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Obsequio por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia corta pero la tenía en mente, espero que les guste.

Notas del capitulo: Es el primer capítulo, espero que les guste.

Los guardias hacían su patrullaje cotidiano, cada mañana debían vigilar por los alrededores del santuario que todo estuviera en orden, aunque no había razones para preocuparse, hacia ya tres años del final de la guerra contra Hades, desde entonces no había habido ningún problema, ninguna amenaza, no había posibilidades de algún ataque pero como era parte de la forma de vida del lugar se debía cumplir con total exactitud y sin protestar, a menos que quisieran verse con el patriarca por no cumplir con sus responsabilidades.

Era aún muy temprano, más que mañana era de madrugada,  pero el clima era agradable, el tiempo estaba templado y solo se podía objetar por una ligera brisa pero solo si se era sumamente exigente. En ese tranquilo momento, dos guardias hablaban animadamente de la situación en el santuario, estaban serenos mientras caminaban por la entrada principal.

--Toda esta calma vale la pena vivirla—decía uno.

--Por un momento creí que no viviría para verla—le respondió el otro.

--Es bueno que todo sea así, con nuestra diosa y el patriarca protegiendo el santuario no hay porque temer a una nueva guerra.

--Aún cuando eso sucediera los caballeros dorados están de nuevo en sus templos, ellos cuidan de la paz aquí.

Siguieron hablando sobre ese asunto por un rato hasta que uno de ellos vio algo que le llamó la atención, parecía un paquete, se acercaron sin prisa y notaron que se trataba de una cesta.

--¿Qué es?

--Debe de ser de alguien del pueblo, debió andar por los alrededores y se le olvido.

Se acercaron más para revisarlo y vieron de que se trataba.

--Por Athena…

--No es posible.

De inmediato terminaron de revisarlo y sin dar tiempo a más fueron a los aposentos del gran patriarca Shion.

Shion terminaba de levantarse por el aviso, no veía que podía ser tan importante para que lo despertaran con tanta urgencia a esas horas, no se sentía ninguna energía negativa o al menos agresiva que acechara el lugar pero los guardias que acababan de presentarse habían insistido que era apremiante y muy importante que lo vieran de inmediato, así que no tenía más opción que atenderlos.

--¿Qué es lo que sucede?—les preguntó Shion en cuanto los tuvo enfrente.

--Patriarca, lamentamos molestarle pero algo sucedió.

--¿Qué sucedió?

--Encontramos…

Y vio que le mostraban una cesta.

--¿Tanto escándalo por un paquete olvidado?

Se acercó a verlo pero en cuanto vio lo que contenía abrió los ojos con asombro, lo reviso superficialmente y entendió porque de la urgencia.

--¿Solo ustedes lo han visto?—preguntó el patriarca.

--Si señor—contestaron al mismo tiempo.

--Deberán quedarse en una de las áreas cercanas a mis habitaciones, no creo que deba tomarles juramento para asegurarme de que no dirán nada de esto a nadie.

--No debe preocuparse patriarca—dijo uno.

--No diremos ni una palabra—respondió el otro.

De inmediato Shion llamó a uno de sus asistentes y le dijo que llevara a los guardias a donde pudieran estar cómodos y sin entrar en contacto con otros, después ordenó que lo dejaran a solas. No podía llamar la atención así que utilizo sus poderes telepáticos para comunicarse con todos los caballeros de oro.

--“Los necesito ante mi presencia ahora”

Todos los caballeros estaban dormidos a esa hora, aunque eran madrugadores algunos no era para tanto pero en cuanto escucharon la voz de Shion en su mente se despertaron.

--“Deben venir a mis habitaciones de inmediato, sin excusas”

Nadie entendía de que se trataba pero se desperezaron en el acto y sin siquiera tomar un respiro se vistieron y se dirigieron de inmediato ante la presencia del patriarca, conforme iban llegando se preguntaban unos a otros lo que sucedía porque no sabían que ocurría pero no dejaban de notar que Shion estaba inusualmente callado y los miraba con insistencia. Cuando estuvieron todos reunidos el patriarca se puso delante de ellos, su semblante era grave al hablarles.

--Quiero que me digan que sucedió durante las festividades de la primavera.

Se quedaron mirando entre ellos, no entendían que tenía que ver eso con presentarse ante él a esas horas y con tanto misterio.

--Hablen de una buena vez.

El año pasado se habían realizado varias fiestas en honor a la primavera, no solo en el santuario, también en el pueblo, de hecho, la última noche, el día en que oficialmente entraba la primavera, la celebración fue grande y los caballeros del santuario fueron a celebrar junto con la gente del pueblo, había sido una fiesta grande y fastuosa, además de bastante alegre y en la que el vino corrió libremente, algunos de ellos no supieron cuando dejar de beber, al grado de que no recordaban siquiera como habían terminado la noche y tan solo atinaron a regresar al santuario. Como había habido algunos conflictos, ese año se redujo notablemente el tamaño de las festividades y ellos ya no fueron al pueblo.

--De acuerdo, si no quieren responder directamente—decía Shion—lo preguntaré de esta manera ¿Dónde están sus flores doradas?

Durante la celebración y para que se supiera que eran caballeros, estos llevaban una flor como broche prendada a su ropa, un hermoso trabajo de diferentes materiales, los caballeros de bronce llevaban una flor de bronce, los de plata usaban una flor de plata y los dorados utilizaban una flor de oro.

--Respondan.

Los caballeros dorados seguían sin entender de qué se trataba todo ese misterio pero como el patriarca era la máxima autoridad del santuario mientras Athena no estuviera, tenían que responderle.

--La mía esta en mi templo—dijo Mu—La guarde como recuerdo.

Siguiendo el ejemplo del caballero de Aries, los demás empezaron a responder.

--Yo guarde la mía—comento Aldebarán.

--La mía la tengo en un cofre—respondió Death Mask.

--Coloque la mía con la de mi hermano—contesto Aioros.

--Así es—les confirmó Aioria.

--Mi flor dorada está en Rozan—dijo Dhoko—Se la obsequie a Sunrei.

--La mía esta como un ornamento en el templo de Acuario—indicó Camus.

--Yo hice que la mía la arreglaran como un prendedor para el cabello—explicó Afrodita—A veces la uso.

Pero los otros cuatro no dijeron nada.

--¿Y bien?—indagó de nuevo Shion--¿Dónde están las suyas?

--No lo se—se sinceró Saga—No recuerdo que hice con ella durante la fiesta.

--Creo que perdí la mía en la celebración—dijo Shaka.

--Cuando desperté ya no la tenía—expuso Milo.

--No puedo decirlo—comento Shura—realmente no sé que hice con ella.

--Entonces son ustedes cuatro quienes deben decirme lo que esta pasando—dijo el patriarca sin quitarles la mirada de encima, lo que hizo que los demás dieran un paso discretamente hacia atrás.

--Honestamente patriarca ¿a que se debe este interrogatorio?—quiso saber Saga.

--Es verdad, nos levanta a esta hora con prisa por una flor, no parece sensato—dijo Milo.

--¿Ocurre algo patriarca?—inquirió Shaka.

--¿Sucedió algo con esas flores?—pregunto Shura.

--Es importante por esto—dijo Shion mostrando una carta y empezó a leer el corto mensaje—“Me rompe el corazón tener que hacer esto pero no puedo luchar más, mi vida se acaba y no puedo seguir, a pesar del corto tiempo que estuviste a mi lado esa noche en el festival de la primavera te amo y te amaré hasta que se extinga mi existencia, nunca te pedí nada pero ahora debo hacerlo, te lo suplico, en esta vida y la otra bendeciré tú nombre por custodiarlo”.

Todos guardaron silencio, no entendían de qué se trataba todo eso y no lograban comprender el sentido de esa carta, era conmovedora, eso era cierto, pero no sabían de qué se trataba todo eso, primero los despiertan en la madrugada, luego los interrogan y por último les leían un mensaje de quien sabe que persona.

--Siguen sin comprender, se los explicare.

Shion salió por unos momentos y regreso con una cesta en las manos, la puso delante de ellos, todos se acercaron con curiosidad, el patriarca descubrió el contenido y todos se quedaron sorprendidos con lo que vieron. Cubierto con una sencilla cobijita azul a la que estaba prendada una flor de oro vieron a un bebé.

