Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Atrapasueños por zion no bara

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Saludos, este fic se parece al anterior, Restaurar, es verdad, y eso es porque fue una idea que se separó en dos fics, subo ambos y espero que les guste alguno.

 

Notas del capitulo:

Es una historia corta con esta pareja que he usado antes pero quería utilizar de nuevo, deseo los entretenga.

 

 

 

El retiro no estaba tan mal, tenía sus ventajas de hecho, como…como…como… No estaba seguro de cuál sería una ventaja pero después se ocuparía de eso, porque desde que se retirara la vida de Shion de Aries era una rutina que no variaba para ese caballero de ojos rosas y cabellos verdes mezclados con canas plateadas. Años de trabajar como jefe de finanzas y auditorias le permitieron hacerse de un capital y si bien no era millonario tampoco pasaba dificultades, tenía un patrimonio que le permitía vivir sin estrecheces. Se había retirado de su departamento de la ciudad a la casa de los suburbios por un tiempo, quería relajarse de la conmoción de la ciudad por un tiempo, aunque no había decidido cuánto.

— ¿Qué tal va todo por allá Shion?

—Todo va tranquilo Dhoko—respondía.

En ese retiro había mantenido comunicación con algunas personas, pocas ciertamente, pero una de ellas especialmente había procurado llamarlo a diario, Dhoko de Libra, se conocían desde hacía años, cuando el de Aries estuvo comprometido para casarse y el otro caballero veía que su matrimonio iba mal, lo que terminó en divorcio por cierto. Aunque charlaron por unos minutos no se dijeron algo muy distinto de lo que ya sabían hasta esos momentos, pero parecía que el de ojos rosas observaba algo por la ventana.

— ¿Qué me dices Shion? ¿No te gustaría venir? Podríamos hacer este viaje juntos.

Dhoko había planteado varias veces ese proyecto, algunos podrían suponer que sus inclinaciones hacia el de Aries se debían a que los dos eran personas mayores que estaban solas, al menos en el sentido de una pareja, a pesar de estar retirado también era un hombre lleno de proyectos y planes y demostraba que le hubiera gustado que Shion estuviera en ellos.

Pero el otro caballero no estaba en ese mismo tono.

—No creo Dhoko, pero espero que te vaya bien.

—Puedes pensarlo, aun me faltan algunos detalles por solucionar.

—Gracias.

—Entonces te llamo ¿de acuerdo?

—Nos vemos.

No esperó mucho para terminar con la llamada y se dirigió a la ventana, dejando lo demás a un lado, a esas alturas de su vida se sentía un hombre mayor, cansado, sin planes específicos más allá de la rutina diaria, no era como Dhoko quien parecía imparable a pesar de su retiro. Aunque había algo que cambió en ese tiempo, algo que lo hacía moverse y estar al pendiente de lo que ocurría en la casa vecina. Ese algo era alto, fuerte, con músculos marcados… y joven.

—Aldebarán—murmuró.

Podía verlo llegar a su casa, esos cabellos largos oscuros y los ojos también lo eran, de un verde intenso como jade casi negro, en toda su vida jamás había visto a un hombre así, ya sabía a esas alturas que se llamaba Aldebarán de Tauro, era corredor de seguros y debía irle muy bien en su trabajo, bonito auto, bonita casa, buena ropa. Cuando se encontraban era un joven amable, incluso había llegado a ofrecerle pequeños servicios pues sin duda creía que a su edad necesitaba toda la ayuda posible y él sentía que le temblaban las rodilla, le sudaban las manos, y el corazón le latía aprisa, le gustaba ese joven, era la verdad.

Pero sabía bien que no tenía ninguna posibilidad, ya era mayor, no era atractivo, y bueno, era hombre.

Escuchaba las risas, como siempre Aldebarán no llegaba solo, siempre había una mujer a su lado, chicas hermosas que se mostraban encantadas de ir con él.

—Todo esto es una tontería—se dijo cuándo los vio entrar.

Estar fantaseando con ese hombre parecía inofensivo al principio, solo algo que pasaría pero no fue así, conforme lo veía no dejó de formarse escenarios en su mente en que podría estar solo una vez entre esos fuertes brazos pero sabía que no tenía objeto alguno pensar en ello, no iba a suceder.

Al ir al interior quedó ante el reflejo de uno de los espejos de su estancia, los años habían pasado, era un hombre mayor, y si eso no bastaba el de Tauro no era de hombres sino de mujeres.

—Pero al menos puedo soñar—era como un pequeño consuelo pensarlo.

Era mejor que continuara con su rutina, no pensaba en hacer ninguna otra cosa, simplemente para él todo lo que le quedaba era el retiro.

