Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tamaño por zion no bara

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

Fic dedicado a Mariela quien me sugirió que usara de nuevo a la pareja

Notas del capitulo:

Es una nueva trama con la pareja, espero que les guste.

 

 

Capítulo I

 

¿El tamaño importa? La respuesta depende de a quien se le haga la pregunta, aunque lo más seguro es que la mayoría diga que no, pero aunque esa sea la respuesta también es probable que si tiene una idea del tamaño previamente tal vez sienta algo de decepción. Pero la verdad era que en esos momentos un joven de cabellos y ojos castaños llamado Aioros de Sagitario solo estaba interesado en lo pequeño. Se trataba sin duda de un chico atractivo que se mantenía en forma, con sus ojos pardos brillantes y una bien cuidada cabellera castaña daba una buena imagen, sumado a esa piel como dorada por el sol daba un excelente cuadro.

Pero aun así no salía mucho, estaba muy comprometido con la labor que les habían encomendado en esos momentos. Trabajaba en un importante laboratorio farmacéutico, Grupo Kido, en el que tenían un público privilegiado, que era el de la salud sexual. No era de extrañarse, se trataba de un mercado importante en expansión, al año se hacían infinidad de estudios en los que hablar de la frecuencia, preferencia y duración de los encuentros sexuales de una persona resultaba información muy importante. Gracias a esos datos se podían evaluar y mejorar diversos productos dirigidos a consumidores determinados, como condones o lubricantes, pero también medicamentos en caso de irritación, infecciones, y otro tipo de molestias.

En ese momento el joven Aioros estaba en un equipo en especial, pues era un proyecto que interesaba a la empresa.

—     ¿Cómo vamos con esto?

El castaño preguntaba a uno de sus compañeros al mismo tiempo que leía los informes en su mano.

—     Las simulaciones se ven bien—fue la respuesta.

—     ¿Hay variables?

—     Trabajamos en ellas ¿te gustaría verlas?

—     Gracias Milo.

Milo de Escorpión era uno de sus compañeros en la labor, que era la de desarrollar un nuevo tipo de condón para personas que eran alérgicas al látex, existían algunos en el mercado pero se buscaba de un nuevo tipo, más sensibles y que pudieran incluir un tipo de lubricante hipo alergénico para el usuario.

Hasta ese momento las cosas marchaban bien, prometían las investigaciones pero un producto de ese tipo no era algo sencillo de sacar al mercado, debía pasar por un largo proceso para salir a la luz, por eso era tan importante que tuvieran en cuenta hasta los detalles más mínimos para poder avanzar. Como fuera las pruebas que llevaban realizadas hasta ese momento se mostraban como positivas, las simulaciones prometían bastante y se podía dar un buen informe para la siguiente junta. El de mirada castaña se sentía satisfecho por las cosas como iban,  al menos en el nivel laboral.

—     Debemos seguir así—se decía.

Así que su trabajo iba bien.

Cuando terminaron las horas laborales pensó en dirigirse a su casa, vivía en un alto edificio de departamentos, para él solo bastaba y le gustaba la vista pues estaba enfrente de un antiguo parque público al que le gustaba apoyar para su manutención. Por lo demás era un sitio a su gusto, con detalles por aquí y por allá y sobre todo su gusto por el futbol soccer, lo había jugado en todas las escuelas que estuvo y se jactaba de ser un buen delantero. Incluso seguía siendo parte del equipo de la empresa, tenía buenos compañeros y era otra manera de convivir, todo estaba bien.

Su rutina al llegar tenía prepararse algo de comer, porque no le gustaba gastar en ordenar comida, revisar sus mensajes y redes sociales, además de encender la pantalla para ver algún deporte o una serie vía internet. No estaba mal, aunque desde hacía unos meses esa rutina no había tenido cambios, prácticamente desde que terminara con su última relación, pero no pensaba demasiado en eso.