Cada uno trataba de encontrarle sentido a lo que sucedía pero nadie se animaba a hablar y menos a preguntar, solo podían ver a la pequeña y linda criaturita que a su vez los veía a ellos, era blanco como un copo de nieve, con los ojos entre glaucos e índigos, y un finísimo cabello que apenas cubría su cabecita en tono canela.

--Véanlo bien caballeros, mírenlo con cuidado ¿ninguno tiene memoria de él? ¿No les recuerda a alguien?—pero ninguno decía nada--Los guardias lo encontraron hace unos momentos en las puertas del santuario en esa cesta—les decía Shion—Aparte de la nota está flor es todo lo que tiene para identificarlo, y ya que solo ustedes las tenían sin duda uno es el padre. Quien sea hable ahora y acepte su responsabilidad.

Aquellos cuatro que no tenían idea de que le había pasado a la suya palidecieron, los otros solo los miraban estupefactos, no era posible lo que estaba sucediendo pero lo estaban presenciando: uno de los caballeros dorados de la orden de Athena tenía un hijo.

--Cualquiera menos yo—se apresuro a decir Shura—Yo no tengo preferencia por las mujeres.

--En todo caso yo tampoco puedo ser—intervino Shaka—Todos los presentes saben que no tengo ese tipo de tratos con el sexo femenino.

--Es imposible que sea el padre—exclamó un airado Milo—En todo caso tampoco tengo ese tipo de intereses.

--Es la misma situación conmigo—dijo Saga—No me gustan las mujeres.

Shion estaba molestándose a cada instante más con la circunstancias y empezaba a notársele.

--¿Esa es su defensa? ¿Qué no les gustan las mujeres? El día que se hizo esa fiesta por la primavera varios de ustedes estaban bastante borrachos, lo suficiente para que ni siquiera recuerden como llegaron al santuario, los que llegaron.

Rememorando lo que sucedió, ellos cuatro habían llegado hasta bien entrada la mañana, mientras que los demás regresaron en la madrugada.

--Les diré que es lo que haremos—continuó Shion—Este bebé es hijo de uno de ustedes, si quieren pruebas tan solo vean la flor de oro que tiene y que fue abandonado en las puertas del santuario, eso no fue algo al azar, así que se harán cargo de él.

--¿Qué?—preguntaron los cuatro involucrados al mismo tiempo.

Eso dio paso a una serie de argumentos que iban subiendo de tono, no solo hablaban los afectados, también los que solo atestiguaban la escena, nadie quería escuchar a los otros y no hacían más que hablar sin control, pero mientras discutían nadie notaba que el pequeñito empezaba a inquietarse, comenzaba a gemir y de pronto empezó a llorar, al principio era leve, muy leve, pero al igual que subía el tono de la discusión el llanto aumentaba, el bebé lloraba tan fuerte como sus pulmones se lo permitían y  de alguna manera, solo por un instante, todos se callaron y escucharon los sollozos.

Al darse cuenta de lo que pasaba se quedaron sin decir nada, solo se miraban entre ellos pero nadie se movía, el bebé seguía llorando y nadie se atrevía a tocarlo, ni siquiera Shion.

--¿Por qué no lo cargas Saga?—preguntó tímidamente Mu.

--Si, hazlo—dijo Milo.

--¿Para que puedas decir que por eso es mi hijo? No lo creo.

--Alguien debe cargarlo—intervino Camus.

--No me vean a mí—exclamó Shura.

--Sigue llorando—murmuró un nervioso Aioria.

--Pues yo no lo haré—afirmó Shaka.

Todos seguían sin moverse pero la verdad los estaba poniendo bastante nerviosos que el pequeño siguiera llorando, finalmente se escuchó una voz.

--Por favor, es solo un bebé.

Las sorpresas no se terminaban ese día y quedo demostrado cuando el caballero guardián del templo de Cáncer, Death Mask, avanzó, sacó al bebé de la cesta y lo cargó con cuidado, lo cual pareció calmarlo un poco pero no cesaba del todo el llanto.

--¿Qué le pasa?—preguntó Aioros.

Death Mask le puso un dedo cerca de la boca y el bebé hizo un ademán de chuparlo y respondió.

--Tiene hambre, aparte que escuchar la discusión no ayudó a que estuviera tranquilo ¿no tiene algo más en la cesta?

De inmediato le dio el bebé a quien tenía más cerca, que resulto ser Mu, mientras que él revisaba la cesta, tal como lo había pensado, contenía un biberón. Volvió a tomar al bebé al notar la manera en que Mu lo sujetaba, como si fuera una vasija en lugar de un niño, le dio el biberón y de inmediato el pequeño se quedo callado, en todo el tiempo que duró la escena nadie se atrevía a decir nada, más que nada por la sorpresa ¿Quién iba a pensarlo? Death Mask era bueno para los bebés.

--Con esto se dormirá un rato—anunció mientras le daba unos leves golpes en la espalda para que no tuviera aire—Creo que necesitara un cambio de pañal después.

Shion se recupero de la sorpresa y continuó informándoles cual era su decisión a los cuatro posibles padres.

--Solucionado esto, debo repetirles, se harán cargo de él hasta que sepamos quien es el padre, y no voy a escuchar pretextos, quien no se haga responsable será repudiado por la orden.

La noticia les cayó como un balde de agua fría, era evidente que no les agradaba en lo más mínimo pero también sabían que no podrían discutir, el patriarca no estaba dispuesto a negociar y su sentencia final era definitiva, lo sabían.

--Deben hacer frente a su responsabilidad, no pienso permitir que simplemente le den la espalda, uno es el padre y deberán hacerse cargo.

No les quedaba otro camino más que aceptar.

--Me gustaría pensar que serán capaces de ponerse de acuerdo para cuidarlo, pero como ya demostraron que no es el caso, les propongo que lo vean como una custodia compartida, cada uno, por día, deberá cuidar al pequeño ¿alguna objeción?

No respondieron a eso.

--Y como supongo que no tienen inconveniente en que les de una sugerencia más, y para que no discutan, empiecen de acuerdo con el orden de su casa, primero Géminis, después Virgo, luego Escorpión y por último Capricornio. ¿Qué les parece?

Seguía un pesado silencio entre los cuatro.

--Bien. Ahora creo que solo falta un detalle, debemos tener una manera de nombrarlo, no puede permanecer sin un nombre.

--Se llama Rigel—dijo Afrodita.

--¿Cómo lo sabes?

--Esta grabado en la flor.

Shion tomó la pieza de manos del caballero de Piscis, la observó con cuidado, en la parte interna de la flor estaba grabado de manera nada profesional el nombre “Rigel”, evidentemente había sido hecho a mano y, aunque con cuidado, se veía que no era un buen trabajo.

--Así que así se llama, ya lo escucharon, su nombre es Rigel. Saga, toma al pequeño y pueden retirarse.

El caballero de Géminis, no muy feliz ni convencido, se acerco a Death Mask, sujeto al bebé, lo colocó en la cesta y se dirigió  a su templo, los demás lo imitaron y salieron, regresando a sus templos., aunque no faltaron los comentarios y murmuraciones de parte de los que no estaban involucrados directamente.

Mientras los demás se retiraban, Shion se puso a meditar en lo que debía hacerse, no creía que fuera posible mantener un bajo perfil en lo que sucedía, tarde o temprano se sabría y tampoco era sencillo de manejar algo como lo que tenía en las manos, después de un largo rato se decidió a que lo mejor sería consultarlo con Saori para tener una idea de cómo proceder.

  

Como era el primer día, a Saga, por órdenes de Shion, le correspondía cuidar al pequeño, los primeros momentos parecían tranquilos, el bebé estaba medio dormido, asi que no le pareció que pudiera haber mayores problemas.

--Oye Saga, ¿para que los quería el… ¿Qué es eso?

Kanon iba levantándose para saber cual había sido el problema y entonces fue cuando vio al bebé, por cierto que no fue nada sutil en preguntar y señalarlo.

--Kanon, hay una situación muy seria, creen que este bebé es mío.

--¿Qué cosa?

--Lo que oyes.

--¿De donde sacaron esa idea?

--Alguien lo dejo a la entrada del santuario y creen que puedo ser el padre.

--Saga, Saga, ¿Cómo pudiste meterte en este problema?