Esa misma semana Shion se encontró trabajando en la parte trasera de su casa, era de una sola planta pero estaba bien ubicada, los grandes ventanales permitían una vista hermosa y para el de mirada rosa nada era más hermoso que poder ver como el joven de la casa vecina se dedicaba a ejercitarse, con sus propias persianas corridas dejando ver como trabajaba en su cuerpo con solo unos pantaloncillos deportivos y una remera ligera, todo se le entallaba como otra piel. No podía dejar de admirar que fuera joven y fuerte, de verdad que nunca había conocido a un hombre así, con ese cuerpo y esa sonrisa que hechizaba, nada de galancito, sino uno de esos hombres muy masculinos y que daban incluso la imagen de rudos.

— ¿Qué gano con hacer esto?—se preguntaba.

Justo en ese instante llamaban  y se dirigió a su computador para responder, tal y como pensaba antes de ver de quien se trataba era el de Libra.

—Hola Dhoko.

— ¿Cómo te encuentras Shion?

El de ojos rosas notaba que el otro caballero iba vestido de manera especial, ya habían hablado de eso, era cierto que estaba dando clases de tai chi, pensaba en cuantos años temían de conocerse, cuando incluso pensaban que podían ser algo más que solo amigo, algunos opinaban que por parte del de Libra el sentimiento seguía ahí pero en cuanto a él lo que no fue ya no sería.

—Veo que estás tranquilo Shion pero deberías hacer algo más.

—Ya estoy retirado.

—Retirado, no embalsamado, vamos Shion, debemos seguir adelante, hacer cosas nuevas, conocer otros lugares.

—Creo que por ahora prefiero solo quedarme en casa.

El de Libra suspiró, parecía que no había manera de convencer a ese hombre de seguir con su vida, de hacer algo más, de estar juntos… continuaron charlando por un tiempo y con gusto, pero finalmente necesitaban despedirse.

—Creo que te dejo por ahora Dhoko, suerte con tus clases.

—Te llamo Shion, adiós.

No había hecho gran cosa y se sentía cansado, seguiría sintiéndose así por las horas siguientes hasta que anocheció, cuando el sondo de risas del exterior llamó su atención, se asomó por entre las persianas y de inmediato supo de lo que se trataba.

—Aldebarán.

Si, era el de Tauro, y con compañía, doble compañía de hecho, iba con dos mujeres que parecían reír de algo, solo pudo suspirar, el de Tauro era un hombre joven, muy activo, una chica diferente cada vez, o más de una.

—No hay nada que pueda hacer.

Solo soñar tal vez.

No parecía estar al tanto que no se deben subestimar a los sueños, no siempre al menos.

 

**********

 

Esa misma semana Shion tenía un leve cambio en su rutina, no muy grande, simplemente era dar una vuelta por una feria artesanal que se había estado anunciando en los días anteriores, no tenía nada más que hacer así que decidió dar una vuelta; anduvo por los diversos puestos que vendían productos e incluso se interesó en uno, una escultura de tipo tibetana tallada en piedra, pero veía el tamaño y el peso, n iba a ser exactamente sencillo llevarla a su casa.

— ¿Qué es esto?—preguntó una voz atrás de él.

Se dio vuelta, ahí estaba él.

—Aldebarán.

El de cabellos oscuros escuchó que lo nombraban y reconoció al de Aries.

—Hola Shion—le hablaba con toda la confianza del mundo—Hay tanto aquí pero no sé qué son la mitad de las cosas.

— ¿Qué haces aquí?—preguntaba tratando que no se notara que se sentía algo inquieto— ¿Te gustan las artesanías? ¿Quisieras…?

—Solo estoy mirando.

El de ojos rosas de verdad deseaba verse casual en ese instante pero no podía, la escultura entre sus brazos pesaba algo y el de Tauro se dio cuenta.

—Permíteme ayudarte.

Y sin más, como si fuera un pequeño paquete, el de ojos oscuros llevó la escultura en su brazo.

—No quiero interrumpir tus planes Aldebarán.

—Está bien, puedo con esto.

Y con esa frase se quedaron conversando un poco más, aunque el de Aries continuaba sin estar seguro de cómo comportarse ante ese hombre quien además de todo se mostraba amable con él cada vez que lo veía.

—“Como debe serlo la gente joven con un viejito solterón”—se dijo en sus pensamientos.

No eran ideas muy animadas y tampoco era de ayuda que notara como miraban al de Tauro, no eran pocos los que volteaban, con el tamaño que tenía siempre llamaría la atención y no faltaron las mujeres que lo observaban sin demasiado que imaginar sobre lo que estaban pensando, aunque también fue cierto que el de cabellos oscuros no estaba demasiado interesado, incluso parecía cansado de eso.

