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Limpieza por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia corta y sencilla con esta pareja que no utilizaba en algún tiempo, pero espero que les guste a quienes lean.

 

 

 

Un lugar puede decir mucho de la persona que lo ocupa, ya sea para vivir o para trabajar y cuando es ambas cosas su dueño pasa mucho más tiempo del que cualquier otro pasaría en uno de esos sitios, pero el caso era que el hombre de cabellos azules que pasaba tantas horas ahí se había ocupado de hacerlo un lugar funcional. No estaba nada mal, tenía todo lo que necesitaba, podía hacer su trabajo y no requería de trasladarse todos los días para cumplir con sus labores, parecía un muy buen trato visto desde esa perspectiva, aunque no todo era lo que parecía, la realidad era que el espacio se estaba convirtiendo en un desastre. Al principio el caballero de ojos y cabellos azules no se tomó muy en serio que el departamento en el que vivía se estuviera convirtiendo en una imagen del desorden, se decía que todo estaba bien.

—     Puedo encargarme después—se repetía.

Pero por una u otra razón simplemente no lograba volver a poner un orden en su espacio de vivienda y trabajo, lo que marchaba mal era que el problema en lugar de mantenerse estaba aumentando.

—     Tienes que hacer algo con este sitio—empezaron a decirle.

—     Me haré cargo—era su formal respuesta.

No obstante siempre ocurría algo cuando había programado su tiempo y tenía todo listo para comenzar con la labor de limp0eza y orden, había una emergencia laboral, surgía algún tipo de pendiente personal, algo, lo que fuera, provocando que toda actividad terminara antes de empezar.

—     Necesito encargarme—decía.

Pero no enco9ntraba el tiempo para hacerlo, apenas si estaba sacando adelante lo más indispensable para que no llegara un equipo del departamento de sanidad a clausurar el lugar por considerarlo insalubre para la vida humana.

No estaba siendo de ayuda que en esos días su trabajo como parte de una empresa de internet estuviera aumentando con velocidad, se realizaba una ampliación con tres empresas de diversos países, buscando hacer una nueva plataforma de mayor alcance, su parte en todo ello resultaba importante ya que se trataba de uno de los jefes de  comercio y logística internacional. Cuando terminaba de hablar, movilizar y organizar a todos aquellos que estaban bajo su cargo se sentía cansado, hacer la rutina de aseo no era una de sus prioridades, y no era todo, pues también era complicado hacerse de tiempo para poder tener algo de vida social.

El teléfono no dejaba de llamar, había llamado dos veces antes pero no había logrado contestar a tiempo, pero esa tercerea vez iba en el cuarto timbrazo cuando pudo responder, aunque con unas complicaciones.

—     Hola Saga—dijo reconociendo a quien llamaba.

—     Hola Death ¿todo está bien?—preguntaba su amigo.

—     Si…si…si…

—     ¿Qué está ocurriendo?

El estruendoso sonido de diversos sartenes cayendo al piso indicaba que no todo estaba bien.

—     ¿Qué fue eso Death?

—     Se me cayeron algunas cosas, no puedo ni entrar a mi cocina, será mejor que llame por comida a domicilio.

—     ¿Sigues metido en ese departamento que parece zona de guerra?

—     No puedo hacer otra cosa ¿de acuerdo? He tenido mucho trabajo—intentaba defenderse mientras con una mano sostenía el teléfono y con la otra abría la nevera para tomar un zumo de frutas.

—     Muy bien, pero dime ¿recuerdas que íbamos a vernos esta noche? Tú mismo lo propusiste Death Mask—le decía muy imperioso el otro.

—     Ay no… ¿era esta noche?

—     Así que lo olvidaste.

—     He tenido mucho trabajo, no he parado y debo estar atento a todo lo que me envían y no quiero que me tomen por sorpresa y…

—     Si, ya sé, pero necesitas tomarte un día Death, no puedes seguir así.

—     No es tan sencillo.

—     Death Mask, es sábado, necesitas una noche fuera—lo urgía su amigo—Empezamos a sentirnos preocupados por ti, siempre encerrado en ese sitio.

Al dueño del lugar no le quedó sino suspirar, había escuchado esa historia antes y varias veces la verdad, y de diversos amigos quienes con la mejor de las intenciones le decían que consideraban que trabajaba demasiado.

—     Saga—intentaba explicarse con paciencia—Tú debes entender que en mi trabajo no es como en los demás, no tengo un horario y las nuevas oportunidades que estamos teniendo son únicas.

—     Lo comprendo—respondía el otro—Pero tanto trabajo tampoco puede ser algo bueno, necesitas salir de ahí.

—     Estoy fincando mi patrimonio Saga.

—     El dinero no lo es todo Death.

—     Si, como digas hermano de la caridad.

Le lanzaba eso porque sabía que su amigo Saga era muy dado a invertir en ropa y todo lo que correspondía a su cuidado personal.

—     Seamos serios Death Mask, queremos verte y saber que estás bien, a veces ni siquiera respondes nuestras llamadas.

—     Lo lamento, tengo trabajo.

—     Está bien—respondió resignado—Te dejo, te llamo luego.

—     En serio, lo lamento Saga, pero necesito hacer mi trabajo, además no he podido hacer la lavandería en semanas y mi departamento es un desastre—reconoció suspirando—Tal vez la siguiente ocasión.

—     Bien. Le diré a Shaka, y creo que Shura nunca te perdonara por dejarnos así, nos vemos Death, que estés bien.

—     Adiós Saga, en verdad lo lamento.

