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Celoso por zion no bara

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Notas del fanfic:


Deseaba volver a usar a esta pareja, es una trama sencilla, espero que les guste a quienes sean tan amables de leer.

 

 

 

La escena que estaba sucediendo no se podía esperar o tal vez sí, pero igual no podía menos que causar una sensación profunda.

—     ¡¡Aléjate de él!!—gritaba furioso el caballero apretando los puños—¡¡Si te le vuelves a acercar te meteré una patada tan fuerte que solo un proctólogo te sacará mi bota del culo!! ¡¡¿¿Entendiste??!!

De hecho si entendió y su compañero tuvo que desparecer en menos de un segundo, dejando a la pareja a solas para que hablaran de lo que terminaba de suceder, sinceramente como compañeros sentimentales habían pasado por varias escenas de celos.

Todo daba inicio para la pareja de Mu y Death Mask cuando regresaron a la vida, Hades estaba vencido, Atenea había triunfado y el mundo necesitaba a los caballeros dorados en el Santuario, el lugar precisaba ser reconstruido y que la paz y el orden se implementaran de nuevo no iba a ser una labor sencilla, se requería de mucho trabajo y esfuerzo pero ninguno de los portadores de una armadura temía hacerle frente a esa responsabilidad.

Pero no todo podía ser trabajo y deberes, también eran hombres y debían atender a esa parte de sus vidas, por eso entablar un nuevo tipo de relaciones era importante, que su comunidad se mantuviera firme y unida para hacer frente con mejores resultados a lo que vendría en esos nuevos días. Los caballeros respondieron bien a ese gesto, algunos solo retomaron su amistad, como los caballeros de Aries y Tauro, mientras que otros pudieron sincerarse y entenderse, incluso perdonarse, como en el caso de los caballeros de Géminis, Sagitario y Capricornio. Pero esa misma cercanía dio paso a algunas relaciones más, de otro tipo, más sentimentales, así que no pasó mucho para que se dieran algunos romances aunque con desiguales resultados.

Por ejemplo había estado el más que esperado anuncio de una relación entre Milo y Camus, quienes parecían genuinamente sorprendidos ante la falta de sorpresa de sus compañeros al saber de su situación.

—     Pero no le habíamos dicho nada a nadie—dijo el de Acuario.

—     ¿Cómo fue que lo supieron?—preguntaba  el de Escorpión.

—     Sinceramente no se necesitaba ser un genio para saberlo—respondió Afrodita.

—     Si—intervino Dohko—Yo estaba en Cinco Picos y también lo sabía.

La pareja se sentía contenta así que con eso bastaba a sus compañeros, no estaba mal, además dieron paso a algunos otros intentos de relación con diversos resultados, como el de Shaka con Saga, fueron pareja por un tiempo pero al final los dos decidieron que lo suyo no era de ese tipo y habían terminado por común acuerdo; aparentemente el de Géminis prefería su entrenamiento y resolver las cosas definitivamente con su gemelo, Kanon, mientras que el de Virgo amaba más sus meditaciones que a un compañero. Por otro lado también fue muy comentada la tormentosa y tórrida relación de los caballeros de Cáncer y Piscis, quienes parecían pasar de un instante a otro de la calma a la tempestad, hasta que finalmente, después de algo así como veinte rompimientos y reconciliaciones, decidieron que en verdad era el final entre los dos, era lo mejor para su salud, el bienestar del Santuario y la buena convivencia con sus compañeros caballeros. Otra relación que había llamado la atención fue la de Milo con Mu, se habían entendido muy bien, y algunos comentarios fueron emitidos por sus compañeros por notarlo.

—     El escorpión anda picando a la ovejita.

Al final no habían seguido, las cosas no daban para ese tipo de relación entre los dos y habían terminado, dejándolos a ambos como amigos que se llevaban muy bien pero nada más; y tiempo después de eso se dieron rumores de una nueva relación, para el caballero de la primera casa, con alguien que estaba muy cercano y parecía estar siempre a su lado, justamente el guardián del quinto templo.

—     Así que ahora es el león quien se quiere comer a la ovejita.

Sin embargo, a pesar de los comentarios, no se llegó a nada, no más allá de rumores y conjeturas pero eso no probaba que existiera una relación y por lo tanto todos debían seguir con sus vidas, y meterse en sus propios asuntos.

Como fuera, con el paso de algunas semanas, la oportunidad se vio abierta para un nuevo caballero, quien justamente miraba mucho a la ovejita de cabellos lavanda y ojos glaucos, y se trataba de su camarada de la cuarta casa.

—     Ahora es el cangrejo quien quiere clavarle las pinzas a la ovejita.

Y fue cierto pues el de la cuarta casa no iba a aguardar ni a dejar pasar la oportunidad, de ninguna manera, en verdad le gustaba el de Aries.

—     Me gustas Mu—le dijo sin más por primera vez.

—     Que amable eres Death Mask—fue la respuesta del lemuriano.

Aunque el llamar amable a alguien que declaraba sus intenciones no era la mejor respuesta que se pudiera obtener.

—     De verdad me gustas Mu—continuaba el italiano—No tienes idea de lo mucho que me gustas.

—     Me han advertido de tu fama de conquistador—decía en tono sonriente el de cabellos lavanda—Será mejor que me ande con cuidado.

—     No Mu, no tienes que cuidarte de mí—le aseguraba con vehemencia el de cabellos azules—Yo te cuidaré.

—     Y yo que pensaba que mi armadura era la encargada de eso—soltó con humor el de la primera casa.

—     No, pero no sabes cuantos celos le tengo a tu armadura, que puede estar tan cerca de ti—fue la respuesta del de ojos azules.

Eso dejó pensando al alumno de Shion de Aries, ya en ocasiones anteriores su compañero de la cuarta casa le había hecho comentarios sobre que le gustaba y que deseaba estar a su lado, pero el caballero del primer templo no se los había tomado en serio, los dejaba pasar como si solo fueran un comentario más por parte del venido de Italia, pero en esa ocasión que miró sus ojos brillantes fijos en él supo que no se trataba de ninguna broma.

—     Yo…Death Mask…

—     Es verdad Mu, solo quiero estar junto a ti—le dijo acariciando su mejilla.