—Cualquiera pensaría que esa muchacha estaba coqueteándote Aldebarán—le mencionó con calma.

—No creo estar de humor para responder a eso—fue su respuesta.

—Dicho así casi parece que estás cansado de las chicas.

—Algo así—admitió y casi sin darse cuenta le dijo algo que llevaba pensando por un tiempo—Es solo que las mujeres, ellas están bien, pero hay veces que siento, es solo que siento…

— ¿Qué sientes?

—Que me cansan, no ellas, no sé cómo decirlo, es como tener algo que siempre es lo mismo y quisiera algo distinto.

Shion lo escuchó en silencio para quedarse callado, no pensaba que iba a escuchar eso de parte de ese hombre.

— ¿Acaso te escandalizo?—preguntaba sonriendo el de Tauro—En tus días las cosas debieron ser diferentes.

—No me escandalizo pero no dejes pasar la oportunidad de hacer cosas con tu vida, solo se es joven una vez.

Casi sin darse cuenta estaban por salir de la feria y con eso podrían ponerse camino a su domicilio pero justamente en el último espacio había algunos objetos que llamaron la atención del más alto, aunque se parecían eran distintos.

— ¿Qué es esto?—preguntaba con curiosidad.

Veía los objetos que eran de un aro circular con una red tejida en forma de telaraña, decorados con plumas y cuentas.

—Es un atrapasueños—le explicaba el de Aries—En un objeto de los ojibwa, algunos creen que tienen propiedades mágicas, entre ellos se cree que pueden filtrar los sueños con uno de estos, solo pasan los sueños buenos y los malos se quedan atrapados en la red para desaparecer con la luz del sol.

—Es para tener buenos sueños entonces.

—Hay quienes creen que no es exacto decir sueño, que se refiere a las esperanzas, los anhelos, los deseos, que pueden ayudar a cumplir lo que queremos.

La vendedora era una chica joven de buena figura, largas pestañas postizas y sonrisa abierta, seguía la escena con discreción y no dudó en tomar el momento cuando lo creyó prudente.

—Por favor, véanlo, es hecho a mano, no verán otro igual.

—Muchas gracias, pero no…

—Lo llevamos—intervino Shion—Que sea un obsequio.

—Muy bien—dijo ella sin dar tiempo a protestas—Que bueno es ver a un padre y  a su hijo compartir.

De pronto se hizo el silencio, pero ahí estaba, se notaba de inmediato lo que los otros pensaban, un hombre viejo y un hombre joven, debían ser padre e hijo, o incluso abuelo y nieto, pero no dijo eso, quizás porque no dejaba de aletear sus pestañas con coquetería para que la notara ese alto hombre, quien se daba cuenta de eso pero no sentía ánimos de hacer algo al respecto.

—Pidan su sueño—decía la vendedora extendiéndoles la pieza.

En ese instante ambos hombres tocaron la frágil artesanía aunque no parecían tomarla muy en serio.

Terminada la transacción continuaron con su camino, y el de Tauro mencionaba un poco más lo que pensaba del tema.

—Es una pieza interesante, me agrada su forma.

El de Aries tuvo una idea e iba a sugerirla pero ya casi estaban en su casa y a la entrada de la del joven Tauro estaba estacionado un vehículo y apoyado contra este se encontraba una mujer de cabello rubio y pechos exuberantes.

—Hola Aldebarán.

El de ojos rosas casi suspiro, todo se acababa ahí.

—Dame un momento hermosa—le pidió el de cabellos oscuros.

Con esas palabras acompañó al de Aries as u casa y ambos entraron, dejando la escultura sobre una mesita cercana.

—Gracias por ayudarme Aldebarán, fuiste muy amable.

—De nada y gracias por el regalo.

—Espero que tu sueño se cumpla.

El de ojos oscuros solo sonrió y se fue, dejando solo al de Aries quien se preguntó si no pudo decirle algo mejor pero ya no podía hacer algo al respecto, ya no podía hacer muchas cosas con las que ahora solo podía soñar.

Vio por la ventana como el de cabellos oscuros tomaba a la mujer por la cintura y entraban juntos a la casa.

Era mejor que siguiera con su rutina, recibió otra llamada de Dhoko y después se quedó en silencio dejando morir las horas hasta que llegó la noche, podía irse a dormir pero ya recostado bajo las sabanas recordó su deseo ´pedido al atrapasueños.

—“Ser joven, ser joven, ser joven, solo un momento más.”

De esa manera terminó durmiéndose.

Había sido un día como los otros.

Pero el siguiente de ninguna manera lo sería.