Con esas palabras la llamada se terminó, tomó su celular y dio una mirada alrededor, no era por lo regular lo que se llamaría un bueno para nada pero en realidad había estado ocupado con su trabajo, y cuando se centraba en sus labores tendía a dejar a un lado todo lo demás, iba a hacer la lavandería cuando recordó que era mejor dar una mirada más a algunas de las notas que había enviado. Al mismo tiempo vio su armario, tardó un poco, parecía que quedaban unos jeans decentes que podía usar, y así fue que la decisión de hacer la lavandería se atrasó de nuevo.

 

**********

 

No era un buen momento, nada de eso, estaba muy lejos de serlo, la vida le estaba jugando una broma del peor tipo, necesitaba ropa y no porque no tuviera, sino porque de toda la ropa que lo rodeaba nada estaba limpio, su armario no daba para más, no importaba cuan desesperadamente buscara, no había nada utilizable en ese sitio. No debió pasar tanto tiempo sin ir a la lavandería, ahí estaban las consecuencias, nada había ocurrido en su trabajo, todo estaba en orden y él se la pasó esperando que nada sucediera cuando pudo llevar a lavar su ropa. Sabía que tenía una camisa o una camiseta limpia por ahí, necesitaba encontrarla, no iba a pasársela solamente con los pantalones que aún estaban presentables que se le habían cruzado en el camino, pero una camisa también presentable simplemente lo estaba eludiendo.

Justo en ese momento comenzó a escucharse el timbre de la puerta.

—     No puede ser posible.

Las cosas parecían empeorar antes de mejorar, jaló una pila de ropa que cayó a sus pies y no había nada presentable ahí.

—     Maldición.

El timbren volvió a llamar y al levantar la cabeza de un movimiento un poco súbito se golpeó con un anaquel, se aguantó de soltar la maldición que quería decir realmente, se movió con mayor cuidado, necesitaba ropa, tal vez pudiera comprar algo en línea y…la puerta, estaban llamando por tercera vez.

—     Más vale que sea importante.

No de muy buen humor se dirigió a la puerta, descalzo y sin camisa, solo con los pantalones, frotándose la cabeza con disgusto, si se trataba de un vendedor de puerta en puerta o algún otro de sus vecinos molestos lo iban a escuchar, incluso si era cualquier otro niño vendiendo dulces para sabía quién sabe quién o qué no iba a reaccionar de la mejor manera. Definitivamente no estaba contento cuando llegó a la puerta, y la abrió de un solo movimiento de no muy buen humor.

Estaba por preguntar quién era y porque lo molestaba pero no fue capaz de decir nada, no se esperaba lo que tenía ante sus ojos pues no era ninguna de las personas que había imaginado que pondría en su lugar por llamar a su puerta. Lo que estaba en su puerta era suficiente para hacer que olvidara su propio nombre además de su enfado, no se daba cuenta siquiera que se había quedado con la boca abierta pero su cerebro tenía ya bastante trabajo con intentar controlar a sus hormonas para que no se le lanzara a esa lindura de pie ante sus ojos y lo devorara de un solo bocado.  En alguna parte de su mente quedaba la idea de decir algo, lo que fuera, pero abrir la puerta para encontrarse con su fantasía de pie ante él no era exactamente la forma de lograr llevar una conversación inteligente.

Ahí estaba, era un joven, debía tener su edad, no, debía ser menor, tal vez veinte, no más de veintitrés, pero no podría decir que tuviera mucho en común con él, definitivamente, lo primero que notó fue ese cabello, largo, lacio, sedoso, de un maravilloso tono lavanda, lo llevaba atado con una cinta. Lo siguiente era ese rostro, suave y delicado pero de ninguna manera femenino, era hermoso, sobre todo esos ojos verdes, tan grandes y brillantes, acompañados por esos tersos labios, delicados pero llenos, las facciones como de escultura, con una piel como de marfil pulido con delicadeza, sin cejas pero no importaba, no cuando tenía esos lindos puntitos en su frente. Y si todo eso no bastaba no podía dejar de notar que esos pantaloncillos deportivos y la remera que utilizaba enmarcaban un cuerpo delgado pero bien delineado, con la delicadeza justa que podía emparejarse con la fuerza que sin duda poseía.

En eso logró notar que el desconocido que deseaba conocer terminaba de decirle algo y se mostraba interesado en escuchar algún tipo de respuesta.

—     ¿Qué?

Finalmente el dueño del lugar encontraba su voz para darse cuenta que esa maravillosa visión le estaba hablando aunque no había escuchado una sola palabra.

Afortunadamente los deliciosos labios se limitaron a sonreír con amabilidad mientras su dueño repetía lo que había dicho.

—     Dije Hola Death Mask de Cáncer, mi nombre es Mu de Aries, y he venido a encargarme de ti.

El de Cáncer, quien era un hombre de cabellos y ojos azules, tuvo que sacudir su cabeza, esas palabras no parecían tener sentido para su cabeza, necesitaba recobrar algo de aplomo y serenidad.

—     ¿Disculpa?—preguntaba el dueño del departamento.

El recién llegado dio una leve risita de manera musical, un sensual sonido que hacía que ciertas reacciones de su cuerpo se activaran pero nada grave ni vergonzoso o al menos eso esperaba.

—     Me dedico a hacer el aseo de casas—explicaba el de largos cabellos lavanda—Un amigo fue contactado por tus amigos, preguntaban si sabían de alguien que pudiera hacer la limpieza y lo hablamos, me contrataron porque, y solo los cito, ya no te han visto  más por ese condenado trabajo.

En ese tiempo Death Mask había logrado cerrar la boca, la situación se hacía más clara, aunque su cerebro parecía no terminar de conectarse.

—     Ah—logró decir.

—     Bueno—comentó el de ojos verdes—Si no tienes inconvenientes podría comenzar a hacer mi trabajo.