Las cosas hubieran podido ir mejor y tal vez podrían haberlas discutido con calma pero no fue posible por dos factores, el primero que el caballero de Aries no había reflexionado en otra relación con otro compañero del Santuario. Y la segunda y más importante que fue después de un entrenamiento y todos sus compañeros estaban ahí, mirando lo que sucedía, y muy atentos a saber la respuesta del de ojos glaucos.

—     Tal vez debamos hablar en otra ocasión y otro momento Death Mask—sugirió algo cohibido el de la primera casa.

—     ¿Por qué?—se quejaba el de Tauro—quiero saber si va a decirte que sí.

La mirada de los demás intentaba ser de regaño pero honestamente también querían saber, aunque el de cabellos lavanda no cedió.

—     Hablaremos de esto en otra ocasión Death Mask, por favor.

—     Muy bien—aceptaba el italiano—Pero no tardarás en saber de mí de nuevo, tenlo por seguro.

De hecho aunque el entrenamiento se terminó y todos se fueron retirando la cuestión de los caballeros de la primera y cuarta casa no dejó de ser comentada, lo suficiente para que varios se preguntaran lo que diría el de Aries ¿aceptaría o rechazaría a su compañero de Cáncer? No podían saberlo hasta que el mismo caballero de ojos glaucos tomara una decisión, y eso no iba a ser tan sencillo.

Ya en su templo el joven ariano se dedicó a sus asuntos y a pensar en lo que iba a hacer, pues necesitaba decidirse, no era que no le agradara Death Mask de Cáncer, no era un mal compañero desde que regresaran al Santuario, de hecho era un excelente camarada que se mostraba dispuesto a hacerse de una nueva vida, capaz, disciplinado, atento a sus labores y con cierto aire arrogante respaldado por su fuerza. Todo eso era solo una parte, por supuesto, de hecho era alguien con quien podía compartir intereses, tiempo, sentirse bien y si no bastaba era atractivo, porque el de Lemuria tenía ojos y los usaba, así que notaba lo bien que se veía cuando caminaba por el Santuario el italiano y que poseía una cierta elegancia en ese ambiente que no se podía imitar.

Aun así ¿bastaba para comprometerse en una relación con él?

—     Necesito pensarlo—se dijo a sí mismo.

Por lo mismo y para no perder el tiempo, se dispuso a trabajar en sus asuntos pendientes, así podría concentrarse  y adelantar en sus labores sin permanecer ocioso, era una buena salida para él. Las horas se fueron deslizando a su propio ritmo mientras que un cumplido caballero de Aries no dejó a un lado una sola de sus responsabilidades. Sin embargo, cuando terminó con todo ello y se disponía a descansar se dirigió a su templo, solo para encontrarse con una  visita no tan inesperada pero si sorpresiva para la hora.

—     Mu—lo llamaron desde la oscuridad.

—     Death Mask—dijo con algo de asombro reconociendo su voz.

—     Lo lamento, no quise asustarte—se disculpó—Pero no pude quedarme esperando por otro momento para hablar contigo.

—     No me asustaste—señaló—Pero si me sorprendiste ¿Qué estabas haciendo en la oscuridad en mi templo?

—     Esperarte para que hablemos.

—     Dame un segundo.

Sin más procedió el señor del lugar a encender las luces de la estancia, ofreció un sitio en el sofá a su compañero y un par de segundos después estaba a su lado, dispuesto a sincerarse aunque no podía dejar de notar como esos ojos azules lo seguían.

—     Mu…

—     Death Mask…

Pero hablaron al mismo tiempo y se quedaron callados de nuevo.

—     Por favor, dime lo que quieres decirme Mu—le pidió amablemente el de cabellos azules.

Y no dejaba de ser sorpresivo que se mostrara siempre tan amable y atento con él cuando tenía tan mala fama ese italiano por su mal temperamento y su falta de tacto con los demás., pero con el lemuriano siempre era gentil, siempre.

—     He pensado en lo que me dijiste Death Mask—se sinceraba el de cabellos lavanda—Me halaga y me agrada, pero no sé si estoy preparado para otra relación en este momento con un compañero.

—     ¿Lo dices por lo de Milo?—lanzó algo receloso.

—     No.

—     ¿Entonces es por Aioria?—preguntó en el mismo tono.

—     No, esto no tiene que ver con nuestros compañeros, solo no sé si estoy listo, eso es todo Death Mask y yo…

Sin terminar de hablar el de cabellos azules fue a su lado y puso una rodilla en tierra tomando sus manos con caballerosidad, mirándolo directamente y haciendo que el de la primera casa se quedara sin aliento por unos segundos, aguardando por lo que iba a escuchar.

—     Lamento haberte incomodado Mu—se disculpó el de Cáncer—Nunca fue mi deseo incomodarte, y lamento haber elegido tan mal momento para hacerte una declaración de mis intenciones.

El venido de Lemuria no podía ni hablar al escuchar a su compañero por lo que el otro continuó sin perder el tiempo.

—     Pero soy honesto Mu—le aseguraba con sinceridad—Me gustas, y si no puedes darme una respuesta ahora está bien, solo te pido algo.

—     ¿Qué?—preguntaba con un hilo de voz.

—     Solo permíteme tener esperanzas Mu, solo eso.

—     Death Mask.

—     Por favor—pidió con humildad.

Por unos segundos el guardián de la primera casa no supo que decir pero al notar la calidez de esas manos y la verdad en esos ojos azules supo que respuesta era la que deseaba dar, porque era la que nacía de su interior.

—     Está bien Death Mask, puedes tener esperanzas.

—     Gracias—respondió el otro besándole ambas manos.

Un segundo después estaba solo el de Aries sin terminar de creer lo que había ocurrido, pero no pudo menos que sentirse bien con todo lo sucedido.

 

**********

 

La relación entre ambos no era mala desde ese punto, de hecho se iba haciendo mejor, un muy atento caballero de Cáncer no dejaba de hacer todo lo posible para que el de Aries se sintiera seguro y cómodo a su lado, que le agradara estar con él y compartir su tiempo, sus intereses, sus gustos, todo eso que se esperaba de estar al lado de alguien especial. El de cabellos azules no dejaba pasar una sola oportunidad pero sin ser un acosador, aunque en definitiva no parecía que nadie lo fuera a mover del lugar en el que estaban e incluso necesitaba controlarse cuando notaba que Milo y Aioria podían acercarse tanto a su joven interés amoroso. Fueron a tal grado las atenciones que incluso llegó a buscar hacerse grato a Shion de Aries, sabía bien que ese hombre era alguien querido para el de mirada verde, y no era nada sencillo eso de no tener algo que señalara en contra el patriarca.