En ese instante su teléfono comenzó a llamar, atendió con prisa y reconoció el número de inmediato.

—     Hola Aioros.

—     ¿Qué tal Aioria?

Aioria era su hermano menor, buen chico, estaba terminando de estudiar en la universidad, se parecían bastante aunque a opinión de muchos su hermanito era más guapo, pero por otra parte siempre lo considerarían a él el más agradable de los dos.

—     ¿Todo está bien en casa?—preguntaba el mayor.

—     Si, papá y mamá están bien, solo es para saludar y saber cómo va todo.

—     Esto de un nuevo producto te quita más tiempo de lo que deseas.

—     ¿Cómo va todo con eso?

Siguieron charlando por unos minutos, pero tal como había dicho el menor solo era una llamada para saludarse, no había problemas y tan solo compartieron algunos comentarios más, pero finalmente era momento de despedirse.

—     Tengo que dejarte Aioros, voy a salir.

—     ¿Sigues con Shaina?

—     Ella es fabulosa.

Sabía bien de esa relación, su hermanito era de chicas, lo cual ayudaba a que sus padres no colapsaran, un hijo gay bastaba, no es que hubiera problemas pero tuvo que admitir que sus progenitores no lo esperaban cuando se los dijo, pero tampoco era algo que pudiera ocultar cuando a la graduación fue con su novio, no con una novia. Pero todo estaba bien hasta en ese punto entre los parientes, le agradaba esa muchacha para su hermano, lo ayudaba a mantenerse centrado.

—     ¿Cuándo nos veremos Aioros?

—     No sé, tal vez este fin de semana me dé una vuelta, depende como me sienta después del juego.

—     Muy bien, entonces nos veremos, adiós.

—     Adiós Aioria.

La llamada se terminó, la cena estaba lista y había un juego, no estaba mal para cerrar el día pero no pudo sino pensar que la relación de su hermano menor con su novia se estaba haciendo más estrecha, tal vez formalizaran al terminar con sus estudios y al mismo tiempo eso lo hizo pensar en su situación. La verdad era que el castaño en lo que se refería a un compañero en su vida estaba vacante, desde hacía un tiempo, su última pareja había sido ocho meses antes, nada casual ni formal desde entonces, pero con el proyecto y demás estaba ocupado pero quizás debía mostrarse más dispuesto.

—     Ya me escucho como Saga.

Saga de Géminis era un amigo suyo, compartían ser parte del equipo de soccer también, según él su manera de ser no le permitía a los demás acercarse, se mostraba muy centrado en el trabajo y además:

—     No vas a encontrar a nadie encerrándote en el laboratorio.

En parte por eso había aceptado los planes de su amigo Shura, Shura de Capricornio, quien le había propuesto que tuvieran un juego contra otro equipo, él debía ser delantero sin duda, y después, verían que hacer después.

—     No estará mal salir un poco

Pero a final de cuentas tan solo terminó de cenar, se encargó de los platos y se alistó para dormir terminando el juego.

 

**********

 

Ese fin de semana Aioros estaba listo para reunirse con sus amigos y compañeros de equipo, pues su amigo Shura había arreglado que tuvieran un juego con otro equipo, nada profesional pero en definitiva más que algo callejero. Le tocó esperar a que Saga fuera por él ya que tenía auto y llegaron juntos al sitio acordado, una cancha de futbol rápido que rentaban como parte de un gimnasio, contaba con todo, incluso servicio médico, por si había algún contratiempo, pero mientras llegaban y hablaban nadie creía que fuera a ser necesario.

—     Ya somos todos—decía una voz.

El capitán de su equipo, encargado de aceptar a los que entraban y fundador era Camus de Acuario, era parte del departamento de administración, por lo que para ese joven de cabellos y ojos azules todo lo que tuviera que ver con reglas y requerimientos resultaba muy importante. En esos momentos terminaba de revisar que no hubiera problemas con las reservaciones y todos los servicios que les habían ofrecido antes de rentar el lugar, pero no había problemas.