—     Ah.

—     Por lo regular lo hago mejor si me dejan entrar a las casas—aunque hizo una pequeña pausa—a menos que no sea un buen momento.

—     ¿Qué?

—     Si lo prefieres puedo venir en otro momento, acordaríamos un horario que sea más factible.

No podía sino preguntarlo porque veía claramente que el de cabellos azules estaba a medio vestir solamente.

—     Oh—fue la respuesta del de ojos azules dándose cuenta de lo que notaba el otro—Lo lamento pero estaba buscando ropa limpia y no encontraba nada y después me golpee con una repisa y…

Tuvo que detenerse era mejor no contarle todo.

—     Por favor, pasa y disculpa el desastre, te juro que no siempre es así, pero he tenido mucho trabajo y…

Tal vez era mejor que cerrara la boca.

Los dos entraron y  aunque  fuera elegantemente discreto sobre lo que notaban sus ojos verdes no podía dejar de darse cuenta de lo que le rodeaba, parecía zona de combate o más bien zona de abandono, ropa regada por todas partes, muebles sin ningún orden, envases por todos lados, entre otras muchas cosas por notar.

—     Muy bien—mencionó el de cabellos lavandas—parece que he llegado justo a tiempo para ayudar.

El de Cáncer aun sostenía la puerta, bueno tendría que hacerle frente a que alguien viera el desastre en el que vivía, aunque sus azules ojos estaban más ocupados siguiendo el movimiento de esos cabellos.

—     ¿Necesitas algo?—preguntaba Death Mask— ¿quieres que te ayude?

Hasta ese momento se dio cuenta que llevaba una maleta a un lado, con sus instrumentos de trabajo.

—     No necesitas hacer nada—decía con amabilidad el de ojos glaucos—sigue con tu trabajo, pretende que no estoy aquí.

El de Cáncer casi suspiraba, no creía ser capaz de ignorar la existencia de esa belleza bajo su techo, vestido de esa manera, dando de vueltas por su departamento, quizás el no haber tenido un compañero por tantos meses también le estaba afectando, era mejor alejarse antes de hacer una escena vergonzosa. Decidió escaparse a su oficina, estaba junto al recibidor, así que tenía una excusa perfecta.

—     Voy a estar aquí, por si necesitas cualquier cosa—dijo medio torpe.

—     Muy bien, comenzaré a trabajar.

Diciendo eso el recién llegado Mu se puso a hacer lo suyo, notaba lo que necesitaba de manera urgente y lo demás, así que era mejor empezar.

El trabajo de limpieza no esperaba.

Lo que tampoco esperó fue que ambos jóvenes comenzaran a conocerse un poco más, después de todo estaban en el mismo espacio por varias horas al día, necesitaban comunicarse un poco y en algunos momentos compartieron charlas casuales aunque no banales. Fue así que el de cabellos azules supo que ese encantador muchacho de cabellos lavanda estaba terminando sus estudios en química, el trabajo de limpieza era para ayudarse con sus gastos, tenía un hermano menor llamado Kiki y le gustaba el modelismo. Si no bastaba también supo el de ojos azules algo de lo más interesante.

—     Ya es tarde Mu—decía Death Mask—No quiero entretenerte más.

—     Ya terminé—decía el otro—Nos vemos pasado mañana.

—     Tu novia no debe estar contenta de todo el trabajo que tienes conmigo.

—     ¿Novia? Para nada, no es lo mío—respondió sonriendo.

—     No quise ser indiscreto, lo lamento.

—     No hay problema con eso, la verdad es que prefiero la compañía masculina, no hay problema con eso ¿verdad?

—     Claro que no.

—     Nos vemos entonces, que descanses.

Pero al verlo darse la vuelta para marcharse el de los ojos azules casi bailó de gusto, aunque eso no definía nada entre los dos aún, aunque no faltaba mucho para que sucediera algo definitivo.

 

**********

 

Death Mask intentaba trabajar, de verdad lo intentaba, pero continuaba distrayéndose con la imagen del hermoso Mu moviéndose alrededor, con esa especie de destellos de imágenes del de cabellos lavanda, con esos largos cabellos rodeándolo y cubriendo parte de su cuerpo, esa brillante piel. La mente del de mirada azulada no podía dejar de hacerse algunas preguntas sobre ese joven que estaba ahí mismo, en su departamento ¿Cómo sería ese sedoso cabello completamente suelto? ¿Su piel sería tan suave? ¿Esas manos serían acariciadoras? ¿Los labios serían tan tersos? ¿Ese bonito trasero cabría bien en sus manos? Si, también se estaba haciendo esas preguntas, pues para esos momentos ya su mente y su cuerpo estaban en el mismo punto, por lo que llevaba los últimos diez minutos mirando la misma línea en la pantalla de su computadora, lo cual no era bueno, necesitaba hacer sus labores.

Lo mejor era tomarse un descanso, lo necesitaba, además tenía en claro que no podría avanzar más desde el sitio en que estaba sentado podía dar una mirada breve a su dormitorio, el joven de los cabellos lavanda había hecho la lavandería y en esos momentos estaba extendiendo las sábanas cubriendo el colchón. Veía como Mu se inclinaba hacia adelante, usando unos sencillos pantalones que se le entallaban de la mejor manera posible, revelando una perfecta curva de su trasero, casi suspiro, la cercanía de ese juvenil cuerpo a su cama tampoco estaba haciendo más sencillas las cosas. Con una mano discretamente sobre su muslo derecho no pudo evitar dar una leve caricia sobre su erección, antes de siquiera darse cuenta lo estaba haciendo, tuvo que morderse el labio, no podía apartar los ojos de Mu.

—     No es posible que trabaje más—se dijo.