--No necesito burlas, necesito que me ayudes.

--¿Yo? ¿Por qué yo?

--Eres mi hermano.

--¿Y? Eso no me obliga a nada.

--Pues déjame decirte algo, no soy el único metido en esto, tu noviecito bien puede ser el padre.

--¿Él? ¿Estás bromeando?

--No lo hago, y si no me crees te sugiero que vayas a buscarlo y le preguntes.

--Ten por seguro que lo haré.

Sin más se dio vuelta y se marchó. A los pocos momentos de que se fuera su hermano, mientras creía que podría sentarse a pensar un poco, escuchó un sonido extraño, después se da cuenta de que el bebé está despertándose y que se está inquietando por algo.

--¿Qué le pasa ahora?

Saga lo miraba como si fuera un objeto extraño y hubiera sido feliz si hubiese tenido un interruptor que lo desconectara, para su mala suerte no lo tenía, y no pudo hacer nada cuando empezó a llorar de nuevo.

--Cálmate, cálmate.

Aunque no se podía decir si esas palabras se las decía al bebé o a si mismo. Lo dejo llorar un poco de tiempo esperando que si se cansaba dejaría de hacerlo pero su plan no parecía marchar bien, pues el pequeño no se calmaba y él no quería ni acercarse ya que no tenía idea de que hacer.

--¿Saga?

Escucho esa amable voz pronunciar su nombre.

--Mu, que bueno que estas aquí.

Se acercó de inmediato al de cabello lavanda y lo estrecho entre sus brazos con cariño, hacia tiempo de que eran pareja y le alegraba sinceramente ver al ariano frente a él en esos momentos.

--Mu, en verdad no se que decirte, no se donde quedo esa dichosa flor—empezó a decir de inmediato.

--Saga ¿en verdad no sabes si es tuyo?

--Te lo aseguro, no lo se, me gustaría poder asegurarte que no es mío, de hecho estoy casi convencido de que no es mi hijo.

--¿Casi?

--Creo que recordaría algo como haber estado con otra persona, te juro que nunca ha sido mi intención lastimarte, no me hubiera involucrado con nadie más, eso significaría perderte, por favor Mu, por favor, tienes que creerme.

--Saga, no se que pensar, quiero creer que no es tuyo, que es de alguno de los demás pero es difícil, tienes las mismas posibilidades que los otros de ser el padre.

--No creo serlo.

El llanto se hizo un poco más insistente, entonces Mu decidió que era momento de cambiar el rumbo de la conversación.

--¿Dónde esta Rigel?

--Ahí.

Señalo una esquina de la estancia.

--Saga ¿Por qué lo dejaste ahí?

--¿Qué podía hacer con él? Además parece que esta bien en esa cesta.

Pero el de cabello lavanda no le dijo nada, simplemente se acerco y cargó con cuidado al pequeño, empezó a arrullarlo con calma.

--Tranquilo, tranquilo.

Le hablaba con un tono suave mientras procuraba sostener al bebé de la misma manera que había visto a Death Mask hacerlo, caminaba por el lugar buscando establecer un ritmo suave para que el pequeño se calmara, lo cual consiguió en parte. No sabía mucho de bebés pero sin duda sabía más que Saga.

--Creo que van a ser necesarias algunas cosas Saga ¿Por qué no vas a comprarlas?

--¿Cosas? ¿Qué cosas?

--Pues, para empezar, recuerdo que Death dijo que necesitaría que le cambiaran el pañal, así que serán necesarios pañales y comida, biberones, leche ¿no viste como se tomó en un instante la que traía en la cesta?

Saga lo escuchaba pero no estaba seguro de comprender lo que le decía ni de que fuera verdadera la situación en la que se encontraba.

--¿Me estas escuchando?

--Por supuesto Mu.

--Entonces ve por las cosas.

--¿Yo?

--Tienes razón, puedo ir yo y será mejor que tú te quedes con él.

--No, mejor si voy.

No espero a que su pareja dijera nada más, se fue antes de que el de Aries lo pensara mejor y lo dejara a él de nuevo con el pequeño; se dirigió aprisa al pueblo y fue a la tienda de suministros más cercana que encontró. Veía los productos para bebé pero no tenía la menor idea de que comprar, así que decidió llevar de todo un poco y esperaba que no tuviera que hacer una segunda vuelta de compras. Conforme se acercaba a su templo escucho la voz de Mu.

--No te preocupes bebé, Saga no tardará en regresar.

--¿Qué pasó Mu?

--Nada, tan solo le hablaba.

En todo el tiempo que el de Géminis estuvo fuera, el de cabello lavanda no había dejado de arrullar al bebé y de hablarle, parecía que le gustaba el pequeño.

--¿Trajiste las cosas?

--Si, aquí están.

Puso las bolsas sobre la mesa y empezó a sacar las cosas, no estaban ninguno de los dos seguros de que era lo más adecuado pero sabían que tendrían que arreglárselas con lo que tenían.

--Hay que revisarle el pañal.

--No se nada de pañales Mu.

--Tendremos que aprender.

Recostaron al bebé sobre su cobijita azul sobre una mesa, el pequeño se movía un poco inquieto, entonces empezaron a quitarle el pañal, era cierto que necesitaba que lo cambiaran parecía que esa era la causa de la inquietud, pero aunque los dos eran caballeros portadores de una armadura dorada y podían hacerle frente a cualquier peligro que amenazara al santuario y a su diosa no tenían ni la menor idea de cómo cambiar un pañal.

Afortunadamente para ellos los paquetes contaban con instrucciones, utilizaron uno pero no supieron hacerlo de manera correcta y terminaron rompiéndolo, así que tuvieron que hacerlo de nuevo y en esa ocasión parecía que estaba bien colocado, al menos eso esperaban.

--¿Te sientes mejor Rigel?—le preguntaba Mu al pequeño mientras lo levantaba en sus brazos.

Saga observaba la manera en la que el ariano se comportaba, era cierto que era un joven que no ocultaba sus sentimientos pero le parecía un poco exagerado que actuara así con un bebé, es decir, apenas llevaba unos momentos de conocerlo. Pero las cosas no quedaron ahí, Mu seguía arrullándolo y hablándole con voz calmada, pensaban que el bebé se dormiría de nuevo pero no lo hizo, de hecho estaba bastante despierto y parecía que le agradaba Mu.

--¿Cuánto tiempo crees que tenga?—preguntó de pronto el de Aries.

--Pues, según lo que sabemos, debe tener entre cinco y seis meses.

--Es muy pequeño.

--Yo no se si sea pequeño, el último bebé que vi fue a Athena y no creo que esa sea una recomendación para que quieran que lo cuide.

--No te preocupes, estoy seguro que todo se aclarara.

--Solo espero que sea rápido, no tengo porque hacerla de niñera.

--No te enfades, te ayudare mientras esto dure.

--¿De verdad?

--Si.

--Gracias Mu, no se que haría sin ti en estos momentos.

--Te quiero Saga, no voy a dejarte solo en esto.

Pasaron un buen rato así, sin mayores sobresaltos con respecto al bebé, quien en buena parte no dio problemas pues Mu no dejaba de cargarlo y hablarle con calma, aunque los dos se mantenían un poco nerviosos ante lo que estaba sucediendo, procuraban no demostrarlo.

Ya para la tarde, entrando la noche, intentaron darle de comer otro biberón, pues los otros se los había tomado sin ningún contratiempo, pero el bebé parecía rechazarlo.

--No tiene hambre—dijo Mu.

--Pues ya se le dará después.

En ese preciso momento, la poca leche que había tomado empezó a regresarla, ninguno de los dos supo porque lo hacia y se inquietaron.

--¿Qué le pasa?—preguntaba Saga.

--No lo se, no lo se.

Los dos solamente se miraban entre ellos y veían al bebé, de pronto Mu le dio el pequeño a Saga.

--¿Adonde vas?

--Por Death Mask, quizá él sepa que le ocurre.

El ariano salió aprisa del templo, dejando a un abrumado gemelo con un niño entre los brazos al que solo atinaba sujetar lejos de él.

Mu llegó al templo de Cáncer mientras su guardián se entretenía viendo la televisión, aunque no parecía estar muy interesado en el programa.

--Death, necesito tu ayuda.

--¿Qué pasa Mu?