—     Todo está en orden—les anunció.

Podían ir a cambiarse y calentar, aunque no pensaban que el otro equipo requiriera de tanto, eran viejos conocidos.

—     Los del Grupo Tártaro, ya son nuestros clientes—decía confiado Saga.

El castaño solo escuchaba las pequeñas charlas de sus amigos y compañeros mientras se vestía para el juego, pero les daba la razón por completo, los de Tártaro jamás habían salido bien parados ante ellos, la verdad era que tenían una mejor formación y alineación que ellos. Como fuera terminaron de cambiarse y salieron a calentar un poco, para encontrarse con que los del otro equipo ya estaban en la cancha calentando y haciendo unos pases, los reconocía de su último juego. Ahí estaba el rubio uniceja Radamanthys de Wyvern, el medio insolente de cabellos morados de Aiocos de Garuda, ese bonito pero delicadito platinado Minos de Grifo, y el capitán quien casi jugaba decentemente de cabellos negros, Hades Necros.

Pero no pudo evitar notar que había un par que no reconocía, parecía que había cambios en la alineación.

—     ¿Qué opinas?

Quien se acercaba y le hablaba era Shura, quien parecía atento a lo que hacían los otros, más que nada los que no conocía.

—     No los recuerdo. Deben ser nuevos en la empresa—fue el veredicto del de cabellos castaños.

—     Sí, pero no podrán contra nosotros—aseguraba su compañero de cabellos negros—Tenemos a Aldebarán en la defensa, a ti en la delantera y yo estoy en la portería, ya sabemos cómo van a salir las cosas.

—     Entonces ganaremos.

—     Claro que lo haremos—decía sonriendo.

Sin más se rieron y chocaron los puños, estaban listos, pero no contaban con algunas cuestiones para dar paso a sus planes de triunfo pues el otro equipo se había preparado mejor desde su último encuentro. Los de Grupo Tártaro estaban decididos a que en esa ocasión serían ellos quien terminaran sonriendo por el resultado, se habían preparado muy bien.

El juego no fue nada de lo esperado, lo notaron los de la farmacéutica prácticamente desde el inicio, no era posible de otra manera cuando el balón estaba en poder del otro equipo. Supieron que el que estaba en la portería se llamaba Afrodita de Piscis y le tocaba cuidar un sitio tan importante, no solo era una hermosa criatura de cabellos y ojos celestes, también resultó contar con una gran habilidad para adivinar la dirección de los tiros y no los paraba, sino que los desviaba, hacia sus compañeros. La segunda parte de la estrategia era mucho más evidente, se resumía en una idea: denle el balón al del número cuatro. Se trataba de un hombre joven con muy buenas piernas, con ojos y cabellos cortos de color azul, por lo demás corría como venado, los esquivaba como halcón, era más duro en pegar que un cangrejo y si no bastaba tenía una patada para tirar como un cañón.

Los del Grupo Kido no terminaron de ver por dónde venía lo que sucedía, Shura no pudo contra los goles y acabo boca arriba en la cancha, resultó que fue muy veloz para que Aldebarán lo detuviera y el siempre confiable Aioros casi lo enfrentó pero al final solo lo esquivó.

¿Marcador final? Tres goles en contra a cero.

Afortunadamente eran adultos, por lo que sobrellevaron mejor el perder, pero notaban que los del otro lado estaban muy dispuestos a festejar y para terminar de mostrarse ecuánimes los invitaron a celebrar en un bar cercano.

—     Finalmente podemos hacerlo—lanzó con honestidad Hades.

Era verdad, hasta ese momento eran siempre a los que invitaban para demostrar que eran buenos ganadores.

Nadie estaba rasgándose las vestiduras por el resultado y al final los que perdieron admitieron que los habían sorprendido con ese nuevo estilo de juego pero aseguraban que no iba a volver a suceder.