Claro que eso no parecía tener que ver con Mu, en lo absoluto, el jovencito de los ojos verdes continuaba trabajando con velocidad alrededor del lugar; el sonido que comenzó a llegar desde la cocina indicaba que el de Aries estaba haciendo lo suyo en ese sitio. Para Death Mask lo mejor era no moverse de su sitio, no pensaba separarse de su escritorio, la verdad no tenía idea de la imagen que daría caminando por ahí con una naciente erección entre sus piernas.

—     ¿Estás ocupado Death Mask?—preguntaba Mu apareciendo ante él.

—     No…claro que no—respondió haciendo lo mejor por ocultar lo que sucedía.

—     ¿Cuándo vendrá el plomero? Parece que la tubería de la cocina aún tiene problemas, no quisiera que terminara empapando todo el piso.

Desde hacía unos días una de las llaves de la tarja de la cocina había mostrado problemas, el de cabellos lavanda se lo había comentado para que se hiciera cargo.

—     Dijo que vendría mañana Mu—fue su respuesta.

—     Muy bien, iré a terminar con la cocina entonces.

Con esas palabras se dio vuelta para continuar con sus labores, dejando al de cabello azul respirando casi de alivio, al menos no había notado lo que sucedía detrás del escritorio, tal vez tuviera tiempo para calmarse pero eso no iba a suceder.

—     ¿Death Mask?—lo llamaban desde la cocina— ¿Death Mask, podrías venir por favor?

—     ¿Qué pasa?—preguntaba apurado esperando no tener que moverse.

—     Lo siento pero algo sucede ¿podrías venir por favor? Tengo un problema.

—     Yo también tengo un problema—se dijo a sí mismo en voz baja—Dame un momento, voy para allá.

La erección entre sus piernas no se había tranquilizado, para nada, aunque esperaba que no fuera muy notoria, aunque sus pantalones estaban un tanto entallados, pero trataba de controlarse pensando en cosas no excitantes, necesitaba apartar esa necesidad de su mente, funcionó parcialmente, hasta que pudo deslizarse fuera de su silla y se puso de pie lentamente.

—     Voy para allá Mu—dijo.

Caminó hacia la cocina esperando que no fuera algo grave, lo que encontró era que no se trataba de un asunto grave…o quizás sí.

La necesidad que sentía e intentaba apartar regresó con fuerza.

Mu estaba de pie en medio de la cocina, completamente mojado, la delgada remera que usaba se le pegaba al cuerpo, transparentándose por la humedad, dejando al descubierto sus pezones y cada línea de su delgado pecho; los azules ojos del de Cáncer no pudieron evitar ir hacia abajo, los pantalones estaban igualmente mojados y dejaban ver tan claramente todo, es decir, todo. Apenas si pudo darse cuenta que estaba mirándolo muy fijamente, y lentamente sus miradas se movieron hasta que se encontraron, la expresión del de cabellos azules era de vergüenza por la imagen que estaba dando, al menos esperaba que no estuviera babeando como libidinoso, mientras que la del joven Aries era sonriente y de disculpa.

—     Ah…

El de ojos azules intentaba hablar, quería preguntar lo que estaba sucediendo, de verdad, pero por alguna razón las palabras no salían de su boca. Afortunadamente, para él, el de cabellos lavanda tuvo piedad y solo le dijo lo que había ocurrido.

—     Lamento el desastre Death Mask, tuve un accidente—dijo con suavidad.

—     ¿Qué sucedió?

El de cabellos lavanda fue hacia la tarja, con los pantalones que se le pegaban al cuerpo, haciendo que el de ojos azules s mordiera el labio, y fue justo el momento en que se dio cuenta que su erección debía notarse, había olvidado todo, incluso evitar que se notara, sin duda el de ojos verdes pensaría que era un pervertido.

—     Estaba limpiando el lavamanos—comenzó a explicar el de cabellos lavanda—La llave debió estar suelta  y…

Se señaló a si mismo indicando que lo siguiente fue un baño no solicitado que por demás dejaba ver su bien delineada silueta.

—     Voy a limpiar—decía sonriendo el de Aries.

El de cabellos azules aun no terminaba de creer que su suerte lo llevaba ante semejante escena pero notaba también que era su turno para hablar.

—     No…no te preocupes Mu…llamaré de nuevo al plomero…

Estaba balbuceando, más aun cuando notó que el de ojos glaucos lo estaba mirando a su vez, como con un nuevo interés, oh si, lo estaba mirando y sin duda se daba cuenta del estado en el que se encontraba, esas pupilas brillaron con una sonrisa, haciendo que el de cabellos azules se sonrojara muy a su pesar, no era de ese tipo. Pero ni aun con eso podía apartar su mirada de ese sueño hecho realidad en su cocina.

—     No me preocupo por esto Death Mask, puedo arreglarlo—aseguraba el de los cabellos lavanda.

Pero en ese momento dio un paso hacia el de cabellos azules, acercándose, sintiendo el otro que su corazón se detenía por un segundo, notaba exactamente lo que estaba sucediendo y parecía pensar que era una oportunidad que o iba a dejar pasar.

—     Parece que tú tienes un problema más grande Death Mask, mucho más grande—decía con voz seductora—Puedo encargarme también.

El de Cáncer no pudo evitar hacer un sonido extraño, como ahogado, aun intentaba decirse que estaba escuchando mal, que esas palabras no decían lo que pensaba que decían, cosas de ese tipo no sucedían en la vida real, veía como ese hermoso chico empapado se le acercaba aún más, se parecía a esas películas que veía a solas por las noches, cuando se sentía muy solo. En ese momento el de Aries se detuvo pero estiró la mano para tocar ese fuerte pecho bastante musculoso y bien marcado en comparación con el suyo, sintió que lo hacía estremecer cuando lo acarició suavemente.