Como fuera, un buen día un animado Mu estuvo con el de la cuarta casa justamente en su templo, el de cabellos azules había preparado una buena comida para que estuviera con él y al ver la mesa el de mirada glauca no pudo menos que preguntar.

—     ¿Vamos a comer los dos o viene un regimiento?

No era para menos, la mesa estaba llena de platillos y todo olía muy bien.

—     Solo es que no estoy seguro de lo que te gustaría Mu, lo lamento.

—     Está bien, se ve delicioso.

Sentados a la mesa comieron con apetito y charlaron animadamente, tanto que cuando estaban con el espagueti con albahaca (que tenía muy buen sabor) el de Aries vio que su compañero se había ensuciado un poco de salsa de tomate, se rio y quiso limpiarlo con la servilleta.

—     Pareces chiquillo Death Mask—dijo sonriendo.

El otro no respondió, se quedó quieto, de repente sus miradas se encontraron y el de Cáncer no perdió el tiempo, lo sujetó suavemente por la muñeca y un segundo después lo hizo levantarse a su lado, de pronto se acercaron y terminaron compartiendo un beso; cuando se separaron el italiano parecía apenado.

—     Lo lamento, no pude resistirme Mu, yo…

—     Cierra la boca—dijo el lemuriano.

Y sin más lo estaba besando a su vez.

Así fue, después de ese día su relación como pareja dio inicio y contó con el beneplácito de los demás, sería sencillo decir que aunque no lo tuvieran no importaría pero estaban todos juntos en el mismo lugar y era mejor contar con una buena camaradería entre todos. Incluso Shion procuró mostrarse amable con ese caballero que no había sido su favorito pero hacía sonreír a su querido discípulo, así que las cosas estaban bien en ese terreno.

Para Mu dio inicio un agradable periodo en el que se sentía querido, apreciado, consentido, y muchos otros calificativos más, estar con el caballero venido de Italia era muy grato y le daba una nueva parte a su vida que no esperaba sentir con semejante intensidad. Además estaba convencido que el de la cuarta casa era honesto con él y eso le permitía sentirse seguro y cómodo a su lado. Sin embargo, aun en las mejores relaciones, puede haber un elemento muy fuerte, dependiendo de quien lo viva y cómo la maneje.

Nada parecía fuera de lo ordinario, no entre la pareja de Mu y Death Mask, habían comenzado a hablar de ciertas cosas usuales para ellos como caballeros en el Santuario, algunas noticias y ese tipo de cosas.

—     Shion me dijo que Afrodita se va de misión—comentaba el de la primera casa—Parece que además se tomará unas vacaciones en su tierra natal.

—     Espero que le vaya bien—fue todo lo que dijo el de la cuarta casa.

Continuaron con su camino hasta que se cruzaron con alguien más, un conocido para ambos, otro caballero dorado.

—     Hola Mu—saludaron.

—     Hola Milo.

—     Death—dijo el de Escorpión refiriéndose al de Cáncer.

El de Italia apenas si hizo un gesto con la cabeza para responder, parecía no hablar mucho con su compañero de la octava casa cuando estaba al lado del de Aries; aunque ese no era impedimento para que los otros dos caballeros se mostraran muy a gusto en conversar y compartir comentarios, sonreír, hacer algunas bromas y pasarse el tiempo como si nada, como si no hubiera alguien más presente.

—     ¿No te gustaría que fuéramos a cenar Mu?—preguntaba abiertamente el de Escorpión—Justamente estaba recordando aquel sitio al que íbamos cada mes ¿te acuerdas?

—     La puesta de sol—decía el de ojos glaucos con calma—Me gustaba mucho ese sitio, sería agradable ir de nuevo.

—     Que mejor ¿Qué te parece si vamos el viernes?

—     ¿El viernes? Pues…

—     El viernes cenaremos en mi casa Mu—intervino de golpe el de Cáncer, con voz seca.

—     Pero podríamos…

El de la primera casa intentó mediar pero no pudo, no cuando el de Italia miraba tan fijamente a su amigo Milo, como si estuviera a un paso de arrojarse contra él en un combate, también debía notarlo el joven griego pues no quiso causar mayor incomodidad a su amigo de ojos verdes, era mejor una retirada.

—     Bueno, será en otra ocasión Mu—dijo.

—     Si Milo…

—     Adiós—soltó sin más el de Cáncer.

Como si fuera una carrera el de cortos cabellos azules tomó de la mano a su compañero entrelazando sus dedos y se alejó con él de inmediato, como si lo apartara de un peligro, uno grave. En un primer momento el de cabellos color lavanda se dejó llevar pero cuando sintió que no aguantaría más algo de eso se detuvo o al menos lo intentó.

—     Death…Death…Death espera…espera… ¡Détente!

Solo a esa palabra dicha en tono fuerte el de Italia se detuvo, y lo hizo buscando de manera ansiosa la cara de su compañero, intentando descubrir cada uno lo que estaba sucediendo, aunque fue más directo el de Aries para hablar.

—     ¿Qué te sucede Death?—pregunto de inmediato.

—     Nada, no es nada—respondió con tono tembloroso.

—     Claro que sí, fuiste casi grosero con Milo ¿Por qué hiciste eso? Solo quería invitarnos a cenar.

—     No, quería invitarte a ti, no a mí.

—     No digas eso, Milo solo era amable y…

—     No quiero que salgas con Milo—dijo con voz ahogada.

—     ¿Qué? ¿De qué estás hablando Death Mask?—preguntaba sorprendido.

—     No soy tu dueño Mu—le respondió el de Cáncer—No puedo ordenarte o permitirte con quien hablar y con quién no.

—     Por supuesto que no Death.

—     Pero no soporto que estés con Milo—reconoció.

—     ¿Por qué? Milo es mi amigo.

La mirada del de la cuarta casa se volvió oscura, extraña, pero respiró antes de responder su dueño.

—     Milo fue tu compañero—murmuró.

—     Death pero eso…—y de pronto una idea lo asaltó—Death Mask ¿Estás celoso de Milo?

Sin embargo no hubo respuesta a eso, siendo de cierta manera una respuesta para el de cabellos lavanda; le tomó unos segundos saber qué hacer pero finalmente lo hizo, sujetó por los hombros al de cabellos azules e hizo que lo mirara directamente.