—     La próxima vez no nos tomarán por sorpresa—aseguraba Camus.

No tardaron en tomar unas mesas del fondo ni en ordenar, así que en parte convivían, en parte bebían unas cervezas y en parte miraban un partido profesional en las pantallas del lugar, las cosas iban bien para todos, aunque algo más iba a suceder en ese encuentro casual.

El lugar estaba bien, de hecho lo conocían de sus encuentros anteriores así que tenían una especie de historia, seguían hablando de lo que tenían en mente en esos momentos y bebiendo un poco más, cuando el de cabellos castaños sintió que lo estaban mirando mientras hablaba con Saga.

—     No me esperaba que ese tipo fuera tan bueno—decía el de Géminis—Nos tomaron por sorpresa.

Iba a responderle el castaño cuando volteó, estaba seguro que lo miraban y se dio cuenta que así era, justamente el de cabello azul con el número cuatro que los había sorprendido parecía no quitarle los ojos de encima. Mientras seguían hablando entre ellos el de Sagitario no pudo sino hacerse un juicio sobre el otro, de entrada se dijo que no era guapo pero tenía un algo, era muy masculino, no era un galancito como Afrodita de Piscis, resultaba mucho más varonil y de cuerpo no se le podía pedir nada, todo estaba en su lugar. Aunque aún con todo eso no charlaron entre ellos, ni siquiera sabía su nombre.

Pasaba el tiempo y al final el de cabellos castaños se dijo que ya era bastante, ese día no iría a ver a sus parientes pero de todas maneras prefería descansar, el juego había sido mucho más movido de lo esperado, así que salió después de despedirse de todos para buscar un taxi.

—     Lo siento—decía el de ojos pardos por teléfono—La semana entrante iré a casa, sin excusas, salúdame a mis padres.

Al terminar con la llamada a casa para disculparse por no ir a ver a su familia estaba listo para ir a su departamento a descansar, eso sería todo, pero cuando el de cabellos castaños estaba ya en la calle, esperando por ver un taxi se dio cuenta que había alguien de pie a su lado.

Apenas si volteó y se encontró con el de cabellos azules del juego, el del número cuatro, se iba también.

—     Fue un buen juego—dijo el otro.

—     Si, lo fue—respondió el castaño.

—     Te moviste bien en el campo, me dio la impresión que juegas mejor que tus compañeros.

—     Generalmente lo hago pero el día de hoy, bueno, me sorprendieron.

Vio que el otro soltaba una especie de media sonrisa, ante eso también sonrió y el de cortos cabellos azules decidió hacer algo más.

—     Me llamo Death Mask de Cáncer.

—     Aioros de Sagitario—dijo el otro a su vez.

—     Lo sé.

—     ¿De verdad?

—     Si, lo averigüé en el bar. Aquí está mi taxi.

El vehículo se estacionaba con velocidad, eso debía ser todo, pues el de ojos azules lo había solicitado en un servicio estable por medio de su celular y decidió hacer una oferta antes de partir.

—     Podemos compartirlo Aioros, si quieres.

—     ¿Por qué no?

Sin más ambos abordaron, permitiendo que las calles y la distancia pasaran solamente, mientras conversaban un poco más, el camino se hacía sin dificultades de ninguna clase, por lo que no tenían problemas para seguir. Mientras tanto iban comentando algunas cosas de sus vidas, como de donde eran y eso resultaba bastante interesante de parte del de cabellos azules.

—     ¿Así que vienes de Italia?—preguntaba interesado el de mirada parda.

—     Viví muchos años allá, me gustaba mucho, pero mi familia se mudó aquí, inicié la universidad y he seguido con mi carrera desde entonces.

—     Asumo que aprendiste a jugar allá.

—     Era bastante bueno.

—     Se nota, no pudimos frenarte.

—     De algo sirvió tanto tiempo con mis amigos.