—     Eres increíble Death Mask—dijo en un murmullo.

El de cabellos azules aún permanecía inmóvil, no parecía posible, ese hermoso hombre que había aparecido ante su puerta estaba ahí, y en ese instante lo deseaba también.

—     Mu—decía como hipnotizado—Es que tú…

—     ¿Qué Death Mask?—sonreía el de ojos verdes acercándose.

Con su cuerpo mojado tan cerca no tardó el deslizar su mano hacia arriba, hasta el marcado hombro del otro caballero, acariciándolo y bajando después por la delineada y varonil espalda.

—     Te ves tan fuerte—señaló el de Aries—Casi me dio miedo acercarme la primera vez que te vi.

—     Eres tan hermoso Mu, tan perfecto—decía como si no lo creyera pero encontraba difícil pensar con claridad.

Mu lo miró primero para después reír, toda la escena era increíble pero no iba a permitirse perder la oportunidad de seguir adelante.

—     ¿Estás bromeando Death Mask?—preguntaba con una voz risueña—Todo este tiempo, desde que te conocí, pensaba que eras el hombre más apuesto que había conocido, pero también pensaba que eras heterosexual. Entonces me miraste…esa forma en que lo hiciste…pensaba que era un deseo cumplido. Este trabajo paga bien, buenos horarios y muy flexibles, y no deseaba perderlo por tener algo con un cliente. Pero apareciste, vi que estabas excitado…Si quieres que me detenga dímelo ahora Death Mask, y lo haré, aunque no quisiera tener que hacerlo.

Las mismas manos continuaban hacia abajo, por la espalda, y llegaron al firme trasero que acariciaron con deseo nada disimulado. No necesitaban mucho para seguir, no lo necesitaba el de Cáncer ciertamente, quien no dudó en dejar saber lo que pensaba de todo eso, para probarlo atrajo de un solo movimiento, firme y decidido, al otro joven sin importarle que estuviera empapado, haciendo que sus cuerpos quedaran juntos.

—     No soy de los que se detienen.

Diciendo eso hizo lo que deseaba hacer finalmente y eso era atraer a ese hermoso muchacho entre sus brazos, era lo que había querido desde que apareció en su puerta, acarició con su pulgar los suaves labios trazando esas líneas, después deslizó una mano por la parte de atrás del cuello y lo hizo acercarse para besarlo con sensualidad.

 

**********

 

Desde ese punto las cosas entre ambos jóvenes iban a marchar con bastante velocidad, no tenía sentido que perdieran el tiempo si estaban tan de acuerdo en lo que compartían en ese instante, era justo decir que ninguno de los dos llegaba inexperto a ese momento pero tampoco se trataban de una especie de perpetuos buscadores de un nuevo compañero. Claro que no iban a discutirlo en ese instante, estaban más interesados en las sensaciones que les brindaban esos besos masculinos, de diferente forma, podían tomárselo como algo sensual pero también emocionante y no descartaban lo sensible, podrían mostrarse apasionados pero tenían espacio para la ternura, aunque la pasión y el deseo no podían ser descartadas de la escena.

Entre besos y nuevas caricias con esas masculinas manos, Mu sentía que se derretía contra ese fuerte cuerpo, era alto y fuerte, muy masculino, no había dejado de notarlo desde que lo conoció y no había manera que no se dejara llevar, era electrizante estar con ese hombre, por eso no dejaba de responder a sus acercamientos. Bastaron unos segundos para que el de cabellos lavanda separara suavemente sus labios dejando que el beso se hiciera intenso, el de cabellos azules no dejaba de probarlo ni de excitarlo con  sus movimientos, y en poco tiempo con la punta de la lengua que comenzó a juguetear contra su labio superior. Unos instantes y se fundían en un fuerte abrazo, como si no quisieran separarse, de hecho no querían, así que las cosas tan solo podían continuar.

El siguiente paso fue que los besos se intensificaran, el de Aries parecía querer hacer que su cuerpo se amoldara por completo al del hombre de cabellos azules, para esos momentos la lengua del de Cáncer estaba en su boca, jugueteando, explorando, probando esa humedad que parecía hacerlo sentirse más deseoso de ese lindo muchacho que se estremecía contra sus fuertes músculos. Las manos de Death Mask exploraban el cuerpo del de cabellos lavanda, dejándose llevar por el calor, la intensidad, esa necesidad que se acumulaba con fuerza entre sus piernas, lo atraía contra su ser con cierta fuerza, como si lucharan y danzaran al mismo tiempo, el mismo que ocupó una mano bastante decidida para escabullirse por debajo de la mojada remera que utilizaba el de ojos verdes y tocaba con cierta ansiedad el suave torso y el delineado pecho, hasta alcanzar un delicado pezón que fue rodeado y levemente estrujado.

Mu no podía sino dejarse llevar, ese hombre que lo estrechaba y besaba sabía hacer las cosas y muy bien, había fantaseado con ese momento, con estar tan cerca, entre sus brazos, por eso lo acariciaba al mismo tiempo aunque sus manos le parecían insuficientes en ese instante, como si deseara recorrerlo todo pero no lograba hacerlo. Sus manos iban de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, pasaban por la espalda hasta la nuca y después estaban sobre el firme trasero que había contemplado a hurtadillas, le gustaba todo lo que tocaba y todo lo que no podía ver pero ya estaban en un punto en que la imaginación se estaba viendo rebasada por la realidad. No queriendo perder más tiempo el cuerpo del de ojos verdes parecía querer enredarse contra ese fuerte cuerpo pues una de sus piernas ya estaba subiendo al principio por la pantorrilla para después abrazar el muslo izquierdo del otro hombre.