 

.**********

 

La mañana llegó y era como si todo fuera lo mismo, Shion despertó en su cama y todo parecía estar como siempre, se puso de pie y se dirigió a la cocina donde tenía una cafetera que se dejaba programada para tener su bebida a la hora señalada, se sirvió una taza de su té verde, aun llevaba la taza en la mano cuando pasó ante el espejo de su salón y lo que vio lo hizo sobresaltarse al punto que escupió la bebida y dejó caer la taza que se hizo añicos en el suelo.

No era posible.

Era joven.

Tuvo que acercarse a la pulida superficie para asegurarse pero conforme se revisaba tenía que aceptar los hechos, sus cabellos eran sedosos y completamente verdes, su piel era tersa de nuevo, los músculos estaban firmes y delineados, el rostro sin marca o arruga alguna.

Era joven.

Pero al convencerse de eso solo le quedaba hacerse una pregunta ¿Qué podía hacer?

Podía hacer lo que quisiera.

¿Qué iba a hacer?

Solo había algo en su mente.

Salió con velocidad de su casa para acercarse a la de Aldebarán quien parecía simplemente que iba a recoger su correo matutino, era más que nada publicidad pero igual no le gustaba dejar nada en su buzón, revisaba sin mucho interés lo que le ofrecían y entonces lo llamaron.

—Aldebarán.

Volteó a ver y se quedó sorprendido por la visión ante sus ojos, así que la verdad no estaba poniendo tanta atención a sus palabras cuando estaba mucho más ocupado contemplando esa belleza que le hablaba directamente.

—Hola.

—Algo pasó Aldebarán y esta mañana…

Casi continuaba con su historia pero en ese instante se dio cuenta de la manera en que lo estaban observando esos ojos oscuros, había algo ahí, algo que lo hizo callarse lo que estaba sucediendo.

Y era verdad que algo estaba ocurriendo pues el de Tauro miraba a ese chico delante de él, no terminaba de estar seguro sobre lo que sentía, casi podría haber penado que estaba atraído ¡Pero qué idea! Aun así no dejaba de mirarlo con atención.

— ¿Eres familiar de Shion?

—Si—dijo sin pensarlo dos veces.

—El parecido es sorprendente, no te había visto ¿Cómo te llamas?

—Shion.

Vaya idea la de dar el mismo nombre pero una idea emergió con velocidad para explicarse.

—Es un nombre de familia.

—Ya veo—continuaba el de Tauro sin dejar de mirarlo— ¿Qué estás haciendo por aquí?

Se quedaron más de cuarenta minutos hablando en el mismo sitio y el de cabellos oscuros no parecía dispuesto a dejar ir a ese chico de cabellos verdes, no estaba seguro del porque pero así era y en cuanto al de Aries, bueno, estaba viviendo lo que quería, poder estar cerca del de cabellos oscuros al menos una vez y no solo como el viejito al que ayudaba por su edad.

— ¿Te gustaría dar una vuelta Shion? Conozco los alrededores, podría mostrarte el lugar.

—Me encantaría.

—Perfecto, dame unos minutos para vestirme y estoy contigo.

No dijo nada, solo sonrió y movió la cabeza diciendo que sí, un segundo después daba vuelta casi corriendo para alistarse a su vez.

El de ojos rosas se metió a la ducha, se vistió lo más juvenil que pudo y se peinó con velocidad, estaba listo en tiempo record para salir con el de Tauro quien a su vez se arregló para dedicarse a ese muchacho que lo hacía sentir algo que no esperaba sentir.

— ¿Estás listo Shion?

El de ojos rosas estaba de pie a la entrada de su casa, aguardando.

—Lo estoy Aldebarán—fue la respuesta.

Y no necesitaron más para comenzar a dedicarse el tiempo que vino a estar uno al lado del otro, disfrutando de la compañía y viviendo como esa atracción mutua continuaba creciendo en su interior.

No se separaron en las horas que vinieron, ni siquiera se trató de conocerse a profundidad, simplemente se dejaban llevar, no se trataba de compromisos y juramentos, no, era más sencillo, se trataba de permitirse la libertad de estar al lado de alguien quien a cada segundo les era más y más atractivo.

—Me agradó el regalo que me hizo Shion—le contaba el de cabellos oscuros—La forma es interesante pero no termino de decidirme qué hacer con ella.

— ¿Por qué no un tatuaje?—le sugería pensando la propuesta que no pudo terminar antes.

—Es una buena idea, gracias.

Mientras caminaba a su lado Shion no dejaba de mirar entre interesado y discreto al de Tauro, era un hombre tan alto y fuerte, miraba sus brazos musculosos, el amplio pecho, el masculino cuerpo pero no tardó en verse descubierto por el de cabellos oscuros quien lo miró y decidió ser directo para tener respuestas.

— ¿Qué sucede?

— ¿De qué hablas?—preguntó a su vez el de Aries.

—Me estás mirando y bastante.