—     Escúchame bien Death Mask—le habló con seguridad—Milo y yo tuvimos una relación, eso es verdad, pero se terminó y seguimos siendo amigos, no me pidas que renuncie a eso, somos caballeros y parte del Santuario, no me alejaré de mis compañeros ni aun por ti.

La expresión del de mirada azulada era difícil de comprender, adolorida y patética, pero logró respirar y abrazó con ternura a su compañero.

—     No quise actuar así contigo Mu, no quise  hacerte sentir…

—     Está bien, está bien.

Un instante después se abrazaron, en definitiva los celos no le sentaban bien al de Italia y se iba a notar aún más cuando otro incidente se dio.

Mu de Aries había pasado unos días agradables, tranquilos, en calma y sintiéndose dichoso, estaba con el de Cáncer quien parecía un compañero delicioso en aquellos días, ese asunto de los celos hacia Milo parecía haberse desvanecido, aunque ciertamente el del cuarto templo no se mostraba contento con el tema o la cercanía del de Escorpión hacia su compañero. Era mejor no buscar tensar más las cosas y dejaría el de mirada glauca que simplemente todo sucediera, no alentaría ni provocaría nada.

La cuestión de Aioria fue parecida aunque distinta.

Fue sabido por los caballeros que la amistad del caballero de Leo con el de Aries era algo que complacía a ambos, pero existieron rumores acerca de esa cercanía entre los dos, aparentemente existió algo más, un coqueteo, miradas, algunas insinuaciones pero al final nada había sucedido, se quedaron con su amistad y continuaban con ella. Debido a ello el de la primera casa no tuvo inconvenientes en sentirse contento cuando se encontró con su rubio amigo de nuevo, quien regresaba de una misión.

—     Qué bueno es verte Mu—lo saludaron.

—     Aioria—dijo con honesta alegría—No sabía que estabas se vuelta.

—     Tenía que hacerlo algún día.

Sin aguardar ambos se dieron un abrazo de amigos, sincero y afectuoso, pero la suerte quiso que en ese instante Death Mask se acercara y los vio a la distancia, en un primer momento sintió que le dolía el pecho, un cosquilleo desagradable lo pinchaba en el centro de su ser, y antes de correr a separarlos se escondió tras un árbol lo más cerca que pudo para observar toda la escena, le importaba muy poco cómo quedaba en una escena semejante, solo ansiaba saber que sus horribles dudas que lo asaltaban no podían ser…no por parte de su Mu, pero ese Aioria era otra cuestión.

¿Por qué? Bueno, el de cabellos azules sabía tan bien como cualquiera del Santuario sobre los rumores que corrieron entre ambos, incluso concedía que su lindo Mu pudiera haber tenido una leve (muy leve, casi imperceptible) inclinación por ese chico, pero estaba convencido que el de la quinta casa ¡sin duda alguna! había sentido algo por su ariano compañero… y bien podría  intentar llevárselo de su lado. Podría parecer extremo algo como eso pero el de ojos azules lo veía, lo creía, era tan claro y verdadero como que estaban los dos charlando en ese momento. Lo primero que deseaba era correr hacia ellos y hacer a ese insoportable rubio a un lado, hacerlo desaparecer ¿Quién se creía que era? Podría ser un joven y guapo y fuerte y poderoso y agradable y simpático caballero y todo lo que quisieran decir de él pero no iba a separarlo de su hermoso ariano de cabellos lavanda.

Quiso contenerse, lo intentó, no deseaba incomodar a Mu con su amistad con el de Leo, después de lo del de Escorpión estaba dispuesto a enmendarse, a actuar mejor, incluso intentaría hacerse amigo de esos hombres que alguna vez fueran queridos por el de ojos verdes…pero en ese instante no podía, no podía, simplemente era la cruel verdad. Respiraba agitado, su corazón latía con fuerza, le sudaban las manos, sentía que se crispaba su cabello, le dolía el estómago, rechinaba los dientes, apretaba los puños y no pudo más.

Por su parte los dos amigos continuaban charlando, poniéndose al día, era algo grato para ellos y más porque había novedades en sus vidas.

—     Me alegro por ti Aioria, de verdad—decía sonriendo el de Aries.

—     Gracias Mu,  yo también me alegro por ti, aunque admito que Death Mask me generaba dudas.

—     Death es muy bueno conmigo—afirmaba sonriendo.

—     Por cierto, traje frutas confitadas de mi viaje, te traje unas especialmente a ti.

—     Gracias Aioria, no debiste molestarte.

—     ¿Quieres…?

—     ¡No, no quiere!—interrumpió una voz ronca.

Ambos jóvenes voltearon y se encontraron con un caballero de Cáncer que parecía apenas poder respirar.

—     ¡Death!—lo llamaba el de la primera casa.

Pero antes de poder decir nada ya no había tomado por el brazo el de cabellos azules y estaba alejando al de ojos verdes del de la quinta casa.

—     No quieres sus dulces—decía agitado el de Cáncer—Yo puedo darte otros, de los que quieras, solo dime cuales, chocolates, malvaviscos, confituras, lo que quieras, pero no necesitas nada de Aioria de Leo.

—     ¡Death!

Esa voz fuerte al mismo tiempo que el  de ojos verdes se detenía hizo que su compañero italiano lo soltara y lo mirara de frente, sin duda no iba a ser agradable lo que vendría, para ninguno de los dos.

—     ¿Qué es lo que te sucede Death Mask?—le preguntó sin aguardar el de ojos verdes— ¿Te das cuenta que acabas de armarme una escena frente a mi amigo Aioria? ¿Cuál es tu problema?

—     No es un problema Mu, yo solo…—pero se quedó sin palabras en ese punto.

Un muy molesto caballero de Aries lo miraba con los brazos cruzados esperando  por una respuesta pero al notar que no iba a recibir una continuó.

—     No pienso seguir de esta manera contigo Death Mask—le dijo con firmeza al italiano—No puedo soportar estas escenas de celos que me sofocan, tal vez sea mejor pensar las cosas entre nosotros.

—     No digas eso Mu—le pidió el de cabellos azules.

—     Death Mask…tenemos que darnos un tiempo.

Ante esas palabras ambos se miraron, sus ojos reflejaban que les dolía la idea pero las palabras ya habían sido pronunciadas.

—     Te quiero Mu—afirmaba el de ojos azules—Te quiero, no olvides eso.