Ambos se mostraban muy de acuerdo con seguir, sus cuerpos no solo lo demostraban, más bien lo gritaban, les gustaba el otro, eran diferentes, uno más delgado y suave, el otro más fuerte y rígido, pero estaban igualmente necesitados de sentirse y se deseaban con energía, así que solo debían seguir con lo que habían empezado. Fue Death Mask quien inicio el nuevo rumbo, ya que su mano estaba metida bajo la remera tan solo cambió un poco de dirección, hacia abajo, alcanzando los igualmente mojados pantaloncillos que habían logrado que su temperatura corporal subiera un par de grados y que su entrepierna se agitara con alegría. Esa misma masculina mano fue insistente en conseguir lo que buscaba, traspasar la tela que se pegaba a ese delicado y delicioso cuerpo, traspasando la primera etapa llegó a los igualmente mojados calzoncillos, de alguna manera resultaba incluso excitante saber que esa piel estaba húmeda, tibia, dispuesta al placer  que pudiera despertar con su cercanía.

Esa ropa interior mojada fue una especie de estimulante extra para alguien como Death Mask, había algo excitante en toda esa situación y no solo por tener a ese hermoso muchacho entre sus brazos, toda la escena le gustaba, no había soñado que pudiera suceder y menos de esa manera pero ahí estaban los dos y dispuestos a seguir. La misma mano que había alcanzado los pantalones ahora estaba sobre la entrepierna, la tela ojada entre ambos era algo intenso, el frío del agua  debía hacer que se calmaran pero incluso los excitaba más, por eso no vaciló en apartar la tela, metiéndose con determinación hasta alcanzar el delicado sexo, sintiendo como esa boca contra la suya dejaba escapar un gemidito ahogado de satisfacción. En definitiva no iban a detenerse pero tampoco se movían de donde estaban ¿Qué podían hacer? Necesitaban encontrar una forma de avanzar y para eso debían moverse, más o menos.

La voz del de Aries intentaba dejarse escuchar, lo cual no era sencillo cuando las atenciones del de ojos azules no habían parado ni por un segundo, seguía adueñándose de sus labios, hundiéndose contra su interior, haciendo que su lengua lo dominara todo, mientras esa mano lo sujetaba y la otra no dejaba de acariciar la entrepierna con sensualidad, haciendo que el sexo que estaba empapado se fuera irguiendo. No era bastante, no lo era, estaba definido eso pero necesitaban encontrar su nuevo rumbo, así que el de cabellos azules decidió dejar en claro lo que buscaba y el papel que quería desempeñar, para eso sus manos fueron directamente al bonito y redondeado trasero que había mirado con anterioridad, estrujándolo y haciendo que sus cuerpos se unieran, impulsando que sus  entrepiernas se encontraran.

Era excitante, los hacía desearse con necesidad, ya estaban casi a la par de excitados, la estimulación que se habían brindado era fuerte, intensa, más que buscarse se restregaban contra el otro, sus manos resultaban casi impúdicas en la búsqueda de su compañero, sus caderas se movían al mismo tiempo, haciendo que sus erecciones resultaran un contacto muy placentero. Las manos viajaban y estrechaban todo a su alcance. Una manera de conocer las formas del otro hombre que tanto les gustaba, respiraban agitados, se estaban dejando llevar y era justo reconocer que no eran exactamente ese tipo de persona, quizás fue por eso que se dieron un segundo para mirarse, sus ojos brillaban, pero necesitaban compartir lo que estaban pensando o tal vez ya no dirían nada.

—     Nunca había actuado de esta manera antes—murmuraba el de cabellos lavanda—Apenas si nos conocemos pero…

—     Te entiendo—respondió el de Cáncer.

—     Siento como si te conociera desde hace mucho tiempo—decía mientras delineaba su barbilla con lentitud—Debe parecerte una tontería.

—     Para nada—decía el de ojos azules agitando su cabeza con velocidad—Siento lo mismo, nunca había conocido a alguien como tú.

Fue el turno del de Aries para sonreír, sin dejar de hacerlo deslizó la mano entre sus cuerpos, moviéndose hacia abajo, hasta alcanzar esa rígida excitación que acarició por completo, observando ese masculino rostro disfrutarlo.

—     Death Mask—lo llamó sin aguardar— ¿Quieres seguir?

—     Si—dijo el otro.

—     ¿De verdad quieres que sigamos?

—     Si—aseguraba.

—     Entonces—le lanzó sujetando su rostro con firmeza haciendo que sus miradas se encontraran directamente—Vamos a hacerlo, aquí y ahora, no quiero esperar más, no por ti.

—     ¿Aquí?

Su voz se escuchaba extraña, algo más delgada, pero eso debía ser por la excitación, no podía pensar muy bien cuando esa mano continuaba acariciando su sexo, presionando y fritando en diferentes ritmos.

—     ¿Es qué quieres esperar?—preguntaba con suavidad el de ojos verdes.

—     No, claro que no—fue la firme respuesta.

Intentando dejar en claro que no quería aguardar hizo que su mano se metiera de nuevo en esos pantaloncillos mojados, pasando por la ropa interior, y sin más deslizaba uno de sus dedos por en medio de las tersas nalgas que tanto le gustaban y se dedicó a dar una caricia íntima y excitante, frotando el sensible músculo anal.

—     Oh Death Mask—gimió son sensualidad—Si…si…

Un segundo después se estaban besando de nuevo, dejando que todo su cuerpo respondiera a la excitación que ya no era posible contener.