—Perdona, no quise molestarte—lanzó mirando hacia un lado.

—No me molestas, solo me pregunto porque me miras así.

—Pensaba.

— ¿En qué?

—En lo alto y fuerte que eres, creo que nunca había visto a un muchacho como tú ¿hasta dónde llego a tu lado?

—Pues veamos.

En unos segundos ya estaban uno ante el otro, definitivamente había centímetros de distancia pues el de cabellos verdes apenas le llegaba al pecho al de Tauro pero no parecía molestarle a ninguno de los dos.

—Vaya que eres fuerte y alto y muy masculino.

El de ojos rosas había dicho todo eso a media voz y sin pensarlo, por un segundo se preguntó si no habría molestado al de Tauro con su comentario pero no tuvo de que preocuparse cuando notó que ese masculino rostro reflejaba alegría.

—Supongo que ser tan alto debe tener muchas ventajas—continuaba el de Aries—Hay tantas cosas que puedes hacer.

—Desde luego, se me ocurre una en este momento.

— ¿Cuál?

Pero la respuesta no se la imaginaba ya que el de ojos oscuros lo sujetó entre sus brazos cargándolo sin problemas levantándolo a la altura de su rostro; la primera respuesta por parte de Shion fue sonreír para de inmediato ruborizarse y quedarse sin poder hablar. Esa reacción hizo que el cuerpo del de Tauro respondiera, a su vez pues lograron comprender que le gustaban a ese hombre que los miraba.

— ¿En qué piensas Aldebarán?—murmuró el de ojos rosas.

—Pienso que la vida es para vivirla—dijo de manera convincente—Para probar todo lo que se pueda.

— ¿Si?

Una respuesta que le pareció mejor vino pues mientras el alto hombre de Tauro lo iba bajando sus cuerpos se sintieron muy juntos, sin perder el contacto visual, apenas tocaban los pies del de Aries el suelo sintió esas manos acariciando su espalda y vio que le estaban pidiendo algo más, y accedió pues esas mismas manos bajaron y estrujaron su trasero con deseo. El de mirada rosa por su parte acarició el fuerte y masculino pecho aguardando por lo que deseaba.

— ¿Qué quieres hacer Aldebarán?

—Probar algo nuevo, tal vez me guste.

— ¿Y si no?—quiso saber un poco nervioso el de cabello verde.

—Puedo vivir con eso—aseguró sin más.

Shion sonrió y Aldebarán se acercó, jamás había hecho eso, besar a un chico, y lo estaba haciendo con suavidad, no era desagradable, para nada; el de Aries un segundo después sintió que uno de esos fuertes brazos lo levantaba y su dueño lo echaba sobre el hombro como un paquete, sabía lo que vendría pues se pusieron en camino y no fue mucho lo que se necesitó para que estuvieran en casa del de Tauro.

 

**********

 

Hasta llegar a la propiedad bien podrían haber dicho algo, si tenían segundos pensamientos ese era el momento de expresarlos pero no parecía que fuera el caso. Podría parecer que era muy pronto para llegar a tanto pero no para ellos dos, en cuanto al de cabellos verdes porque había estado fantaseando con ello por bastante tiempo y para el de Tauro no era tan distinto a esos encuentros que sostenía con diversas mujeres de una sola vez. Así que estaban de acuerdo en lo que ocurría y dispuestos para lo que vendría, no podían fingir que no sabían lo que buscaban cuando alcanzaron la recámara del de ojos oscuros.

— ¿Qué te parece mi humilde morada?—preguntaba al más alto.

—Qué lugar, la vista es única—fue la respuesta.

No era una mentira, la vista de la propiedad daba a un ángulo del jardín que lo mostraba cuan hermoso era y por la amplitud la hora en que estaba iluminado podía resultar encantadora como imagen.

—Creo que tengo algo mejor que ver—dijo el de Tauro.

— ¿Qué puede ser?

El de Aries iba dando vuelta cuando sintió que el de cabellos oscuros estaba a su lado, lo sujetaba por los hombros y se inclinaba al frente para tomar esos sonrosados labios por completo, presionando y acariciando, deslizando la punta de la lengua como un juego y separándose remarcando su proximidad. Shion se sintió sin aliento por unos segundos y acarició sus labios con los dedos, era único ese hombre y por eso no se negó cuando buscó un nuevo acercamiento. Sin quitarle la mirada de encima el de cabellos negros fue subiendo la prenda de algodón que cubría su torso, iba más arriba y el otro hombre levantó los brazos para ayudarlo y quedó a medio vestir respirando con fuerza.