—     Pero yo no puedo con tus celos Death Mask, así con las cosas—le respondió.

—     Pero…

—     Me voy a mi templo, necesito pensar.

Aun así el de Italia lo sujetó por el brazo pero el de los arianos solo sujetó su mano para hacer que lo soltara y se alejó sin mirar atrás, necesitaba pensar las cosas pero aunque quería al de la cuarta casa, terminaba de reconocer eso, no podía imaginarse seguir al lado de alguien que podía comportarse como un tipo celoso, aunque fuera alguien tan especial como el caballero de Cáncer en su vida.

 

**********

 

Habían pasado casi cuarenta y ocho horas de no verse en la pareja de Mu y Death Mask, los dos necesitaban tiempo y pensar las cosas entre los dos, por eso era lo mejor estar un tiempo cada uno en su templo, pensando con calma, viendo lo bueno de su relación e intentando buscar una manera de manejar lo que no era tan bueno y en ese punto el de la primera casa pensaba en esas escenas de celos por parte del venido de Italia.  El caballero de Aries no sabía qué hacer ante semejante situación, él tenía amigos y no pensaba hacerlos a un lado solamente porque el de cabellos azules no se sentía a gusto con ellos, para ser específicos con Aioria y con Milo, era verdad que había sostenido una relación con uno de ellos y que sintió algo por el otro, pero no bastaba para que su actual compañero se pusiera de esa manera.

—     Esos celos lo complican todo—se decía.

Necesitaba hacerse de una decisión y pensar en separarse del de la cuarta casa le dolía, quería a Death Mask como no había querido a ningún compañero de su vida antes, era alguien especial, que lo hacía sentirse querido y especial, alguien único, que lo hacía sonreír, y a veces, cuando estaban juntos, todo era más perfecto de lo que pudiera esperar. Sabía bien que en las relaciones a veces había problemas, toda pareja tenía que enfrentar situaciones pues la gente no siempre puede tener todo sencillo y en la mano, deben trabajar en mejorar lo que falla, aunque él no veía cómo manejar los celos de su compañero y ni siquiera comprendía porqué se ponía de esa manera con sus amigos.

—     Creo que lo mejor es descansar—se dijo a sí mismo.

Llevaba mucho tiempo pensando en ese asunto y no le veía una solución, así que lo mejor era darse un tiempo para relajarse, quizás una respuesta llegara por si misma o…

—     Mu—escuchó que lo llamaban.

Salió hacia la entrada de su templo y no tardó en encontrarse con el de Cáncer quien se veía muy serio.

—     Death Mask ¿Qué…?

Pero el de cabellos azules lo tomó de la mano y lo hizo entrar a su templo, lo llevó hacia el amplio y cómodo sofá del lugar y mirándolo de frente le dijo lo que sucedía.

—     Solo escucha Mu, por favor.

El de cabellos lavanda aguardaba mientras el de ojos azules colocaba su celular que comenzó a tocar una melodía.

Yo soñaba con el pasado
Y mi corazón latía fuerte
Comencé a perder el control
Comencé a perder el control
Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un tipo celoso
Me sentía inseguro
Podrías no amarme nunca más
Estaba estremeciéndome por dentro
Estaba estremeciéndome por dentro
Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un tipo celoso
Yo nunca quise herirte

Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un tipo celoso
Intentaba atrapar tus ojos
Aunque tu tratabas de esconderlos
Estaba tragando mi dolor
Estaba tragando mi dolor
Yo nunca quise herirte
Siento haberte hecho llorar
Oh no, no quise herirte
Soy solo un tipo celoso, mira
Soy solo un tipo celoso, mira afuera cariño
Soy solo un tipo celoso

En cuanto terminó la canción el de Cáncer aguardaba por la respuesta de su compañero, no estaba seguro de lo que iba a suceder pero en cuanto escuchó esa canción supo que eran las palabras que deseaba que su compañero escuchara y que él no hubiera atinado a decir en su momento, pero de verdad quería que las supiera. Sus miradas se encontraron de nuevo y finalmente el de la primera casa le tomó la mano a su compañero.

—     Death—lo llamó.

Era un buen inicio, al menos solo lo llamaba Death y no Death Mask, lo cual marcaba una especie de distancia entre ellos.

—     Yo quiero que esto que tenemos funcione Death pero necesito saber que no tendremos escenas de celos cada tres días, no pienso soportarlas—le advirtió de manera directa—Debes aceptar que tengo amigos y no los voy a hacer a un lado en mi vida.

—     Yo…prometo trabajar en eso Mu, no quiero hacerte sentir mal, de verdad—le aseguraba el de cabello azul—Sé que debo confiar en ti y lo hago, pero con los demás…

—     Son los demás y no debemos permitir que afecten nuestra relación.

—     No, no lo voy a permitir, si Aioria y Milo son parte de tu vida lo aceptaré, son tus amigos y debo respetar eso.

—     Gracias Death—le dijo con una sonrisa.

—     Supongo que es como lo mío con Afrodita, fuimos pareja pero ahora somos buenos amigos.

—     Me alegra que lo comprendas.

—     Entonces ¿estamos bien?—quería saber casi con timidez.

—     Vamos a estar bien Death.

Sin más se acercaron y se besaron con suavidad, estaban contentos por haber avanzado en una situación que pudo ser muy complicada, por ello se quedaron juntos disfrutando de la compañía mutua.

Pero estar juntos, arreglar las cosas, saber que se querían, gustarse, sin duda era una buena manera de permitirse llegar a más, algo que hasta ese momento no habían hecho, no por falta de deseos, sino por no considerarlo como oportuno aún, y ya a esas alturas de verdad se sentían mejor con la idea y de poder afrontarlo. Ambos se habían quedado juntos en el amplio y agradable sofá, buscando relajarse se habían recostado, disfrutando de estar juntos y en calma, el de cabellos azules acariciaba la espalda de su compañero y charlaban con tranquilidad.

—     Me gusta estar contigo Mu—le decía con honestidad—Me siento afortunado de estar a tu lado.

—     Yo también Death—reconocía el de ojos glaucos.

—     No sabes cuánto me gusta que estés conmigo—le dijo besando su cabello color lavanda.