—     Death Mask—continuaba en el mismo tono el de cabellos lavanda—Sí, quiero sentirte, quiero que me hagas el amor, quiero que sigas…

El de cabellos azules no podía sino estar de acuerdo con lo que escuchaba, eran palabras gloriosas, no esperaba que su día diera un giro semejante pero estaba más que complacido con semejante giro del destino, estaba encantado con lo que terminaba de escuchar, lo había deseado casi desde la primera vez que lo vio.

—     No esperemos más—dijo el de Cáncer.

Con un movimiento ágil el de los ojos azules despojó al de Aries de la remera mojada que aun llevaba, dejándolo descubierto, sus pezones se irguieron al contacto con el aire aún más, respiraba agitado y los pantaloncillos que se le pegaban al cuerpo además del cabello suelto le daban una imagen que el dueño del lugar jamás iba a olvidar. Sintiendo que su sexo punzaba con necesidad tuvo que dar un respiro profundo, esa piel que brillaba, la expresión suave y dulce, la intensa necesidad que lo llenaba, tenía que hacerse cargo cuanto antes y para eso debía hacer algo más, de inmediato.

—     Date vuelta—ordenó con voz rasposa.

Mu no se mostró indispuesto para cumplir con esa orden, lo era, y le gustaba obedecerla, imaginaba lo que vendría y quería que sucediera, colocó ambas manos contra la tarja de la cocina, cerró los ojos mientras aguardaba, sospechaba lo que iba a suceder. Death Mask se puso de pie detrás del joven de Aries, recorriendo con sus manos desde los hombros bajando por la espalda hasta alcanzar los pantaloncillos, sus manos fueron seguras cuando dieron inicio al siguiente movimiento.  Con sus pulgares sujetó la cintura de los mojados pantaloncillos y comenzó a bajarlos hasta que quedaron enrollados en los tobillos del de ojos verdes, entonces, como un chispazo de iluminación, recordó algo antes de seguir. Fue por eso que tuvo que apartarse unos pasos del hermoso joven Aries para alcanzar un gabinete mientras que ese mismo tiempo fue aprovechado por el de cabellos lavanda para sacarse las zapatillas deportivas que utilizaba y la húmeda prenda.

Death Mask no tardó en estar de vuelta al lado del de mirada glauca, llevando en sus manos un pequeño envase de aceite, pero tuvo que detenerse para disfrutar de la imagen que tenía ante sus ojos azules, ese  lindo joven desnudo que se sujetaba de la tarja de la cocina para no perder el equilibrio, y apenas una breve mirada a ese sexo erecto que mostraba  que estaba en la misma situación que él. No era que necesitara mucho para estar de nuevo al lado de Mu pero sin duda ayudaba bastante una imagen como esa, así que un segundo después ya estaba a sus espaldas, dejando que el otro sintiera su presencia.

—     Death Mask—murmuraba el de largo cabello.

Con eso bastaba, casi, necesitaba darse prisa con una labor más, necesaria sin duda para que fuera agradable a ambos, por eso abrió el envase de aceite con manos hábiles y se aplicó un poco sobre la palma abierta, y sin aguardar lo aplicó directamente sobre la masculina entrada del de ojos verdes. El joven del largo cabello que ahora estaba suelto no pudo reprimir un gemido de satisfacción, le siguieron otros cuando un más decidido hombre de ojos azules se dedicó a atender el mismo pasaje con  velocidad, lubricándolo y dilatándolo con sus dedos, haciendo que la delicada abertura se separara y permitiera un avance continuo. Sentir la manera en que el de cabellos azules lo masajeaba provocaba que el joven de Aries temblara un poco, era delicioso lo que sabía hacer ese hombre, la forma en que lo rodeaba, lo penetraba, excitaba sus sentidos, una especie de sensual masaje íntimo que provocaba que separara sus piernas de manera invitante indicándole que deseaba más de sus caricias.

Claro que no por eso el de Cáncer se privó de besar esas redondas y bonitas nalgas a su alcance, ni de juguetear con los testículos que masajeaba y en ocasiones acariciaba el erguido sexo del otro joven, tirando hacia abajo con cuidado, provocando diversas sensaciones en su dueño quien parecía sujetarse con mayor fuerza del mueble de acero inoxidable. Los dedos del de ojos azules entraban y salían del delgado cuerpo que se mantenía tan firme como podía, al mismo tiempo que lo preparaban lo estaban haciendo desear con más fuerza a ese fuerte hombre que parecía poder dejarlo sin aliento. Aunque las cosas no eran sencillas para el de mirada azulada, nada de eso, él también sentía la necesidad de su cuerpo por esa belleza ante él, lo excitaba con intensidad y más aún cuando sintió como ese dilatado pasaje se estremecía y presionaba sus dedos con placer, no podían seguir así.

Un rápido Death Mask se deshizo de sus pantalones y para  fortuna suya no necesitó más que eso para sacarse también la ropa interior, quedando como necesitaba en un solo movimiento, y como finalmente le parecía que ambos estaban listos no esperó para aplicarse más aceite sobre su erección, con algo de torpeza, pues el lubricante improvisado goteaba algo sobre su sexo. En ese momento el de ojos glaucos lo miró y un destelló se presentó en sus pupilas, se miraron por un segundo y tuvieron que besarse otra vez, compartiendo el sabor de sus bocas con  fuerza, ya estaban listos, se necesitaban, eso era evidente.

—     ¿Estás listo Mu?—lograba preguntar entre besos el de mirada azul.

—     Si, sí, sí, estoy listo para ti Death Mask—respondía el otro de manera similar.

