terminar con mi cabello. Lamento si fue mucho tiempo.

  • Está bien, no te preocupes—le decía con velocidad el de ojos oscuros.

  • Estaré listo en un minuto.

El de cabellos oscuros había alistado la cama y le dejó encima algo de ropa para que descansara, había una especie de pantaloncillos y una camiseta, se vistió con velocidad y trató de secar su cabello lo mejor que pudo para después ir hacia la cocina.

  • ¿Shura?—preguntó entrando a la cocina.

El de Capricornio se estaba encargando de lavar algunos trastes que se habían quedado desde la mañana cuando entró el rubio a la cocina, se dio vuelta con un plato en la mano y le sonrió con calma.

  • ¿Qué tal el baño Shaka?

  • Muy bien, gracias, lo que pasa es que necesito cepillarme mi cabello y...

  • Hay un cepillo en mi habitación, lo verás en la cómoda.

  • Gracias, solo serán unos minutos.

El joven se alejó, entró a la habitación del de ojos oscuros y tomó velozmente su cepillo para cepillarse sin ver mucho del lugar y finalmente volver al lado del de Capricornio. Cuando volvió a entrar se encontró al de cabello oscuro ya listo para comer, de inmediato le ofreció un sándwich que el rubio aceptó con gratitud.

  • Gracias.

Shura observaba al rubio comer. Parecía que ese chico se entregaba por completo a lo que estuviera haciendo, en alma y corazón. Le daba la idea que el de ojos azules estaba lleno de vida pero también existía una sensación de oscuridad detrás de su alegre apariencia. Nadie que fuera tan abierto y sonriente reaccionaría como él lo hizo ante un incendio. Deseaba que fuera lo que fuera que sucediera con él no resultara algo que lo imposibilitara para seguir con su vida, le resultaba agradable ese joven y no solamente por su aspecto.

Por su parte Shaka llevaba una charla sobre cosas inconsecuentes mientras comían, lo cual los ayudó a descubrir lo mucho que ambos tenían en común, disfrutaban del mismo tipo de música, leían la misma línea de tramas en los libros, y otras varias cosas similares eran las que disfrutaban. Pero pronto, demasiado pronto, se hizo evidente que lo mejor era que descansaran pues estaban cansados. El de mirada azulada bostezó con discreción, haciendo que el de ojos oscuros lo hiciera también aunque no tan discretamente.

  • Creo que será mejor que descansemos Shaka, ha sido un día muy largo—comentaba el de cabello negro.

  • Se escucha bien—admitió el rubio.

Lo mejor para los dos era retirarse y tratar de dormir, un plan sencillo para un momento sencillo. Levantaron sus platos y después se dirigieron a sus habitaciones.

  • Si necesitas algo estoy en la habitación de junto—decía el de Capricornio.

  • Gracias.

  • Que descanses.

  • En verdad Shura, gracias por todo, realmente aprecio todo lo que has hecho por mí.

  • Hasta mañana—dijo con una amable sonrisa el de ojos negros.

El de Capricornio fue al baño y mientras se cepillaba los dientes se decía que no estaba mal tener compañía, llevaba mucho tiempo por su cuenta, además así apoyaba un poco a ese chico, había tenido mala suerte. Después de eso fue a su habitación y se alistó para dormir, como le gustaba dormirse solamente en ropa interior tan solo se desvistió, se metió a la cama y se dispuso a dormir.

En medio de la noche el de ojos negros escuchó un sonido extraño, como un murmullo, se despertó y se sentó en la cama poniendo atención, lo supo.

  • Shaka.

En un segundo estaba de pie y sin más fue velozmente hacia la habitación donde estaba el rubio.

 

**********

 

Shaka solo vivía la pesadilla, las llamas rodeándolo, no iban a dejarlo escapar, el humo era espeso, no podía ver. No había escapatoria.

Shura entró a la habitación sin saber que esperar pero se encontró con que el rubio estaba recostado aunque lucía inquieto, como si buscara escapar de algo pero no pudiera moverse, estaba dormido así que sin duda se trataba de una pesadilla. No lo dudó para ir a su lado y lo sujetó por los hombros para llamarlo.

  • Shaka, Shaka, despierta, es solo un sueño, despierta.

El de ojos azules pareció escucharlo pues los abrió de golpe aunque mirando alrededor como si tratara de darle sentido a lo que sucedía.

  • ¿Shura?—preguntó finalmente.

  • Todo está bien Shaka.

  • Lo lamento.

  • ¿Un mal sueño?

  • Si…un mal sueño.

Pero el joven se veía apenado, como si se avergonzara de lo sucedido, de no poder controlarse.

  • Perdóname—decía el rubio—Te desperté. Todo está bien ahora.

  • Está bien ¿Seguro que estás bien?

  • Si.

Como no parecía tener intención de decir nada más lo mejor era retirarse.

  • Que descanses Shaka.

  • Gracias.

Con eso el de Capricornio se decidió a salir, ese muchacho había pasado por una experiencia muy complicada, le pareció normal que tuviera algunos problemas para conciliar el sueño pero al mismo tiempo pensó que no era solo eso, algo más ocurría con ese muchacho.

El de Virgo por su parte se sentía extraño, hacía tiempo que no tenía esa pesadilla y de nuevo aparecía, tal vez siempre la había tenido pero no la recordaba, sin embargo de nuevo estaba ahí, acechándolo. Lo mejor era que intentara descansar un poco pero recostado en la cama no lo conseguía, permaneció tendido sobre las sábanas mirando al techo, sin lograr controlarse. Necesitaba pensar en lo que iba a hacer, necesitaba hacer algo pero no sabía qué, las cosas no iban a ser sencillas, nunca lo serían.

  • Tengo mala suerte—se dijo.

Y con los sucesos de su vida sentía que tenía razones suficientes para expresarse de esa manera.

 

**********

 

Continuará…

 

Notas finales:

Si nada sucede lo continúo la próxima semana, nos leemos.

Atte. Zion no Bara

 


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