Siguieron la charla y comentaron algunas cosas más, incluso de su trabajo y su familia, como el hecho de que el de cabellos azules era ingeniero y estaba a cargo de todo lo referente a la producción en su trabajo, había perdido a sus padres y no tenía más familia, que casi le rogaron para que se uniera al equipo de futbol y que en verdad disfrutaba su vida como estaba en esos momentos. No se escuchaba nada mal.

—     En la siguiente esquina está bien—decía el castaño.

—     Vives frente al parque.

—     Es un buen sitio, tiene una hermosa vista, al menos para mí. Gracias por traerme Death Mask.

—     De nada.

Estaba a punto de bajar del vehículo el de Sagitario cuando el de Cáncer le habló con velocidad.

—     ¿Me darías tu número Aioros?

El otro lo miró por un segundo antes de responder.

—     ¿Para qué?—preguntó.

—     Podría llamarte un día—respondió con su media sonrisa el otro.

—     Claro.

¿Por qué no? el de Sagitario no veía problemas en hacerlo, le dio el número y finalmente bajó del taxi, además se llevaba el número del de ojos azules también, se despidieron y vio el vehículo alejarse, al final llegó a su departamento también. Lo de ese día podría no ser nada, podría ser el inicio de algo, pero el de cabellos castaños no pensó mucho en ello, estaba algo cansado y prefería descansar.

 

**********

 

Los días siguientes fueron usuales para el de cabellos castaños, continuaba con su trabajo y le gustaba mucho lo que estaba viendo, los resultados estaban siendo comprobados y se sentía confiado en que se podría presentar la propuesta para un nuevo producto más pronto de lo esperado. Claro que ese tipo de productos recorrían un largo camino antes de ser aceptados para su venta al público pero al menos la parte que le correspondía estaría bien cubierta y asegurada. Había visitado a su familia de manera veloz y había salido un par de veces con sus amigos, nada especial, y al final estaba seguro que había sido una semana como todas, al menos fue así hasta que recibió una llamada en su celular con la que no contaba.

Era de parte de cierta persona venida de Italia.

—     Aioros de Sagitario—dijo.

—     Hola Aioros, habla Death Mask.

—     Ah, hola.

No estaba seguro de qué más decir pero el otro continuó sin perder el tiempo pues no parecía alguien que se permitiera vacilar.

—     ¿Cómo has estado Aioros?

—     Bien, me encuentro bien ¿y tú?

—     También estoy bien.

—     Me alegra.

—     Dime ¿tienes algún plan esta noche?

—     Nada especial ¿Por qué?

—     Entonces ¿Qué te parece si salimos por ahí?

El de ojos pardos lo pensó por unos segundos, era verdad que no tenía planes y el de cabellos azules no era un desagradable, necesitaba salir más, y las cosas se decidieron en poco tiempo para él.

—     De acuerdo Death Mask.

—     Muy bien, paso por ti ¿a las ocho está bien?

—     Perfecto.

—     Nos vemos.

—     Adiós.

—     Adiós.

El de Sagitario se quedó mirando el teléfono en su mano un poco más, bueno, tenía planes para esa noche, lo mejor era que se alistara, aunque por el momento era mejor centrarse en su trabajo. Por las siguientes horas continuó con su labor, solo hasta que terminara el día pensaría en algo más.

Cuando Aioros salió de trabajar ese día fue directo a su departamento, comió apenas algo que guardaba en la nevera y se dio una ducha veloz, se vistió con comodidad pero presentable y se sentía listo para salir. Vio el reloj, eran cinco para las ocho cuando se asomó por la ventana, atestiguó cuando el de cabellos azules llegó en un taxi y adivinó que le decía que esperara unos momentos. Empezaba a bajar a la entrada cuando recibió una llamada, era del de cabellos azules.

—     Te espero en la puerta Aioros.

—     Voy para allá.