Como el dueño del lugar no necesitaba nada más para animarlo se mostró muy decidido, sujetando con manos firmes las tersas nalgas que había probado antes no esperó mucho para separarlas y con tanta habilidad como pudo colocó la cabeza de su turgente sexo en la sonrosada entrada, después con una mano guio mejor la labor y empujó con algo de fuerza, haciendo que su miembro se deslizara a un lado. Tuvo que iniciar de nuevo pero fue más firme y se colocó justo como ambos lo deseaban, se deslizó al interior con unos cuantos movimientos, sintiendo ambos por completo lo que estaban compartiendo, para después darse unos instantes de quietud, dejando que sus cuerpos se acostumbraran al otro hombre. Temblaron un poco, el de cabellos azules abrazaba al de ojos glaucos, respiraban algo agitados pero sus miradas se buscaron y con una expresión de dicha supieron que todo estaba bien.

Death Mask comenzó a moverse, lo hizo despacio al inicio sujetando las afiladas caderas del de Aries, era tan suave como podía con sus movimientos, le gustaba el de cabellos lavanda y quería que disfrutara estar con él, por eso le permitía ajustarse, lo cual por cierto el otro no tardó tanto en hacer pues su cuerpo necesitaba al de Cáncer con urgencia. Para ese momento ambos se movían, intentando encontrar un ritmo que fuera gratificante, siendo así aplicaban algo más de fuerza a cada embate, llegando más profundo, con lo que obtenían un movimiento que se iba haciendo intenso, que los invitaba a dejarse ir solamente.  El de cortos cabellos azules se mordía el labio inferior, le gustaba lo que sentían, lo que escuchaba, lo que veía, lo que olía, todo era una mezcla de masculina sensualidad que lo impulsaba a moverse, a ser el dueño de ese cuerpo tan hermoso que se le entregaba libremente, y encontró justo el ritmo que deseaba y comenzó am moverse con energía.

—     Death Mask…Death Mask…

Esas voces llamando al de Cáncer eran algo delicioso, masculinas y entregadas, más aun cuando el dueño no dejaba de mover su cuerpo con la misma intensidad que el hombre que lo poseía, haciendo que sus caderas se encontraran con la entrepierna del de ojos azules, guiando ese sexo erguido a su interior hasta lo más íntimo. Cuando se sentía dentro del estrecho pasaje el de cabello azul disfrutaba de ser estrujado por completo, cuando estaba afuera esas sedosas paredes parecían no querer dejarlo ir, esa sexy voz lo impulsaba a continuar, rápido y más rápido, con la velocidad y cadencia perfectas.

Había pasado algún tiempo desde que Death Mask estuviera con alguien, así que sabía que no iba a ser capaz de llevar a cabo un encuentro muy largo, sentía que se dejaba llevar por las sensaciones y se perdía en ellas, terminó rodeando la cintura y después el pecho del de ojos glaucos con ambos brazos para después deslizar su mano derecha y sujetar con determinación el rígido sexo del de cabellos lavanda, masajeando con velocidad la erección buscando complacer por completo a su dueño. Inmediatamente los gemidos del de mirada glauca aumentaban y su cuerpo se hacía increíblemente estrecho, rodando la excitación del de Cáncer provocando que su voz se hiciera ronca y embistiera ese joven cuerpo con ardor, embistiendo tan fuerte como se atrevía, al grado que el de Aries se inclinó hacia adelante, quedando la parte superior de su cuerpo completamente sobre la helada tarja, la yuxtaposición incitaba hasta el paroxismo al de mirada glauca.

—     Fuerte…Death Mask…más fuerte…

Sus tobillos ya no tocaban el piso, pues el de Cáncer le daba exactamente lo que pedía, además de fascinar a su compañero.

—     Mu…cielos…quiero sentirte…quiero sentiré terminar…

El de cabellos azules continuaba con sus alocadas embestidas, golpeteando contra ese bonito trasero, con energía, apenas conteniendo su propio clímax, pero no podía hacerlo mucho tiempo más, sobre todo cuando el hermoso dueño de esos largos cabellos lavanda lanzó un grito y su simiente tibia brotó sobre la mano y el mueble. Era todo, no había marcha atrás, la manera de ser estrujado provocó que llegara su éxtasis, como un golpe de luz, se arqueó con intensidad perdiendo la cordura, se congeló un instante llenando la intimidad del de Aries con su semen, entonces sus piernas no pudieron sostenerlos más. Los dos cayeron al suelo con lentitud, respirando con fuerza y sin soltarse, Death Mask abrazaba a Mu mientras quedaban recargados contra unos gabinetes.

—     Eso fue…—intentaba decir el de Cáncer aunque no encontraba las palabras.

—     Increíble—respondió el de ojos verdes.

Su compañero asintió y el de mirada glauca empezó a reír suavemente haciendo que el de cabellos azules se mostrara curioso.

—     ¿Qué pasa Mu?

—     Pensaba que tus amigos me contrataron para encargarme de tu departamento para que tuvieras menos trabajo y así poder verte más seguido—decía sonriendo—Pero parece que no será de esa manera.

Death Mask no pudo sino reír también, lo comprendía perfectamente y se imaginaba lo que dirían sus amigos cuando supieran que no iba a reunirse con ellos, estaría muy ocupado en los días siguientes.

—     Creo que voy a supervisar tu trabajo personalmente Mu, de forma constante—le dijo de forma seductora.

—     Me agradará que lo hagas.

Ambos terminaron riendo, con dicha, habían descubierto algo muy bueno para los dos, tendrían que darle la oportunidad para descubrir hasta donde llegarían, mientras tanto era algo muy bueno que esos pisos hubieran recibido una profunda limpieza.

 

**********

 

 

FIN

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado a quienes leyeron.

La semana que viene, si nada sucede, subo una nueva trama.

Gracias por leer.

Atte. Zion no Bara

 


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