Cuando tenía ese tipo de gestos con él se lo imaginaba el de Aries, se sentía igual, confortablemente a gusto, felizmente a gusto, encantadoramente a gusto y de todas las maneras que pudiera decírselo, se sentía dichoso y eso no podía hacerlo a un lado, podrían seguir adelante. De pronto se sintió un poco más estrechamente abrazado por esos fuertes y masculinos brazos, era tan agradable tener a un compañero como el de Cáncer, y más cuando comenzó a besarlo en los labios con suavidad, dejándose llevar por el tranquilo espacio en el tiempo en que ambos se encontraban juntos y se mostraban dispuestos a continuar de esa forma.

No se necesitaron más que unos instantes para que el joven de los ojos glaucos comenzara a acariciar al de cabellos azules por el pecho, encontrando la posición más cómoda para que sus cuerpos se sintieran, se mostraran a gusto, y les agradara bastante sentirse tan cercanos, sus cuerpos se amoldaban bastante bien, sin dificultades. La mano del de la primera casa se mostraba más coqueta, insinuante, pasando sensualmente por el pecho del de Cáncer, dejándose sentir con naturalidad, indicando que podían llegar a más si lo deseaban, y si, lo deseaban. Así que en aún menos tiempo se encontraban uno en brazos del otro, con sus piernas entrelazadas, dejándose guiar por la necesidad de sus cuerpos que iba despertando con naturalidad.

Ninguno de los dos era un novato en semejantes lides, habían tenido sus experiencias previas, pero lo que sentían al lado de ese otro caballero en definitiva sobrepasaba todo lo que pudieran haber imaginado de compartir con otro hombre. Una de las manos del de cabellos azules acariciaba el elegante cuello del de Aries, con calma, con tranquilidad, sintiendo como su pulso aumentaba bajo sus caricias, se buscaban con sus labios con mayor necesidad, sus lenguas se presentaron en un sensual baile, enredándose y a momentos intentando dominar sobre la otra pero al final compartiendo su sabor, insinuando lo que podían hacer si continuaban. Sus miradas se encontraron por unos segundos, se iluminaron con una sonrisa, era un buen omento, de verdad que sí.

—     Mu—lo llamaba el de la cuarta casa— ¿quieres seguir?

—     Si—fue la respuesta.

No tenía sentido esperar, para ninguno de los dos, así que seguirían adelante con lo que habían comenzado.

Fue el de Aries quien hizo un movimiento abierto, le gustaba ese hombre, no se negaba esa parte y si habían esperado por seguir ahora se veían libres de continuar, estaba seguro del cariño de su compañero y no iba a hacer eso a un lado. Dejándose llevar por el entusiasmo inicial, el de largos cabellos color lavanda se levantó lo suficiente para que su compañero lo imitara, quedando sentados sobre el sofá, pero el de mirada glauca se mostró más veloz y de inmediato comenzó a levantar la camisa del de ojos azules para despojarlo de ella, dejando al descubierto su pecho y de inmediato comenzó a acariciarlo sin dejar de mirar el rostro de su compañero para después quitarse su camisa y quedar en las mismas condiciones que el de la cuarta casa.

A partir de ese momento no dejaron de buscarse, de besarse y acariciarse, les hubiera gustado saber más de su compañero en ese terreno pero se consolaron con la idea de poder aprender, si, era buena esa idea, estarían juntos y sabrían más de ese hombre que se había ganado su cariño por completo. Death Mask sintió como las delgadas manos de Mu lo empujaban suavemente y lo hacían recostarse sobre el sofá, podía mirar hacia el techo pero prefirió buscar una posición que le permitiera ver lo que su compañero hacía y le gustó lo que encontró pues las manos del de la primera casa estaban muy activas, despojándolo de sus botas, los pantalones y sin más abrían su ropa interior. Después de eso el destino del de ojos glaucos fue muy directo, comenzó a acariciar con su mano derecha el sexo del de Cáncer, lo hizo con suavidad al inicio, dándose cuenta que el otro lo observaba le sostuvo la mirada, sonriendo suavemente mientras contemplaba la forma en que complacía al de ojos azules.

No fue necesario mucho tiempo en una labor como esa, al de la cuarta casa le gustaba el ariano, mucho, así que sentirlo acariciarlo solo fue un paso muy natural para despertar su deseo por completo, podía sentir como lo acariciaba, como esos elegantes dedos lo incitaban, frotaban la corona de su sexo y el tronco, el pulgar estimulaba el frenillo con habilidad y después fue a la base, apretando levemente los testículos y pasando insinuantemente un dedo en círculos por su perineo, toda la labor no fue más allá de unos instantes pero bastaron para dejar excitado al de Cáncer hasta hacerlo gemir. Mu se daba cuenta de ello, veía claramente como ese miembro se erguía, se alzaba, se endurecía, entusiasmado ante tal visión sonrió, uy aún tenía esa sonrisa en sus labios cuando se inclinó para tomar con su boca la enrojecida cabeza que no tardó en probar y humedecer con su lengua.

Fueron momentos bastante satisfactorios para ambos, a Death Mask le gustaba lo que hacía Mu y al de Aries le gustaba sentir que complacía al canceriano, así que esa masculina mano que acariciaba el de ojos verdes era muy sincera al mostrarse tierna y agradecida por las atenciones que le estaban prodigando. Pero no era todo lo que querían, lo sabían desde su interior, así que el de cabellos azules sujetó con cuidado al de mirada glauca para atraerlo contra él, uniendo sus labios de nuevo, pero indicando claramente lo que quería y para empezar eso incluía a su compañero en otra posición y sin ropa. Lo primero fue ajustar la indumentaria del de ojos glaucos, no tardó en dejarlo en las mismas condiciones que él, lo cual no parecía molestar al de la primera casa, pero después, besándolo por el cuello, llegando a su pecho pero retomando el camino por sus hombros alcanzó su espalda y lo hizo girar para quedar noca abajo sobre el forrado mueble, ambos dejándose llevar por la ansiedad previa.

Mu mantuvo sus ojos cerrados en lo que vino, no porque le desagradara sino por el placer que sentía, estaba excitado y se sintió aún más excitado cuando esas masculinas manos de su compañero lo acariciaron por todas partes, al mismo tiempo que unos labios lo cubrían por sitios que no imaginaba que pudieran sentirse tan bien. Fue aún mejor cuando sintió la manera en que esa boca bajaba por su espalda, llegaba hasta sus nalgas donde unas firmes manos ya lo sujetaban y fue acariciado de manera muy íntima, descubriendo su masculina intimidad de forma abierta, la misma sensual boca que había probado sus labios ahora se encargaba de descubrir y dilatar su cuerpo, alistándolo para su unión. Excitándolo de otra manera que lo hacía contener la respiración y morderse el labio por la espera, sintiendo que era acariciado, que una juguetona lengua lo probaba, hasta que su cuerpo estaba lo suficientemente relajado para dejarse llevar por la sensualidad compartida.