Deseando no dejar las cosas disparejas Aldebarán se mostró resuelto y se sacó su camiseta, abrió los pantalones y se sentó a la orilla del colchón para sacarse las zapatillas deportivas y las medias, atrayendo al de mirada rosa hacia él con un brazo y lo ayudó a que quedara descalzo también, después lo besó por el abdomen para bajar la cremallera de los pantalones y metió sus manos acariciando el redondeado trasero y apretó las redondas nalgas con necesidad. Vio como el hombre de pie ante él lo disfrutaba y no esperó mucho para comenzar a bajarle los pantalones hasta que los tuvo en los tobillos, similar a la otra prenda el de Aries lo ayudó para que salieran del camino.

Ya que las cosas iban tan bien el de Tauro no vio porque esperar más y de un par de hábiles movimientos se sacó los pantalones y como no llevaba ropa interior estaba desnudo por completo; verlo así le quito el aliento al de ojos rosas, sintió un estremecimiento en el vientre y una punzada de deseo en la punta de su sexo, ese hombre era todo un espécimen de lo masculino. Por su parte Aldebarán, no queriendo aguardar mucho, se acercó y besó el vientre del de cabellos verdes, después su miembro por encima de la tela y finalmente bajó la prenda  con ambas manos para que estuvieran igual de desnudos.

Sus cuerpos eran diferentes, se notaba, Aldebarán resultaba un hombre grande y fuerte de músculos marcados mientras que Shion se veía esbelto y delicado, pero lo que importaba era que se gustaban, se notaba en el brillo de sus ojos. El de Tauro se acomodó al filo del colchón y el de Aries no aguardó para acomodarse sobre +él siendo sostenido por esos fuertes brazos para dar inicio a una intensa sesión de besos, sus bocas se unían y no dejaban de recorrerse en cuanta forma se les ocurrió, con sensualidad, con deseo, con regocijo, era emocionante lo que vivían en esos instantes.

Las manos del de cabellos oscuras habían paseado por la espalda del de cabellos verdes, hacia arriba y hacia abajo, hasta que fueron aún más abajo y volvieron a llegar al redondo trasero y acarició las tersas nalgas, sosteniéndolas, como si buscara confirmar que se ajustaban a sus masculinas manos, sus dedos se acercaban a la íntima entrada pero no avanzaron mas en ese instante, harían algo distinto. El de ojos oscuros separó suavemente al de mirada rosa de su cuerpo, solo lo suficiente para hacerlo quedar de rodillas entre sus fuertes muslos, acariciaba su mejilla y su boca, metiendo uno de sus dedos en esa boquita que lo tomó con entusiasmo, era una buena indicación de lo que esperaba.

Animado por esa mirada cargada de deseo, Shion no fue tímido en buscar el grueso miembro del de Tauro, lo sostuvo con una mano por la corona, manteniéndolo erguido para comenzar a besar la base, los testículos, los lamía de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, lamió el frenillo con entusiasmo y al tomar la corona con la boca no dejó de atenderla con entusiasmo. Los labios y la lengua cubrían la zona con arrebato, lubricándola y probando su sabor, llegando al meato que tocó con la punta de su lengua casi como si fuera un juego y ambos sonrieron, les gustaba lo que compartían. De hecho al de Tauro le había encantado esa sensual boquita y no podía dejar de preguntarse qué más podría hacer con ella.

Para terminar de comprobarlo atrajo al de cabellos verdes a su lado y de un solo movimiento lo tenía sobre el colchón, no dejaba de besarlo por el rostro, el cuello y el pecho para después ir subiendo en las sábanas quedando a horcadas sobre el de Aries quien boca arriba tomó con entusiasmo el sexo del de cabellos oscuros, no era sencillo y no lo hizo del todo, pero con lo que logró se dejaron llevar, la posición era excitante y lo que sentían lo era aún más. Aunque no podían mantenerse mucho tiempo de esa manera y la verdad era porque ambos estaban excitados y listos para continuar.

El de cabellos oscuros se movió hacia abajo para encontrar esos labios nuevamente tomándolos con pasión, usando más fuerza que antes e imponiéndose con fuerza, caso como si buscara desarmar al de mirada rosa pues al mismo tiempo lo acariciaba por el sexo sintiendo que estaba erguido, se deslizaba entre los muslos para presionar por encima del escroto, levantando una de esas esbeltas piernas para alcanzar la tierna entrada y sentir con uno de sus dígitos como el delicado pasaje se estremecía ante su caricia. Era emocionante, tanto que el de cabellos verdes llevó sus propios dedos a su boca y los cubrió de saliva para después dirigirlos a su entrada íntima y no dudó en comenzar a dilatarse a sí mismo.

—Aldebarán—gemía con sensualidad.