--Es Rigel, esta vomitando y no sabemos porque.

--¿No lo esta cuidando Saga?

--Estoy ayudándolo, por favor, ven.

--Bueno, vamos.

Mu quería teletransportarlos para estar ahí en un instante pero su compañero de armas no parecía tener la misma prisa, al llegar al templo de los gemelos encontraron a Saga exactamente en la misma posición que lo había dejado, con el bebé entre sus brazos pero lejos de él.

--Es un niño Saga—dijo Death Mask—No un bicho raro.

--¿Qué es lo que esta pasándole?

Lo que más le preocupaba en ese momento al gemelo era que de sucederle algo al pequeño tendría que responder ante Shion.

--Déjame verlo.

Lo cargo, lo miró por unos momentos y parecía revisarlo.

--¿Qué le han dado de comer?

--Ha tomado su leche—respondió Mu—Parecía estar bien.

--¿Solo leche?

--Es lo que comen los bebes.

--Es cierto ¿Qué formula le dieron?

--Esta.

Le mostraron una lata de leche en polvo.

--¿Sabes que tiene Death?

--Tiene a un par de principiantes por cuidadores. Por la edad que calculo ya puede comer algo más sólido, no solo la leche, para seguir esa fórmula es para recién nacidos y tercero, le están dando de comer con demasiada frecuencia, debe tener un horario.

--Entonces ¿está bien?

--Si, solo se recargó del estómago.

Se acercó a Saga y le extendió al pequeño.

--Límpialo, dale algo más de comer, y no lo trates como si fuera venenoso, no te va a pasar nada si lo cargas. Y para la próxima no se asusten ni me busquen por nada.

--Así lo haré—respondió Saga mientras tomaba al bebé.

--Nos vemos.

--Gracias Death—dijo Mu.

El caballero se retiro, dejando a los otros dos mirándose.

--Supongo que debo aprender algunas cosas, al menos mientras esto dure.

--Lo haremos bien Saga.

El resto del día pudo ser sencillo, de no ser porque el pequeño parecía disfrutar de la atención de Mu y la aprovechaba lo más que podía, casi no durmió, así que cuando alguno de los dos quería acostarse y dormir un poco el pequeño se incomodaba, lo que hacia que de inmediato alguno de los dos estuviera ya de pie arrullándolo. Pero sucedió algo especial cuando finalmente dejo descansar a Mu, mientas esté dormía un poco, Saga seguía paseando al bebé por la estancia para que no despertara al de cabello lavanda, llegado un momento se sintió cansado y se sentó en su sofá.

--¿Es que no piensas dormirte? Ya estoy cansado de pasearte.

Pero el bebé solo lo veía, entonces tendió sus manitas como si quisiera tocarle un mechón de su cabello, cuando puso su mano en el camino para impedírselo el pequeño le sujetó un dedo con fuerza, Saga lo observó con cuidado y el bebé se recargó contra su pecho quedándose muy quieto hasta que se durmió. El de cabello azul tampoco pudo moverse, era una sensación extraña la de tener a esa delicada criaturita contra él, su peso, su calor, a pesar de si mismo se sintió emocionado del contacto y sonrió.

--Tal vez si seas mi hijo.

Y por el resto de la noche no se movió de ahí.

  

A la mañana siguiente, no muy descansados ni tranquilos, Saga era seguido por Mu rumbo a la casa de Virgo, el primero más rápido que el segundo, al quedar ante las puertas se encontraron con que Shaka ya los esperaba.

--Toma Shaka—dijo el geminiano sin ninguna delicadeza dándole al bebé que seguía dormido.

--¡Saga!—a Mu no le había agradado mucho el tono.

--Es una broma, no lo digo enserio, cuídalo bien Shaka.

--No te preocupes—comento el rubio tomando al pequeño.

--Te trajimos esto, por si lo necesitas—el ariano le extendió la cesta con pañales y dos  biberones limpios.

--Gracias, les aseguro que lo cuidaré bien.

Sin dar tiempo a más se dio vuelta e ingreso a su templo de nuevo.

Los otros dos caballeros regresaron por el camino que habían tomado.

En el interior del templo de Virgo, alguien más ya estaba dentro.

--Te agradezco que me apoyes en esto--decía el de ojos azules.

--Para serte sincero no pensaba hacerlo, pero vi a Mu con Saga, y me pareció lo mejor.

--¿Por qué las parejas siempre se apoyan?

--Porque ninguno de los dos tenía la menor idea de cómo cuidarlo y algo me dice que tú tampoco eres un experto.

--No es mi hijo.

--Ya discutimos eso ayer.

Era cierto, apenas se había marchado Saga con Rigel cuando el templo de Virgo tuvo una interesante discusión que incluyó acusaciones, amenazas, reproches, algunos gritos, confusión, disculpas y promesas, todas en torno a la idea de que el perfecto Shaka, el hombre más cercano a Buda, pudiera ser el padre de un bebé.

--Si al menos pudieras estar seguro de lo que hiciste esa noche—decía Death Mask.

--Es verdad que bebí más de lo que debí pero no tanto como para no recordar algo como esto.

--Entonces dime lo que recuerdas.

--No estoy seguro.

--¿Lo ves? Bien puede ser tu hijo y tú ni en cuenta.

--O puede ser de otro ¿ya te detuviste a pensar en eso?

--No me interesan los otros, solo me interesas tú y lo que hiciste.

--Ya te dije que ¡No lo recuerdo!

Era extraño que Shaka gritara pero la verdad la situación no era para menos, el canceriano podía ser bastante testarudo y no escuchar razones de ningún tipo cuando estaba enfadado y realmente estaba bastante enojado en esos momentos y necesitaba sacarlo de su sistema.

--¿Qué pasara con nosotros Shaka?—preguntó una vez que estuvo un poco más apaciguado.

--Me gustaría darte una respuesta a eso pero no lo se.

--Quisiera tan solo tener la seguridad de saber que estamos enfrentando.

--La incertidumbre también es dura para mí.

--Lo siento Shaka, se que aún cuando sea tuyo no fue intencional que todo terminara de esta manera.

--Yo también lo lamento Death, después de todo lo que hemos pasado juntos y de pronto sucede esto.

--Necesito ir a mi templo a descansar, necesito despejarme un poco.

--De acuerdo.

El de cabellera rubia lo vio irse y se quedo pensando en lo que debería hacer desde ese momento, así que se dispuso a meditar en la mejor manera de hacer frente a lo que se avecinaba en su vida.

Fue hasta que la noche era total que volvió a tener noticias de su pareja.

--¿Shaka?

--Death ¿Qué sucede? ¿Por qué estás aquí?

--Bueno…lo he pensado y creo que es mejor, es decir, si estas de acuerdo, que este mañana contigo mientras cuidas al bebé.

--¿Hablas enserio?

--Por supuesto que hablo en serio.

--Death—dijo acercándosele—Gracias.

Finalmente lograron un acuerdo que parecía ser funcional para su situación: Shaka no creía ser el padre pero obedecería la orden que le habían dado como cualquier otra.

--¿Qué es lo primero que debo saber?

--Para empezar disfruta de esta tranquilidad, no la tendrás una vez que despierte. Ahora, ven, te enseñare lo básico sobre alimentación.

--¿Compraste lo que consideras necesario?

--Si, no te preocupes.

--Gracias Death.

Así era, Death Mask de Cáncer y Shaka de Virgo eran pareja desde hacía algunos meses, aunque no lo sabían en el santuario, a los dos les había parecido lo mejor mantener su relación de manera discreta para evitar las preguntas y los comentarios de los demás, además de que apreciaban la calma de no estar en la mira de los otros observando sus movimientos, lo que hacían y lo que dejaban de hacer. Se sentían más cómodos de esa manera pero ahora estaban concientes que ya no era posible pasar desapercibidos con las miradas sobre el rubio por la posibilidad de que él fuera el padre del bebé, así que lo mejor era hacerlo saber de una buena vez y que los demás dijeran lo que quisieran.

Lo primero fue enseñarle al joven rubio la manera de preparar un biberón, de hecho prepararon tres para no tener que andar después corriendo si se acababa uno y le mostró la manera de preparar una papilla.

--¿Cómo es que sabes hacer esto Death? Nunca creí que fueras afecto a los niños.