Se encontraron en poco tiempo y notó de inmediato que el de ojos azules no llevaba mezclilla y playera holgada como lo había visto la primera vez, sino unos pantalones bien cortados y camisa que hacía juego con un saco. Se veía distinto y se veía muy bien sin duda alguna.

—     ¿Estás listo?—preguntaba el de Cáncer.

—     Por supuesto.

Le abrió galantemente la puerta del taxi y lo ayudó a subir, no estaba nada mal, un caballero que se preocupaba por ser atento con él.

—     ¿Adónde vamos?—preguntó el castaño.

—     Conozco un buen lugar—fue la respuesta.

Durante el camino el de cabellos azules no dejó de ser educado y obsequioso con el de cabellos castaños, se interesaba en sus asuntos y lo escuchaba genuinamente interesado por lo que le contaba. Por otra parte le comentaba algunas cosas que resultaron interesantes y prontamente el de Sagitario se convenció que tenían intereses comunes más allá del futbol, era un buen compañero para pasar esa noche.

—     Me encanta esa serie, no me la he perdido desde que se estrenó—decía el de mirada parda.

—     Yo tampoco, no me esperaba que viéramos lo mismo, tal vez deberíamos verla juntos.

—     Tal vez.

—     Es aquí.

Fue el de mirada azulada quien pagó el taxi, con todo y propina, lo ayudó a bajar del vehículo y le abrió la puerta de cristales antes de entrar, dejándolo pasar primero. Llegaron a un restaurante que según logró ver el de mirada parda era del tipo que se especializa en carnes asadas, no era muy dado a esos sitios pero no estaba nada mal, el servicio era excelente y no tuvo quejas sobre la comida, resultaba muy buena y contaban con algo más que los hacía sobresalir.

—     Cuentan con cerveza artesanal—le decía el de Cáncer—Es lo que me trajo aquí en primer lugar.

—     Nunca he probado cerveza de ese tipo.

—     Te has perdido de algo bueno Aioros, pero lo podemos solucionar esta noche, camarero.

El que venía de Italia ordenó con prontitud pero le preguntó por lo que deseaba antes y no tardaron en llevarles sus bebidas primero mientras estudiaban las cartas para ordenar algo de cenar. El de cabello castaño bebió un par de vasos, era muy buena y con el condimento y las carnes cuando comieron sentaba bastante bien a los comensales. Además que siguieron charlando sin perder el tiempo, por lo que el de Sagitario puedo darse cuenta de algo más sobre ese hombre a su lado.

—     Planean un nuevo producto entonces—comentaba el de ojos azules.

—     Eso esperamos al menos, necesitamos de un producto como este, para expandir mercados y atender a un sector no muy atendido.

El de mirada castaña le hablaba con entusiasmo de su trabajo y se dio cuenta que el otro hombre de verdad estaba interesado en escucharlo, generalmente a sus citas no les era entretenido escuchar sobre su trabajo en el laboratorio pero no era el caso con el de cabellos azules que estaba interesado en lo que escuchaba.

—     Según las estadísticas la población que sufre de alergia al látex es mayor—explicaba el de Sagitario—Así que el uso de un preservativo puede ser un asunto complicado para ellos.

—     Cuando estás con alguien deberías preocuparte solo de disfrutarlo, no de que te de alergia—comentaba el de Cáncer.

—     Exactamente—respondía el de mirada parda—El látex contiene sustancias que pueden provocar esas reacciones de ardor, picazón, irritación, no debería ser así solo por cuidar tu salud.

—     Pero tenía entendido que si hay preservativos para ese tipo de personas, incluso en los elementos quirúrgicos hay materiales especiales para esa alergia, nosotros los hacemos.

Era verdad, pues justamente el sector privilegiado de Grupo Tártaro eran los materiales estériles y para usos quirúrgicos, por lo que el de cabello castaño decidió decirle algunas cosas más.