El de ojos oscuros no necesitaba de mucho más para acariciar la entrepierna del de mirada rosa, parecía observarla con interés, como si esperara que su reacción fuera otra pero de hecho le gustaba. Había tenido sexo con mujeres, muchas mujeres, de diferentes tipos y formas, y si, había tenido sexo anal con algunas de ellas, pero no podía dejar de notar que era distinto, el cuerpo de un hombre era diferente. Veía su propio sexo excitado por el encuentro, no iba a negar que le gustaba lo que hacía y terminó por decidirse atestiguando cuan sensual era el de Aries tocándose a sí mismo.

Aldebarán se incorporó y respiraba agitado cuando sujetó al de Aries con firmeza haciendo que quedara sobre su espalda, separó sus muslos con decisión y le dio un beso rápido entre su entrada y sus testículos. Después frotó su sexo contra la delicada entrada que estaba abriéndose por la excitación y un instante después vio el rostro del de Aries quien le sonreía abiertamente, no necesitaba mayores invitaciones y con una mano y determinación guio su sexo a la suave intimidad que lo dejaba entrar con lentitud. Los primeros movimientos fueron lentos, suaves, para darse tiempo de acoplarse y conocerse, no necesitaban apresurarse con nada de lo que estaban viviendo.

Shion sentía ese rígido sexo entrar en él, hundirse en su intimidad con masculina fuerza, no podía recordar que fuera así pero era maravilloso poder vivirlo una vez más, logró moverse para encontrar esos labios que lo incitaban a tantas cosas y los tomó con necesidad, haciendo que ambos se besaran de manera sensual pasando sus brazos por el cuello del hombre de los ojos oscuros, aferrándose con pasión.

—Se siente tan bien—decía el de Tauro embistiendo de manera más rítmica.

El de cabellos oscuros se arrodilló sobre la cama para continuar con sus empellones en ese delgado cuerpo que no se le resistía, veía a ese hermoso hombre que no disimulaba en nada su deseo, y no podía evitar notar como se movía su sexo ante los embates, era delicioso. Deslizó sus manos por la delicada piel hacia arriba, sujetándolo por los hombros  y entrando en él con mayor fuerza, tanta que el de Aries no dejaba de pedirle algo.

—No pares…no pares…no pares…

—No lo haré—respondió con voz tronca el de cabello oscuro.

Aunque deseaba sentirlo aún más y por eso, sin que pudieran decir otra palabra, Aldebarán salió de Shion pero soplo para moverse con velocidad y hacer que se diera la vuelta y quedara de manos y rodillas sobre las sábanas, separando las redondas nalgas, disfrutando de lo que podía ver. Como un impulso que no iba a combatir dio unas leves palmaditas en la sonrojada entrada al placer haciendo que el de cabellos verdes gimiera de deseo, por eso no dejaba de acariciarlo para volver a entrar a él. El de Tauro se acariciaba a si mismo con una mano y un segundo después entraba de nuevo en el de Aries con necesidad, haciéndolo gemir con voz aguda, pero dejando en claro lo que sentía por el nuevo asalto.

— ¡Cuánto me gusta lo que haces!

El de ojos oscuros no respondió, no podía porque se sentía estrujado por ese cálido pasaje que lo excitaba hasta sus límites, jamás se había sentido así antes con otra persona, dejándole hablar solo para decir lo que sentía.

—Que rico aprietas Shion.

Con esas palabras se decidió a hacer algo más y con ambas manos sujetó al de Aries por los flancos  de su cuello y comenzó a entrar y salir de él con fuerza, con intensidad, sacudiendo sus cuerpos con apasionado ritmo que los hacía gemir y sentirse presos de la sensualidad, con una fuerza que no esperaban compartir pero lo estaban haciendo. El de Tauro movió una mano por el vientre suave del de Aries, un poco más abajo y alcanzó su rígido sexo para comenzar a frotarlo por la corona y después encerrarlo con su mano por el tronco, complaciéndolo al ritmo de sus empellones.

Un asalto tan apasionado solo pudo llevarlos con prisa hacia el placer, el cuerpo de Shion respondía con todo, su íntimo pasaje se contraía apretando el turgente miembro que lo penetraba, no dejaban de dar voces de placer, el calor aumentaba y la fuerza con la que sus ingles se inflamaban amenazaba con estallar. E hecho Shion se liberó con intensidad, su cuerpo se movió sin control por unos segundos haciéndolo caer de frente sobre las sábanas, con su semen salpicando las telas con marcas brillantes. Pero no bastaba, pues el de Tauro tuvo que sujetarlo por la cintura con un brazo, aún faltaba que él lograra su satisfacción.

—Vas a sentirme, bien adentro—murmuró con pasión.

Haciendo eco de sus palabras se hundió en ese esbelto cuerpo con profundidad y fuerza, hasta acabar quedándose sin voz, su semen brotó haciéndolo estremecer y no pudo sino sorprenderse por lo que había sido.