El de los cabellos lavanda sintió el cambio de movimiento, la forma en que el canceriano subía una vez más por su cuerpo, colocándose sobre él, separando sus muslos con la fuerza de los suyos y se colocaba decididamente entre ellos, apartaba su cabellera para dejar libre su cuello y su nuca, besándolo con pasión podía sentir su respiración rítmica y necesitada. Unos instantes más y gimió pues el sexo de su compañero se colocaba contra su entrada y empujaba sin esperar demasiado, haciéndose del sitio con naturalidad, invadiendo el masculino pasaje lentamente pero sin aguardar, hasta que su posesión era completa. Por unos instantes el de ojos verdes tuvo que apretar la tela del mueble con sus dedos, su cuerpo se tensó un poco al inicio pero se fue relajando conforme era acariciado y no dejaba de escuchar a su oído lo hermoso y fascinante que era.

Vinieron los momentos de pasión cuando comenzaron a moverse, cuando sus cuerpos se iban ajustando y acostumbrando, dejándose guiar por el deseo de satisfacción, de compartir y complementarse, de ser uno hasta lo más íntimo. El movimiento de las caderas del de Cáncer se complementaba con la naturalidad con la que el de la primera casa lo recibía, ajustándose ambos lo más pronto posible a la forma y deseo de su compañero, las manos del de la cuarta casa parecían llenarse de la piel del ariano, sujetándolo con fuerza  sin dejar de embestir, llenando su intimidad a cada instante y haciendo que los dos gimieran y sus voces se elevaran un poco más conforme avanzaba su encuentro. Generalmente el de ojos glaucos se mostraba más participativo en ese tipo de encuentros pero en esa ocasión simplemente se puso en manos de su amante de ojos azules, no solo para complacerlo, también porque era lo que deseaba, ser completamente suyo.

Sobre el sofá los cuerpos esplendentes de los amantes no dejaban de moverse y encontrase a cada embate, les gustaba tanto ser de su compañero, estaban bien dispuestos a la sensualidad y habían esperado por compartirla e incluso en ese terreno se entendieron perfectamente, podían asegurarlo sin miedo a equivocarse cuando  sus voces se unían y la respuesta de su ser era tan similar. El calor que aumentaba entre ellos no podía simularse, sus músculos temblaban y la respiración se hacía entrecortada al mismo tiempo que sus sentidos parecían fundirse para hacerlos perder el sentido de sí mismos y convertirlos en uno mismo en el camino de su culminación. Sus vientres comenzaron a punzar con intensidad, enviando descargas de electricidad por todo su cuerpo que los obligaban a gemir, a moverse, a entregarse a la plena dicha prometida.

Con mayor necesidad, Death Mask sujetaba el cuerpo de Mu contra el suyo, como si no bastara sentirlo entre sus brazos y ser estrujado por su intimidad, era algo más, como si buscara entregarlo algo, los dos sentían plenamente el placer pero no se trataba solo de eso, lo sabían bien. Por eso el de la primera casa se mostraba tan entregado y dispuesto, dejando que su cuerpo se moviera con naturalidad, siendo compartido, no negando nada a su compañero en un momento tan señalado, permitiendo que su natural sensualidad fluyera y los llenara por completo. las señales de la culminación aumentaban y se amontonaban, barriendo todo a su paso, provocando vocecitas ahogadas y gemidos abiertos, las pulsaciones de placer llenaban con mayor fuerza sus sexos y un estremecimiento intenso les recorría la espina dorsal haciéndoos vibrar, no podían prolongarse mucho de esa forma, lo sentían.

El sexo del ariano se frotaba contra la suave tela del sofá mientras que un intenso canceriano parecía no poder separarse de él, ya ni siquiera era capaz de besarlo, solo se dejaba llevar por esos oleajes en su interior que lo dejaban sin voz y voluntad. Las cosas iban en aumento, esa sensación de estar juntos, de ser uno del otro, de haber consumado su relación, todo era hermoso, tanto que había algunos temblores y sus pies se sacudían pero no podían evitarlo, necesitaban llegar hasta el final. No pasó mucho para eso, para que su simiente se presentara, la del de la primera casa brotando contra el sofá, en cuanto a la del venido de Italia quedó en el interior del cuerpo del ariano, estremeciéndolo una vez más dejándolos satisfechos a ambos. Era la primera vez que estaban juntos y había sido completa, estaban seguros que podrían  encontrar nuevos caminos en la pasión y la intimidad y serían mejores amantes para su compañero.

Con un poco de calma lograron moverse de su sitio, era mejor hacerlo ya que estaban en un sitio abierto, preferían algo de intimidad en esos momentos, fueron a la habitación del ariano, donde se limpiaron y refrescaron un poco pero se decidieron a permanecer relajados sobre la cama hasta sentirse completamente tranquilos, lo cual no tardó en suceder e igual se quedaron entre las sábanas.

—     Te quiero Mu—le decía el de Cáncer al oído a su compañero—Te quiero, te quiero, te quiero.

—     También yo—fue la respuesta del de Aries.

Las cosas iban bien, todo iría bien, las escenas de celos habían quedado en el pasado.

O al menos eso creían en ese momento.

 

**********

 

La pareja de Mu y Death Mask estaba unida, feliz, enamorada, no podía pedir nada más, sus compañeros se mostraban contentos por ellos, todo iba muy bien, incluso el de la cuarta casa realizaba un abierto y legitimo esfuerzo por mejorar sus relaciones con los caballeros de Escorpión y Leo, dejando atrás que hubieran sido en algún momento el objeto de afecto de su querido compañero de Aries. Siendo así era como si el cielo se hubiera abierto y todo estaba en orden, como debía ser.

Sin embargo un día, un día que pudo ser como cualquier otro pero no lo fue, una presencia reapareció en el Santuario.

—     Hola ¿Dónde se dirigen?—les preguntaron.

—     Hola Aioria, solo damos una vuelta—lo saludó el de Aries.

—     Qué bueno que te veo Death Mask—comentó el de la quinta casa—Afrodita te estaba buscando.

—     Gracias por decirme—respondió el de ojos azules.