--Cuando era niño vivía en la campiña, créeme, siempre había alguien con un bebé, aprendí viendo, aunque nunca creí que un día lo pondría en práctica, mucho menos aquí, en el santuario.

--Debo decir que me sorprendiste cuando lo cargaste la primera vez, no sabía que podías hacer algo así.

--Nadie quería hacer nada.

--Todo se aclarara Death, te lo prometo.

--Eso espero.

A pesar de que habían llegado a un acuerdo, Death Mask seguía guardando recelos por la situación y Shaka lo sabía.

Después de un largo tiempo finalmente el bebé despertó pero no hizo ningún ruido, tan solo tenía sus ojos abiertos mirando al techo, de hecho se dieron cuenta que había despertado porque empezó a mover los pies y las manos.

--Parece que esta bien—comento el de ojos azules.

--Eso parece. Ahora viene tu segunda lección, tienes que aprender a cambiar pañales.

--¿Qué tan difícil puede ser?

Para sorpresa de Shaka no era tan sencillo como creía, afortunadamente para él tenía a su lado un instructor, de lo contrario hubiera terminado poniéndolo al revés.

--¿Qué tal lo hice?

--No tan mal, pero es distinto cuando están sucios, sin embargo eso dejaré que lo descubras por tu cuenta, creo que ya es hora de que coma.

A diferencia de los dos primeros caballeros en tener al bebé ellos estaban mejor preparados y si tenían cubiertos especiales, así que la tarea de la comida no fue tan difícil como pudiera pensarse aunque el bebé se mostraba tranquilo había momentos en los que parecía tensarse pero lograban calmarlo hablándole y arrullándolo. Sin embargo, Shaka no podía dejar de notar que su pareja tan solo le decía como hacer las cosas y lo corregía cuando lo creía oportuno, pero procuraba no tener demasiado contacto con el pequeño, lo cual se hizo evidente cuando tuvo un leve acceso de llanto, provocado por un cólico (Shaka no le había sacado bien el aire) así que tuvo que palmearlo de nuevo y después arrullarlo hasta que se calmo y empezó a dormirse.

--¿Por qué no te le acercas Death?

--Es mi carácter.

--Creí que era por otra razón.

--¿Qué razón podría tener?

--No quieres que se haga cercano a ti.

--¿De donde sacas eso?

--Experiencia personal.

El canceriano lo miró fijamente.

--Al principio no querías admitir que yo te gustaba, me mantenías alejado todo lo que podías, al principio me hacías burla y procurabas mostrarte indiferente cada vez que estábamos hablando de algo, después me evadías y tuve que esforzarme para que aceptaras que me querías.

--¿Estás quejándote?

--No, valió la pena todo el trabajo.

--Me dio gusto que no te dieras por vencido.

--A mí también.

Siguieron el resto del día tratando de mantener al bebé lo más tranquilo posible, aunque descubrieron un par de cosas, por ejemplo, al dejarlo acostado sobre la cama de Shaka para un cambio de pañal, el pequeño se rodó, quedando boca abajo pero sosteniéndose con sus manitas para levantar la cabeza.

--Vaya—decía el de ojos azules—Puedes hacer eso.

Le dio vuelta y terminó de cambiarlo, entonces quiso saber que más podía hacer, así que lo volvió a recostar y vio con sorpresa que podía incorporarse y permanecer sentado y que ya se sostenía a si mismo.

--No eres tan pequeño como suponía.

En ese momento el pequeño empezó a dar un tipo de aplauso, lo cual hizo que Shaka le pusiera mucha atención y recargara sus manos en la cama, entonces tendió una de sus pequeñas manos y la puso sobre la del de ojos azules, asiéndola con firmeza y mirándolo directamente. El caballero de Virgo lo miró atentamente, sintió algo en su interior muy agradable por ese contacto, le gustó mucho y el resto del día no pudo alejar del todo un pensamiento que terminó confiándole al pequeño mientras lo veía dormir esa noche.

--Quizás si seas mi hijo.

Durmió sin poder dejar ir esa idea.

  

Para Milo la experiencia de un bebé a su cuidado fue bastante extraña, estaba acostumbrado a ser desordenado, escuchar música a un volumen elevado, no pararse hasta que fuera absolutamente necesario, y nunca había creído en los horarios, pero ahora tenía que estar atento a una personita que ni siquiera le importaba. Había hecho hasta lo imposible por recordar lo que había sucedido la dichosa noche de la fiesta de la primavera pero ciertamente estaba tan tomado que no podía recordar mucho, ni siquiera estaba muy seguro de cómo había regresado al santuario.

Además estaba la cuestión de Kanon. A él no le había causado mucha gracia la idea de que lo hubiera engañado y como resultado tuviera un hijo de quien sabe quien, sobre todo por lo que eso significaba: la responsabilidad. Podía recordar a la perfección lo que le dijo el primer día, él apenas había llegado unos momentos atrás a su templo cuando Kanon entró como torbellino.

--¿Qué significa eso de que ese niño puede ser tuyo?

--Saga te lo dijo.

--Así es, ahora explícame ¿Qué significa?

--Abandonaron a ese niño en las puertas del santuario, Shion cree que es mío o de Saga o de Shaka o de Shura.

--¿Por qué justamente de ustedes?

Entonces tuvo que proceder a explicarle toda la cuestión de las flores que usaron el día de la última fiesta por la primavera, y lo que quería el patriarca que hicieran, sobre todo la parte en la que a él le correspondía hacerse cargo.

--Entonces es cierto, puede que sea tuyo.

--No creo que sea mío.

--Pero bien puede serlo.

--Tanto como de cualquiera de los otros.

Pero Kanon no se veía convencido, sin embargo se había quedado con él durante ese día pero no porque estuviera muy contento o muy convencido, no, lo hizo, de acuerdo con sus palabras “Porque Saga tiene a ese niño ahí”, al día siguiente se había ido y no lo había visto más que apenas unos minutos. No lo decía claramente pero le estaba indicando que no quería verse envuelto en esa situación.

La mañana del día que le correspondía a él, había llegado Shaka con el pequeño en la cesta perfectamente limpio y tranquilo.

--Ya desayuno, esta bañado y cambiado—le decía el guardián de Virgo—Espero que no tengas dificultades.

--Si tú pudiste solo no veo porque yo no—y tomó al pequeño.

--En realidad tuve ayuda.

--¿De quien?

--Death Mask me orientó sobre algunas cuestiones.

--¿Él? ¿Y porqué tan amable?

--De alguna manera vas a enterarte, mejor que sea por mí: llevamos juntos algunos meses.

Le sorprendió un poco escuchar eso, no sabía que ellos dos tuvieran algo pero tampoco estaba de ánimo para hacer investigación sobre la vida sentimental de sus compañeros, apenas se había el de cabello rubio, él entró a su templo. Vio que en la cesta, aparte del bebé, estaban unos pañales y biberones preparados, no pudo evitar preguntarse porqué le daba eso, sin duda porque creían que era un inútil.

Generalmente Milo hubiera tomado con indiferencia ese tipo de cosas, aún cuando en verdad la intención de alguno de sus compañeros hubiera sido molestarlo, a él no le habría  importado pero se encontraba en un estado algo sensible con la posibilidad de una paternidad y la manera de actuar de Kanon. Desde que empezara su relación con el gemelo las cosas habían sido un tanto conflictivas, su carácter podía ser similar y al momento de tener fricciones eran explosivos pero después se reconciliaban y vivían un periodo maravilloso en el que no había nada de discusiones y tan solo disfrutaban uno del otro, sin embargo esto último le había parecido demasiado, se dio cuenta de que Kanon no parecía dispuesto a aceptar la situación.

Estuvo al pendiente del pequeño pero no demasiado, en verdad tan solo se acercaba a cierta distancia cuando no podía seguir ignorándolo, no sabía absolutamente nada de niños y nunca le había interesado aprender nada de ellos y ahora tenía que enfrentar una responsabilidad que no quería.

--No puede ser mió—se decía a si mismo tratando de recordar algo que le ayudara a comprobar que él no era el padre pero nada venía a su mente.