Ambos terminaron sobre la cama, recuperando el aliento y respirando con pesadez, permitiéndose que la tranquilidad fuera llegando a sus cuerpos, era maravilloso estar satisfechos por completo, con el cuerpo cansado y el alma ligera.

Shion se giró para buscar al de Tauro y solo una pregunta salió de su boca.

— ¿Fue como lo esperabas Aldebarán?

—Fue mucho mejor Shion—respondió con los ojos cerrados.

—Me alegra, de verdad.

—Solo podemos estar alegres.

Intentaron charlar un poco más pero la verdad era que se sentían cansados, terminaron recostados al centro de la cama dándose calor mutuo, apenas si lograron besarse una vez más antes de caer rendidos al sueño profundo.

 

**********

 

Shion no terminaba de abrir los ojos ni de despertarse cuando supo que era de mañana, algo en su interior se lo decía, finalmente se movió y terminó por dejar ver sus pupilas rosas, trataba de ordenar sus pensamientos pero no lo conseguía, terminó incorporándose a medias sobre la cama y se dio cuenta que estaba solo y que se encontraba en su casa. Se sentó en la cama y no tardó en ver sus manos, sus piernas, y al final se puso en pie para ir ante el espejo, la imagen que le mostró era ya conocida: era él.

De nuevo era él.

—Fue solo un sueño—se dijo.

Le había parecido tan real, todo lo ocurrido, había sentido la brisa, olió las flores, escuchó esas palabras, había hecho el amor con el de Tauro de una manera que no podía olvidar, y todo había sido un sueño.

Aun así no se sentía mal por ello, incluso al verse ante la pulida superficie no se desanimó, se sentía bien consigo mismo, lo que había soñado le había dado no solo placer, también fue como si le recordara que aún había vida en él si se daba la oportunidad de esperar, de desear, de planear, de soñar.

Se puso una bata de descanso y decidió seguir su rutina, aunque antes de servirse algo caliente de beber decidió revisar su teléfono y se encontró con un nuevo mensaje de Dhoko, ese caballero no se daba por vencido con él, sonrió ante la propuesta y finalmente decidió devolver la llamada para conversar un poco.

—Hola Dhoko—lo saludó.

—Shion, es un placer, creo que nunca respondías una llamada, siempre llamaba yo.

— ¿Qué quieres que te diga? tuve una buena noche para relajarme—respondió sonriendo.

—Pero dime ¿Por qué me llamaste?

—Nada en especial, solo quería saludarte.

—Que amable, y ya que llamaste me gustaría repetirte que eres bienvenido a mi viaje, me gustaría que aceptaras, te aseguro que…

—Me encantaría—interrumpió el de ojos rosas sonriendo.

El de Libra parecía sorprendido, se notaba que no esperaba que aceptara a ir cuando nunca había aceptado en el pasado.

—Debo decir que me sorprendes Shion pero me alegra que te decidieras a venir, conmigo.

—Creo que es momento de darme nuevas oportunidades.

—Te ves optimista ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?

—Pues anoche ¿Cómo decirlo? Tuve un sueño hermoso.

Ambos siguieron charlando y haciendo planes, dejándose llevar por las ideas y prospectos de un nuevo futuro.

Por su parte Aldebarán despertó en su amplia cama, estirándose cual oso al sol, y apenas abrió los ojos se convenció que estaba solo, aunque su cuerpo se sentía relajado y complacido, al levantarse aún tenía en los miembros esa especie de pesadez placentera aunque no le impedía hacer su día y por eso se alistó a comenzar. Apenas se incorporaba cuando su mirada cayó en la ventana donde había colocado la artesanía del día anterior, con su tejido y sus plumas, no podía dejar de pensar en el sueño que había tenido, tan realista y vívido, y no solo satisfactorio, también le había revelado algo que pensaba explorar ahora que había aparecido en su vida.

Y ese algo era que tal vez le gustaran los hombres.

Sin saberlo los dos hombres habían tenido el mismo sueño, aunque por diferentes motivos, Shion pensaba en ser joven cuando lo que en realidad deseaba era un nuevo inicio; Aldebarán había podido llenar ese vacío que ni las mujeres o el sexo lograban cubrir pues lo que quería era un compañero, calidad sobre cantidad básicamente.

Y ahora estaban listos para continuar, no tenían idea de haber compartido su sueño, que soñaron con lo mismo, y no estaba nada mal, aunque parezca imposible de vez en cuando se puede atrapar un sueño.

 

**********

 

FIN

 

Notas finales:

Espero que les gustara.

Muchas gracias por leer.

Si nada sucede subo una nueva trama la siguiente semana.

Nos leemos.

Atte. Zion no Bara

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).