—     ¿Afrodita está de vuelta?—preguntó el arriano.

—     Si, y lo primero que hizo fue preguntar por Death Mask, bueno, luego los veo, que estén bien.

—     Gracias—dijeron al mismo tiempo.

Mientras avanzaban el de cabellos color lavanda se preguntaba qué podría querer el de Piscis pero su compañero parecía conforme con la idea.

—     ¿Qué crees que quiera Afrodita, Death?

—     No sé, tal vez saludar.

—     Si, bueno…

Pero antes que pudiera decir una palabra más el de la primera casa solo logró escuchar un inconfundible sonido.

—     ¡¡DEATH ¿COMO HAS ESTADO?!!—gritaban desde la parte alta de las escaleras que unían los templos.

Sin más, como si fuera un rayo, estaba corriendo hacia el de cabellos azules ese hermoso hombre de cabellos celestes, saltaba a los brazos del de Cáncer y le daba un intenso abrazo y un cálido beso en ambas mejillas, además lo había llamado Death, cosa que solo podía hacer el de ojos verdes o al menos eso pensaba.

—     Ya estás de vuelta Afrodita—lo recibía el de Italia— ¿Cómo fue el viaje? ¿Todo bien?

—     Todo fue maravilloso, pero te extrañé mucho, me hubiera gustado que fueras conmigo Death.

Mientras hablaba el de Suecia no soltaba al de cabellos azules, estaba muy cerca y le acariciaba el brazo con confianza, mucha confianza a juicio del de cabellos lavanda, quien no perdía detalle alguno de la manera en que se comportaba el del último templo. La cuestión era que Afrodita, cuando se sentía en confianza, podía comportarse algo efusivo, no porque tuviera segundas intenciones, solo era su manera de ser, además había sostenido una relación con el de Cáncer y eran buenos amigos. Era verdad que Mu sabía eso, lo sabía muy bien y no le había dado importancia, hasta ese momento, en que miraba como se le acercaba el hermoso caballero de Piscis a su pareja y no lo soltaba.

Los ojos verdes del de Aries no dejaban de seguir toda la escena, y de repente sintió una especie de punzada en el pecho, le dolía, le ardía, provocaba que su estómago se retorciera y sus manos comenzaran a temblar, respiraba más aprisa y rechinaba los dientes, hacía calor, y no lograba explicarse nada de lo que sucedía. Pero tampoco hacía falta, las cosas se definieron con velocidad cuando el recién llegado se acercó más al de cabellos azules y sin dejar de sonreír lo sujetó por las mejillas.

—     Debemos ir de viaje juntos Death, como lo hacíamos antes ¿Te acuerdas? ¿No sería sensacional? ¿No te parece…?

—     No, no le parece—lo interrumpieron con voz seca.

Los dos amigos voltearon a ver a Mu, quien parecía transformado con la expresión violentada y los puños apretados.

—     Pero Mu—intentaba mediar el de Cáncer.

—     Pero nada—continuaba con el mismo tono el de la primera casa acercándose—No vas de viaje con este a ningún lado.

—     Por favor Mu—decía Afrodita intentando que se escuchara como una broma—Death y yo solamente…

—     ¡Deja de llamarlo Death!—le advirtió— ¡Solo yo puedo hacerlo! ¡Y quítale las manos de encima!

—     No pretendas darme órdenes—intentaba confrontarlo el de la última casa.

Pero de un movimiento veloz ya estaba el lemuriano haciendo que su compañero y su amigo se separaran y si no le quedaba en claro al de mirada celeste tenía una advertencia más que hacerle y no dejaría duda alguna de lo que sentía.

—     ¡¡Aléjate de él!!—gritaba furioso el caballero de Aries apretando los puños—¡¡Si te le vuelves a acercar te meteré una patada tan fuerte que solo un proctólogo te sacará mi bota del culo!! ¡¡¿¿Entendiste??!!

La verdad era que nadie parecía esperar una escena semejante de parte de Mu pero lo estaban viendo y el de Piscis supo que no necesitaba llegar hasta el final, así que prefirió capitular y se alejó con prontitud, dejando a la pareja a solas. El ariano intentaba serenarse pero no podía, aunque no por eso dejó de notar la manera en que el de Cáncer aguardaba por un tipo de explicación.

—     Death, yo…yo solo…

—     ¿Qué fue todo eso Mu?—le preguntaba sorprendido.

—     Es que yo…estabas tú…y Afrodita…y él te abrazó…y…y…

Pero no podía explicar nada de lo ocurrido, de verdad, no podía explicárselo a si mismo siquiera ¿Qué era todo eso que estaba sintiendo?

—     ¿Estás celoso de Afrodita?—preguntaba asombrado el de la cuarta casa.

—     ¡¿Celoso yo?!

Pero apenas había dicho esas palabras cuando le pareció que le arrojaban un balde de agua helada encima, no era posible.

—     Oh Death, lo lamento—decía el de ojos glaucos—No tenía ni idea de que así te sentías tú por Milo y Aioria, es terrible.

—     Entonces si estás celoso Mu.

—     Que terrible es esto, no pude controlarme, quería hacer desaparecer a Afrodita de tu lado—decía dándose cuenta de lo que terminaba de suceder—Le grité de una manera espantosa.

—     No tienes que estar celoso de Afrodita, es mi amigo, como Milo y Aioria lo son tuyos.

—     Ellos dos no se la pasan acariciándome ni me dicen que me vaya con ellos de viaje—le soltó con enfado—Si lo vuelve a hacer voy a…

Justo en ese momento el de Cáncer comenzó a reírse, haciendo que su compañero dejara de amenazar y se mostrara apenado por su comportamiento.

—     Lo lamento Death—se disculpó.

—     Todo va a estar bien Mu—respondió su compañero abrazándolo.

Bueno, lo iban a intentar, si, podrían con ello, trabajarían para que funcionara, se querían y el de Aries se disculparía con el de Piscis por lo que le dijo, pero al menos comprendía mejor a su compañero, no se lo imaginaba siquiera ¿Quién diría que también era un tipo celoso?

 

**********

 

 

FIN

 

 

 

 

Notas finales:

La canción es Jealous guy,de John  Lennon.

Un proctólogo es un especialista que se encarga del estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del ano y el recto.

Espero que les gustara, nos leemos la semana entrante si nada sucede que lo impida y espero que no.

Atte. Zion no Bara

 

 


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