Casi toda la mañana no hubo ningún problema, el bebé no hacía nada que indicara que estaba ahí, pero empezó a mostrar incomodidad después de unas horas y Milo trato de hacer lo mejor que pudo, le dio de comer, lo cambió cuando lo creyó necesario, lo cierto era que a diferencia de sus compañeros él no se había preparado de ninguna manera para tener al pequeño a su lado, realmente no quería tener nada que ver con él, pero la situación era que el niño lo estaba resintiendo, mostrándose cada vez más inquieto y moviéndose en la cesta pero el caballero de Escorpión no lo sacó más que unas cuantas veces cuando lo cambió y de inmediato lo metía de nuevo, incluso para darle los biberones lo había dejado en la cesta.

Llegó un momento en que Milo se sintió sumamente solo, no podía hacer nada de lo que acostumbraba en su templo y cada vez se estresaba más. En eso escuchó unos pasos, se trataba de Kanon.

--Viniste—lo dijo entre contento y aliviado.

A pesar de todo había mantenido la esperanza de que el gemelo lo apoyara en lo que estaba sucediendo, sabía que Mu había permanecido al lado de Saga y que Death Mask había estado con Shaka, según él no era descabellado que su pareja lo apoyara, al menos con su compañía en esos momentos.

--Milo…

--Por un momento creí que ya no te vería—dijo interrumpiéndolo.

--No creas que vine por ti—fue la cortante respuesta de Kanon—No encuentro mi cartera por ningún lado, creo que la deje aquí.

Lo paso de lado y de inmediato fue a la recámara, era cierto, había dejado su billetera en el templo y ya que la tenía se retiraba.

--Espera Kanon—dijo Milo tomándolo del brazo--¿No puedes quedarte al menos por unos momentos?

--Tengo cosas que hacer.

--Es enserio, solo por unos momentos, no he visto a nadie en todo el día, me gustaría hablar con alguien.

--¿De que quieres que hablemos?

--No lo se, de lo que sea.

--No te va a gustar lo que yo quiero decirte en verdad.

--Kanon, ya te dije que no es mió.

--¿Cómo lo sabes? ¿Puedes asegurar que no es tuyo?

--Solo te pido que te quedes unos momentos, solo eso.

--No lo voy a hacer Milo, así que mejor déjame ir.

El gemelo estaba por irse y para Milo fue como un detonante ver lo que él considero indiferencia por parte del hombre que era su pareja.

--¿Así que eso es todo? ¿Simplemente te vas? Soy bueno para acostarme contigo pero no puedo contar con tu apoyo cuando tengo un problema.

--¿Qué quieres que haga?

--Que te quedes a mi lado.

--Yo no te dije que embarazaras a alguien.

La verdad los dos se sentían bastante frustrados con la situación y no eran muy buenos para manejarlo, solo podían hablar de ello pero las palabras que estaban usando no eran las adecuadas.

--Que bien, que bien, así que eso piensas y ahora lo dices.

--Será mejor que me vaya.

--Si, por supuesto, vete, ahora lo veo, Saga tiene a Mu, Shaka tiene a Death Mask ¿y que tengo yo?

Lo había dicho con toda la intención de lastimar al otro y lo consiguió, ese tono de amargura en su voz al reprocharle le había dolido al gemelo, quien lo miro con intensidad y un mal disimulado dolor.

--Tienes un hijo—fue la respuesta como una espada que atravesaba a Milo.

Sin decir nada más giró sobre sus talones y se fue, pero la verdad sus palabras y su partida le habían dolido al guardián de templo, quien se quedo parado ahí sin moverse por un largo rato. Lo que le hizo reaccionar finalmente fue escuchar que el bebé lloraba, lo ignoró y fue a ver televisión. Después de unos momentos ya no lo escucho y pensó que se habría dormido.

Pero después de un tiempo la inquietud regreso, parecía que el pequeño sentía todos los cambios en su estado de ánimo pues se sentía incómodo, o al menos eso era lo que le parecía a él, el bebé algunos ratos parecía que iba a llorar de nuevo o que empezaría por lo menos a sollozar y eso lo inquietaba bastante, no tenía la costumbre de estar en tanto silencio y menos aún de tener que cuidar a alguien que estuviera completamente bajo su supervisión, alguien que lo necesitara hasta el más mínimo minuto del día para poder sobrevivir, era asfixiante para él.

Entonces el bebé empezó a llorar de nuevo, trato de seguir ignorándolo pero no era posible, lloraba con fuerza, finalmente apagó el televisor y fue a verlo, seguía exactamente donde lo había dejado horas atrás, lo veía moverse y retorcerse en la cesta, la verdad estaba molesto pero intento hacer su mejor esfuerzo, se acercó y trato de darle el biberón pero el pequeño lo rechazaba y seguía llorando.

--¿Qué es lo que te pasa?—pregunto algo molesto.

Como pudo le revisó el pañal pero estaba limpio.

--¿Cuál es el problema?

Pero el pequeño no dejaba de llorar y a cada momento lo estaba incomodando más a él, se levanto y trato de ignorarlo pero la verdad no podía, el llanto lo estaba sacando de quicio y no podía soportar por mucho tiempo más la situación. Entonces se sintió súbitamente enfadado, era culpa de él que Kanon se hubiera alejado, era culpa de él que no pudiera hacer su vida como acostumbraba, era culpa de él no poder seguir siendo el de siempre, en verdad estaba molesto, demasiado, y no faltaba mucho para que explotara. Y el bebé no dejaba de llorar con más fuerza.

Se acercó y lo sacó de la cesta, lo levanto frente a él, ya estaba cansado.

--¿Por qué no te callas? Solo cállate ¡Cállate!

Por un segundo quiso sacudirlo para que se callara, quiso hacerlo con todas sus fuerzas, pero hubo algo dentro de él, como una vocecita que le dijo “Suficiente, basta”; se dio cuenta de lo que estuvo a punto de hacer, iba a lastimarlo solo porque lloraba, todo el enojo se fue, dejándolo helado ante la realidad de lo que casi hace, se sintió mal, tan solo atinó a poner al pequeño de nuevo en la cesta y a salir, fue a la parte trasera de su templo y respiro con profundidad, se quedo sentado unos momentos con su cabeza apoyada contra sus rodillas, cuando se sintió un poco mejor entro de nuevo y fue directamente al bebé que no dejaba de llorar, lo tomó con cuidado entre sus brazos y lo recargó contra él abrazándolo.

--Lo siento, lo siento.

No dejaba de decirle que lo lamentaba mientras el pequeño parecía aferrarse contra él con todas sus fuerzas, solo entonces se dio cuenta del porque había estado llorando, había querido sentir contacto con él pero se lo había negado, por eso había llorado desesperado como única manera de decirle que lo necesitaba.

Siguió cargándolo y paseándolo por su templo hasta que los dos estuvieron suficientemente tranquilos para descansar un poco, entonces Milo fue a su recámara y se acostó con cuidado, dejando al bebé a un lado, este se acomodó contra su brazo y se quedo dormido en cuestión de unos momentos. El de Escorpión lo vio detenidamente, era una criaturita tan encantadora, no podía explicarse como por un instante estuvo dispuesto a hacerle daño. Se dijo a si mismo que algo como eso no volvería a suceder, que nunca volvería a perder los estribos de esa manera, lo dejo dormir un rato más, cada vez que quería moverlo para llevarlo a la cesta el bebé solo se movía agarrando su brazo, pensó que era mejor que estuviera en sueño profundo, entonces lo pondría de nuevo en la cesta y él dormiría bien en su cama.

--A lo mejor si eres mi hijo.

Pero estaba cansado y se quedo profundamente dormido.

Era temprano pero extrañamente Milo se despertó, abrió los ojos lentamente procurando no moverse mucho pero entonces se incorporó de un solo movimiento, vio con cuidado la cama: el bebé no estaba. Se quedo en una pieza mientras trataba de encontrar la manera más sensata y lógica de proceder para encontrar al pequeño y supo cual al siguiente segundo.

--¡Rigel! ¡Rigel!

Se asomo bajo la cama, casi puso de cabeza la recámara, salió y fue a la cesta pero estaba vacía, estaba apunto de salir corriendo del templo gritando el nombre del pequeño cuando escucho un ruido singular, era la ducha del baño. No podía imaginarse que el bebé pudiera abrir la regadera pero con la preocupación ya estaba planteándose el peor de los escenarios. Abrió de un movimiento la puerta del baño y sin dar tiempo a más jaló la cortina, lo que vio lo sorprendió bastante.

--¿Qué haces aquí?