—     Se han buscado opciones Death Mask, pero lamentablemente no han sido económicas, este tipo de preservativos tienden a ser un poco más caros que los convencionales, pues se hacen en su mayoría de poliuretano y nitrilo, incluso los que ya hay de resina sintética, cada uno con sus cualidades.

—     Y desventajas—agregó el de cabello azul.

—     En general con más resistentes y mucho más finos que los de látex, conducen mejor el calor, no se dañan con un lubricante a base de aceite.

—     Pero adolecen de deslizamiento y rupturas, no es agradable que estás en lo tuyo y de pronto se salen.

—     Ha llegado a suceder pero depende del material, también están los de piel de cordero.

—     Son más caros y a veces tienen ese olor a establo, no es  muy agradable que digamos.

—     Por eso trabajamos en otra opción—continuaba el de cabellos castaños—Que sean productos económicos, sensibles, resistentes, de excelente ajuste y que estén lubricados.

—     Se escucha como un proyecto ambicioso.

—     Pero lo conseguiremos.

—     Si tú estás al frente sin duda alguna—declaró con esa media sonrisa tan suya el de cabellos azules.

—     ¿Qué sucede?

—     ¿De qué hablas?

—     Sonreíste al decirlo.

—     No me lo tomes a mal, solo pensaba en lo determinado que eres, estoy seguro que lo conseguirás.

Sin más ambos estaban sonriendo, Aioros se sintió bien de haber charlado con alguien que no fuera de su trabajo acerca de un tema que le interesara tanto, la gente a veces no se tomaba a bien estar charlando sobre condones pero ese hombre ante él lo veía como una parte de quien era y no lo juzgaba por ello.

Resultó una noche inusual pues el de cabellos castaños no la pasó solo, sino que compartió con alguien que le resultó agradable, de verdad que el de cabellos azules parecía un hombre con muchas facetas y no solo la que mostraba a primera vista. No estaba seguro si sería así siempre, pero al menos con él se mostró dispuesto a confiarse un poco más, sin duda era alguien entretenido y de mucha personalidad, como si todo fuera de la manera en que él lo planeara de antemano. No estaba nada mal estar cerca de él pues resultaba un hombre muy atento, hacia su compañero, como si fuera el centro del universo y nada ni nadie lo haría cambiar de parecer, de verdad era halagador.

Fue el de cabellos azules quien pagó la cuenta de la cena, cuando salieron del lugar Aioros no lo vio hacer ningún movimiento que indicara que había solicitado un taxi, pero ya estaba tal vehículo esperándolos en la entrada y de nuevo, con toda caballerosidad, lo ayudó a subir y en el camino no dejó de ser un hombre atento y encantador a su manera, masculina y sin tonterías. Cuando llegaron al edificio del castaño bajó antes que él y le abrió la puerta de inmediato, extendiéndole la mano, lo cual generó un comentario por parte del de Sagitario.

—     No sé si debo sentirme como una damisela o qué—mencionó en broma.

—     Cuando se está con alguien único se le debe hacer sentir en todo, hasta en los detalles más pequeños—aseguraba el de ojos azules.

—     Gracias—respondió con suavidad el otro joven.

—     Solo lo que mereces.

Sin que pudiera decir nada más el de mirada parda sintió de pronto la fuerte e imponente personalidad del otro, quien ya estaba ante él y sin ningún tipo de petición previa, jugueteo, nada de nada, le tomó la barbilla con suavidad para acercarlo y darle un tenue beso en los labios con masculina seguridad para después apartarse.

—     Que descanses—le deseo.

Pero Aioros se encontró con que no sabía que decir, tan solo correspondió con una sonrisa, definitivamente era alguien especial.

Al estar a solas en su departamento se preguntó si valía la pena volver a verlo, la respuesta fue definitivamente sí.

 

**********

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

Si nada sucede la semana entrante subo el final.

Nos leemos.

Atte. Zion no Bara

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).