--Tomamos un baño.

Kanon estaba bajo el agua tibia de la ducha con el pequeño en sus brazos, los dos se veían bastante tranquilos. El gemelo cerró las llaves y se le quedo mirando a su vez.

--Milo, no me importa estar desnudo pero Rigel necesita una toalla.

El caballero estaba frente a ellas y de inmediato se la extendió.

--Gracias—dijo envolviendo al bebé y dándoselo a su compañero.

Tomó una toalla para él, se la puso en la cintura y dejaron la ducha.

--¿Qué haces aquí Kanon?

Milo se sentía un tanto desorientado, después de la discusión que habían tenido no creyó que el gemelo regresaría.

--Vine temprano a verte, lo siento Milo, creo que no te di el apoyo que necesitabas con esto.

--¿Qué te hizo cambiar de idea?

--Creo que fue ver a Saga y a Mu.

--¿A ellos?

--Si, veras, los dos estaban en la sala, no se porque pero no quise que se dieran cuenta de que yo estaba ahí, entonces escuche que Saga le daba las gracias a Mu por estar apoyándolo en esos momentos, por quedarse a su lado cuando bien pudo enfadarse e irse pero Mu le respondió que no tenía nada que agradecerle, que lo quería y que no iba a dejarlo. Eso me dejo pensando Milo, me pregunte si no había sido muy egoísta contigo, después recordé lo que nos dijimos, la verdad estaba tan molesto que ni siquiera pensé en lo que tú estarías sintiendo con todo esto, me di cuenta de que debí darme la oportunidad de enfrentar mejor la situación y apoyarte más en esto, aunque te aclaro que primero tuve un largo debate conmigo mismo sobre que era lo que debía hacer. Hasta esta mañana me decidí y por eso vine a buscarte.

--¿Por qué no me despertaste? Casi salgo corriendo a buscarlo cuando no lo vi en la cama.

--Déjame que me vista y te lo explico.

--De acuerdo.

Entonces se retiró con el pequeño para ponerle un pañal mientras que Saga se vestía nuevamente. Una vez que lo hicieron, con un pequeño percance en el último pañal que resolvieron de la mejor manera que les pareció, pudo saber como es que se estaban bañando los otros dos.

Esa mañana, cuando Kanon fue al templo de Escorpión, iba con toda la intención de decirle cual era su decisión sobre el tema del bebé pero al llegar y entrar a la recámara encontró a su pareja profundamente dormido mientras que el pequeño estaba bien despierto y se chupaba el pie, le dio la impresión de que el bebé también lo veía, entonces se le acercó y lo levantó con cuidado de no despertar a Milo.

--Tú y yo podemos entendernos ¿verdad?

El bebé se quedo muy quieto, como si estuviera de acuerdo, fue cuando se dio cuenta de estaba algo sucio y tenía rastros de leche seca encima, por lo que pensó que lo mejor era darle un baño y ya que el caballero de Escorpión no tenía nada que la hiciera de tina de baño para alguien tan pequeño, se decidió porque lo mejor era darse una ducha en la regadera y como de todas maneras él iba a terminar mojándose, resolvió bañarse también. Estaban en eso cuando Milo empezó a gritar y después los encontró.

--Así que Milo, ya sabes lo que pienso, si estas de acuerdo desearía ayudarte con el bebé.

--Gracias Kanon.

--No he desayunado y supongo que tú tampoco, así que ¿Qué te parece si tomamos algo antes de llevárselo a Shura?

--Me parece bien.

Mientras estaban en la pequeña cocina preparándose algo se dieron cuenta de que no tenían nada para el bebé, revisan todo el lugar hasta que se decidieron por darle una manzana, como obviamente no podía morderla, Milo se puso a rasparla con una cuchara y se la dio, el pequeño se la comió con gusto hasta que casi se la terminó.

Vieron la hora y les pareció que era momento de llevarlo a Capricornio, entonces se  pusieron en marcha, casi para llegar al templo se encontraron con Shura que apenas iba saliendo de su templo.

--Buenos días—los saludó al verlos acercarse.

--Buenos días—respondieron.

De inmediato el guardián de capricornio extendió los brazos y recibió al bebé.

--Ya esta limpio—le dijo Milo—Y le gustan las manzanas.

--Lo tendré en cuenta—fue la respuesta del español.

--Nos vemos entonces.

Pero Shura veía con cuidado al bebé, entonces les preguntó.

--¿Por qué el pañal esta sujetado con cinta adhesiva?

--Hasta luego Shura.

De inmediato emprendieron la retirada a Escorpión antes de tener que explicar que rompieron el pañal y que se les ocurrió que lo más sencillo era simplemente pegarlo con lo que tuvieron a mano.

  

Shura era generalmente el más pragmático en cualquier situación de todos sus compañeros dorados, no se dejaba llevar por sus sentimientos o emociones, hacia lo que debía hacer y nada más, al menos era de esa manera como lo veían generalmente sus compañeros de armas. Por eso, cuando el patriarca tomó la resolución de que debía hacerse y les ordeno hacerse cargo del pequeño decidió que era como cualquier otra orden y se dispuso a prepararse pera llevarla a cabo, aunque antes de poder poner manos en el asunto tuvo que encargarse de un problema mayor, y ese era el guardián de Piscis.

Ellos dos tenían más o menos una relación, aunque sin duda eso se debía a la tenacidad de Afrodita más que a su carácter un poco indeciso en esas cuestiones. Y fue por eso que no le resulto muy grato  tener que pasar por la escena del primer día que el bebé apareció en el santuario.

El sueco llegó a su templo y apenas lo tuvo enfrente empezó a llorar.

--¿En verdad es tuyo?

--No lo puedo afirmar ni negar Afrodita, lo sabes.

--Pero sospechan que es tuyo.

--Solo son sospechas.

--Tienes que decirme la verdad Shura ¿Por qué estás conmigo?

--Pues porque me gustas.

--¿En verdad? ¿Es por eso?

--¿Por qué más podría ser?

--Tal vez porque soy lo más parecido a una mujer en los alrededores, quizá porque te recuerdo a una.

--No es así, a mi no me gustan las mujeres.

--¿Cómo estás tan seguro?

--Lo estoy, de la misma manera que estoy contigo porque es lo que quiero.

--¿De verdad?

--Si.

--Entonces…entonces… ¿si soy alguien en tu vida?

--Pues si.

--Shura.

El de Capricornio no podía asegurar cuales o en que grado eran sus sentimientos por el sueco pero no se sentía con ánimo de ponerse a pensarlo e esos momentos, tenía otras cosas en mente. El caballero de Piscis siguió llorando un rato y su compañero lo dejo hasta que considero que estaba un poco más calmado y fue cuando le hablo.

--Estoy en una situación delicada Afrodita y debo poner en orden ciertas cosas para poder manejarla, no se si podré si con ello debo preocuparme además por ti.

El guardián de Piscis lo escucho sin decir nada por un rato, después se animó a hablar.

--Lo intentare Shura, en verdad, tratare de ayudarte en lo que pueda.

Aunque para sus adentros deseaba que eso fuera cierto. Quería a Shura y no deseaba perderlo y si eso conllevaba la responsabilidad del bebé, pues, se esforzaría en aceptarlo.

Desde ese momento Shura se puso a investigar lo que podía sobre el tema, o sea, los bebés. En primer lugar se dirigió a la biblioteca del santuario, la cual conocía bastante bien, pero se encontró con que no había un solo libro sobre el tema, podía haber encontrado tratados de filosofía, historia, ética, peo nada del cuidado y desarrollo de un niño; por lo tanto se decidió por otro curso de acción y fue al pueblo a buscar algo que pudiera serle de utilidad, paso varias horas, vio algunos títulos, los hojeo, hasta que compró los tres que le parecieron más completos y mejor explicados. Una vez de regreso en su templo se puso a leerlos, siempre había sido un buen lector así que no tuvo problemas en terminarlos, se dedico a repasar lo que consideró primordial y procuró estar lo mejor preparado posible.

Esa mañana que Milo le entrego al pequeño se sentía bastante seguro de lo que hacia, llevó al bebé al interior y lo primero que hizo fue cambiarle el pañal, lo cual no le resulto tan complicado, no entendía porque alguien podría necesitar instrucciones para eso. Después se puso a revisar sus reflejos con cuidado, vio el color de su piel, se guió con calma para ver que respondía adecuadamente al movimiento de su mano para seguirlo con la mirada, comprobó que podía mover bien sus brazos y sus piernas, una vez que se convenció de que estaba bien pensó que no sería tan difícil cuidarlo si aprendía a leer bien las señales que el pequeño diera. Definitivamente Shura lo trataba como si fuera una especie de experimento al que debía vigilar bajo determinadas instrucciones.

No hubo percances de ningún tipo por toda la mañana, de hecho el capricorniano había programado un horario que llenar, de hacerlo bien estaba convencido de que podría regresarle el pequeño a Saga sin el menor problema, fue en esos momentos que llego Afrodita.

--Hola Shura—dijo el sueco al entrar y verlo.

--Hola.

--¿Qué tal van las cosas?

--Bastante bien.

El español permanecía sentado leyendo mientras que la cesta estaba a un lado.

--¿Le estás leyendo algo al bebé?

--No, solo repasó algunas cosas de lo que ya había estudiado para saber que no estoy pasando algo por alto.

--¿Leíste sobre cuidado de niños?

--Si, me pareció lo más viable para encargarme de esto.

--¿Qué encontraste?

--Lo más básico, si me apego al programa que hice no debo tener ningún problema para controlar esto.

--Que bien.

Afrodita solo observo a su compañero, a veces le parecía incomprensible y esa era una de las ocasiones ¿en verdad esperaba que un niño tan pequeño se apegara a un horario? Sin duda Shura debía saber que los niños no eran cronómetros que respondían a un horario dado pero, por otra parte, esperaba que no hubiera mayores problemas, su pareja se veía tan confiada y segura de lo que hacía que le pareció que él pensaba en lo peor sin darle crédito al de cabello negro por sus aptitudes.

Pero Shura tuvo oportunidad de comprobar que los bebés pueden ser un problema más difícil de manejar que tres oponentes al mismo tiempo y empezó cuando el pequeño demostró que quería hacer su voluntad en vez de apegarse a un horario.

--Pero es hora de que coma—decía el ibérico.

--Pero no quiere—respondía Afrodita que se sentía un poco cansado de ver a su compañero insistir en que el bebé comiera y este no quería.

--Debe acostumbrarse a comer a la misma hora.

--Shura, convéncete, esta muy entretenido con esa campana.

Lo que había sucedido era que Afrodita lo había cargado por un rato y habían quedado frente a una vitrina en la que el de cabello negro tenía algunos objetos que adornaban la estancia, entre ellos una campana que era una réplica exacta de una campana de servicio de la corte española de Isabel la Católica, el bebé la había tomado y se mostraba muy contento de hacerla sonar pero cuando Shura había intentado quitársela para darle de comer solo había provocado que pusiera cara de puchero y amenazara con empezar a llorar, además de que rechazó la comida en seco. Como mediador, el pisciano le había sugerido que se la dejara unos momentos y después le diera de comer pero ya había pasado más de una hora y el pequeño no daba la menor señal de querer soltar la dichosa campana ni de querer comer.

Algo similar ocurrió con la hora de dormir, pues según el horario debía tomar una siesta por la tarde pero el pequeño tenía otros planes.

--Tienes que dormirte—decía Shura mientras caminaba con él en brazos por la estancia.

--No creo que quiera dormir—comentaba Afrodita al ver los ojitos del niño bastante atentos a todo lo que había a su alrededor.

--Tiene que hacerlo, los bebés necesitan de una siesta.

--Eso explícaselo a él, no a mi.

--No debí dejarlo seguir con la campana.

--Se veía entretenido con ella.

Y las cosas no terminaron ahí, sucedió una escena similar cuando tocaba la hora del baño, Shura tenía preparada la tina de su baño con el agua a la temperatura correcta y exacta, había utilizado un termómetro para asegurarse, solo hacía falta meterlo pero cuando iba a hacerlo el niño se mostró inquieto, entre los dos caballeros hicieron varios intentos por descubrir que le pasaba pero no encontraban la causa, hasta que Afrodita sugirió si no tendría ganas de comer.

--No le toca comer a esta hora—respondió el caballero de Capricornio.

--Solo digo que tal vez quiera comer.

--Pero debo bañarlo.

--Disculpa que te diga esto Shura, pero hasta ahora nada de ese horario se ha cumplido.

--No por mi culpa.

--No he dicho que lo sea, solo que es un bebé, no un reloj, aunque tú tengas un horario él parece tener otro.

Sin querer discutir más el español se dirigió a la cocina, recalentó la comida y solo entonces el pequeño se mostró interesado en probarla, al principio al menos pues la última se entretuvo en aventársela a Shura que solo tomaba aire tratando de controlarse, y Afrodita, que veía toda la escena sin acercarse mucho para que no le tocara de la comida, se reía discretamente de la situación. Sabía cuanto le contrariaba a su compañero que las cosas no salieran como él las planeaba pero prefería no decirle nada, además le agradaba sentirse en ese ambiente, después de todo el pequeño era encantador y le caía bien, por eso no había perdido oportunidad de cargarlo cuando había podido.

Cuando finalmente habían logrado que comiera, lo bañaron y lo cambiaron pensando que sería cuestión de momentos para que se durmiera ya que no había dormido en toda la tarde pero no fue así, el pequeño estaba sobre la cobijita azul en el suelo del templo jugando de nuevo haciendo sonar la campana.

--Ya es de noche Shura—comento Afrodita—Creo que ya debo irme.

--Esta bien, que descanses. Gracias por haber estado aquí.

--De nada ¿Sabes? Si quieres puedo quedarme esta noche, quizás necesites ayuda para cuidarlo.

Por la mirada que le lanzó su compañero el de Piscis supo que había dicho algo erróneo o que por lo menos no le había agradado al capricorniano.

--Puedo hacerme cargo solo perfectamente—dijo airado.

--No quise decir que no pudieras, solo que tal vez quisieras un poco de ayuda.

Eso tampoco había ayudado demasiado.

--Puedo encargarme Afrodita.

--Yo…bueno…yo…mejor me voy, nos vemos mañana.

Se dio vuelta y se marcho a toda prisa, no quería iniciar una discusión.

Shura se había quedado de pie viéndolo irse, claro que podía cuidar solo a un bebé, no era más que un niño pequeño ni que fuera tan difícil, solo era cuestión de estar atento, al menos eso era lo que pensaba; ya que el pequeño no quería dormir aparentemente se decidió por hacer unos ejercicios sensomotores y fue a su recámara por el libro en el que hablaban al respecto, mientras buscaba la página al regresar a la estancia se dio cuenta de que ya no escuchaba la campana, volteó y se encontró con que la pieza estaba sobre la cobijita pero que esta estaba vacía.

--¿Rigel?

Miró superficialmente el lugar tratando de encontrarlo pero no lo veía.

--¿Rigel?

Dio otra mirada por el lugar pero no lo encontraba.

--¿Cómo pudo moverse tan rápido?

Siguió buscando pero ni señales del bebé, si se hubiera tratado de otro caballero lo hubiera hallado siguiendo su cosmos pero se trataba de un pequeñuelo y no lo tenía, seguía llamándolo y buscándolo pero no había nada, empezó a desesperarse, entonces se decidió a buscarlo afuera ¿Quién sabe? Quizás se hubiera ido tras Afrodita, casi salía de su templo cuando vio que se movía uno de los cortinajes, se acercó, hizo a un lado la tela y encontró al pequeño sentado muy tranquilamente.

--¿Cómo llegaste hasta aquí?

Entonces el pequeño gateó hacía él, lo cargó con cuidado.

--No vuelvas a asustarme de esta manera.

Pero el pequeño lo miró fijamente y empezó a reírse, algo en ese tierno sonido alegró a Shura quien a su vez le sonrió, acarició la acanelada cabecita y lo abrazó contra él.

--Posiblemente si seas mi hijo.

El resto de la noche el capricorniano la paso en parte abrazándolo y la otra cuidando de que durmiera.

 Continuara...
Notas finales:

Me gustaría tener comentarios sobre lo que les parece esta historia.

También aprovecho para pedir un favor ¿cómo se puede elegir más de una advertencia para los fanfic? Honestamente no se y cualquiera que pudiera decírmelo se lo agradecere.


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